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- ¿Estarás bien? - le preguntó Jungkook acariciando suavemente una de sus manos.
- Sí. - dijo Lis después de haber visto el automóvil de sus padres aproximarse. - Deberías irte. No quiero bajar la reputación de BTS.
- Llámame, ¿vale?
Jungkook le dió un rápido beso en la mejilla y le dedicó una sonrisa antes de marcharse a pie. Lis observó como giró la esquina y poco después se cruzó de brazos esperando a sus padres, quienes habían aparcado al otro extremo de la carretera. Hana le tendió unas bolsas a Lis y le pidió que colocara lo que había en su interior, después desapareció por la escalera y cerró la puerta de su despacho. Seong-Jin cerró el coche y entró en casa siguiendo a su hija hacia la cocina, se apoyó en la encimera y miró como su hija colocaba las cosas según la utilidad que más se le daba al objeto.
- ¿Cómo has estado? - preguntó. Realmente Jin no quería que Lis se desilusionara pero sí que apoyaba la opinión de su mujer. Ya era una familia adinerada que llamaba bastante la atención y no quería que su hija sufriera algún tipo de acoso. Lis suspiró y movió la cabeza para tratar de decirle a su padre como se sentía sin tener que decir ninguna palabra. - ¿Por qué no tratas de buscar otra cosa?
- ¿Por qué tendría que hacerlo? - Lis se incorporó y se acercó a su padre, se apoyó en la encimera de igual modo y lo miró fijamente. - De hecho, si tengo que hacerlo, lo haré. ¡Es mi sueño, papá! Tú soñabas tener de todo, que no te faltara de nada. Lo has cumplido. Yo no elegí esto. - dijo agachando la cabeza y cerrando los ojos.
- Oye, ya está bien. - Jin hizo un ademán con sus manos y negó con la cabeza. - Tienes de todo gracias a nosotros. No puedes decir ese tipo de cosas por que ya me están cansando, Lis.
- No confiáis en mi, nunca lo habéis hecho. Es por eso que estáis de esta manera conmigo.
- Sí confiamos, pero tenemos miedo. - Jin cogió por los hombros a su hija y la acercó para darle un abrazo. - No queremos que te pase nada.
- Pero quiero dedicarme a lo que me gusta. No podéis hacerme esto. No podéis tenerme siempre aquí. - Lis se separó friamente de su padre y antes de subir por las escaleras, Jin pudo ver los ojos llorosos de su hija.
Lis llamó a la puerta del despacho de su madre y entró cuando ella le invitó sentarse en una de las sillas que estaban alrededor del escritorio. Hana guardó unos papeles que había estado organizando por orden alfabético y esperó a que su hija tomara asiento. Sin embargo, Lis simplemente se acercó a ella para besarla en la mejilla y despedirse. Hana la detuvo por la muñeca y la miró a los ojos preocupada.
- ¿Qué te está pasando? - retiró uno de los mechones de su cabello y la sentó lentamente en una silla. Se arrodilló ante ella para poder observar con detalle su rostro.
- No quiero defraudarte, mamá. - se sinceró Lis. - Pero quiero hacer lo que deseo.
- ¿Qué quieres decir con eso? - Hana frunció el ceño y se incorporó para sentarse en otra silla.
- Nunca me atreví a decírtelo por que tenía miedo, pero - Lis tomó un poco de aire y cerró los ojos, echó la cabeza hacia atrás y volvió a mirar a su madre a los ojos. No supo como empezar a hablar con ella por que Hana siempre se había puesto a la denfesiva cuando se trataba de la independización, por lo que decidió sacar de su bolsillo su cartera. Sacó la tarjeta de crédito que le había dado su padre y se la tendió para que la cogiera. - El poco dinero que he usado, lo he metido en la cuenta. Está todo el dinero que papá me dió. No sé si lo sabías, pero no quería ocultarlo por más tiempo. Ahora, quiero ganarlo por mi propia cuenta. Seguramente no me apoyes, por que te parece algo fuera de lo común, pero he visto como la gente trabaja para salvarse el culo. Quiero hacer lo mismo. - le dijo mirándola a los ojos sin esperar su aprobación.
