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A media madrugada Lis se había despertado asustada y con el sudor sobre la frente. Abrió los ojos suplicando no encontrarse con el hombre que había visto en sus pesadillas. Éste corría hacia ella con un hacha entre las manos y obtenía un sombrero vaquero sobre la cabeza. Miró en torno y sucesivamente sintió alivio. Se acarició los párpados con sus índices y después se levantó para mirar el reloj que había en una de las paredes del salón. Seguidamente subió las escaleras y encontró la puerta entornada de la habitación contigua a la suya. Apoyó las yemas de los dedos en la suave madera y empujó sin fuerzas para descubrir una habitación totalmente deshabitada. Allí no había nadie. Soltó un pequeño suspiro y se inculpó por haberse quedado dormida. Buscó su móvil y abrió el último chat que tuvo con su amigo. Le escribió si estaba bien y esperó durante media hora una respuesta. <<Qué tonta. Es demasiado tarde, ¿por qué iba a estar despierto?>>, se dijo poniendo los ojos en blanco. Se encaminó a su habitación y dejó el móvil sobre el escritorio para introducirse bajo las mantas.
Al día siguiente cogió un taxi para volver al Talents y el Dir. Keens le informó de que esta vez realizaría la sesión al aire libre. Disfrutó de un dulce viaje en coche que iba dirigido por un chófer bien vestido y observó la calle principal invadida por la multitud. Dos coches más de color negro mate los seguían a unos pocos metros. Bajó la ventanilla para respirar el aire puro de la brisa que ofrecía el otoño y el chófer la silbó para llamar su atención.
- En la nevera tienes resfrescos y un poco de comida. - sugirió el chófer a la misma vez que la miraba de reojo por el retrovisor interior.
El coche contenía en su interior una serie de extras que se les ofrecía únicamente a modelos y super estrellas internacionales. Pasaban mucho tiempo a la intemperie así que necesitaban unos pocos minutos para realizar descansos y el Dir. Keens pensaba en sus bienestares. Ella cogió una lata de fanta y la abrió con la ayuda de la anilla. Bebió un trago y esperó impaciente la llegada. Los tres coches estacionaron en un sitio rural donde se podía ver un extenso campo cubierto de girasoles. Los ojos de Lis se abrieron como platos y su boca formaba una O monumental. Fotógrafos y estilistas salían con las manos ocupadas de los demás coches y el chófer, que se hacía llamar Charles, se acercó a Lis con una sonrisa. El hombre tendría diez años menos que Keens o al menos eso parecía, pues su rostro brillaba y apenas se hacía visible ningún tipo de arruga o indicio de vejez. Su cabello corto advertía la longitud de sus orejas y sus ojos eran de un color verdoso.
- ¿Es la primera vez que trabajas como modelo? - preguntó Charles.
- Sí. - Lis descubrió la variedad de conjuntos que los estilistas cargaban en las manos. - ¿Me tengo que poner todo eso?
- Por desgracia. Muchas de nuestras modelos sufren cuando el día no favorece a las sesiones. Cogen frío y a duras penas tienen que levantarse al día siguiente para realizar su trabajo. Pero bueno, no quiero desanimarte.
- Serán solo dos semanas... - intentó animarse y le suplicó al Universo no resfriase mientras transcurriese los próximos días.
- ¡Mucho ánimo, jóven! - exclamó Charles con su sonrisa.
Lis se armó de valentía y caminó en dirección hacia el Dir. Keens quien se encontraba apuntando algo en su libreta. Él le dijo que se cambiara en el cuarto vehículo, una furgoneta que había llegado a los pocos segundos. Se dirigió hacia el interior y rápidamente se puso una camiseta fina de tirantes y unos tejanos que se ceñían a su cintura. La maquillaron de forma sencilla, arropó sus hombros con una chaqueta blanca de tela y cuando estuvo lista para empezar salió y se dirigió hacia donde los fotógrafos le indicaron. Primero posó entre los altos girasoles y posteriormente sobre el delicado césped que cubría la montaña. Desde allí arriba podía verse un lago por el que traspasaba los rayos del Sol y estaba rodeado por los grandes troncos de los pinos. Era un paisaje pintoresco que transmitía la tranquilidad necesaria para disfrutar de un día veraniego. Tal vez haciendo una barbacoa. Tal vez un picnic...
