Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16. Destino.

Disclaimer: Amolad pertenece a The Snipster.

Debía ser un día lleno de alegría, con el cielo despejado y el sol brillando en lo alto, parecía una burla del manto celeste, que contrastara tanto con su actual estado de ánimo, el viento soplaba una balada de nostalgia; un canto tan añejo como el tiempo, tan puro como el amor, y que le hacía recordar un pacto, uno que nunca llego a cumplir con la persona que había escogido, y por sobre todo, lo escogió a él. Al único que dio sin temor su corazón, y arriesgo su vida misma para mantenerlo en el mismo plano terrenal; su bella muerte, su dulce noche, su brillante luna.

—Des, te amo—Susurro en una rota oración que se llevo el viento. El moreno odiaba estar esperando en aquel solitario balcón, escuchando a lo lejos las trompetas anunciando la llegada de los altos cargos de los reinos vecinos. Esperando a que las campanadas de la capilla tocaran, para reclamarle que debía estar ya abajo...

¿Cuándo había sucedido? O cómo, no lo recordaba, tal vez fue porque en la mortal mentalidad humana el matrimonio lucia con un pacto eterno que unía personas, la idea de unir pueblos con ello era hermosa, sin embargo en su egocentrismo y con su vida tan efímera, los humanos olvidaron, que un pacto como ese, debe hacerse con dos personas completamente interesadas, sino pierde por completo su valor. Dio un rápido vistazo al cielo buscando entre las nubes el valor para ceder o escapar, un motivo para retirarse o para aceptar la perdida y continuar con aquella tregua entre reinos.

Su pueblo no entendería, que ellos como almas inmortales, el amar es más complicado; que con lleva en lo profundo lo que profesan en sus votos de unión: "Desde la vida hasta la muerte". Es un acto de confianza y cariño, fusionar a dos almas, enlazar dos caminos, el pacto de dragones y humanos no es como el "acuerdo nupcial" de los humanos y ellos no lo habían entendido, es más puro, más sagrado, realmente en ellos es: Eterno.

Y por esa única razón, lo que estaba haciendo lo hacía sentir como si su corazón se rompiera en millones de cristales que se incrustaban en los órganos vecinos, y a su mente reprimiéndole en silencio que era un traidor.

Bajo la mira, Leo lucía con el más valeroso y cordial novio, aunque su mente y alma estuviera hechas pedazos, las alocadas olas de su cabello habían sido controladas con aceite, y su traje blanco contrastaba con su tersa piel canela, su capa colgaba de sus hombros ondeando con el viento, y un pequeño cristal de color ámbar, era la decoración del amarre sobre su pecho, con un mudo gesto dirigió sus pasos escaleras abajo.

Realmente prefería que fuera con la primera luz matutina, el día de esa ceremonia, si hubiese sido en la noche como la señorita Vanya propuso, Estaría descorazonado, sentiría la aguda mirada de Des desde lo alto reprochándole sus actos...

—No... tu no harías eso...—Se reprendió a sí mismo, mientras continuaba descendiendo—Seguramente sabotearías este tonto matrimonio, y me empaparías en la costa con las olas del mar...—Divago en su mente— "tal vez me llevarías a naufragar por el océano... y me dejarías volverte a encontrar"

—¡Leo!—Un grito lo saco de sus pensamientos, dirigiendo su mirada oliva hacía el dueño de aquella voz. —Todos te estamos esperando. —Murmuro, intentando que su voz no denotara ni falso ánimo, ni despecho.

—Sir. William. —Respondió el moreno con una ligera sonrisa que no llego a lucir real. Y desde que Mortem se había marchado nunca llenaron su rostro. —La Srta. Vega ¿Ha llegado?—Pregunto, sin que se asomara por su rostro la pena que guardaba recelosamente en su interior.

—Lo busca en el salón, Mi majestad—Inclino la cabeza aquél letrado.

Definitivamente el actual rey de Terra Nova no era la persona que conoció en su biblioteca, era más cordial, y los años que había vivido como dragón le otorgaban solemnidad a su porte, a veces extrañaba el poder regañarlo como un niño y poder discutir con él. La amistad que habían forjado durante años, era un grano de arena en el desierto que había vivido el dragón de la vida. Ya no eran... ni sería iguales, no había nada de él alocado joven que conoció una tarde traído por Lorraine. O por lo menos eso es lo que él creía.

