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Capítulo 16

Los populares propenden a ganarse las miradas de los estudiantes. Son aclamados como si fueran Dioses. Pertenecen a la realeza del colegio, por lo tanto, son adorados por todos los estudiantes. Esta vez fue diferente, Justin no era observado por su posición social aquí, era observado por lo inflamada que estaba su cara. Su normalmente resplandeciente ojo había sido reemplazado por un moretón y su mejilla derecha tenía alguna que otra marca. Era obvio, se había metido en una pelea, y fue dura. Cuando llegó frente a nosotras pude sentir la mirada de todo el pasillo sobre nosotros, aunque quizá solo se trataba de un par de nosotros. Conecté ojos con él y me sentí mal, estos mismos que siempre irradiaban una alegría inmensa habían sido reemplazados por opacidad y tristeza.

–¿Qué te pasó? –Murmuré frunciendo el ceño. Si bien aún sigo enojada por lo de ayer con él, eso no deslegitima que me preocupe. Y mucho más viéndolo tan magullado y maltratado. Justin se mantuvo callado mirándome fijamente, desconcertándome en todo sentido. Parecía como si hubiera perdido la cabeza. Me giré hacia Sophia en busca de alguna respuesta, pero ella parecía igual de confundida que yo.

–Vamos a otro sitio, ¿vale? –Me incorporé y lo agarré de la mano para después comenzar a caminar al primer salón vacío que encontrara. Él me siguió sin poner objeciones. Quizá quería hablarme en privado para que nadie continuara de chismoso.

Cuando vi el salón del conserje, me pareció de lo más cliché y trillado. Pero ese lugar no tiene cámaras y dudo que alguien entre ahí. Está sucio y huele a químicos. Lo sé, porque una vez en sexto grado, Sophia y yo entramos... No me acuerdo el porque, pero el punto, entramos y quedamos asqueadas con todo lo que el salón representaba.

Respiré hondo y abrí la puerta empujándonos dentro de él. Cerré la puerta tras de mi e hice una mueca de disgusto debido al hedor que emanaba. Una combinación entre productos de limpieza, trapo mojado y suciedad. Estiré ligeramente mi mano derecha para alcanzar el interruptor de la luz sin tener que moverme mucho. El lugar era bastante reducido y entre más me moviera, más roce iba a tener con Justin y eso, sinceramente no me gustaría. Fruncí el ceño y tuve una jaqueca instantánea debido al resplandor que produjo la fuerte luz al prenderse.

Iba a abrir la boca para preguntarle de nuevo acerca de que sucedía, pero me vi interrumpida por la suya. Me agarró fuertemente de las mejillas y estampó nuestros labios en un beso brusco y desesperado, muy diferente al que me había dado en su auto. Parecía un animal hambriento. Me separé empujándolo en total desconcierto, esta vez no por preocupación sino por la sorpresa. Él se estrelló contra la pared haciendo caer una botella vacía de Decol.

¿Se había vuelto loco?

–¿¡Que mierda, Justin?!–Susurré gritando. No podía ser muy ruidosa, debido a que nos podían encontrar.

–Perdón, yo...–Se despeinó con algo de desesperación para después entrelazar sus manos en su nuca y echar la cabeza hacia atrás. –Quería hacer eso desde que te fuiste ayer... Debí haberte seguido. ¿Qué tal si te ocurría algo? Nunca me lo hubiera perdonado, Alex. –Volvió hacia mí. Sus ojos gritaban lo que su garganta no podía, su mirada decía más que mil palabras. –Perdón...–Susurró, para después volverse a acercar a mí–Deje que los celos me influenciaran, porque... Me gustas, Alexia –Sonrió como bobo y rió un poco, parecía como si se estuviese burlando de si mismo. –Y me gustas desde hace tanto tiempo...–Soltó una combinación entre un suspiro y un bufido–Pero siempre me dejé influenciar por mis amigos, por lo que ellos creían que era lo correcto e indicado para mí. Dejé por tanto tiempo que Cassidy y los demás manipularan mis decisiones... Gracias a eso, casi te pierdo ayer y... Perdón ¿si?