Y mientras que Lis se esforzaba por dar lo mejor de ella, Taehyung se encontraba explorando nuevamente el dibujo que encontró en la papelera de la chica. El dibujo mostraba su rostro medio hecho y tuvo una magnífica idea cuando cogió un lápiz que estaba encima de la mesa de Jimin. Deslizó la punta del lapicero por la hoja y comenzó a retratar la imágen que se le visualizaba en la mente cuando pensaba en el rostro de Lis. Tardó no más de hora y media cuando terminó. Miró su dibujo terminado y sonrió satisfecho.
Dobló el folio por la mitad y observó la parte en la se encontraba Lis dibujada. Miró su ojo y recordó el color gris de su iris, pues era un tono muy poco común en las personas. Se encontraba totalmente embobado sentado en la silla giratoria y con la ayuda de sus pies se movía de lado a lado. Llevó un extremo del lapicero a sus labios y lo atrapó con ellos. De repente, Jimin entró en la habitación que ambos compartían y lo miró con una sonrisa ladeada.
- ¿Desde cuando dibujas? - preguntó mientras que se acercaba a paso lento hacia él. Taehyung dió la vuelta al folio y lo escondió contra su pecho.
- ¿No tienes otra cosa mejor que hacer?
- Tienes razón... - Jimin le miró con los ojos entre cerrados y movió sus dedos uno tras otros con picardía.
- Ni te atrevas. - advirtió Taehyung cuando descubrió las intenciones que su compañero tenía. Dejó el folio sobre el escritorio y cuando trató de cubrirse todas las partes más sensibles a las cosquillas ya era demasiado tarde. Jimin abalanzó las manos a sus costados y empezó a moverlas, disfrutando por ver a un Taehyung que se retorcía indefenso en el asiento sin parar de reír. Ambos reían a pesar de que él sufría el dolor del estómago debido a las carcajadas. - ¡Ya, para! ¡Por favor!
- Dime que escondes y pararé.
- ¡Ah, ya! ¿¡No puedo tener intimidad!? - las cosquillas cesaron y Jimin se sentó con las piernas cruzadas en el suelo.
- No, no puedes. - replicó dedicándole un puchero que le hacía parecer el típico niño que guardaba el secreto de su mejor amigo. Taehyung puso los ojos en blanco y giró la silla giratoria para coger nuevamente el folio. Después se lo tendió a Jimin lentamente mientras que pensaba que tal vez más tarde se arrepentiría. Su compañero lo cogió con curiosidad y lo volteó. Sus ojos se abrieron a más no poder e hizo un ademán de asombro. - ¿¡Ella es la chica!? Es muy bonita.
- Sí, ella es.
- ¿Qué tipo de relación tienes con ella? - preguntó.
- Somos sólo amigos. - Taehyung creyó sentirse confuso momento después. Ni si quiera sabía si su amistad duraría años o siglos. Ni si quiera sabía si eran realmente amigos. De lo que sí estaba al cien por cien seguro era que había sentido una especie de conexión con la joven. Apartó el lápiz de sus labios y lo dejó caer sobre el escritorio en cuanto su móvil vibró sobre el mueble. Jimin lo miró y vio algo distinto en él. Era como si estuviera más distraído de lo normal, pues últimamente en los ensayos que realizaban a pesar de hacer a la perfección los pasos de las coreografías parecía tener una mirada perdida.
- ¿No lo vas a coger? - Jimin levantó las cejas y soltó una carcajada.
Taehyung pensó en levantarse de la silla e ir a otra habitación más tranquila para poder hablar sin interrupciones pero cuando hizo un ademán, su compañero se encaminó hacia la puerta y lo dejó completamente solo. Miró la pantalla y contestó deslizándo el pulgar de un extremo a otro.
