Capítulo 14
Conduje todo el camino con el corazón en la boca hasta que llegué al hospital. Me dirigí a información, di los datos de mi hermano y me indicaron donde se encontraba. Tomé el ascensor hacia su piso. A cada segundo que me acercaba más a donde se encontraba, mi corazón se aceleraba más.
Llegué a la habitación donde se encontraba mi hermano y abrí la puerta rápidamente. Y allí estaba. Acostado en la cama. Tenía una venda en la cabeza y un brazo enyesado.
Estaba dormido, había un médico a su lado.
—¿Se encuentra bien?
—Recuperó el conocimiento hace unas horas, y volvió a dormirse. Dejémoslo descansar. —me dijo caminando rumbo a la puerta y saliendo de la habitación.
Me senté en el sofá a esperar que despertara una vez más. La puerta se abrió y entró Corrine.
—¡Jake! —exclamó mientras corría hacia su lado.
Se sentó junto a él, y con cuidado tomó su mano entre las de ella y le dio un beso. Al parecer no me había visto.
—Hola Corrine. —le dije mientras ella por primera vez me veía.
—¡Oh Jamie! —dijo mientras venía donde yo estaba y me abrazaba llorando.
—Ya todo está bien, tranquila. —le dije consolándola.
—En cuanto bajé del avión supe lo que había sucedido y salí de allí directo hacia a aquí. —me decía entre sollozos.
—Ya verás que va a estar bien, el es fuerte. —le dije mientras sin poderlo evitar comenzaba a llorar también.
—Lo sé, pero es que nunca lo había visto así, tan indefenso.
Una hora más tarde estábamos las dos sentadas en el sofá. Jake aún no despertaba.
—Porque no vas a la casa, te cambias y dejas el equipaje, yo estoy aquí con él.
—¿Segura?
—Si, anda. Yo me quedo con él.
Corrine se acercó a Jake, le dio un ligero beso en los labios y después cogió su equipaje.
—Si hay algún cambio antes que yo regrese me lo haces saber.
—Te llamaré en cuanto despierte. —le dije mientras ella salía por la puerta.
Y me quedé allí acurrucada en una esquina del sofá. Media hora más tarde, mi hermano comenzó a moverse en la cama con quejidos. Abrió los ojos, miró en mi dirección y me sonrió levemente.
—Hola —me dijo con voz rasposa.
Me levanté, casi que corrí hasta su lado y me abracé a él.
—Con calma. —dijo quejándose.
—Lo siento. —le contesté con lágrimas en los ojos mientras aflojaba mi agarre.
—No llores Lex, estoy bien. —me dijo pasando la mano por mi cabello.
Pero no puede evitar pensar en nuestros padres. Ellos fallecieron en un accidente de auto. Y por un momento pensé que a mi hermano le sucediese lo mismo que a ellos.
—Mírame, estoy bien. —me dijo levantando mi rostro y limpiando mis lágrimas.
Levanté mi rostro y miré por primera vez a mi hermano. Tenía un pómulo algo hinchado y un corte sobre una de sus cejas donde tenía varios puntos.
—No sabes lo angustiada que he estado durante todo el trayecto hasta aquí. Y la espera a que despertaras.
—Cuando llegué al hospital les dije que no te llamaran.
—Hicieron bien en llamarme, soy tu hermana Jake, y me necesitas a tu lado.
—De acuerdo, ya estás aquí. ¿Qué tiempo te quedarás?
—Hasta que estés en la casa.
—¿Y Corrine? —preguntó mientras miraba en todas direcciones buscándola.
—Fue a la casa a dejar el equipaje, debe estar al regresar.
En ese instante se abrió la puerta y entró un médico que me pidió salir para examinarlo. Esperé afuera mientras el médico lo examinaba. Diez minutos más tarde la puerta se abrió nuevamente y el médico caminó en mi dirección.
—¿Usted es su hermana?
—Sí. ¿Cómo está él?
—Está evolucionando bien, lo mantendremos 48 horas en observación y si continua estable después de ese tiempo le daremos de alta.
—Gracias.
—Puede pasar nuevamente.
Y sin perder tiempo entré nuevamente en la habitación. Corrine llegó unos minutos más tarde y nos pusimos de acuerdo para turnarnos. Esa noche me quedé yo y la segunda ella. Pero a pesar de que ella estaba dentro, me fue imposible irme de allí. Y me quedé dormida en uno de los sillones del pasillo.
