20
A media tarde Lis decidió salir a dar una vuelta por las calles principales que eran aquellas por las que caminaba mucho más que por las otras restantes, pues desde que llegó a Los Ángeles han sido siempre las más familiares. Durante las últimas horas había estado frustrada y triste, así que decidió darse un respiro. Se adentró en una tienda de moda en la que solo vendían vestidos de todo tipo, desde los de tubo hasta los más vestidos en China, los Cheongsam, unos vestidos de cuello alto y abotonado que cuando te los ponías se ceñían al cuerpo. Paseó por cada uno de los cinco pasillos de la tienda deslizando las perchas una a una cuando el principal atuendo de la fila le llamaba la atención. Se detuvo en un vestido con un estilo imperial, largo hasta los tobillos de un color claro violeta y observó el encaje detallado en el cuello cuyo creaba una pequeña V que daba aquel toque tan especial de sensual y sencillez. Lo cogió y lo dejó caer en la cesta de compra que agarraba con su codo a modo de bolso. Siguió echando un vistazo por los demás pasillos que le quedaba por explorar y al no ver otro accesorio más llamativo decidió pagar con la tarjeta de crédito el vestido. Echó una firma rápida en la pequeña pantalla que el dependiente le indicó y acto seguido cruzó la carretera para acercarse a una tienda de recuerdos.
Cuando entró no había ningún guardia ni tampoco un cajero en su puesto de trabajo asi que decidió sujetando la bolsa donde llevaba el vestido mientras que caminaba con lentitud por los nuevos pasillos recién fregados. Se sintió incómoda pisar toda la mano de limpieza que había realizado algún buen empleado del establecimiento pero cuando se dió cuenta de una mediana figurita de el Observatorio Griffith no pudo evitar echar a caminar con ilusión hacia el frente. Por desgracia, se encontraba tras el cristal y no podía tocar y observar con todo detalle el objeto. Puso ambas manos en el cristal y se agachó ligeramente intentando descubrir los detalles ocultos. Seguidamente, se estremeció en cuanto sintió una grande mano tocando su hombro izquierdo. Se giró con rapidez y después intentó no parecer una patética, pues un joven encargado estaba cruzado de brazos mirando a Lis con enfado.
- No toque el cristal. ¿A caso no sabe leer? - le señaló malhumorado una pequeña pegatina que estaba en la parte inferior del cristal.
Lis tragó saliva y acto seguido asintió con la cabeza disculpándose. Después, el chico sonrió de forma burlona y se arrascó la barbilla sin dejar de mirar de forma grotesca la figura de Lis. Ella carraspeó en cuanto se sintió incómoda y preguntó sobre el precio de la figurita.
- ¿Cuanto cuesta esta figurita? - dijo señalando sin tocar el cristal.
- Oh, el Observatorio Griffith. Pues cuesta noventa y cinco dólares - el chico se mordió el labio inferior descaradamente y volvió a mirar con gusto la figura de la chica.- ..., pero si tú te quedas un rato conmigo tal vez puedas obtenerlo gratis.
Lis lo miró por encima del hombro, nerviosa y temerosa de la actitud del joven. Miró en torno y aún más miedo tuvo cuando descubrió que la tienda estaba completamente vacía, perfecta para que aquel joven encargado pudiese intentar algo con ella, forzándola sin compadecerse de sus suplicas. Ella tragó saliva e intentó mantener una postura recta como símbolo de una mujer fuerte. ¿Pero a quién iba a engañar? A penas tenía la suficiente fuerza como para empujar a aquel aprovechado y separarlo de ella los metros suficientes para escapar del lugar.
- No quiero nada con usted, quiero la figurita. - dijo con la voz entre cortada.
- Está bien.
El joven se encogió de hombros y de su bolsillo izquierdo sacó una pequeña llave, la introdució en la cerradura y abrió el cristal. Cogió la figurita y abrió la palma de su mano para esperar su recompensa. Lis sacó de su bolsillo dinero suelto y le dió lo justo al muchacho por el obsequio, después caminó apresuradamente hacia la salida. Sin embargo, no le dió tiempo a sacar ni la mitad de su cuerpo para poder pedir auxilio, pues el joven le había agarrado por la muñeca y la había encerrado en la tienda con él.
- ¡Déjame salir! - gritó Lis con el miedo en el cuerpo.
- No, de eso nada. Tú te quedas.
Lis caminó hacia atrás sin perder de vista al joven, protegiéndose así misma con los brazos por delante. Si tenía que usar la poca fuerza que tenía, la usaría por si existía la mínima posibilidad de salir sana y salva. El chico se acercaba sin temor alguno y la arrinconó contra una esquina desde la cual nadie podía verlos a través de las puertas de cristal de la tienda. Lis lo intentó alejar de ella con un empujón, pero tal y como había pensado minutos antes no podría alejarle ni siquiera un misero metro de ella para huir. El chico la tomó por la muñeca nuevamente y se pegó a su cuerpo, forcejeando contra sus ataques. Ella cerró los ojos cuando pensó que no podía esforzarse más por impedir que la manoseara o hiciera con ella lo que se le antojara. Su respiración se le aceleró y la primera gota de sudor descendió por su frente. Chilló. Sus brazos se debilitaron y cuando los bajó el chico se detuvo. Él ya la había visto en algún lado. Posteriormente, la dejó sola para correr hacia el mostrador y sacar una de las revistas del cajón donde guardaba todas aquellas con contenido adulto. Pasó página y sonrió cuando encontró una foto de Lis.
Lis abrió los ojos con la respiración increíblemente agitada y comenzó a caminar cautelosamente para escabullirse. No tenía ni idea de si había ido al almacén o tal vez se lo encontraría nuevamente en la puerta de la salida, pero tenía que escapar de aquel pervertido. Cuando creyó asegurarse de que estaba sola echó a correr, pero nuevamente el joven se interpuso en su camino con la revista en frente de ella. Lis se observó a sí misma con un vestido blanco y largo sobre un alcantilado desde el cual se podía ver el mar, después el chico pasó a la siguiente página para mostrarle la segunda razón por la que se había detenido. Ella abrió los ojos de par en par y le arrebató la revista de las manos al joven para mirar más de cerca la nueva noticia que habían escrito sobre su supuesta relación amorosa con Taehyung.
- Un chico mundialmente famoso con una modelo increíblemente hermosa, Kim Taehyung y Lisset Park, leyó.
۵ ۵ ۵
Jungkook estaba tranquilamente sentado sobre el sofá de la gran sala de estar de juegos en la que los jovenes se divertían realizando todo tipo de actividades como el karaoke o jugar al tenis de mesa. Se encontraba leyendo una revista a cerca de los últimas noticias de los Estados Unidos en los que no solo se redactaban textos de una nueva construcción de un puente colgante, si no que también los escritores dejaban sus falsas historias de algunos artistas. Pasaba página por página, incrédulo de que algo le llamara la atención. No obstante, una foto que ocupaba toda la página izquierda hizo que esbozara una dulce sonrisa. Era Lis, con un vestido largo y blanco que le hacía verse increíblemente perfecta, como si de un ángel se tratara, o eso al menos fue lo que pensó Jungkook embelesado. Se quedó durante unos minutos embobado disfrutando del momento, sin que nadie interrumpiese el placer que estaba sintiendo al contemplar la belleza que Lis desprendía hasta en una revista. De imprevisto, Jimin cruzó la sala de estar correteando y gritando en busca de Taehyung con la misma revista que Jungkook tenía entre sus manos.
- ¿Qué ocurre? - preguntó Jungkook.
- WOAAA, ¿Dónde está Tae? - dijo con una sonrisa increíble en el rostro, algo que asustaba a Jungkook.
- Creo que está terminando de ducharse.
Jimin se dirigió rápidamente a la puerta del baño y comenzó a golpear sin cesar con sus pequeños puños hasta lograr obtener una respuesta. Taehyung gritó y enseguida salió con un albornoz puesto. Jimin abrió la revista de par en par y cuando observó la noticia que habían sacado los medios de comunicación el corazón le palpitó con fuerza.
- ¿¡En serio sois novios!? - dijo Jimin emocionado. - ¿Qué me he perdido? ¡Es increíble!
- Cállate. - advirtió Taehyung quitándole la revista de las manos para observar con detenimiento todo lo que habían escrito sobre ellos.
Jungkook pasó la siguiente página y tragó saliva, quedándose sin palabras cuando leyó el título de la noticia. Observó un poco más hacia abajo y descubrió varias de los fotos que los paparazzis les echaron sin darse cuenta. Ellos estaban sentados en una cafetería, riéndose y tomando un aperitivo mientras que hablaban de sus cosas, cosas que a Jungkook le asustaban. Según decía el artículo, ambos se cogieron de las manos y tuvieron una despedida muy romántica.
- Esto no puede ser. - dijo Taehyung casi en un susurro, angustiado de aquella falsa noticia que seguramente ya había llegado a las manos de todo el público.
- ¿Pero estáis saliendo? - preguntó Jimin interesado. Jungkook levantó la mirada también, esperando con ansía la respuesta.
Taehyung miró hacia el suelo, se mordió el labio inferior y sintió un nudo en el estómago por la tensión. Después levantó la mirada y antes de darle una respuesta a ambos suspiró deseando ser algo más que su amigo para que al menos la noticia tuviera algo de sentido.
- No. - contestó al fin. - Sólo somos amigos.
- ¿Sólo amigos? - se aseguró Jungkook mirándole.
- Sí.
- Eso es mentira. ¡Yo os he visto! Y a ti te he visto totalmente cambiado desde que has conocido a esa chica, Tae. No puedes negar lo que es evidente.
Jimin se sentó al lado de Jungkook y cruzó sus piernas a la vez que se encogió de hombros. Observó fijamente como Taehyung se encaminó hacia su habitación y se encerró allí por un buen rato. Taehyung tenía la revista entre sus manos y se quedó por unos minutos inmóvil, pensando si la noticia había llegado a los oídos de Lis. ¿Qué podría pensar? Taehyung se encontraba demasiado agitado de la rabia que le había producido leer semejante tontería, quería hacer algo pero la prensa solía ser injusta.
- Suelen inventarse cosas con tal de tener llenos los bolsillos... - se dijo así mismo.
Levantó la revista con lentitud hacia el frente, suspiró y empezó a arrugarla con las manos. Seguidamente, la tiró con fuerza hacia la pared y ésta se deslizó por ella hasta acabar desplomada en el suelo. Apretó los labios para contener las ganas de gritar e intentó calmar su ira sentándose en la cama, pensando que hacer a continuación.
Cuando la noche llegó, Lis terminó de ver las últimas noticias en la televisión a cerca de la supuesta relación amorosa que tenía con Taehyung. Soltó una pequeña carcajada al escuchar las barbaridades que comentaban sobre ellos y deseó al igual que su amigo realmente ser algo más para que tuvieran que contar la verdadera historia. Sin embargo, era una tontería pensar en tener algo más. Él era un chico grandioso y ella no se sentía de tal manera, pues pensaba que su mejor amigo necesitaba a una chica que diera la talla. A pesar de reconocer que le gustaba que la gente dijera que ambos eran novios, se sentía un poco incómoda. Al momento sacudió la cabeza con la intención de hacer desaparecer aquel pensamiento tan ridículo y se levantó con rapidez del sofá para preparar una cena rápida. Abrió una lata de sardinas con tomate y se hizo un bocadillo con ellas. Volvió a sentarse y a observar la televisión aún sin dejar de pensar en Taehyung, el amigo que estaba empezando a robar su corazón sin darse cuenta. Solamente podía saber lo feliz que se encontraba cuando estaba cerca de él y la vez que cantó su canción favorita, sintiéndose la chica más especial entre todas las personas que la rodeaban. ¿Pero quién sería el idiota que pidiera por su mano?
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