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ᴇʟ ᴍᴀʀ.

El día estaba tan soleado, un buen día como para pasarla en la casa de playa que tenían ambos hombres, el hombre de cabellera larga y negra esperaba a su amante de mechones rubios teñidos, ambos tenían tal lujosa casa de verano por los ingresos que generaban en la pandilla criminal del cuál formaban parte, la Tokyo Manji se convirtió en la más grande pandilla de todo Japón, donde trabajaban de forma legal e ilegal, aunque sus mentalidades hayan sido corruptas, seguían siendo una familia. 

Luego de estar rodeados de armas, dinero, prostitución y trabajo sucio, ambos querían tomar un respiro de todo, y no había nada mejor que aquella casa en la playa. 

Kazutora horas después llegó estacionando su auto negro en la cochera, y sin perder tiempo fue a buscar a su amado de ojos cafés, Kazutora estaba de buenos ánimos por pasar tiempo con su amante y disfrutar del buen clima.

—¿Baji?— Preguntó cuando entro a la casa y no lo encontró, siguió llamándolo esperando ser respondido pero nadie respondía.

Kazutora trato de tomarlo con calma y siguió buscándolo hasta afuera donde la vista era el mar, su corazón se calmo cuando lo vio de espaldas contemplando la vista de las olas con el cielo celeste y refleto de nubes entre el sol, su largo cabello negro estaba suelto y era movido suavemente por la brisa, estaba vestido de unos short y una camisa sin abotonar. Se acercó hacia él para abrazarlo por detrás y esconder su rostro en su espalda.

—Este clima me pone de buen humor.~— Canturreo el mayor al sentir los brazos de su amado rodearle su cuerpo. —¿Nos metemos al agua? Se ve muy refrescante.— Con una sonrisa en su rostro se giro para desabotonar aquella camisa de oficina que tenia el de mechas. —Te hubieras cambiado antes de venir a la arena, idiota. 

—Te llamé y no contestabas, no tenía tiempo para cambiarme si no te veía primero.— Se quejo dejándose desvestir. —No me gusta que no contestes cuando te llamo...

Kazutora quedo solo con los pantalones de oficina, al ser desvestido por la parte de arriba, la brisa del mar salado le heló la piel y para apaciguar el frio abrazo por debajo de la camisa de Baji su cuerpo, al hacerlo podía sentir aquella marca de cicatriz en la cadera del contrario, se sintió inquieto, el clima estaba tan bien como para cambiar el animo de uno, pero Kazutora se sentía abrumado, estaba comenzando a respirar con dificultad, su cuerpo comenzó a temblar pero no totalmente por el frio del mar, odiaba sentirse así y sobrepensar las cosas, los recuerdos aparecieron en su mente, recordándole los errores que cometió en el pasado, el asesinato que hizo sin querer al hermano de Mikey, el intento de asesinar a Baji, el cual era el que más terror le daba, aquel recuerdo de querer matar a la persona que estaba abrazando le daba miedo, no era él cuando lo apuñalo, no estaba en todos sus sentidos cuando lo hizo y se arrepentía tanto, su respiración cambio a otra rápida que le causaba dolor por la forma exigente de respirar, le raspaba su garganta y nariz. 

—¡Kazutora!— Gritó Baji tomando de las mejillas al contrario, estuvo llamándolo desde que comenzó a temblar. —Tranquilo, estoy bien. ¿No ves?— Limpio el sudor que bajaba de la frente del de lunar, sonrió cuando su respiración se regulo. —Tora, disfrutemos del día. ¿Bien?— Preguntó llevando las manos del contrario a su rostro, besando sus muñecas donde habían algunas marcas y se dejo acariciar por sus dedos. 

—Si...hagámoslo.— Dando toda su atención a Baji, ignorando sus pensamientos, se concentro en ver aquel atractivo rostro de su pareja. 

Baji siempre encontraba la forma de calmarlo de sus pensamientos que lo consumían, cumplió con la promesa de estar al lado suyo a donde fuera que vaya, también tomaba la responsabilidad de aquel crimen que cometió, siempre incluyéndose en la muerte de Shinichiro aunque el no haya hecho nada, hacía que compartiera su dolor sin dejarlo solo con tanto sufrimiento, hasta fue perdonado cuando intento matarlo apuñalándolo.

Aquella vez cuando lo apuñalo, reaccionó minutos después de hacerlo, Baji estaba en el suelo siendo sujetado por aquel rubio, el juraba que lo había matado por lo que escapo del lugar, estuvo un mes escondido de todos, no quería ver a nadie, y creyendo que Baji estaba muerto, intento quitarse la vida ahogándose con la marea, pero había sido detenido por él mismo, creyó que era una alucinación, pero no lo era, era Baji, estaba vivo y estaba deteniendo su intento de suicidio, estaba tan feliz pero con miedo, ya no estaba tan cuerdo como antes, se sentía una amenaza que no debía estar cerca de los demás, pero no, Baji era terco y determinado que le hizo entender que fue sin querer, que realmente no quería apuñalarlo y solo fue un error. 

