12. Despertar.
Entre la cantarina risa de Des, y la singular luz que brindaban las luciérnagas al pasar por las entrañas del bosque, era difícil distinguir la realidad de la fantasía, haciendo a Leo pensar que estaba en el más hermoso sueño.
Las flautas, el arpa y el pandero aun se escuchaba a lo lejos, compitiendo con la risa del dragón de la muerte, la luz de la luna parecía enmarcar más aquellos ojos, y en un descuido; tropezaron cayendo en el verde pasto, entre flores y maleza, rodaron. Terminando con Leo por encima de Des, el alto no paraba de reír, hasta que se percató de la comprometedora escena.
Una mirada entre ambos, y el abrumador silencio del bosque les brinda una falsa privacidad, sin titubeos Leo presionó sus labios contra los de Des.
Un cómplice acto de amor es llevado a cabo con la luna como testigo, sus siluetas se enmarcan entre luces celestes y blancas, es el festival de la cosecha; la fertilidad inunda cada rincón del bosque y un momento, es lo que se necesita para que dos corazones desahuciados se encuentren.
El sol de un nuevo día hace a Leo, retorcerse en el lugar donde descansaba, el silbar de las aves lo despiertan, el suave tarareo de Des se escucha cercano, el alto tiene sus prendas puestas sin embargo el podría ser confundido con un travieso sátiro si no se vestía.
—Despertaste—Menciono Des, con sus mejillas sonrojadas y una tenue sonrisa, mientras acomoda su enmarañado cabello, y lo mira devotamente.
Leo sólo puede cubrir su desnudez, arrancando una risa de los carnosos labios, el día transcurría, con una calma entrañable, y una paz efímera.
Los dos se sienten tan cómodos, sin embargo algo sigue perturbando la mente de Mortem, entregar su corazón no podría hacerlo jamás, su corazón murió con Vitae, que esperaba descansará eternamente en paz.
Leo mira con envidia como Des sigue un ritual cada mes, llevando aquellas extrañas rosas carmín hasta el lugar de su último encuentro.
¿Era demasiado ambicioso pedir el corazón de la muerte? Suplicar por aquel sentimiento en el cual era correspondido a medias, ¿Qué tenía Vitae, que él no? ¿Qué debía darle a Des para .... Que lo mirará como a ese pedazo de tierra? Como aquel sello en los límites de la tundra y la pradera.
Tenían un acuerdo mudo, una relación basada en placer y felicidad, entre consuelos del alma, y sin reclamos, ni escenas, Mortem lo correría de su presencia, si exigía algo a lo cual no era merecedor, para Des... él era nada... estaba seguro que lo apreciaba, sin embargo no de la misma manera, ni en la cantidad que ansiaba.
"Un momento" es lo que lo ofrecieron y él acepto, nunca espero que un momento se convirtiera en su vida.
Leo mira como Des conversa amenamente con el adivino, las expresiones del dragón de la muerte son más relajadas, sus movimientos más amables, la barrera que había creado alrededor suyo parecía intangible en ese punto, siente miedo y celos de que alguien pueda tener esa sonrisa o el tacto de sus dedos.
Lo mira con el ceño fruncido desde su posición a un costado de la cueva, él árbol de manzano por debajo del cual los dos hombres conversan, mece sus hojas, jugando con las figuras que crea la luz del sol al atravesar su follaje. Des siente su mirada, gira hacia su dirección, y lo mira con asombro, el retira la vista, no puede dejar que él vea su molestia, no tiene derecho a esta.
Des se aproxima hasta Leo, mientras toma su rostro entre sus manos, el moreno lo mira con enojo y de las brillantes esmeraldas corren sin tregua sus lágrimas, intenta apartar las manos de Des, ¿Qué clase de teatro era el que habían montado?
—Leo, ¿Qué sucede?— Pregunta con congoja Des, mientras ve el rostro lloroso de Leo, intentando tocarlo si que aquél se lo permita.
—Nuestra promesa me hace decir: "nada"— Responde dolido —Pero, mi corazón me sigue presionando, ¿Por qué no puedes amarme como a Vitae? ¿Por qué no puedes corresponderme? ¿Qué haré el día en que no mires en mi lo que en cualquiera? La muerte es caprichosa y una vez que te obtiene ¿Te hace descartable?—Murmura con dolor— No tengo derecho a estas quejas, porque no tengo idea del dolor de tu alma, lo intento comprender y lo respeto— pauso mientras las líneas de aflicción eran borradas de su rostro— No pido tus respuestas... así que—"No pidas las mías"— ... no me preguntes que sucede.— Leo sale del recinto, dejando a un perturbado Des en la cueva.
Mortem se queda petrificada, cada palabra que ha dicho es cierta, había usado a Leo para pasar el dolor, nunca lo llegaría amar como a Vitae, ese amor ya había tenido su línea y había acabado, por eso... no podían ser iguales, sin embargo ¿Qué lo llevo a atar su Vida a la de Leo? Al instante que ellos llaman vida, ¿Qué haría cuando aquél muriese? Las sombras de la perdida que aun no sucede, lo hacen sentirse afligido.