Los ojos de Hana parecían salirse de las órbitas, se había quedado sin palabras y por si fuera poco, no sabía como convencer a su hija de que con ellos estaría mucho mejor que viviendo sola. Lis se levantó de la silla en silencio y cuando pretendió desaparecer del despacho, Hana dijo su primera palabra.
- Espera. - se levantó bruscamente y se acercó a Lis para cogerla de las manos. - No estaba de acuerdo que tu padre te dejara una tarjeta de crédito y no estoy de acuerdo de que te vayas de casa. Lo siento mucho si he estado agobiandote durante todos estos años. Siempre tuve miedo de perderte. A medida que ibas creciendo, mi ansiedad crecía también. No te voy a decir que cuando seas madre lo entenderás, por que no quiero que seas madre hasta que te asegures un futuro. Lo que quiero decir es que, a pesar de no estar de acuerdo con tu opinión, puedes contar conmigo. - Hana miró la tarjeta de crédito y volvió a entregársela con lágrimas en los ojos. - Tienes que quedartela.
Lis observó impresionada la actitud que su madre estaba teniendo por primera vez con ella en tanto tiempo. No podía creer que su madre estaba cediendo a ayudarla y esto le hizo extender su sonrisa de oreja a oreja. Se abalanzó hacia ella y la estrechó con los brazos, agradecida de tener a sus padres. Desde el otro lado de la puerta, quien estaba disfrutando de aquella escena tan familiar era Seong-Jin. Hana lo descubrió cuando abrazó a su hija con fuerza y sonrió a su marido. Unos segundos después, Lis se giró y abrazó también a su padre.
- Cuenta con nosotros. - le susurró Jin.
Unas horas más tarde Lis se encontraba en el cuarto de baño cepillándose los dientes tras haber cenado ligeramente un plato de carne guisada que le sentó muy bien a su estómago. Después de haber pasado el día en la bolera y dando una vuelta en bicicleta con Jungkook provocó un hambre voraz que le hizo devorar hasta la última porción de su plato. Se miró al espejo y pensó en cambiar su look cuando estuviera totalmente decidida que hacer con su cabello. Seguramente lo dejaría crecer, pero hasta entonces tenía la necesidad de darle un poco más de chispa a su estilo de vida. Seguidamente, salió del cuarto de baño y se dirigió hacia su habitación en la cual se encerró y contempló la oscuridad hasta que sus ojos se adaptaron a esta. Gracias a la luz de la Luna pudo observar donde se encontraba la silla que había puesto en medio minutos antes cuando estuvo buscando sus zapatillas de estar por casa. La colocó adecuadamente junto al escritorio y después se quedó completamente helada, aterrorizada de lo que había escuchado.
Tuvo la sensación de haber sentido que algo estaba escondido entre las cortinas que cubrían la ventana cuando se movieron ligeramente. Lo vió de reojo y creyó haber visto la típica sombra de alguna prenda que estaba colgada en las perchas contiguas. Sin embargo, aquello se movió de una forma poco común. Lis giró lentamente su cabeza y miró por encima del hombro. Cuando descubrió una silueta oscura que comenzó a caminar rápidamente hacia ella, dió unos pasos hacia atrás hasta chocarse con la pared. Pudo sentir como el corazón le palpitó con fuerza y como la necesidad por pedir auxilio crecía. No obstante, su boca fue tapada con la gran mano del joven mientras que agarraba su cabeza con suavidad y la acorralaba contra la pared. Lis había apretado los ojos aterrorizada por el susto que su gran amigo le había dado. Taehyung le pidió que se calmara y cuando finalmente lo hizo apartó sus manos de Lis. Ella miró hacia la ventana la cual estaba algo entre abierta las cortinas empezaron a moverse de un lado hacia el otro debido a la brisa. Corrió hacia ella y la cerró deslizándola, después se volteó y miró a Taehyung. Se acercó nuevamente hacia él y pidió una explicación.
