
22
El día 21 de Febrero, el avión en el cual Lis había viajado durante más de doce horas debido a unas pequeñas complicaciones que se habían dado en el viaje aterrizó en la amplia pista de aterrizaje. Cuando el motor se detuvo, una de las encargadas abrió la puerta y todos los ocupantes empezaron a salir lentamente en fila por el extrecho pasillo. Lis caminó con torpeza detrás de una señora bien vestida que obtenía un sombrero que bailaba al ritmo cada vez que ella daba un paso hacia la salida. Después, la joven cogió sus pertenencias y caminó fuera de la pista para reencontrarse de forma inesperada con Eun-Ji, su tía, quién la estaba esperando con una extensa sonrisa en el rostro. Eun-Ji la abrazó con fuerza, al contrario que Lis. Ella estaba realmente agotada, pues a pesar de haber estado casi todo el viaje con los ojos cerrados no había logrado dormir del tirón.
- Tus padres estarán deseando verte. Me han dicho que te recoja por que ellos tenían que solucionar un pago por la obra de la casa. - comentó mientras que ayudaba a su sobrina con las maletas.
- ¿Y Yeong-Gi? ¿Todo bien? - es lo único que a ella le interesaba en aquel momento.
- ¿Tienes ganas de verle?
- Sí.
- ¿No crees que deberías de tomar un descanso antes de estar con un niño como él? - Eun-Ji bromeó soltando unas pequeñas carcajadas mientras que caminaba hacia la salida del aeropuerto.
- Quiero verle antes de tomar ese descanso. Seguro no despierte hasta por la noche. - dijo Lis totalmente confiada de que ni si quiera un desastre natural conseguiría despertarla.
Finalmente, Eun-Ji aceptó y antes de tomar la dirección hacia la casa de Lis decidieron parar un momento en la casa de sus tíos. Lis cerró la puerta tras ella en cuanto pasaron y esperó a escuchar la voz de su primo en cuanto lo llamó a gritos. Repentinamente, Yeong-Gi interrumpió sus deberes y de un salto bajó de la silla para correr hacia el salón, del cual procedía la voz de Lis. Cuando sus ojos observaron a Lis arrodillarse en el suelo con los brazos abiertos corrió con una sonrisa increíble, emocionado por verla nuevamente.
- ¡Ya estás aquí! - la abrazó tan fuerte que el cuello de Lis sonó bruscamente. Yeong-Gi escuchó aquel sonido tan desagradable y decidió separarse de ella. - Lo siento...
- No te preocupes, pequeño. Estoy bien. - murmuró ella.
- Pe...pero ha sonado.
- Ahora mismo he llegado del viaje, es normal. - dijo Lis sin importancia. Cogió la mano de su primo y ambos caminaron hacia la cocina para encontrarse con Eun-Ji.
- ¿Cómo te encuentras, cielo? - preguntó Eun-Ji a la vez que palpaba la frente del pequeño.
- ¿Qué le ocurre? - Lis observó y esperó una respuesta rápida, sin embargo, su tía se quedó por unos segundos callada.
- Ha pasado una noche terrible. Ha llegado a los cuarenta de fiebre.
- Sí, pero ya me encuentro mejor. - mintió Yeong-Gi.
- No es verdad. - Lis levantó una de sus cejas y se cruzó de brazos. - Te conozco.
- Venga, ves a dormir un poco antes de que vayamos a comprar. - sugirió Eun-Ji.
- Si te parece bien, puede venirse conmigo. - le dijo a su tía con una sonrisa. - Si te parece, hoy dormiremos para descansar. - Lis se dirigió al pequeño y éste asintió con la cabeza emocionado.
- Está bien. Esta noche podemos pasar a por él.
Yeong-Gi dió unos pequeños saltos de alegría nada más escuchar la aprobación de su madre. Realmente quería pasar tiempo con su prima aunque solo fuera echando la siesta a su lado. De ese modo, uno cuidaría del otro como en los viejos tiempos.
- Yeong... - lo llamó su madre. - Quiero que te lleves abrigo por si más tarde hace frío. Te prepararé la medicina para más tarde así que, por favor, tómatela sin rechistar.
- Que sí, mamá. Ya déjame. - contestó Yeong-Gi a la vez que le dedicó un ademán y puso los ojos en blanco.
۵ ۵ ۵
El trayecto de vuelta a casa en el coche de su tía Eun-Ji se le hizo eternamente largo a Lis después de haber pasado más de doce horas sentada en un incómodo asiento del avión por lo que sus párpados comenzaron a cerrarse a pesar de intentar estar despierta hasta llegar a su hogar, algo que se le hizo imposible. Cuando llegaron, Yeong-Gi se encargó de tirar de una de sus orejas sin pretender hacerle daño, pero inevitablemente a Lis le resultó tan desagradable que abrió los ojos de golpe y dejó salir un pequeño quejido de su boca. Miró entorno y cuando a través de la ventanilla descubrió a sus padres salir por la puerta suspiró y se removió lentamente, intentando abrir el seguro con sus debilitados dedos. Eun-Ji, quien la vió tan cansada decidió pulsar un botón que estaba a su alcance y las puertas se abrieron como por arte de magia. Lis consiguió salir del automóvil sin tropezarse con la acera que estaba a pocos milímetros de sus pies y caminó hacia el maletero. Su primo no dejaba de mirarla y en cuanto ella intentó abrir el maletero, él se ofreció primero y llevó las pertenencias más ligeras hacia el interior de la casa. Lis sonrió y siguió sus pasos con la maleta más grande hasta acercarse a sus padres. Éstos la abrazaron a la vez y Hana enredó sus dedos en el cabello de su única hija aprovechando volver a tenerla entre sus brazos. Lis escuchó el suspiro de alivio que soltó y le dió un beso en la mejilla.
