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Lis se despertaba siempre con la ilusión de poder cumplir sus sueños. Era algo impaciente para ciertas cosas pero solía ser una chica muy tranquila y sensata, capaz de resolver conflictos. Vivía en la ciudad de Seul, en una casa recién construida y diseñada por la empresa que contrataron sus padres, ellos estaban hartos de que la pintura de las paredes se cayera por la humedad y querían realizar un cambio radical. Era una familia rica y podían permitirse crear su propio hogar como se les antojara, pues su madre era abogada y su padre chófer. Llevaban dos días viviendo en el nuevo lugar y Lis aún no se adaptaba por completo, ya que las habitaciones estaban algo cambiadas.
Durante el periodo de construcción toda la familia pagaron una casa en Cancún y estuvieron allí viviendo alrededor de un año. Debido a esto, los padres de Lis tuvieron que trasladar sus estudios a un instituto para terminar su curso. Hizo varios amigos allí, pero se sentía más segura en su ciudad de siempre. En Cancún realizó su curso de fotografía y aunque a sus padres no les hiciera mucha gracia que ella quisiera trabajar como modelo, Lis llamó a un profesional para que antes de marcharse, les tomara a todos varias fotos en la playa.
Cuando pasó un año, Hana y Seong-Jin estaban ansiosos por ver la casa de sus sueños. A Lis le daba un poco igual, pero si sus padres eran felices de esa manera ella se alegraba. El diseñador de la empresa les taparon los ojos a los tres con una venda y con cuidado los llevaron a la entrada, estaban preparados y listos para empezar una nueva etapa. Hana gritó y dió saltos de emoción agradecida por la obra que habían realizado, abrazó a su marido con fuerza y después a Lis, propinándole besos por toda la cara algo que a ella le ponía muy nerviosa. Había que ser honesta y Lis le dió la aprobación al diseñador con una sonrisa.
A día de hoy, Hana y Jin siguen felices y Lis podía ver la felicidad habitando por todas las habitaciones. Anteriormente sus padres solían discutir más por los problemas que sucedían con los agujeros que aparecían en algunos rincones de la casa por la mala mano de obra y ahora estaban impacientes por invitar a sus más cercanos para presumir de su lujoso hogar.
Lis se despertó en su nueva habitación cargada de colores vivos en las paredes. Ahora ésta era más luminosa y esto a ella le hacía abrir los ojos y empezar el día con una sonrisa, pues le encantaba la nueva decoración. Se levantó de la cama y cogió su móvil del escritorio blanco perfectamente pulido, se sentó en la silla para buscar una canción de Shawn Mendes y seleccionó There's nothing holdin' me back, la que siempre ponía para ordenar su cuarto. Puso sus pies sin calcetines sobre el suelo y sintió el frío en ellos pero sin darle importancia comenzó a bailotear al ritmo de la canción. Ordenaba todo lo que se encontraba por el suelo, desde lápices hasta abrigos que se habían caído de la percha que colgaba en la puerta y cuando terminó decidió buscar en su armario ropa cómoda. En el exterior las nubes grises cubrían el cielo y las hojas de los árboles se desplomaban formando pequeñas montañas de colores amarillentos, pues el otoño había empezado hace pocos días.
Después caminó hacia el cuarto de baño y llamó a la puerta antes de entrar ya que normalmente la dejaban abierta o entornada cuando no había nadie. Desde el interior se escuchó la voz de Jin y al poco rato salió. Cuando vió el aspecto recién despierto de su hija soltó una pequeña carcajada y la besó en la frente con ternura, ella hizo un puchero y volteó los ojos dándole los buenos días. Una vez dentro, se encerró y se metió en la ducha cuando dejó su cuerpo totalmente desnudo.
Agradeció el agua caliente mientras que se enjabonaba a la perfección, tarareando en voz baja una de sus muchas canciones favoritas.
Seguidamente, envolvió su cuerpo con una toalla y se secó su media melena rubia con el secador, después se vistió y salió del baño no sin antes dejar la ropa sucia en el cesto de lavar. Se detuvo en frente del ancho espejo posicionado en la pared del largo pasillo que daba al despacho de su madre y sonriente se miró de abajo hacia arriba, pensando que tenía un buen cuerpo para llegar a cumplir su sueño. Llevaba unas botas negras, pantalones elásticos, una camisa blanca y sobre ésta un jersey gris. Se sentía satisfecha de cómo le quedaba todo el conjunto.
Hana salió de su despacho sujetando un par de libretas con su brazo, pillándo a su hija observándose con gusto. Cuando Lis se dió cuenta de que su madre la estaba mirando disimuló colocarse un mechón de su cabello detrás de la oreja y después bajó las escaleras saludándola.
- ¿Qué estabas haciendo? - su madre la perseguía sonriendo de oreja a oreja.
- Nada, mamá. Sólo estaba mirando como me quedaba el conjunto.