- ¿Qué estás haciendo aquí?
- No supe nada de ti desde la última vez que nos vimos.
- Sssh. Habla más bajo. - advirtió Lis. - Si mis padres se enteran que hay un chico en mi habitación me matarán.
Taehyung la cogió de la mano y se sentó en su propia cama sin pedir permiso. La obligó a tomar asiento cerca de él y cogió su rostro con las manos para observar que se encontraba bien. Lis se quejó y agarró sus manos para separarlas de ella, luego se dió cuenta de la pequeña herida que Taehyung tenía sobre el labio.
- ¿De verdad te estás preocupando por mi cuando eres tú quien está herido?
- Ah... - Taehyung acercó su dedo a la herida y después sacudió la cabeza. - No importa.
- ¿Cómo que no? ¿Qué te ha pasado? ¿Te has peleado con alguien?
- Fue jugando con los miembros. - mintió Taehyung simulando una sonrisa.
A Lis no le convenció mucho aquella respuesta pero estaba segura de que no le diría la verdad, por lo que decidió dejar de insistir y calmar la preocupación de su amigo diciéndole que estaba bien, que había salido a dar una vuelta y se encontró con Jungkook en la bolera. Aunque ella lo estaba contando de forma natural no pudo percatarse del pálido rostro que a Taehyung se le había quedado. Lis le siguió contando su día con pelos y señales y después soltó una carcajada cuando soltó la noticia bomba que estaban diciendo los miembros de su grupo.
- Ya no solo somos novios para la prensa, si no que también lo somos para Jimin y Jungkook. - dijo ella con una sonrisa dulce. - Están locos, ¿cómo pueden pensar eso?
Taehyung tragó saliva y sintió como sus labios se quedaron completamente secos, pasó la lengua por ellos para humedecerlos y después miró a la chica con atención. Se encogió de hombros y soltó un largo suspiro.
- ¿Qué ocurre? - preguntó Lis.
- No sería nada extraño que una chica como tú se enamorase de alguien como yo. - soltó Taehyung.
- Mira lo que dice la gente. Una chica como yo no puede estar con alguien como tú.
- La opinión de esa gente no me importa. ¿A caso piensas lo mismo que esas personas? - Taehyung quería escuchar que Lis sí sentía los mismos sentimientos que él y que como bien decían los miembros no eran sólo amigos.
- ¿Y tú crees que alguien como yo te gustaría? - Lis ladeó la cabeza bromeando y sacó su lengua para burlarse de él.
- Sí.
Lis abrió los ojos y se quedó con la boca completamente abierta ante no esperarse dicha respuesta, fue entonces cuando su cuerpo comenzó a temblar y a responder por ella. Taehyung deseaba desde hacía mucho tiempo poder hacer algo, poder al menos tocarla. Levantó una de sus manos y la acercó lentamente hacia el rostro de la chica, ella se quedó completamente inmóvil y sintió que poco a poco se quedaba sin aliento. No sabía que decir, pues en la atmósfera podía sentirse la tensión de ambos. Lis miró los labios del joven y cerró los ojos para evitar caer en la tentación, Taehyung acarició su mejilla con los dedos con suavidad y ternura, podía sentir como el corazón de Lis palpitaba con fuerza debido a la situación. Intentó descifrar su rostro, pero no pudo saber exactamente si se estaba sintiendo cómoda con lo que estaba sucediendo. Taehyung se acercó a su frente y dejó un beso de diez segundos sobre ella, después se separó lentamente y miró fijamente a la chica que le gustaba. Lis abrió los ojos e intentó recuperar el aliento, se levantó de la cama para caminar y calmar sus nervios evitando a toda costa cruzarse con la mirada de Taehyung.