- Ya he llegado, mamá. - le dijo.
- No sabes cuanto te he echado de menos. - le contestó ella casi en un susurro, intentando controlar las ganas de llorar. Sin embargo, esto último fue inevitable.
Poco rato después se separaron y Seong-Jin agarró la maleta de su hija para llevarla a su habitación. Subió las trece escaleras que unían el salón con la parte superior de la casa y desapareció por unos cuantos segundos. Cuando volvió, su hija y su mujer se encontraban sentadas en el sofá charlando sobre el trabajo que Lis había realizado en Los Ángeles.
- Ha estado genial, la verdad. - Lis asintió con la cabeza y pudo ver la satisfacción de su madre en el rostro.
- Estoy encantado de que estés sana y salva. - Seong-Jin soltó una carcajada y se sentó con ambas mientras que agarraba la mano de su mujer. - Estábamos muy preocupados. ¿Te han tratado bien en la empresa?
- Sí.
- ¡Prima! - gritó Yeong-Gi de emoción. El niño se había ausentado durante unos minutos para ir al baño y había vuelto con ganas de abrazar a Lis, cosa que no dudó ni un segundo más. Se sentó a su lado de un salto y la agarró por la cintura. - ¿Te acuerdas del grupo que me gusta?
A pesar de tener un agotamiento importante, Lis abrió de par en par los ojos y miró a su primo fijamente. Tragó saliva al acordarse de su mejor amigo Taehyung y no pudo evitar sentir cierto nerviosismo al no saber nada de él. Finalmente, Lis asintió con la cabeza y esperó a que el pequeño soltara de una vez por todas la noticia que tenía que darle.
- Este fin de semana van a estar firmando autógrafos y me gustaría que me acompañaras, ¿podría ser? - Yeong-Gi le dedicó unos pucheros tan tiernos que era imposible negarle su propuesta. Lis puso los ojos en blanco y aceptó con una sonrisa. Era genial para volver a verle. Necesitaba ver a Taehyung.
Eun-Ji apareció por la puerta y llamó a Hana para hablar con ella en la cocina. Estuvieron unos diez minutos charlando sobre algo que ninguno de los tres pudieron enterarse pero tampoco les picó la curiosidad, pues era una charla entre amigas íntimas y tanto Jin como Yeong necesitaban saber todo lo que había hecho Lis en aquella ciudad tan famosa. Lo único que Lis pudo decir era que tenía unas vistas impresionantes y que el Dr. Keens había hablado con otras empresas para contratarla. Jin tragó saliva incómodo tras la noticia y aunque le pesaba el hecho de que su hija podría sufrir abusos de algún tipo por convertirse en modelo tenía que aceptarlo pese a que Hana se enfadara en cuanto se enterase. Tras una hora hablando, Lis y Yeong-Gi subieron las escaleras y se introdujeron en la habitación de la joven. El niño, entusiasmado y alegre de la vuelta de su prima se abalanzó en la cama y se quitó las zapatillas con la ayuda de los pies. Se sentó con las piernas cruzadas y la observó mientras que se deshacía del abrigo que llevaba puesto. Cuando Lis se sintió lo suficientemente cómoda como para tumbarse en la cama se acercó y estiró completamente sus extremidades. Yeong-Gi la arropó y la miró por unos largos segundos, parecía estar enamorado de ella.
- Túmbate. - ordenó Lis con suavidad.
El pequeño obedeció sin rechistar y se tumbó a su lado. Ella lo miró y con la vista cansada observó como su rostro estaba ligeramente enrojecido. Le preguntó a cerca de su estado y él mostró indiferencia a su resfriado. Los días anteriores Yeong-Gi había salido al patio del colegio sin su sudadera y la lluvia cayó repentinamente sobre todos los jóvenes que estaban colaborando en su clase de gimnasia. Por suerte, sólo dos de sus compañeros de grupo con los que solía compartir el tiempo libre que les daban para tomar el desayuno se libraron de coger la gripe.
- Tengo que ponerme bueno. - dijo él. - Deseo ir a ver a BTS. ¿De verdad vendrás conmigo?
- Sí, renacuajo. Iré contigo, pero con una condición.
- ¿Dime?
- Duerme.
- Está bien, lo haré. Tengo que estar bien para este Sábado a las nueve de la mañana. - de alguna manera o de otra, Yeong-Gi le estaba advirtiendo con disimulo. Lis no pudo evitar sonreír y empujarle con cautela para que por fin se tumbara.
- Que sí, que allí estaremos cansino.
Finalmente, ambos cerraron los ojos pero a diferencia de Yeong-Gi, Lis consiguió quedarse dormida a los pocos segundos. Su primo la observó durante unos minutos más mientras que ella respiraba profundamente y dormía agarrando su mano con debilidad. Entonces, cerró los ojos y decidió descansar un poco para mejorar del resfriado que llevaba arrastrando todos estos días.
❁❁❁
Por desgracia, Yeong-Gi está sufriendo un maldito resfriado justo unos pocos días antes de encontrarse con BTS. ¿Que harían ustedes si en el mismo día que BTS firman los autógrafos estáis con la gripe? Esperemos que el pequeño tenga suerte y pueda acudir. ¿Ustedes que piensan? ¿Irán finalmente?
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