- Hola...
- Acabo de terminar mi turno, ¿estás ocupado? - la voz de Lis sonaba lejana y se podía escuchar el sonido de una sirena policial a través de la línea. Miró la hora en la pantalla rápidamente y descubrió que eran las nueve y media de la noche.
- No. - contestó mientras que se levantaba de la silla y caminó hacia la gran ventana de la habitación. Retiró la cortina y pudo ver como la oscuridad se había adueñado del día. Las pequeñas lucecitas cobraban vida por el horizonte hasta donde estaba él. Se encendieron de forma coordinada y los anuncios centelleantes se mostraban en algunos laterales de los rascacielos de Los Ángeles.
- Tengo que pasarme un momento por la casa de mi casera, pero después me gustaría salir un poco por la ciudad. ¿Te apuntas o me dejarás sola? - su voz aguda sonaba simpática y suplicante.
- Bueno, la verdad es que estaba disfrutando de una deliciosa napolitana casera rellena de crema y después iba a recostarme e iba a prestar nula atención a una película, pero ya que no dejas de insistirme no me queda otra opción. - él caminaba siguiendo una fina línea con sus pies a la vez que echaba levemente la cabeza hacia atrás.
- Bueno, si deseas quedarte dormido gracias a esa película tan aburrida puedo dejarte tranquilo. - Lis seguía la broma del chico mientras que caminaba por la acera.
- Vale, vale. ¡No insistas más! ¿En media hora?
- En una hora.
- En una hora estoy allí.
Ambos colgaron al mismo tiempo y no pudieron evitar esbozar una amplia sonrisa. Lis caminó hacia una parada de autobús y se subió en cuanto uno de ellos llegó para recoger a los pasajeros. Pagó el billete en efectivo y se desplazó por el estrecho pasillo hasta encontrar un asiento libre. Se sentó y miró por la ventana mientras que escuchaba videos musicales que el Youtube le recomendaba. Después de observar un video de la cantante Demi Lovato se reprodució automáticamente un video de BTS con la canción titulada Save me. Yeong-Gi solía mostrarle videos de su grupo favorito pero solía hacerlo siempre que Lis estaba ocupada haciendo alguna tarea o simplemente cogiendo el mando a distancia para cambiar de canal por lo que los videos nunca lograba verlos completos.
El video mostraba el suelo de tierra y alguna que otra porción de la hierba. El cielo aparecía nublado y la iluminación era pobre pero suficiente para poder ver al primer integrante que aparecía en escena. Éste tenía el cabello oscuro y caído por la frente. Vestía con unos vaqueros y una camiseta demasiado ancha. Sus pies calzados con unas botas negras comenzaron a moverse y de forma simultánea lo hacían sus brazos coordinadamente. El segundo joven aparecía por la pantalla por el lado derecho, justo por donde se había ido el primero. Éste tambien tenía el mismo color de cabello pero las facciones eran distintas y parecían mucho más jovenes que el del anterior. Su voz sonaba dulce y juvenil, aunque con un tono parecido al de su cantante favorito, Shawn Mendes. El chico bailaba y la melodía le transmitía algo de nostalgia. La cámara se movía y la tercera persona apareció repentinamente esta vez desde el lado izquierdo, dejando ver la pequeña parte que su cabello rojizo le permitía mostrar de su rostro. Miraba más atentamente a este chico pensando que le resultaba familiar pero cuando quiso retroceder el video la cobertura le falló. El autobús estaba pasando por debajo de un puente. Intentó reanudar el video pero Youtube se había quedado inservible.
El autobús se detuvo a pocos metros de su casa y se dirigió a ella tan pronto se bajó. Llevaba puesto un gabán de color oscuro cuyo interior estaba formado por el suave algodón. Introdució las manos en los bolsillos de este y caminó tranquilamente hacia la casa de enfrente, la de Anne. Llamó al timbre una sola vez y a los pocos segundos se escucharon el sonido de unos tacones aproximándose hacia la puerta. La puerta se abrió y el rostro de Anne se asomó. Cuando Anne reconoció a Lis la invitó a pasar y le dedicó una amplia sonrisa. Se saludaron con un beso en la mejilla y Anne la llevó hacia el salón.