Entreabrí mi boca impresionada. Su confesión me había dejado en shock. No podía creerlo, Justin había dicho lo que tanto soñé de preadolescente. Y ya no sabía cómo sentirme. Quizá hace unos días le hubiera dicho que me sentía igual. ¿Pero ahora? Me sentía tan confundida. No sabía que sentía, o por quien lo sentía. Las cosas habían cambiado tanto en las últimas veinticuatro horas... Blake era como un huracán, cada vez que volvía a mi vida arrasaba con todo sin piedad alguna.

Abrí la boca para hablar, pero él me calló poniendo su dedo índice en mis labios. Después lo bajó lentamente y acarició mi labio inferior con su dedo pulgar.

–No tienes que responderme ahora... Solo te digo que voy a luchar por ti, Alex. Voy a enamorarte. –Murmuró mirando fijamente mis labios, sus dedos ahora rozaban mi barbilla.

¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? Por un lado, tenía a Justin, un chico dulce y amable que me podría dar la relación de princesa que tanto buscaba de pequeña. Pero por el otro tenía a Blake, un bad-boy sin corazón del que no tenía idea de sus intenciones... Que podía hacer lo que quisiese conmigo. A simple vista, la decisión es fácil, Justin es perfecto y debería quedarme con él... Pero siempre he sido tan masoquista, tan fuera de lo común... Me gustaba lo difícil, me gustaban los acertijos y Blake Smith era uno gigante. Quizá solo me atraía su misterio o inclusive su físico, quizá estaba confundiendo sentimientos con tensión sexual... O quizá me estaba excusando en eso para tener que elegir si o si a Justin y alejarme del peligro que representaba Blake.

–¿Si, hola? –Di un salto en mi puesto volteándome abruptamente hacia la puerta. El director estaba ahí parado, sus brazos cruzados sobre su pecho y su característica cara de severidad para infundir el temor en los estudiantes.

–Yo...–Justin susurró.

–Ahórrense las excusas. –El director lo calló levantando su mano. –Los dos a mi oficina, ahora. –Se hizo a un lado y extendió su brazo indicando al pasillo, señalándonos que saliéramos.

Justin y yo le hicimos caso a pesar que yo quería oponerme. Tenía ganas de pelear contra este hombre, pero simplemente... Me mantuve callada. Ya nos daría un buen regaño, lo último que quería era que llamara a mis padres. No me podía imaginar lo que ellos pensarían acerca de lo que estábamos haciendo, y más con la marca en mi cuello que hoy estaba oculta bajo un pañuelo.

El timbre resonó por todo el lugar y el pasillo se llenó de estudiantes dirigiéndose a sus salones. La mayoría nos miraban fugazmente al pasar junto a nosotros. Me valió una mierda, que piensen lo que quieran. Ignoraba las miradas indiferentemente hasta que conecté ojos con un chico en específico. Un chico que tenía la cara igual o incluso peor que Justin. No se trataba cualquier estudiante que pudiese pasar desapercibido...

Se trataba de Carson. El Carson de mi grado. El Carson que era mejor amigo de Justin desde que somos pequeños.

¿Se habían peleado? Bueno, eso era obvio, pero... ¿Por qué? ¿Qué show me había perdido tras irme de la fiesta? El ambiente se volvió tenso cuando ambos se encontraron de frente. Se miraron por unos segundos, pero casi de inmediato, Justin apartó la mirada y Carson siguió su camino.

¿Qué habría ocurrido?

He de confesar que siempre he sido egoísta en exceso. Desde no querer prestarle mis Barbies a Amelia hasta ignorar todo lo que ocurre fuera de mi vida. He estado todo el día tan metida en mis recuerdos de Blake, que no noté lo que ocurría a mi alrededor. Los mejores amigos, los compinches, los panas, se habían peleado. Carson no iba junto al grupito de Cassidy ahorita, y tampoco Justin. Algo gordo había ocurrido ayer, y quizá si hubiera prestado atención hace un rato, me habría dado cuenta.