—Gracias, —Murmuro—Mí amigo. —Terminó, alejándose a pasos lentos por el pasillo.

Entro por el salón con cautela, la hermosa mujer estaba de espaldas y aun así su belleza podría opacar a las rosas que adornaban el lugar, su espesa melena negra escurría por su espalda en petulantes ondas que formaban perfectas espirales al terminar. Su estrecha cintura se ceñía aun más por aquel apretado corset, ese que claramente no necesitaba, ella era lo suficiente esbelta, la mujer giro distraídamente mirando las decoraciones del salón, haciendo a las amatistas de sus ojos brillar con asombro, su sonrosada piel se satinaba cuando por los vitrales la luz la golpeaba.

La joven volteó al sentir la mirada de alguien, encontrándose con su futuro esposo. —Mí rey—Habló, inclinándose, para mostrar respeto, haciendo relucir a su exuberante escote.

—No es necesario, Princesa. —Contradijo el moreno, negando con su mano, y acercándose a ella.—¿Te gusta?—Pregunto señalando el adornado salón.

—¡Me fascina!— Exclamó con alegría, Vanya no había visto lugar más hermoso en la tierra, los vitrales de cristal cortado, cada cortina adornada con brillantes piedras, los candelabros con más de cien velas brillando, acabados en oro y plata, sus ambiciosos ojos corrían entre todos esos tesoros.

—Me alegra—Comento con serenidad, retomando la marcha a su lado hacía la capilla.

El oro, la plata, las piedras preciosas y los diamantes nunca lucieron atractivos para ningún dragón, porque con sus eternas vidas no tenían valor, le parecía gracioso que los humanos insistieran en llenarlos con aquellos regalos, cuando el único tesoro que necesitaba, resguardaban con envidia en lo profundo de su interior.

La delgada mano de la mujer atrapo la suya, entrelazándose. Su cálido tacto le estrujaba el corazón, haciendo a su mente pensar que preferiría un frio tacto en su lugar, que en lugar de amatistas preferiría el sol, que el engañoso carmín de sus labios fuera de un tono más pálido, quería alzar la mirada con alegría, en vez de bajarla con temor de no poder corresponder como era indicado.

Su mirada se opaco y se movió por inercia en la iglesia, no podía escuchar las campanadas, los elogios, las gratificaciones, todas las voces lucían tan lejanas aunque hubiera tantas, todas las luces no lograban iluminar su oscuridad, la dulce melodía de los coros nupciales quedaba enmudecida por los monstruos de su interior.

Vanya proclamo sus votos, y antes de que pudiera terminar, una nueva voz opaco el timbre agudo de aquella mujer.

—Acepto,—Pronuncio una voz solemne y clara— Ser la muerte de tu soledad, —El inquietante trance en el que se había sumergido Leo, fue remplazado por aquella suave voz, — Iluminar la penumbra de la oscuridad que deja el sol cuando descansando está,—No podía escuchar nada más que aquellos votos, y se negaba a voltear hacia quien los decía, porque estaba seguro que se toparía con la nada... Una vez más, — Yo arrullare a tus demonios en la noche de nuestro amor. —Leo cerró sus ojos con dolor, y las gruesas lágrimas cubrían su rostro, su interlocutor se escuchaba demasiado cerca —Seré tu Luna, tu noche, tu muerte.

El agarre frio de unos largos dedos contra su mano lo hizo voltear a ver a la persona que profesaba aquellos votos, y sonrió como un tonto, llenando a su rostro de alegría, perdiendo su verde mirar en el ámbar del contrario.... El nudo en su garganta no le permitía hablar, balbuceo entre sollozos, notando que era lamentable la imagen que debería estar dando. Recupero en un respiro la voz, y pronunció:

—Acepto, ser la vida en tu camino, velar tus sueños y protegerte en el descanso que deja la luna cuando el ocaso se va, prometo llenar tus días y espero poder conservar, en el menguante de nuestro amor, la sonrisa que me cautivo. Seré el caballero que proteja tu vida y tu alegría. Déjame ser tu día, tu sol, tu vida.—Terminó, si así quería jugar su mente, profesaría nuevamente sus votos hacía esa persona. No importaba que fuera una ilusión de su cabeza. Lo haría correctamente porque quien veía frente a sus ojos era su luna.