- ¡Qué suerte que hayas venido!
- ¿Por qué?
- Justo ahora mismo he terminado de preparar unas magdalenas rellenas con una sabrosa crema. En seguida vengo. - Anne desapareció por el marco de la puerta y dejó a Lis explorando el extenso salón que contenía un jarrón de cerámica posado sobre la mesa de cristal. Dentro del objeto habían unas flores que desprendían un suave olor a lavanda. El sonido que producían los tacones de Anne se acercaban nuevamente y Lis la descubrió con una bandeja llena de magdalenas. Por el aspecto parecían sabrosas, o al menos eso pensó Lis mientras que se mordía el labio inferior.
Ella se acomodó y se sentó a pocos centímetros de Anne. Cogió una magdalena de la bandeja que había dejado la mujer sobre la mesa que tenían al alcance y se cruzó de piernas. Probó un bocado de la magdalena y saboreó gustosamente la suave y fina textura de la crema. Dió el aprobado a su casera y le sonrió maravillada. Anne conoció un poco más a la jóven y confió en que era una buena chica. Eran las diez y veinte de la noche cuando Lis dió por terminada la charla con Anne. Se despedieron y Anne la siguió con la mirada para asegurarse de que ella cruzase la calle con cuidado. Lis cerró la puerta sonriente viendo por última vez el rostro de Anne y acto seguido cruzó el salón y subió trotando las escaleras para cambiarse de indumentaria. Se puso unos tejanos de color gris y un jersey con el cuello alto también del mismo tono. Deslizó sus brazos por cada manga de un sedoso cardigan y se calzó con unas zapatillas de color blanco. Justo en el momento en que terminó de atarse los cordones el timbre llenó el vacío del hogar.
- Hola. - dijo Taehyung cuando la puerta se abrió lentamente. La indumentaria del chico contenía una camiseta de cuadritos negros y unos elegantes pantalones de vestir. Llevaba un abrigo de tela y sacaba sus manos de los bolsillos para hacer un ademán de saludo colocándo su puño cerrado por delante de él.
- Hola, Tae. - respondió Lis con su dulce voz y soltó una pequeña risita cuando vio el gesto del chico. Chocó su puño cerrado con el de él y despues cogió algo más de abrigo de la percha que estaba situada cerca de la entrada.
Caminaban lenta y coordinadamente disfrutando de la compañía del otro mientras que intercambiaban palabras y de vez en cuando compartían risas al unísono. Al principio tenían en mente cenar en un restaurante pero finalmente decidieron optar por coger unos capuchones de patatas fritas que se vendían en uno de los carritos de aperitivos en la plaza cuyo nombre desconocían. Pese a esto, detrás de sus espaldas habían luces de colores que rodeaban la inmensa fuente que expulsaba a través de las bocas de los leones chorros de agua que formaban figuras semicirculares. Taehyung cogió las vueltas que el hombre canoso que estaba posicionado al otro lado de la barra del carrito le había devuelto. Miró las monedas y tuvo una idea. Guardó unas cuantas excepto dos. Lis pinchó con el palillo varias patatas y se las llevó a la boca.
- ¿Te parece si nos acercamos a la fuente? - sugirió Taehyung con una espléndida sonrisa.
- Claro, sería genial comer con estas vistas.
Se dirigieron hacia la fuente observándo como parte de la multitud cruzaba por el lugar. Sin embargo, la otra parte descansaba en los bancos o practicaba skate a pocos metros (éstos últimos eran los más jóvenes).
- ¿Qué tipo de vistas te gustan, Lis?
- Me gusta ver el atardecer, el Sol esconderse y dejando el paso a las estrellas, sin olvidarme de nuestro brillante Satélite. - ella lo miraba mientras que sin ningún problema se confesaba. Se sentía especialmente cómoda junto a él. - ¿Cuales son las tuyas? - levantó una ceja y esperó su respuesta.