Salí de mis pensamientos al darme cuenta que ya habíamos llegado a la dirección. La secretaria del director se estaba levantando de su escritorio de madera para abrirnos la puerta. Me da pena esa mujer, se nota a leguas que está enamorada del hombre divorciado.

Martín Hernández es un hombre que está a finales de sus cuarenta y principios de sus cincuenta. Su cabello castaño-rojizo ya tiene raíces. En su cara ya se comenzaron a formar varias arrugas, pero se ve bastante joven para su edad. Tiene una barba del mismo color que su cabello. El tipo es atractivo, quizá por eso gran cantidad de estudiantes se le insinúan. Sin embargo, él siempre los ha rechazado. Y eso es lo que más lo caracteriza. Es un hombre educado y dedicado a su trabajo al cien por ciento, por eso es que todos creemos que su esposa lo dejó.

Su situación me hace acordar mucho a una frase de la película ''El diablo viste a la moda''

A la persona a la que le respondes las llamadas, es con quien tienes una relación.

Hernández siempre estuvo demasiado obsesionado con su trabajo, lo que causó que perdiera a su esposa y la custodia de sus hijos de cinco y siete años. Este colegio es muy grande, pero muy chismoso. Sabemos toda la vida de todo el mundo.

Ahora, hablando acerca de Ester Serrano. Es una mujer soltera a principios de sus cuarenta, nunca se le ha visto con un hombre en los seis años que lleva trabajando en este colegio. Ella, a diferencia de Martín, es dulce y propende a ayudarnos a todos cuando tenemos un problema. Es el calmante de Martín. Ella es el extinguidor y él el fuego. Su cabello es negro, liso y muy largo, sus ojos tienen un tono verde-azulado muy bonito y habitualmente sus labios están pintados en un rojo carmesí fuerte. Tiene las típicas gafas de oficina, dándole un toque más serio. A comparación de Martín, ella se ve mucho más joven a pesar que solo se lleven algunos años. Todos tienen sus más oscuros secretos, y el de ella era su gran amor por Martín. Todos lo sabíamos, Ester no se esforzaba en disimularlo. Siempre se sonrojaba y se ponía nerviosa cuando él estaba cerca, sus ojos comenzaban a brillar y sonreía como no lo hace con nadie. Me da pesar. Ella merece tanto amor, y Martín nunca podrá dárselo. Lo único que ese hombre ama es su trabajo, en su vida no caben las relaciones.

–Pasen –Hernández señaló el interior de su oficina y Justin me dejó pasar primero. Solté un suspiro, se vendría un sermón largo acerca del respeto al colegio, las cosas que no se deben y se deben hacer y probablemente comience a darnos una clase de educación sexual. Cuando nos sentamos en las dos sillas frente a su gran escritorio, me dediqué a observar rápidamente la oficina antes que él junto a Ester se acomodaran. Todo estaba hecho en madera café caramelo, había un par de bibliotecas a los dos lados de su escritorio, estas mismas estaban llenas de anuarios y libros gordos de títulos que no alcanzaba a leer. Junto al ventanal que estaba tras su silla había una planta en una maseta blanca y la ventana estaba cubierta por la mitad con sus persianas blancas. El escritorio estaba hecho en madera, su silla era de esas negras de cuero que tienen rueditas donde podías dar vueltas y las sillas donde estábamos sentados Justin y yo eran de plástico. Para la pobre Serrano solo había un pequeño banco donde muy apenas cabía. Mis ojos se posaron en mis dedos cuando él hombre se sentó frente a nosotros y la de pelo azabache junto a él, fijándose en la libreta en sus piernas. Me imagino que para ''disimular''

–Bien, los escucho...

Tras eso, la sala se quedó en total silencio. A pesar que la situación se haya sacado de contexto, no creo que a Justin ni a mi nos interesara hablar sobre lo ocurrido.