Leo corre a través de la maleza, Des podría rechazarlo, en su cabeza sólo rebotan las preguntas que lo atormentan, llega hasta a un gran árbol, desquitando su furia con la corteza, golpeándola con real enojo.
El follaje su mueve, y las ramas lo rodean de apoco, "una criatura del bosque ha pensado" La añeja voz lo interrumpe de sus pensamientos—¿Qué sucede, mi príncipe? Creí que nos había olvidado.
Leo lo mira estupefacto, un hombre árbol, "la fusión de un alma y la tierra; los ancestros de todo, cuando la muerte asoma a la puerta de un ser vivo, este puede escoger varios caminos, y uno de ellos estaba enfrente a él, una decisión peligrosa, un promesa inmortal, casi como la de ellos y los dragones" Lo encontró en los libros de William, un ser que creían que había muerto con Vitae...
—¿Por qué su estrella no brilla? — el ramaje pronto adquiere la articulación de una mano, y la falange toca con sutileza la estrella grabada en su sien. —Ya veo— comenta comprensivo—Lo ha olvidado.
Como un choque eléctrico se transmite una fuerza hasta su sien; La estrella brilla, y los ojos de Leo resplandecen en un extraño color, más vivo que él propio, su piel canela adquiere un tono turquesa, el gigante de madera ríe por lo bajo, mientras ve como se transforma en... Vitae. En una versión más pequeña del imponente dragón de la vida, rodando y siendo retenido por el ramaje de aquella criatura, quien empieza a morir, al cederle su esencia.
—He cumplido Mi príncipe, recupere lo que le pertenece... y le fue quitado.
Des busca con desesperación al caballero, a Leo... sin encontrarlo por ningún lado, que tan dentro del bosque habrá llegado, donde debiera estar su corazón algo late, imposible... es un sutil llamado, el palpitar delicado de un corazón... o eso parece, imposible... toca su pecho, y corre en dirección de donde ha sido llamado.
De entre el viejo ramaje de un hombre árbol, una pequeña cola se esconde, y las escamas verde azuladas lo hacen caminar temeroso hacía su dirección, la creciente vegetación a su alrededor...
—Im...po...si...ble...—Murmura mientras lleva, sus manos sobre sus labios,—Tu... no puedes—la cabeza del dragón asomándose y el brillante color de su iris hace a Des derrumbarse en el sitio donde estaba. —¡¿Quién de todos ustedes está haciendo esto?! ¡¿Es divertido jugar conmigo?! —Nadie contesta sus interrogantes, es un sitio sagrado, sólo ese viejo árbol pertenecía a ese sitio.
El pequeño dragón, idéntico a Vitae pero más pequeño, sale de entre las hojas, se aproxima a él, y Des retrocede temeroso, limpia con su hocico sus lagrimas y su lame sus labios. Des continua temblando, y aparta a aquel dragón —Tu no...
—No puedo estar aquí— él retumbar de su voz en su cabeza, hace a Des voltear a verlo perplejo...
—Leo...
El dragón abandona su forma, y Leo aparece frente a él, con una mirada determinada, con un color de iris tan resplandeciente, y aquellas opacas estrellas al costado de su cabeza están iluminadas por un matiz oliva.
Des intenta huir de él, pero Leo lo sostiene fuertemente, Mortem aparta la mirada dolido, sin forcejear más —¿Es tan divertido jugar conmigo?— murmura roto, —¡Engañarme y meterme en este absurdo teatro!
—¡Porque te amo! —Grita Leo, no sabe cómo manejar esa situación, todos sus recuerdos recuperados en un instante, el encuentro, el afecto, el pacto, la unión, la separación... su vida después de eso, todo lo que tuvo que hacer para mantenerlos vivos a ambos. —No tienes idea de todo lo que ha pasado.
—¿Y tú la tienes?—Comenta con seriedad, mientras el agarre de Leo se hace más flojo—El llamado de esta mitad me hizo llegar a tu lado. —toca su pecho, mientras mira al suelo—Me pregunto si el llamado de ambas mitades no se hubiese hecho... sí... aun así ¿Yo hubiese abierto mis grietas contigo...?
—Des... por favor... escucha...yo...
—¡No quiero escuchar! ¡No quiero entender! Yo sólo te quería y necesitaba a ti... — las escamas aparecen en la piel nívea, el extender de sus alas empuja a Leo, y Des emprende el vuelo.
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créditos: Ballad of the goddess cover cassidy Sigouin
"Ha llegado tu hora; Nuestro gran héroeCon tu luz, une a la Tierra y el Cielo"
¿Ha donde irá mortem...? y sí, Leo es Vitae, ¿Qué hizo para que ambos estuvieran vivos?...
continuando con este extraño drama dragoniano, esperando sea de su agrado <3
Se despide con mucho entusiasmo, esperando tengan un excelente día:
Morachan
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