—Siempre, mi estrella.— contestó el alto, atrapando el cuerpo de Leo entre sus brazos.

El moreno se había desmayado ante el impacto de aquella revelación, Quizá. Un espeso humo rosado cubría toda la sala, los presentes se hallaban dormidos en los bancos, el cura miraba con asombro aquella escena quedándose perplejo ante los rápidos acontecimientos que había pasado.

Había sido un sabotaje, los caballeros que protegían la entrada habían sido desarmados por un hábil guerrero vendado, un sicario tal vez. No importaba porque se había tenido que enfrentar a Sir. William, Quien no era lo suficientemente hábil en su forma de dragón para el combate, sapientiae había resultado perdedor en su confrontación con el joven que respondía a Malik, cuyo cabello plateado le recordaba a Lorraine. —Somos los buenos, "anteojos"—le había dicho con elocuencia, sujetándolo fuertemente con esa arma extraña, formada por una corta cadena, un peso, y un anillo. William no tuvo tiempo de contradecir a su interlocutor, pues quedo inmóvil por el toque del índice de Thomas, dejando que Amare los burlara, llevando con ella a Des, hasta el centro de la ceremonia, los coros hicieron al acto pasar en silencio pero no en cautela, todos los miraron, y el bullicio se levantó, haciendo a los presentes levantarse de sus sillas, Amare bufó, y su aliento se disperso por el recinto. Des cubrió su nariz y boca con el pliegue de su capa, alejándose de los invitados y escalando por la escalera que daba hacía el altar, escuchó los votos de Vanya, que parecía desesperada para completar rápidamente su matrimonio. La miró con reproche y con un tono de voz autoritario y demandante sustituyo los suyos con los propios, y los reforzó con su amante. Sonrió, mientras sostenía el cuerpo de Leo contra el propio, — Considérate libre princesa, este dragón prefirió al caballero. —Comentó con sorna, refiriéndose a los viejos cuentos de hadas de rescates. La mujer lo miró airada, sus ojos chispeaban en rabia. —¡Tú no puedes hacer esto!—Grito con impotencia, mientras intentaba aproximarse al dragón y tomar al "rey" que le pertenecía. —¡El es mío!—Vocifero, mientras escamas purpuras se extendían por su columna, su lengua se extendió y partió en dos, mientras sus piernas eran sustituidas por un largo torso de serpiente. Deslizo la punta de su cola para rodear a Des con Leo. —"Él" dijo que su sangre me quitaría esta horrible condición.

—No entiendes, esto es una conquista a la casa real. —Habló Mortem antes de adquirir su forma de dragón. —Cuando acabe contigo, dile a tu "gobernante" que hay un nuevo rey en Terra Nova. -------------------------

Créditos: Morat--- cuando el amor se escapa. 

"...Yo que no supe cumplir mis promesas. Prometo ya no irte a buscar. Quise quedarme contigo una vida, pero los planes no siempre se da, antes me hirieron tus balas perdidas, hoy si las puedo esquivar" 

N.A: Buenas madrugadas tengan todos.

Esperando este disfrutando este pequeño drama dragoniano de fantasía, el cual esta hecho con todo mi amor.

Creo, me quedan aproximadamente dos capítulos más para lograrlo terminar,  humm suposiciones, piedrazos, comentarios, mentadas todo es bienvenido. 

se que esto queda con más dudas en el aire como: ¿Quien le dijo eso a Vanya? ¿Porque Des no apareció antes de la boda ?  ¿Porque apenas apareció locura y parece tan raro?  ¿Cuando rayos planeo juntar bien a vida y muerte?

Me encanta hacer drama...

Sin más que decir, se despide: Morachan.

P.D: jeje, les dejo este pequeño fanart:

Referencia al capitulo 12. Despertar.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro