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Lis se encontraba en la habitación fija en la pantalla del ordenador que había sacado de su funda para buscar billetes disponibles de avión. Ella quería marcharse en ese mismo instante, pero no podía hacerlo hasta dentro de dos días ya que los aviones que habían no estaban de servicio para realizar la ruta deseada. Después de informarse y escribir en el teclado sus datos personales estaba a punto de apretar el Enter cuando encontró uno libre, pero el crujido del suelo la detuvo. Miró por encima de su hombro y descubrió a su padre apoyado en el marco de la puerta, caminó hacia su hija y se sentó en el borde de la cama frotando sus manos ásperas contra sus muslos.

- ¿Qué haces? - preguntó. Lis le señaló la pantalla y dejó salir un pequeño suspiro. - Ya... oye, Lis. Dame la mano. - le pidió Jin con la cabeza baja. Lis hizo lo que su padre le pidió y sintió las caricias que le ofrecía sobre los nudillos. - Tu madre esta...

- Enfadada. - dijo ella interrumpiendo a su padre.

- Preocupada. - recalcó. Ella volteó los ojos y cuando quiso volver a hablar, su padre la detuvo con un pequeño gesto que hizo con la palma de su mano derecha. - Tienes razón, tienes que trabajar. Sabes que a mi no me gustaría verte pasear por pasarelas moviendo tus caderas y con ropa ajustada que los propios diseñadores te digan que te pongas.

- ¿Por qué tiene que ser ropa ajustada?

- Bueno, veo la televisión cuando puedo y normalmente las chicas modelan con ropa ajustada.

- No siempre es ropa ajustada. Y si esto te sirve para quedarte más tranquilo, a mi tampoco me gustaría modelar con ropa ajustada papá. - acarició las manos de su padre y se levantó de la silla para sentarse en el borde de la cama junto a él. - Sé que os preocuparía que saliese con vestidos muy cortos.

- Vale... - Jin dejó la mano de su hija y sacó del bolsillo de la chaqueta que llevaba puesta una tarjeta de crédito con el nombre de su hija. - Es para ti.

- ¿¡Qué!? - no se lo podía imaginar. Ella nunca había tenido una tarjeta de crédito a su nombre y ésta iba a ser la primera. - ¡Papá! - gritó cogiendo la tarjeta con las manos.

- Silencio, Lis... - le apretó un poco de la muñeca y le advirtió de que su madre podría venir y descubrirlos, ahí entonces echaría humo por las orejas. - Yo te apoyo, pero por favor, ten cuidado.

- Gracias, gracias, gracias. - dijo susurrante abrazandóse a su padre con fuerza. - Serán dos semanas.

- ¿Sólo dos?

- Sí.

Después de la charla de padre e hija, Jin la dejó sola en la habitación y se fue por donde vino, tenía la intención de abrir el despacho de su mujer pero estaba seguro de que su enfado no se había esfumado todavía por completo, así que bajó al salón y encendió la televisión para ver programa interesantes. Mientras tanto, Lis miraba la tarjeta de crédito pensativa. En sus datos había puesto que el billete lo pagaría en efectivo, pero esta opción era mucho más lenta que pagarla por cuenta bancaria. Una vez decidida puso su número de tarjeta y apretó finalmente el botón para comprar su billete, cuando el pago se realizó salió un código en la pantalla que tenía que guardarse para cuando llegara el momento de partir. La ilusión invadía todo su cuerpo y no podía estar más feliz.

Cuando llegó la hora de comer salió de la habitación y bajó al salón en el cual se encontraban sus padres hablando de trabajo. Hana la miraba algo más relajada y le preguntó si quería comer la sopa que había preparado, ella aceptó con una sonrisa y se sentó en la mesa junto a su padre. Jin sonreía de oreja a oreja y le dijo que había hablado con Hana sobre el tema del viaje. Durante la comida Hana le preguntaba a Lis si lo tenía todo preparado y aunque rezaba para que ella decidiera no marcharse de casa era en vano. Lis también sentía temor de viajar sola por primera vez, pero estaba decidida.

Cuando terminaron de comer hablaron un poco más del tema para lograr tranquilizar a Hana, hasta que finalmente aceptó la situación y besó a Lis pidiéndole disculpas. Minutos más tarde, la joven se fue a su habitación y se sentó frente a su escritorio para terminar un dibujo que había empezado hace un mes atrás cuando aún estaban en Cancún, pasó media hora cuando logró terminar su dibujo. Para ella éste tenía un significado personal, después lo guardó en su carpeta de dibujos que tenía en la pequeña estantería colgada en la pared, justo por encima del escritorio. Se sentía entusiasmada, no podía dejar de pensar en el viaje.