Desperté con el ajetreo de las enfermeras a la mañana siguiente. Todo mi cuerpo dolía por la posición en la que había dormido. Me levanté y entré en la habitación. Corrine estaba dormida, recostada a la cama. La moví y ella se despertó. Mi hermano aún dormía.
—Vamos por algo de comer. —le dije mientras ambas salíamos de la habitación.
Fuimos por un café y algo para desayunar y después regresamos junto a mi hermano. Cuando llegamos allí había un doctor en la habitación examinándolo.
—¿Cómo se encuentra? —preguntó Corrine mientras llegaba a su lado y lo tomaba por la mano.
—Su evolución ha sido como esperábamos, le vamos a dar de alta con algunas prescripciones médicas. —nos dijo el médico mientras ambas reíamos de felicidad. —Si aparece algún síntoma de dolor de cabeza fuerte o pérdida repentina de memoria, es necesario que regrese nuevamente.
—De acuerdo. —le dijo ella.
El médico salió de la habitación y ambas comenzamos a recoger las cosas que habíamos traído. Dos horas más tarde estaba aparcando en casa de mi hermano.
—No es necesario que me mimen tanto. —dijo mientras se sentaba en el sofá de la sala.
Era casi la hora de cenar. Cuando llegamos a la casa mi hermano se había acostado a descansar y en estos momentos nos sentábamos en la sala a esperar que estuviese la cena.
—Acabas de estar en un accidente, necesitas que te mimen. —le contesté sentándome a su lado.
—Y tu necesitas volver a tu vida, estoy bien. —me dijo mientras me tocaba cariñosamente la pierna.
Mi vida. Ni siquiera recordaba donde había dejado el teléfono. La última vez que lo había visto fue en algún lugar del auto.
—¿Cuándo regresas a L.A.? —me preguntó mientras yo lo miraba fijamente.
—Debo regresar mañana, pero vendré a verte entre semana si puedo.
—Estoy bien Lex, Corrine cuidará de mí.
—Entonces vendré el fin de semana. —le dije con una sonrisa mientras me levantaba del sofá.
Fui hacia mi auto en busca del teléfono. Y después de diez minutos buscándolo, lo encontré debajo del asiento. Completamente muerto. Cogí el cargador de la guantera del auto y entré nuevamente a la casa.
—Ve a darte un baño. —me dijo Corrine mientras me daba una ropa para ponerme. —Sé que dormiste en la sala de espera anoche. —me dijo mientras yo cogía la ropa de su mano.
—De acuerdo, gracias. —le dije mientras me dirigía hacia la habitación.
Entré al baño y comencé a desnudarme. Conecté el teléfono a la corriente y al mirar la pantalla tenía diez mensajes de voz.
Comencé a escucharlos a medida que me bañaba.
Los dos primeros eran de Jade.
"Supe lo de tu hermano, espero que se mejore pronto, el domingo voy a verlo."
"Si necesitas algo avísame, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea."
Y el resto, eran de Cassey.
"Supe lo de tu hermano. ¿Él está bien? ¿Tú estás bien? Llámame"
"El set de filmación luce vacío sin ti. ¿Cómo sigue tu hermano?"
"¿Porque no me llamas, estoy preocupado por ti?"
"Espero que tu hermano se recupere pronto y puedas regresar, te extraño. Espero tu llamada."
"Hoy le he gritado a mi madre. Estoy frustrado porque no estás aquí. ¿Cuándo regresas?"
"Lex, necesito escuchar tu voz y saber que estás bien, por favor llámame."
"Si no me llamas en las próximas 12 horas voy a ir a cerciorarme que estás bien."
"No he sabido nada de ti, o de tu hermano. No sé dónde estás y no me importa, voy a buscarte."
El ultimo mensaje de voz lo había enviado esta mañana. El no sería capaz de venir a Santa Ana solo para verme. ¿O sí?
Me vestí con la ropa que me había dado Corrine y salí hacia la cocina.
—¿Te ayudo con la cena? —le pregunté mientras me asomaba allí.
—Ya lo tengo todo preparado, ve a hacerle compañía a tu hermano. —me dijo mientras yo salía hacia la sala.
Me senté al lado de mi hermano y en cuanto lo hice alguien tocó a la puerta.
—¿Esperamos a alguien? —le pregunté mientras el se encogía de hombros.
Me levanté del sofá y me dirigí hacia la puerta.
—Seguro es Jade. —me gritó él.
Pero yo sabía que ella no era, me había dicho que venía el domingo así que imaginé que sería algún compañero del trabajo de Jake que venía a ver como se encontraba. Abrí la puerta y me encontré con una radiante sonrisa, un pelo negro revuelto y unas gafas aviador que ocultaba unos preciosos ojos verdes.
—Hola Lex.
—¡Cassey! ¿Qué haces aquí? —le pregunté sin dejarlo entrar.
—Vine a verte. ¿No escuchaste los memos que te dejé?
—Los acabo de escuchar en realidad, mi teléfono estaba muerto y con todo lo de mi hermano, ni siquiera sabía dónde lo había dejado.
—¿Cómo está tu hermano?
—Está bien. ¿Cómo me encontraste?
—No gracias a mi madre. Se negó a darme tu dirección.
—¿Entonces?
—Llamé a Jonathan y él le preguntó a Jade.
Por supuesto que había sido ella. La iba a matar cuando la viera.
—Pero cuando llegué a tu casa uno de los vecinos me dijo que no estabas allí, me contó lo del accidente de tu hermano y amablemente me dio la dirección.
—Aja.
—Resulta que las personas se muestran muy amables cuando un famoso les pregunta una dirección.
—Me imagino que sí.
—¿No me vas a invitar a entrar?
—Lex. ¿Quién está ahí? Hazlo pasar. —dijo mi hermano desde la sala.
—Ya lo escuchaste. Adelante. —le dije invitándolo a entrar.
Me aparté a un lado para que Cassey entrara. Y fue entonces cuando me percaté de como estaba vestido. Botas, jeans, chaqueta de cuero negra y traía en la mano un casco y unos guantes. Miré hacia él garaje y detrás de mi auto había parqueada una hermosa y elegante moto roja y negra. Igual a las de las competencias. Por mi mente jamás pasó que Cassey manejara una moto.
Cerré la puerta y caminé junto a él hacia la sala. Mi hermano se le quedó mirando fijamente.
—Jake, este es Cassey. Cassey, mi hermano Jake. —los presenté mientras Cassey caminaba hacia donde el estaba y le tendía la mano para saludarlo.
—Supe lo de tu accidente. ¿Cómo te encuentras?
—Adolorido. —contestó mi hermano mientras le estrechaba la mano y lo miraba de arriba a abajo. —Tu rostro me suena ¿Eres corredor de MotoGP?
—No. —le contestó riendo mientras se sentaba a su lado.
—Al verte con el casco por un momento pensé que lo eras. —le dijo mientras ambos reían.
—No, no lo soy. Soy actor.
—Ah, eso tiene más sentido. —dijo mi hermano mientras miraba en mi dirección.
—La cena está casi lista, porque no...—Corrine llegó a la sala y se interrumpió a media frase cuando vio quien estaba sentado al lado de su esposo.
—Corrine, este es...—le estaba diciendo, pero ella me interrumpió.
—Cassey Walker. —dijo ella en un susurro.
Al menos ella si lo conocía. Pero se había quedado congelada en medio de la sala. Cassey se levantó con una sonrisa y caminó hacia ella.
—Un gusto en conocerla. —le dijo tendiéndole la mano.
Corrine tomó su mano, nerviosa, aún sin podérselo creer.
—Creo que llegué en mal momento. —dijo Cassey mirando en mi dirección. —Mejor me voy y regreso en otro momento. —dijo él mientras caminaba hacia la puerta.
—Te puedes quedar a cenar. —le dijo Corrine de repente muy emocionada mientras se sentaba al lado de Jake.
¡Oh por Dios!
—No quiero molestar.
—No es molestia. —le dijo ella mientras se levantaba. —Es muy amable de tu parte preocuparte por Jake.
—No hay de qué.
—Lex, porque no vas poniendo la mesa en lo que termino la cena. —me dijo ella mientras desaparecía en la cocina.
—Déjame ayudarte, es lo menos que puedo hacer. —me dijo Cassey acerándose a mi lado.
—Muy bien, deja el casco en la butaca y sígueme. —le dije mientras me dirigía hacia el comedor.
Cassey dejó el casco a un lado y caminó detrás de mí.
Esto estaba por ponerse interesante.
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¿Que sucederá en Santa Ana?
Déjenme sus comentarios y no olviden votar.
Xoxo🐦⭐
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