–¿Usaron protección? –Lo sabía. Sabía que él junto a los demás estudiantes creerían que estábamos teniendo sexo.

–¿Qué? –Exclamó Justin rápidamente. Subí mi mirada hacia él y me enterneció mucho ver como sus mejillas se tornaron de un color rojo. –Señor con todo respeto, p-pero nosotros no estábamos haciendo... –Tragó saliva en seco–Eso.

–¿Y que hacían encerrados en la sala del conserje, entonces? –Él apoyó sus codos sobre la mesa y podía notar el reto en su mirada. Nos estaba desafiando. Dios, cuanto odiaba a ese hombre.

–Hablando –Intervine yo. –Él quería privacidad–Señalé a Justin–Y no creo que usted quiera que nos metamos a los baños, ¿verdad? Creo que sería peor visto, el hecho que un tipo de último año esté metido en el mismo baño al que van las niñas de doce años.

–No me gusta ese tono, Alexia –Me señaló frunciendo el ceño.

–¿Cuál tono? ¿El de la honestidad? Solo estoy justificando nuestros actos. ¿Eso no era lo que quería? ¿O ahora tiene desorden bipolar? –La cara de Hernández comenzó a tornarse roja, pero a diferencia de Justin que fue por la vergüenza, este hombre estaba ardiendo en furia.

–Martín...–Murmuró Ester con voz suave, el anterior mencionado soltó una larga respiración y cerró sus ojos. Serrano me miró a mi negando.

¿Qué dije de malo? Simplemente me estaba defendiendo. Los adultos se creen que por el hecho de ser adultos pueden creerse superiores a nosotros y tienen derecho a manejar nuestros actos y nuestra manera de hablar. Yo simplemente dije lo que me pidieron, si no le gustó como lo dije, ya no es mi problema.

–Alexia...–Él volvió a abrir los ojos, más relajado. –Recuerda que no soy un igual tuyo. No soy tus amigos, ni soy tu novio–Señaló a Justin.

–No es mi novio–Me apresuré a decir frunciendo el ceño. De reojo pude notar como este mismo se removió en su silla, causando que me diera cuenta lo que acababa de decir. O sea, es cierto. Pero quizá no debí haber sido tan cruda.

–Vale... Tu amigo. Sin embargo, yo soy tu director y merezco el mínimo de respeto

–¿Y yo en que momento lo irrespeté? –Fruncí el ceño–Explíqueme, porque lo único que estaba haciendo era darle la respuesta a su pregunta. Nunca lo insulté, ni lo grité... Debería revisar la definición de irrespeto si cree que de eso se trata.

–Alex...–Murmuró Justin entre dientes.

–Alex nada, –Me giré hacia él–No seas tan sapo para que dejes que te acusen de algo que no estás haciendo. Eso es calumnia, técnicamente. –Volví hacia el director–¿Sabía que eso es ilegal, señor?

El silencio reinó una vez más y sentí los aires de suficiencia y orgullo llegar. Mi madre es abogada, y me crió para defenderme contra todo y todos, si estaba ocurriendo algo injusto.

–Jóvenes...–Ester rompió el silencio para después aclararse la garganta–Es mejor que vayan a clase, no les haremos perder más tiempo. Gracias por explicarnos lo sucedido, y perdón por los inconvenientes. –Nos dio una sonrisa leve, por su parte Hernández susurró algo por lo bajo, claramente no lo entendí. No tengo oído iónico.

–Gracias Ester–Arqueé una ceja mientras me incorporaba. Le di una última mirada al director y comencé a caminar hacia la salida. De reojo pude notar como Justin me copiaba.

Al salir de la oficina solté un largo suspiro, eso estuvo intenso. Estos días he estado bajo mucho drama, sin duda necesito un descanso. Por lo tanto, comencé a considerar enserio la propuesta de Sophia en el camino hacia el salón. Quizá salir un rato a un plan normal me ayudará a relajarme. Y también conocer a nuevas personas fuera del circulo confuso y tenso de Justin y Blake. Ambos tienen mi cabeza hecha mierda.