Decidió llamar a sus tíos por teléfono para que vinieran a visitar la nueva y lujosa casa que ahora tenían, sabía que traerían a su hijo Yeong-Gi. Ella era hija única pero su primo era como si fuese su hermano, era con el que más tiempo pasaba. Eran uña y carne. Mientras que esperaba de forma ansiosa la llegada de su primo se entretuvo a investigar el despacho de su madre, lo que no esperaba es que ella se encontrase trabajando en el interior. Pasó lentamente y Hana la miró por encima de sus lentes redondas.

- Mamá...

- Dime, cariño.

- He llamado a los tíos, me han dicho que tardarán entre una hora u hora y media.

- Genial, estoy deseando que vean como ha quedado la casa. - Hana sonrió y le dijo a Lis que se acercase a su escritorio el cual estaba cubierto de muchos papeles y carpetas de piel de cuero.

- ¿Tienes algún caso interesante? - Lis se sentó en una de las sillas imaginándose a cuanta gente ha tenido que atender su madre en este despacho. A veces veía entrar en éste personas con la cara larga debido a la preocupación.

- Sí pudiese decírtelo, lo haría. Pero no puedo hacerlo, cielo.

- Lo entiendo. Bueno, me voy abajo. ¡Estoy deseando que llegue Yeong! - dijo Lis con ilusión antes de marcharse por la puerta y bajar las escaleras que daban al pasillo y éste se unía con el salón.

Ella bajó al salón y estuvo ahí todo el tiempo hasta que finalmente escuchó el sonido del timbre cuyo sonido invadió todo el hogar e hizo que Lis se levantara con rápidez del sofá, en el cual había estado sentada leyendo artículos sobre Los Ángeles. Abrió la puerta y sus tíos, Eun-Ji y Seung, agarraban a su pequeño de siete años por ambas manos, le dedicaron sus mejores sonrisas y la saludaron. Tan pronto Yeong-Gi miró a Lis, saltó a sus brazos y ella lo cogió con fuerza. Ambos cerraron los ojos y se susurraban el uno al otro cuanto se habían echado de menos, pues habían estado un año entero sin verse. Ellos ya habían hablado alguna que otra vez por teléfono pero no era lo mismo.

- ¡Al fin! - gritó con emoción el pequeño. - ¡Estás preciosa, Lis!

- Oh... estoy como siempre renacuajo. - besó la mejilla de Yeong y éste sonrió ampliamente.

Yeong-Gi era un niño agradable y sus padres estaban orgullosos de que su personalidad no fuese como la que tienen algunos niños chillones e insoportables de hoy en día. Lis, sin dejar de sujetar a su primo en brazos saludó con dos besos a sus tíos y los invitó a pasar. Jin, quién estaba ocupado organizando los cubiertos en la cocina, salió inmediatamente en cuanto escuchó la voz de su hermano. Eĺ y Seung se saludaron con un apretón de manos.

- ¡Hola, tío! - dijo Yeong una vez Lis le dejó en el suelo para saludar. - ¿Tienes de esas chuches que normalmente sueles darme cuando vengo a verte? - Jin soltó un carcajada y lamentablemente le tuvo que decir que no tenía. El niño hizo un puchero y miró a su prima con una sonrisa traviesa. - ¿Puedo ir con Lis a comprar?

- Yeong, no deberías de comer tanto dulce. - advirtió  Eun-Ji al pequeño.

- Sólo por hoy. - dijo el niño poniendo ojitos a su madre. Ella al final volteó los ojos y aceptó con la cabeza,  después miró a Lis y le dió unas monedas que tenía guardadas en el monedero.

- Que no sea mucho. - le dijo a Lis con una sonrisa.

Después de que Eun-Ji se asegurara de que la joven había entendido correctamente lo que le había dicho los dejó marchar por la puerta. Lis se puso su abrigo y salió cogida de la mano de Yeong. Mientras que caminaban por la acera ambos balanceaban sus manos al ritmo de los pasos, el pequeño iba dando diminutos saltitos mientras que reía a carcajadas, disfrutando de la compañía de su prima. Éste iba vestido con una camisa de color rosa y una pajarita en el cuello de color azul, la parte de arriba pegaba a la perfección con sus pantalones negros y sus zapatillas de deporte. Yeong le comentó que tal le había ido en la escuela la semana pasada y le confesó que un grupo de niños se burlaban continuamente de su aspecto y que por ello tenía temor de volver al día siguiente a la escuela, pues era domingo y no quería empezar de nuevo la semana. Esto aún no se lo había dicho a sus padres ya que no quería parecer tan vulnerable, entonces Lis se mostró preocupada y le dijo que lo mejor que podía hacer era comunicarse con su director y sus padres. Sin embargo, Yeong-Gi se negaba a hacerlo. Todavía no, le decía cabizbajo.

