––¿Jungkook? ––Jimin habló entrando por la puerta con un gran ramo de rosas.

––¿Tienes enamorado? ––se burló Jungkook viendo como toda la cara de Jimin se cubría por el ramo gigantesco entre sus brazos.

––Muy gracioso ––dijo, dejando el ramo frente a su jefe––. Esto, querido, es tuyo.

––¿Quién lo manda?

––Un tal Hoseok... Umm... Jung Hoseok.

––¿Y ese es...?

––Tu futuro novio, por supuesto ––contestó Jimin sarcásticamente.

Jungkook hizo una mueca y se quedó en silencio, observando el gran ramo de rosas.

––No ––dijo Jimin negando con su cabeza––. No, no y no. Ya es hora, jefe. Tienes que salir, probar cosas diferentes, conocer más gente, pasarla bien. Ya sabes, vivir la vida.

Jungkook alzó su vista hacia su asistente, enarcó su ceja derecha y dijo––: ¿Tienes lista la paleta de colores que te encargué?

Jimin suspiró ante la evasión del tema, pero asintió.

––Sí, ya se la he enviado a la novia para que elija.

––Bien.

Jungkook volvió a su laptop, tratando de concentrarse en sus tareas, mantuvo su vista fija en la pantalla hasta que escuchó a Jimin salir y cerrar su puerta. Era difícil plantearse conocer nuevas personas, incluso saberse solo no lo hacía experimentar deseos sobre abrirse de nuevo al amor, además pensaba que eso era algo que no se planeaba, simplemente sucedía.

Pero... Había un gran pero... Su nombre era Yoongi. Min Yoongi. Tenía lindos ojos, cabello liso y una bonita sonrisa. Le gustaba saber datos curiosos, como cuánto pesaba una abeja o si el cielo era azul de verdad. Usaba lentes de vez en cuando, a veces veía películas, pero disfrutaba mucho de componer canciones; aunque lo tomaba como hobbie, logró vender algunas hasta hacerse de cierto reconocimiento. Era algo tímido en ocasiones, pero cuidaba de la gente que le importaba. Jungkook le amó bastante, tan fuerte y desgarradoramente... Pero el destino era malévolo. Te hacía elevarte hasta lo más alto solo para dejarte caer sin previo aviso. Yoongi fue encontrado muerto en el baño de su casa, la criminología había dictaminado suicidio. Había sido una época difícil, Jungkook pasó meses pensando que había sido su culpa. ¿No lo había cuidado bien? ¿Por qué no prestó suficiente atención a las señales?

Alguien llamó unos días después, el apartamento necesitaba ser desalojado. No habían más familiares a quién llamar, Jungkook era el único en la lista de contactos de emergencia. Eso le dolió aún más.

«Así que no hay nadie más», pensó con tristeza, «solo era yo».

Con el alma partida tuvo que ir al apartamento de Yoongi a limpiar y sacar sus pertenencias, fue cuando encontró una carta dirigida a él.

"No es tu culpa", eran las primeras palabras escritas. Después de leerla, lloró como nunca. Tenía sentimientos encontrados, mucho dolor, y aunque le costaba aceptarlo también mucho enojo. ¿No había sido él lo suficiente para que se quedara?

La alarma del celular sonó sacándolo de su trance, Jungkook parpadeó tratando de volver a su realidad. Hacía mucho tiempo que no pensaba en aquello, pero era cierto que aún le extrañaba.

Intentó ser productivo el resto del día, pero no tuvo éxito. Rendido y sobrellevado decidió regresar a casa temprano. Solo quería dormir. 

***