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10. Sentimientos crecientes.

Disclaimer: Amolad pertence a The Snipster.


El dragón de la muerte se derrumbo en los brazos del caballero, la fatiga, el dolor, la fiebre que no había cedido y que lo hacía consciente de su demacrado estado, le habían ganado la contienda.

Leo miró perplejo al hombre moribundo que yacía en sus brazos, no era pesado, sin embargo decidió acostarse con él sobre aquel prado, su corazón entonaba una canción que no recordaba, y sus manos por instinto fueron por la fina figura para aprisionarla en aquel abrazo, no iría contra ellos, la criatura que mantenía cautiva merecía vivir, tal vez más que él.

El aire resoplo lento, apacible, las pequeñas gotas que los empaparon lavaron las lágrimas que habían recorrido el delicado rostro de la muerte.

Leo no tardó en llevar a Des hacía la ciudad de los dragones, Amare estaba colérica, la mujer en su preocupación corrió por Marie, para poder hacer algo por Des, mientras cierto moreno se perdía en la figura de Mortem, recordando de apoco los versículos del libro que había leído ¿Cuánto debes amar a alguien para cederle todo lo que has sido? Inconcebible, Era una locura, Dar en voto de confianza lo que eres a otra persona, esperando que aquella lo cuide mientras, ella vela por ti en su sueño.

Si a él lo hubieran dado escoger, nunca habría aceptado ser el compañero de Vitae, como humano que se consideraba Leo, No podría cargar con el peso de ser la Muerte, realmente el beneficio de ser Vitae era enorme, pero aquel dragón debió ser muy solitario, el comienzo, la raíz del mundo donde ahora descansaban sus pies. Si vitae creo las plantas, los animales, las criaturas del bosque eso quería decir que era igual de longevo que la tierra, "Los dragones viven en parejas" "Sus longevas vidas les crea la necesidad de vivir acompañados" Algo así decían los textos, aquellas criaturas lucharían por tener un compañero, intentarían de alguna manera suplir la soledad con la presencia de su contrario; posiblemente de esta necesidad, nació que en los cuentos de fantasía, los dragones mantienen cautivas a princesas para convertirlas en sus esposas... ¿Qué le había dado Vitae a Des, para que él le diera su corazón?

"El sol" resonaba en su interior, como si aquel dragón hubiese cautivado de todas las manera el corazón de aquel hombre, llenando con su luz todas las grietas de su corazón humano, ese que ahora no descansaba en su pecho, ese que había sido perdido...

—Si yo fuera Mortem... odiaría a Vitae por dejarme en este lugar. Por llevarse mi corazón —Murmuro Leo molestó, mientras rozaba las hojas del libro que se encontraba leyendo a las afueras de la biblioteca, en un banco de madera.

Lo habían echado del recinto de curaciones, Marie dijo que prefería trabajar sola mientras sacaba a Lorraine y Leo, la pequeña mujer se mantenía dando de vueltas nerviosa por todos lados, mientras él había decidió coger un libro a hurtadillas de la colección de William.

Habían pasado varios días desde que había encontrado a Des en el prado, todo había sucedido demasiado rápido, Con el tiempo que pasaba en aquella ciudad lo ajeno se volvía cotidiano, no se sorprendería otra vez de ver a un golem, ni tampoco se espantaría de ver una ondina; sin embargo su curiosidad jamás terminaría de ser saciada en cuanto a dragones se trataba; las cualidades y virtudes de todos estaban en aquel libro, sin embargo había un texto incompleto en cuanto a mortem y un dragón faltante... "Vitae".

Sentía algo parecido a los celos por aquél dragón, ese que logró cautivar el corazón de Des.

—Hace años que no lo veía. —Una voz lo sacó del trance en el que se encontraba, los curiosos ojos ámbar miraban el libro que sostenía en sus manos.

—Estas aquí... ¿Estás bien?—Murmuro Leo, incrédulo, se sentía sumamente nervioso ante la figura del ajeno.

La mano de Des se deslizo por la hoja marrón, mientras sus finos dedos delineaban las figura dibujada en aquél libro, Una sonrisa vino a su rostro; se sentó junto a Leo, mientras el libro pasaba de las manos de Leo al regazo de Mortem.

Leo lo miraba, como si el ser sentado junto a él perteneciera a otra dimensión, sus movimientos eran tan tranquilos, sus largos dedos caminaron entre las hojas del libro llegando a una parte que él no había visto, en las hojas en blanco del libro; sacó una flor marchita de entre ellas.

—Te has acostumbrado a estar aquí. —Murmuro Des, mientras la sonrisa desaparecía de su rostro —Bienvenido seas a esta ciudad, gracias por traerme con Amare. —Se puso de pie nuevamente, mientras dejaba el libro en la banca junto a Leo, no había rastro de la fatiga que lo había asediado días pasados, estaba por completo sanado, por lo menos en cuanto a su exterior se trataba.

—¡Por favor, espera... Yo... quiero pasar más tiempo contigo¡—había gritado el caballero intentando llamar la atención de la alta figura que se encaminaba hacia las afueras de la ciudad.

Mortem no respondió ante la insistencia de Leo, continuo su camino; no le gustaba estar en la ciudad, los dragones eran criaturas rencorosas que aun recordaban el día en que él había perdido la calma y había arrasado con todo a su alrededor, nunca recibiría el perdón de ellos.