Escuchó la risa de su madre tras ella y se sintió un poco avergonzada por lo que sus mejillas se tiñeron de un color rojizo. Jin estaba en la cocina preparando el desayuno favorito de Hana y en cuanto ella lo olió se acercó a cotillear, le besó en la mejilla y le dió las gracias por el detalle. Lis miraba la escena con cara de asco y se dió media vuelta para coger su abrigo que estaba colocado en el respaldo de una silla.
- ¿A dónde vas tan temprano? - preguntó su madre cuando la descubrió.
- Como jóven que soy, voy a buscarme un trabajo. - dijo la chica con una sonrisa. Sin embargo, esto a Hana no le gustó , pues el que su hija andara sola por la ciudad le daba algo de miedo.
- Per...
- Nada, mamá. ¡Estoy creciendo! - dijo Lis interrumpiéndola a la vez que subía los brazos al cielo.
- Cariño, tiene razón. - Jin acarició la mejilla de su mujer para tranquilizarla.
Pasaron varios segundos hasta que Hana asintió con la cabeza algo nerviosa, después se acercó lentamente a Lis y la abrazó con fuerza. Para ella, su hija era muy especial. Lis sonrió y le prometió a sus padres volver a la hora de la comida, salió con sus pertenencias guardadas en el pantalón y comenzó a caminar por la carretera principal de la ciudad. La gente paseaba tranquilamente y la mayoría iba agarrando bolsas de la compra. Conectó los auriculares a su móvil y comenzó a escuchar la melodía que se reproducía en la lista.
Escuchar algo de música mientras que disfrutaba de las vistas de varias tiendas de moda la ayudaban a tener un alto nivel de humor. Justo al lado de una tienda de ropa para novios había un escaparate en el que ofrecía al público varias televisiones mostrando una oferta de trabajo para ser modelo en la ciudad de Los Ángeles, decían que era solo para dos semanas y esto aunque para la mayoría fuese poco, para Lis era suficiente para comenzar. Rápidamente cogió su móvil y marcó el número de teléfono que salía en la parte inferior de la pantalla, lo apuntó y lo guardó para seguir observando el anuncio hasta que terminó.
Lis había estado caminando alrededor de hora y media, volvió a casa antes de tiempo y la brillante sonrisa que destacaba en su rostro hizo que sus padres le preguntaran de forma inmediata.
- ¿Y esa sonrisa? - preguntó Jin sonriendo. Se acercó a Lis, quien se estaba deshaciendo de su abrigo. Él lo cogió y lo dejó en la percha de la entrada esperando la respuesta de su hija.
- ¿Has encontrado trabajo? - preguntó Hana acercándose para darle un beso en la mejilla.
- La verdad es que quiero ir a buscarlo... - Lis quería decirles a sus padres lo que tenía pensado hacer, pues deseaba viajar a Los Ángeles cuanto antes para coger la oferta antes de que otra persona le robara el puesto.
- Nosotros te apoyaremos. - dijeron al unísono con sus amplias sonrisas, pero Lis sabía que tan pronto dijera lo que quería confesarles iban a desaparecer como una nube de humo.
- Voy a ir a Los Ángeles. - confesó sin más rodeos apretando sus ojos por unos segundos.
- ¿¡Qué!? - Hana elevó la voz y sus ojos se abrieron como platos. No se lo esperaba para nada. Por otro lado, Jin se quedó callado, su cara lo decía todo.
- Estoy pensando en... - comenzó a decir Lis, pero su madre se dió la vuelta y soltó un largo suspiro para contener su enfado, lo que hizo que ella se mantuviera callada.
- ¿De verdad quieres ir? - el rostro preocupado de Jin miraba a su hija, la cual estaba completamente quieta y pensativa.
- Sí, papá. Quiero ir y... - ella quería decirlo. Sabía que lo siguiente le iba a molestar, sobretodo a Hana que estaba caminando de un lado hacia otro con las manos sobre la cintura. - ... no me vais a detener. - tras esto su madre giró el cuello de forma brusca e intentó intimidar a Lis con aquella mirada que de pequeña le daba tanto miedo. - No me vas a detener... - repitió Lis mirándola y seguidamente desapareció por la escalera.
Jin abrazó por los hombros a su mujer y esta se apartó de él bruscamente dedicándole una mirada asesina. Enfadada caminó hacia la cocina y abrió la nevera para coger un poco de zumo, después ella también desapareció por la escalera dejándo a Jin completamente solo en el salón. Él también tenía algo de temor de que a Lis le pudiera pasar algo, pero su hija ya era mayor de edad y estaba creciendo. Ella quería sentirse realizada y más de una vez habló con sus padres de la independencia. Lo que ellos no sabían es que los años pasaban fugaces y su pequeña princesa se estaba convirtiendo en una mujer de veinte. Jin podía aceptar la realidad más fácilmente que su esposa.
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Hooooolaa ♡♡♡♡
He aquí el primer capítulo del fanfic que tanto deseaba compartir con vosotrxs. ¿Qué tal os ha parecido la primera parte? ¿Os caen bien los padres de Lis? Dejénme las opiniones que crean oportunas.
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