- Lo que has mencionado es digno de disfrutar. A mi me gusta ver las estrellas. Ver un cielo totalmente despejado en la cima de una montaña o algo por el estilo. En un mirador... - la voz de Taehyung se interrumpió cuando un pensamiento atravesó su mente y le hizo esbozar una sonrisa. - Tengo una idea. ¿Te apetece visitar mañana el Observatorio Griffith? Te asombrará la vista que tiene la ciudad cuando la oscuridad la atrapa.
- Cuando la oscuridad la atrapa... - ella repitió sus últimas palabras. Unas palabras con las que logró imaginarse algo grandioso. - Espero que sepas como llegar. - se sonrieron y se miraron fijamente durante unos cortos segundos.
- Ten. Pidamos un deseo. - Taehyung le entregó una de las monedas que había estado sosteniendo con la mano y ella abrió los ojos asombrada.
- ¿Crees que funcionará?
- Habrá que averiguarlo.
Lis cogió una de las monedas y se acercó un poco más a la fuente para después darle la espalda. Taehyung imitó su gesto y volvieron a cruzar las miradas antes de lanzar las monedas al agua. La moneda de Lis fue la primera en impactar con un suave "plup". Después la siguió la del chico y quiso girarse al momento pero Lis lo agarró por la muñeca y lo detuvo.
- Intenta adivinar cuando llega al fondo.
Taehyung mantuvo la posición y cerró los ojos sonriente intentando calcular el momento. Lis pensó en el deseo que había pedido y después se concentró en el tiempo. Al cabo de los cinco segundos Taehyung se giró y Lis hizo lo mismo.
- Ya han llegado al fondo. - mencionó el chico casi en un susurro.
- ¿Qué deseo has pedido? - Lis deseaba saberlo pero no estaba muy segura de que el joven confesara su secreto. Sin embargo, escuchar las siguientes palabras la sorprendieron.
- Sonará absurdo, pero a pesar del poco tiempo que te conozco siento que congeniamos bien. Es decir, tú me entiendes. O al menos así lo siento yo. En fin, he pedido que no dejemos de ser amigos. Me caes bien... - soltó un suspiro y se sintió avergonzado cuando Lis sonreía suspicaz de oreja a oreja. - Lo sé, es estúpido. - él agachó la cabeza e intentó pasar desapercibido.
- Pues entonces lo mío también tiene que sonar absurdo.
- ¿Qué dices? - la miró de perfil y su rostro brillaba del mismo color de las luces que rodeaban la fuente. - ¿Qué es lo que has pedido?
- Eres un buen amigo, ¿por qué yo no iba a desear lo mismo que tú?
- Espera, tú...
- ¡Sí! Es absurdo pedir que no dejemos de ser amigos, pero bueno, miremos el lado positivo; los dos somos absurdos. Absurdos y estúpidos. - Lis soltó una carcajada mientras que expulsaba palabras sarcásticas y se burlaba de las muecas que ponía Taehyung.
Los dos adolescentes estuvieron un largo tiempo sentados junto a la fuente intercambiando historias a cerca de sus vidas. Lis le dijo algo que a ninguna otra persona se lo diría en tan poco tiempo. Le confesó que vivía en Seúl y que su familia poseía gran cantidad de dinero, que le gustaban los animales y que era una chica aventurera. Solía ser una chica tímida y que le costaba confiar en los demás ya que normalmente las personas se acercaban a ella por el interés. Esto la agobiaba y la hacía sentirse sola. Taehyung se sintió completamente identificado con ella y aunque por una parte quería confesarle a lo que se dedicaba optó por esconder un poco más su secreto.
❁ ❁ ❁
Y... ¡otro capítulo más! No es por creerme mucho, pero leo lo que he escrito y me gusta mucho, así que estoy orgullosa de mi trabajo. ¡Espero que os guste!
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