- Creo... creo que deberías de irte. - dijo Lis casi sin fuerzas.
- Cierto. - Taehyung sonrió orgulloso y se levantó para acercarse a la ventana. Lis le abrió la ventana tratando de no hacer mucho ruido y después esperó a que saliera por ella. Él la miró sonriente y posó su mano sobre su hombro para despedirse, después salió por la ventana y bajó con cuidado por el tejado.
- Esto es... - Lis observó como Taehyung bajaba sin complicación alguna por el tejado y se marchó corriendo por la calle hasta perderlo de vista cuando giró una de las esquinas. - de locos.
Cubrió totalmente la ventana con las cortinas y lentamente caminó hacia la cama para tumbarse sobre el colchón. Sin poder evitarlo se quedó durante un momento mirando hacia el techo mientras que pensaba en el momento que acababa de vivir minutos antes. Taehyung estuvo cerca de ella en muchas ocasiones y en todas ellas Lis creía estar sintiendo un simple cariño por un amigo. En cambio, se estaba dando cuenta de que lo que sentía podía ser más grande que eso. Se percató en cuanto tuvo que cerrar los ojos y suplicar para que no la besara y quedar en ridículo, pues nunca antes había besado a ningún chico. Comenzó a sonreír como una tonta y después escuchó el tono de llamada de su móvil. Estiró su mano y lo agarró. Se trataba de un número desconocido, aunque de todas formas, decidió contestar.
- ¿Lisset Park? - dijo una voz femenina.
- ¿Sí?
- Mi nombre es Mia y siento muchísimo llamarla a estas horas de la noche pero necesito hablar con usted sobre temas laborales. Si le interesa, claro.
- Sí, dígame.
- ¡Genial! Bien, quiero comentarle que hay un puesto vacante en el que usted puede entrar con facilidad y comenzar a trabajar mañana mismo a primera hora. Sabemos que usted está interesada en la fotografía y que de hecho ya estudió para dedicarse de forma profesional.
- Así es.
- No solo la necesitaremos para que tome fotografías si no que también para que nos ayude en otras tareas simples que ya le iremos dictando si acepta. - dijo con sinceridad.
- ¿De cuánto estaríamos hablando? - preguntó Lis mientras que pensaba la respuesta.
- Al ser principiante como mínimo puede ganar unos 2.628, pero irá ganando más experiencia y eso supondrá un aumento según su rendimiento. - por un momento ambas se quedaron en silencio y finalmente se escuchó a la mujer toser levemente. - ¿Acepta?
- Desde luego. Dime donde puedo ir a primera hora mañana.
- Oh, no hace falta. Usted me pasa su dirección si no le importa y un coche pasará directamente a recogerla. Nosotros nos encargaremos de todo.
- Vale.
- En breve abriré una conversación con usted y me tendrá que enviar por escrito su dirección y sus datos personales para inscribirla en el puesto. ¿Está de acuerdo, Lisset?
- De acuerdo. Esperaré su mensaje. Gracias.
La mujer se despidió con educación y cuando transcurrieron alrededor de cinco minutos un número desconocido habló a Lis por mensaje privado. Escribió rápidamente los datos necesarios y los envió, después recibió sus horarios del día siguiente y dejó el móvil para arroparse con las mantas e intentar dormir.
۵ ۵ ۵
Mia miró al joven con una sonrisa y levantó el pulgar dando por hecho el plan que le habían mandado, el chico asintió con la cabeza y desapareció del camerino para marcharse hacia el hotel. Rato después, el coche estacionó en la puerta alrededor de las once y media de la noche y el joven subió por el ascensor hasta la planta de su habitación, abrió con la llave y se dirigió hacia su colchón para tumbarse sobre el. Su compañero estaba con la cara pegada a la almohada y sonrió cuando escuchó unos pasos merodear por la habitación.
- Felicidades, amigo. - abrió levemente los ojos y le sonrió.
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