Al llegar a la puerta de la tienda de chuches el niño abrió ésta con fuerza dejando el tema atrás. Cuando vió la cantidad de gominolas guardadas en las estanterías se aproximó para coger una cesta y escoger sus favoritas. Iba echando un par de cada y Lis le advirtió varias veces de que cogiera poco o su madre les cantaría las cuarenta. Yeong hizo pucheros y puso ojitos suplicando más dulce, ella suspiró y volteó los ojos al ver su rostro de ternura. Sacó más monedas que ella había traído consigo y cogieron un poco más de lo debido. Una vez más, Yeong-Gi se salió con la suya. Cuando volvían por el mismo camino el niño tiró de la mano de Lis con fuerza hacia un escaparate de una tienda manga, justo en la entrada se reproducía una de las canciones favoritas del pequeño y quería que Lis también la escuchara.

- ¿Los oyes? - dijo el niño apuntando con el índice al techo desde donde provenía el sonido. - Es mi grupo favorito.

- Estás obsesionado, Yeong. - susurró ella con una amplia sonrisa. - ¿Cómo se llamaban? ¿Algo de... betequé?

- Aggg. ¡BTS, BTS, BTS! No te confundas. - refunfuñó cruzándose de brazos.

- Está bien, ya no se me olvidará.

Media hora después llegaron a casa y observaron que sus padres estaban alrededor de la mesa del comedor comiendo un poco de bizcocho que había traído Eun-Ji. Lis no vió ninguna bandeja o taper en las manos de sus tíos así que supuso que lo dejaron guardado en el coche para más tarde. Hana les hizo un gesto para que se acercarán y ellos obedecieron. 

- ¿Qué traes ahí? - preguntó Eun-Ji  a su hijo.

- ¡Muuuuuuchas chuches! - gritó orgulloso. Sin embargo, Eun-Ji dirigió su mirada hacia su sobrina y suspiró moviendo la cabeza de lado a lado. 

Lis se encogió de hombros y dijo que de nuevo su primo se había salido con la suya. Jin y su hermano rieron al mismo tiempo cuando observaron perplejos a Yeong quien se llevó un enorme dulce a la boca. Su madre le advirtió que volverían al dentista si esos dulces le causaban caries en los próximos días, pero esto a él no pareció importarle en absoluto. Seguidamente, el niño se acercó a Lis y le ofreció varias chuches, ella se las metió en la boca y ambos comenzaron a reír a carcajadas.  Cuando se podía ver a través de la ventana que la luz del sol disminuía, Lis sabía que pronto su primo tendría que irse de nuevo agarrado de las manos de sus padres. Antes de esto todos estaban disfrutando de una partida a la Oca mientras que masticaban y saboreaban el bizcocho casero que preparó Eun-Ji. Tras pasar el mayor tiempo jugando a juegos de mesa llegó el momento. Mientras que los adultos hablaban de sus cosas, Lis cogió a su primo por los hombros y se arrodilló para ponerse a su altura.

- Pequeño, tengo que decirte una cosa. - Yeong la miró fijamente a los ojos impaciente por escucharla. - Me voy a ir de la ciudad por dos semanas.

- ¿Dónde?

- Iré a Los Ángeles.

- ¿Por qué? - preguntó levantando las cejas.

- Voy a ir a buscar trabajo.

- Te voy a echar de menos...

Lis le dedicó una sonrisa y lo acercó a ella para abrazarle, besó su frente y le revolvió el cabello con su mano cariñosamente. Yeong detestaba que le hiciera eso pero en aquel momento se dejó hacer, pues se quedó algo triste tras la noticia pero tuvo que aceptarlo ya que su prima tenía más años que él y las cosas se complicaban cuando una persona crecía. Él sabía perfectamente de qué se trataba; independizarse.

❁  ❁  ❁




¡Hola! Aquí tenéis el segundo capítulo de la historia. En multimedia se encuentra Yeong-Gi, el primo de Lis, que por cierto, ¿qué os parece este lindo personaje?

Dicho esto, hoy es Domingo y os deseo mucha suerte para empezar mañana la semana!!! Espero que os guste el capítulo, votad y comentad si así fue. 🤙❤

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