Leo sólo pudo ver como aquel dragón desaparecía de su vista, "La muerte es caprichosa" Pensó, en su aburrida eternidad había encontrado algo interesante que estudiar y ver.

Siguió a hurtadillas a Des, lo vio recolectar plantas y cazar animales, sus manos adquirían un color obsidiana parecido al de sus garras, una nota más: " La muerte es fuerte" Des tenía un extraño ritual de preparación de los alimentos y una enigmática esencia... " la Muerte es misteriosa" siguió con cautela a la alta figura hasta que se perdió entre la maleza.

—La muerte es astuta—Murmuró detrás de él, mientras Leo espantado caía de bruces sobre la tierra.

La risa de Des lleno el bosque, la presencia del alto hacía aquél lugar menos lúgubre, incluso podría decir que lucía fantástico, tan lleno de vida, tan rebosante de colores, con el ardor del resplandor del sol llenando las copas de los arboles, nunca antes el no hacer nada lo había llenado de tanta vida.

Leo se perdió en la sonrisa que adornaba la cara de Des. —¿No me odias?—Preguntó al recordar todo por lo que había hecho pasar al dragón.

—No tiene sentido, además ya te lo dije, en este momento no estoy seguro de lo que siento—murmuró—Aunque realmente no te entiendo, nadie quisiera estar conmigo, No entiendo porque sigues viniendo a mí.

—Ni yo lo sé. —Contestó con increíble sinceridad.

—Eres un tonto—Volvió a reír.

Los días pasarían entre ellos con una costumbre y cotidianidad casi inhumana, realmente era extraño que Des estuviera tan atado a un humano, para amare y su poder de ver más allá del corazón de los seres vivos, vio un ardor un sentimiento compartido en dos almas... tan lejano pero, que sin duda alguna era fuerte, difícil de definir.

Leo pasaba la mayor parte del tiempo al lado de Mortem asediándolo cual cazador, disfrutaba realmente de sólo verlo, su andar, su mirar, indiscutiblemente hermoso.

—¿Piensas seguirme hasta el baño?—Preguntó con gracia el alto de espaldas, sabía que detrás de la maleza entre los altos arboles de ciprés, era vigilado en la lejanía por cierta mirada oliva —Realmente no tengo interés en que me veas desnudo y pensándolo bien no me molesta. — ante lo dicho un moreno ardió en vergüenza, mientras salía del arbusto donde se encontraba. —pero, no me gusta ser perseguido—pronunciando girando sobre sus talones para estar frente al caballero.

—Lo siento, no busco incomodarte... es sólo que... eres interesante, diferente, —pronunciaba con cierto nerviosismo en su voz.

Des lo miró cálidamente mientras un sonrisa se dibujaba en su rostro—No tengo un corazón que ofrecer y aun a sabiendas de ello, sigues viniendo hacía a mi — murmuro mientras acariciaba su cara— el que debería decir eso soy yo. —El moreno por instinto cerró sus parpados, mientras Des se quedaba viéndolo... perdido, preguntándose... si podría seguir adelante sin él.—Eres muy ingenuo—golpeo con su índice su nariz. —Apenas apto para estar vivo, me pregunto... ¿Cómo es que llegaste a ser caballero?—murmuro, mientras le daba la espalda y seguía su andar.

—¡Podemos hablar de eso!, ¿si quieres?—preguntó como un sugerencia y suplica el moreno.

Con insistencia se mantenía al lado de Mortem, disfrutando de ver el cielo, de contar su pasado con tranquilidad si revelar su edad, perdiéndose en aquellos ojos que ardían como el sol, el tiempo que pasaba entre ambos no eran cronometrado por nadie, sin embargo algo parecía crecer más y más...

Amare miraba con curiosidad a aquellos dos, mientras veía a cierto mago esconderse fallidamente detrás de un barril, odiaba eso de aquel hechicero... el que la siguiera como si buscará algo, ese ser siempre veía a través de ella y eso le molestaba, ella era la única que podía hacer eso... leer sentimientos como si estuvieran escritos en las caras de los demás.

—Se ven cómodos juntos ¿No crees?—llamó su atención, tomando lugar a su derecha; Ella con indiferencia se dio media vuelta mientras continuaba colocando manzanas en su cesta, sin embargo aquél árbol era demasiado alto, no podría tomar a las más maduras, fue hasta que la mano de Thomas tomó a las más lejanas y se las extendió a ella que volteó a verlo apropiadamente.

—Gracias. —Murmuró mientras depositaba aquella en su cesta y aquél le sonreía con amabilidad.

—¿Entonces? Al fin me aceptaras una caminata Lorraine— Preguntó apenado el joven de ojos azules.

—No—Respondió de manera mordaz mientras apartaba sus ojos sakura de los de él, —"No estoy preparada para olvidar" — se dijo así misma mientras huía de ahí.

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Créditos: Daft punk + Julian Casablancas - instant crush.

"¿Puedo rendirme o renunciar?... Un poco más otra vez"

N/A: Ah, que dijeron, esta mora floja se olvido de este fic, y se pusó a escribir otro; realmente eso no pasó es sólo, que batalló mucho con el Sr. Tiempo... si maldito tiempo me las juega mal...

En fin, veamos como continua este drama dragoniano... es mi imaginación o ¿Este arroz ya se coció? ¿Será que Des se de una oportunidad de olvidar?

esperando tengan un hermoso fin de semana, se despide: Morachan.


Muchas gracias por seguir este pequeño fic. <3

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