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06:00 a.m.
Desperté desconcertada por el sonido de la alarma, rebuscando debajo de la almohada encontré mi celular y apagué ese sonido tan irritante, todos los días me decía que debía cambiar ese tono de despertador, pero siempre lo olvidaba.
Me froté los ojos y me senté en la cama para tomar un trago de agua de la botella que descansaba en mi mesa de noche. Por la ventana se podía ver varias nubes blancas que decoraban el fuerte azul del cielo, ojalá este día prometa ser bueno, me dije.
Luego de un minuto contemplando la nada mi cuerpo comenzó a moverse y hacer lo mismo de siempre; un baño, cepillarme los dientes y vestirme. Elegí un jean mom, que combiné con un top blanco y mis nike aire force del mismo color, tomé una camisa celeste manga larga que había sido de mi padre por si más tarde refrescaba.
Bajando las escaleras el olor a café y tostadas me inundó los sentidos, mamá estaba contestando unos mensajes e ignoraba completamente el humo que salía de la tostadora.
-¡Ma! -dije al tiempo que corría a salvar las tostadas, aunque no quedara nada por salvar.
-¡Dios! -ella en un intento por ayudar hizo que me quemara el dedo índice-. ¿Estás bien? -preguntó preocupada.
-Sí, sí, estoy bien, no es nada. Las que no lo están son las tostadas -tiré los trozos de pan quemado a la basura y me dispuse a servirme mi taza de café.
-Lo siento, Cat. Sabes que estoy con demasiado trabajo últimamente en el hospital -asentí ante su discurso que ya sabía de memoria, pero no podía culparla, le estaba yendo bien últimamente y trabajar atendiendo a los niños era lo que más le apasionaba en el mundo.
-Ma, tengo que ir a casa de los Walter al terminar las clases. George necesita que revise la huerta y me comentó que estaba teniendo problemas con los árboles -comencé a decirle, pero como era de esperarse ella ya estaba absorta en su teléfono otra vez.
-Sí, corazón. Sólo procura llegar para la cena -me dio un beso de despedida en la frente y salió por la puerta no sin antes decirme que tuviera un buen día.
Terminé mi café observando la pequeña huerta que había en el jardín delantero, no me percaté de que había perdido tanto tiempo hasta que un mensaje de Melody preguntándome si la pasaba a buscar para ir a la escuela me hizo salir corriendo de casa.
Subí a la vieja camioneta de papá y conduje rápidamente hasta la casa de mi amiga, agradecía todos los días por tener este vehículo que me salvaba de llegar tarde a cualquier lugar.
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El estacionamiento estaba abarrotado de vehículos, por suerte mi lugar estaba desocupado, no es como que fuera popular y tuviera mi estacionamiento designado como los idiotas de los atletas o porritas, pero tener una madre con doctorado y varias hectáreas de campo heredadas eran motivo suficiente para ganar el respeto de este pequeño pueblo, aunque ese respeto se tratara de un espacio casi reducido de aparcamiento.
-Siento que Jackson me está ignorando otra vez -me comentaba Melody desde el asiento del copiloto mientras yo intentaba estacionar sin golpear a ningún auto.
-¿Por qué no le escribes? -mi vista estaba enfocada en el espejo retrovisor hasta que me percaté que no me había cepillado el cabello-. ¿Me alcanzas una liga de la guantera?
Traté de dominar mi cabello castaño en una media cola y dejé dos mechones sobre mi rostro, era lo mejor que podía hacer sin crema de peinar.
Al bajarnos del vehículo la gente saludaba a Melody cuando pasaban a su lado como de costumbre, ella era hija de un abogado que trabajaba en otro estado, ganaba muy bien y casi nunca estaba en casa con su hija, eso era algo que nos unía a las dos, no contar con nuestros padres para fechas importantes.
-No puedo escribirle, eso sería darle razón. ¡Hola! -saludó a alguien dejando a mitad de camino su discurso-. Además, él tiene que pedirme disculpas por lo de la cita.
-No sé por qué te empeñas en seguir hablando con él si te dejó plantada varias veces. Y no salgas con que "fue por trabajo", ese discurso ya me lo conozco.
Estas pláticas mañaneras eran muy comunes entre nosotras, agradecía tener algo en que pensar antes de entrar a clases.
Divisé a Cole Walter entrando a la escuela prendido como una garrapata a Erin, o ella a él, la verdad era difícil descifrarlo. Decidí no tomarle tanta importancia y entré a mi clase de matemáticas como todos los lunes. Saludé a uno que otro compañero y me senté en mi pupitre ubicado casi al final, no me gustaba participar en clase, pero me gustaba escuchar, soy más del tipo calmada que participativa.
Hoy era la entrega de notas y como lo esperaba recibí una "A", había estudiado mucho porque me costaba aquella asignatura, al igual que ciencias, y ni muerta vendría a las clases extra en verano.
Estaba feliz por mi calificación, pero mi compañero no podía decir lo mismo, Cole había sacado una "D-" en su examen y eso pintaba mal. Me dije que no debía preocuparme por los problemas ajenos por segunda vez, ya suficiente tenía con el trabajo que me esperaba después de clases.
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La hora del almuerzo pasó muy rápido para mi gusto, Melody me puso al tanto de los chismes de la escuela y siempre que la escuchaba rogaba en mis adentros que ninguno me involucrara.
-¿Ya viste a la chica nueva que llego de Nueva York? -me preguntó con sus ojos azul eléctrico recorriendo mi cara en busca de una respuesta.
-No, ¿está en mi clase? -dije apartando la mirada hasta mi sándwich de jamón.
-No, es un año menor que nosotras, está en clase con Alex.
No hacía falta aclarar que era otro Walter, las dos conocíamos a la familia, pero yo más que nadie por todo el tiempo que pasaba en casa de ellos. Cualquiera que viviera en Silver Falls conocía a la familia, en la escuela eran muy populares solo por ser lindos y estúpidamente numerosos.
-¿Como diablos voy a conocerla si ni siquiera es de mi año? -pregunté tragando con dificultad ese pedazo de comida.
-Allá está -dijo mirando detrás de mí, a lo que me giré en mi asiento y Melody tomó mi cara con fuerza haciendo que volviera la vista a nuestra mesa-. No seas tan obvia, maldita sea.
Me reí un poco por su preocupación de que la chica notara nuestras miradas y volteé esta vez más discretamente, solo para ver que Cole estaba ayudándola a comprar su almuerzo y saltarse toda la fila.
-Es un chiste -susurro Mel, a lo que yo reí tapándome la boca para que nadie me escuchara y tampoco se escapara algún pedazo de sándwich de jamón.
Esto daría mucho que hablar en la semana.
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Las clases habían terminado y comenzaba mi momento favorito del día, visitar a George Walter y ocuparme de mi rancho. Desde que papá falleció todo el trabajo del campo había recaído en mí, no era algo que me molestara, al contrario, me mantenía ocupada y podía disfrutar de la naturaleza en paz. George se había vuelto como un padre para mí, le tenía mucha confianza y cariño, siempre estaba presente en fechas importantes y no dudaba un segundo en ayudar si lo necesitaba.
La entrada a la finca de los Walter era hermosa a mi parecer, tenían mucho terreno que se podía aprovechar al máximo, solo que George decía que no tenía tiempo ni dinero para cultivar esas hectáreas.
Estacioné en una esquina de la casa y me bajé de la camioneta justo a tiempo en que los chicos entraban por la puerta principal.
-Cat, llegaste temprano -la voz de George me hizo girar en dirección a los establos.
-Tengo tiempo hasta las cinco, recuerda que no eres el único con terrenos por aquí -él río y me prometió que no tardaría mucho.
Me condujo hasta sus plantaciones y le ayudé a sacar un par de malezas, me mostró el problema que estaba teniendo con una plaga. Al parecer Stan también lo tenía, sería cuestión de tiempo para que me llamara preguntando por algún fertilizante. Ya se estaba haciendo tarde así que decidí que era hora de partir.
-Vamos adentro por una limonada -me dijo mientras se secaba el sudor de la frente, acepté con gusto la oferta porque moría de sed.
Dentro de la casa los niños hacían la tarea o veían un partido en la tele, Benny me mostró un dibujo que acababa de hacer y lo felicité por lo lindo que estaba.
-No le mientas, luego creerá que es Picasso -la voz de Cole hizo que volteara a verlo, estaba entrando a la cocina y me quitó de la mano mi vaso con limonada.
-Tiene cinco, tus dibujos eran horribles a esa edad. Recuerdo que ni siquiera podías dibujar a una persona, aunque se tratara de cinco palos -Isaac pasaba de camino al comedor y río por mi comentario.
Tomé el dibujo de Benny y lo pegué en el refrigerador, el pequeño se fue feliz con intención de hacer un dibujo nuevo. Mi vista se dirigió otra vez al rubio que ahora estaba apoyado sobre la isla de la cocina con el vaso de vidrio vacío en sus manos.
Chasqueé irritada y me volví a servir la bebida.
Conocía a Cole desde que tenía memoria. Mis padres le habían vendido a los Walter los árboles que tenían en las plantaciones y desde entonces nuestras familias se hicieron amigas, yo pasaba mucho tiempo en esa casa, me fascinaba convivir con los chicos porque sentía que eran los hermanos que nunca tuve.
Crecí prácticamente con Cole y Danny, los tres teníamos la misma edad y habíamos ido al preescolar y la escuela media juntos. Cuando entramos a secundaria Cole se volvió un poco distante, creo que lo de la pubertad le pego mal porque se hacía el interesante y cool con las chicas.
Con Will y Danny nos burlábamos de él a escondidas, pero ellos no sabían que eso me dolía un poco, extrañaba hacer chistes con él y que nos castigaran a ambos por hacer bromas en la escuela. Luego de su accidente ni siquiera me dirigía la palabra en la secundaria, era como si hubiéramos quedado de acuerdo en olvidarnos de la existencia del otro. Por supuesto que no podía ignorar el hecho de que yo iba a su casa casi todos los días, pero ahí las cosas eran diferentes; me trataba como su mejor amiga, su hermana, su compañera de cabalgatas.
Y yo estaba conforme con eso por alguna razón.
-¿Tienes tiempo?, necesito ayuda para lavar los establos de los caballos.
-Eso es trabajo tuyo, Cole, no le puedes pedir a Cat que lo haga -su padre lo regañó.
-Tengo que chequear la huerta y atender el negocio, no puedo hoy -le dije haciendo una mueca a lo que el rubio entrelazó sus manos en forma de súplica, pero lo ignoré.
-Hola Cat -Jordan había aparecido con su cámara invadiendo mi espacio personal como de costumbre-. ¿Sabes algo?, Rumple se perdió, estamos haciendo una búsqueda para encontrarlo.
Me ahogué con la limonada y Cole se burló. -Con más razón me voy ahora, ojalá lo encuentres -lo tomé por los hombros-. De verdad, ojalá encuentres a ese animal.
-¡Reptil! -me corrigió mientras salía de esa casa, no me iba a quedar ahí con una serpiente rondando por quién sabe dónde.
George me acompañó hasta la entrada y me despedí de él, quedamos en organizar una reunión agrícola entre los vecinos, esto pintaba feo para todos los que teníamos plantaciones. Mientras subía en la camioneta di una última vista a la casa y Cole estaba parado en la puerta sacándome el dedo del medio por no ofrecerle mi ayuda.
Sonreí, le iba a devolver el gesto, pero decidí lanzarle un beso, él también sonrió y negó con la cabeza apartando la vista.
A menudo pensaba en que diría la gente si supieran que conozco a Cole Walter más de lo que debería.
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Muchos clientes llegaron en la tarde para comprar fertilizante, traté de recomendar que debíamos esperar hasta la reunión para ver qué haríamos, pero fue casi inútil. El negocio familiar de los Williams había sido heredado a mi padre por generaciones, vendíamos todos los productos que cultivábamos en la huerta y otros importados, pero principalmente fertilizantes para las plantaciones e insumos similares. Mamá trabajaba en el hospital, por lo que yo sola atendía el lugar, nuestro último empleado había renunciado y estaba en búsqueda de otra persona que se ocupara en las mañanas ya que yo iba a la escuela en ese horario.
Vivíamos muy bien con el sueldo de mamá y la pensión de mi padre, pero no podía simplemente cerrar el negocio, este lugar había sido todo para papá y yo tenía el mismo amor que él por las plantas.
Luego de hacer el inventario di por finalizada la tarde y me dispuse a cambiarme para la cena, colocarme el pijama era mi actividad favorita entre otras, aunque se tratara de una remera vieja y un short ancho.
Cortesía de los Walter de tantas veces que me había quedado a dormir allí.
-¿Que tal tu día, amor? -preguntó mamá sirviendo ensalada en mi plato.
-Muy bien, normal creo. ¿Qué tal el tuyo?
-Súper agotador, creo que lo más difícil de mi trabajo es lidiar con los padres, más que con los niños.
-¿Alguna historia interesante? -dije mientras luchaba con mi pollo.
-Solo unos idiotas que le habían dado de comer papas fritas a su hijo de un año. Sí, ya sé -dijo al ver como había abierto mis ojos-. El pobre tenía mucho dolor de estómago y había pasado toda la noche llorando.
La cena continuó entre chismes de la escuela y risas, me encantaba pasar tiempo con mamá. Desde que papá ya no estaba nos habíamos vuelto muy unidas, nos teníamos la una a la otra y eso era lo importante.
Esa noche no pude descansar buscando alguna alternativa para combatir esa plaga de la que me había comentado George, ya a medianoche un mensaje de Melody me sacó toda posibilidad de pegar un ojo que podría haber tenido.
[Melody]: La chica nueva se está quedando en la casa de los Walter.
00:12
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Estoy editando así que si tienen ganas relean o esperen a mañana que arranco con la 2° parte 🤙🏻
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