–¡Hey, Alex! –Pude escuchar a Justin y me giré sobre mis talones para encontrármelo corriendo para alcanzarme. Cuando llegó a mi lado levanté mis dos cejas.

–¿Qué? –Hice una fina línea con mis labios. No era por él en específico, pero sinceramente en este momento, lo último que quería era hablar con él... O con Blake.

–¿Qué pasó ahí? ¿Por qué le hablaste así al director? –Fruncí el ceño tanto que inclusive sentí mis ojos cerrarse ligeramente.

–¿Qué? –A diferencia de la vez pasada, que mi tono fue indiferente, esta vez se notó el enojo en mi voz.

–Si, lo haz tratado horrible. Y...

–Mira, que hayamos salido un día o nos estemos hablando no te da ningún derecho de darme lecciones de respeto. En ningún momento lo he tratado mal, solamente nos estaba sacando de un problema. En vez de andar creyéndote el moralista deberías agradecerme, ¿Vale? Sinceramente no tengo ganas de discutir sobre nada con nadie ahora. Si solamente vas a venir a joderme la existencia, te lo puedes ahorrar –Solté un suspiro volviéndome a voltear y continuando mi camino. Esto es lo que me estresa de él. ¿Quién se cree? ¿Por qué mierda tiene que ser siempre tan sapo?

Respiré hondo antes de abrir la puerta para después ingresar al salón. Como esperaba, todas las miradas de inmediato se dirigieron a mí. Parecía como si fueran robots y cada vez que alguien entrara, todos tienen que ver de quién se trata.

–Good night, Clark. What are these hours?1 –Levantó su muñeca para observar el reloj en su muñeca–You are twenty minutes late. ²–Cruzó los brazos sobre su pecho.

–Estaba con el director–Murmuré.

–English, please. ³–Rodé los ojos.

–I was with the principal, if you don't believe me, you can go to his office and ask him ⁴ –Me encogí de hombros soltando un suspiro exasperado. Los profesores lograban sacarme de quicio con facilidad.

–Take a seat, please⁵–Señaló el interior del aula y entré. Las miradas me seguían como si me tratase de un puto fantasma. Si, también odiaba a mis compañeros. Unos chasquidos llamaron mi atención, giré mi cabeza buscando de donde provenían y al conectar ojos con los claros de una cierta rubia que señalaba la silla junto a ella, una sonrisita se instaló en mi rostro. Me hice camino entre los escritorios hasta llegar al de la esquina derecha en la penúltima fila. Dejé mi bolso en el piso mientras me sentaba en la mesa junto a Sophia. Ella la arrastró un poco causando que quedáramos más cerca.

–Te he guardado un puesto –Susurró

–Ya me he dado cuenta –Sonreí divertida mientras sacaba la laptop de mi bolso.

–¿Qué ha pasado?

–Te cuento todo en el recreo

–Pero...

–Es cuento largo–La interrumpí y ella se limitó a asentir.

Me volteé para colgar mi bolso en la silla, sin embargo, me detuve en seco cuando mis ojos captaron a Carson en la esquina contraria de donde yo estaba y en la última fila. Los populares tienden a hacerse siempre en las primeras filas. Y claramente había notado a Camille en los puestos de adelante. Pero él estaba ahí, solo, desconectado del mundo y mirando la ventana. Después me giré de nuevo, cuando escuché que Justin había entrado. Se había tomado su tiempo, eh. Pero eso no fue lo que más me sorprendió...

Lo que me sorprendió fue ver que igualmente se sentó en la última fila, solo que no en el escritorio junto a Carson sino el más alejado que encontró a pesar que casi todos estaban libres ahí.

Algo ocurrió ayer. Y algo muy grave.

1. Buenas noches, Clark. ¿Que cree que son estas horas?

2. Está veinte minutos tarde.

3. Inglés, por favor.

4. Estaba con el director, si no me cree, puede ir y preguntarle.

5. Tome asiento, por favor.

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