Los primeros meses fueron desagradables, las pesadillas, junto con los ataques de ansiedad, la hiperventilación que lo atacaba en momentos de felicidad, sentía que no debía ser feliz, pero Baji no se rindió y lo acompaño en su lucha consigo mismo, estuvo a su lado consolándolo, ayudándolo a controlarse, aunque los ataques hayan disminuido, cuando lo abrazaba y sentía aquella cicatriz, todo comenzaba de nuevo. 

—Las olas junto con las gaviotas hacen un canto relajante, calmado y entretenido, tanto que al sumergirnos sería más claro. 

Baji tomo la mano de Kazutora y entraron al mar, a Kazutora no le importo entrar usando aquel pantalón de oficina, toda su atención estaba en la gran sonrisa que tenia Baji, cuando el agua les llegaba hasta los hombros el de cabello largo lo abrazo. 

—Esto es magnifico. 

—No puedo pisar el suelo...

El aroma salado y la risa del contrario lo hizo distraer de sus recuerdos, estaba siendo abrazado por el mayor y también para que no se ahogara porque realmente no sentía el suelo. 

—Baji, no te atrevas a dejarme nunca, tampoco a soltarme o te mato. Estas advertido.— Rodeó sus brazos en el cuello del mencionado con temor a ahogarse.

—Como digas.— Respondió burlón besando su frente. 

Estuvieron horas dentro del mar, Baji tenía en sus brazos a Kazutora y en algunos momentos lo soltaba y se alejaba de el para darle un pequeño susto, también el de mechas cuando volvía a sujetarse del de ojos cafés lo golpeaba por el susto. 

El atardecer llegó causándole sueño al de ojos ámbar, ambos salieron del agua y Baji tenia al contrario en sus brazos, Kazutora estaba agotado. Baji se dirigió a la casa, hacia la habitación para dejar al de mechas en la cama.

—¿No nos bañaremos? 

—Estas cansando, mañana temprano lo haremos.— Dijo dejándolo en la cama y quitándole los pantalones con la ropa interior para secarlo con una toalla, mientras secaba su cuerpo, también dejaba rastro de sus besos. 

—Aléjate, apestas. 

—Ow, pero estas tan delicioso.~— Dijo entre risas mientras lamia su pecho, dejo la toalla a un lado para tomar sus muñecas y besar aquellas cicatrices, aunque le doliera ver marcas en el cuerpo de su pareja, hacía de todo por hacerle entender que para el era perfecto, dejo sus muñecas y fue hacía el cuello de Kazutora para lamerlo y dejarle pequeñas marcas. —¿Realmente estas cansado?

—Baji...tengo sueño.— Murmuró ruborizado, estaba un poco inseguro por los besos en sus marcas de las muñecas, y también porque su cuerpo olía al mar. 

—Esta bien, no te obligare a nada.— Beso sus labios y por ultimo su frente. —Pero si te obligare a tomar tu pastilla antes de dormir.

—¡No quiero!— Se cubrió con las sábanas dándose la vuelta, odiaba tomar su medicamento. 

—No te pregunte si querías o no, es para que mejores.— Tomo las pastillas de la mesita de noche poniéndosela en su lengua y tomo un sorbo de agua, Kazutora debía de tomar su medicación y no iba a dejarlo pasar. 

Kazutora fue sujetado de su mentón y obligado a abrir la boca por el pulgar de Baji para que luego este lo besara e hiciera tomar aquella pastilla. 

—¡Buag!

—Buen chico.— Se desvistió y entro entre las sabanas para abrazar al contrario. —Ahora si a mimir.

—Bastardo. 

—También te quiero.— Con sus brazos rodeo el delgado cuerpo de su pareja y beso su frente. —Descansa. 

Después de todo no era tan malo, los cálidos brazos de Baji hacían calmar a su alborotado corazón, el embriagante aroma salado del mar lo relajaba, y aquella melodía que escuchó Baji, también pudo presenciarla, un suave canto de la olas junto al de las gaviotas, pequeños zumbidos y llamativos ruidillos que escucho junto con Baji, era bello. 

Lo importante era que ambos estaban vivos, juntos y demostrándose cuanto se amaban, finalmente Kazutora durmió sin tener alguna pesadilla.

Baji siempre terminaba siendo su salvador, iluminando su lamentable vida. 











☁☁☀☁☁

Esto es como terapia gratis(? 

Muchas gracias por leer hasta el final, amo a esta pareja y no pude evitar escribir de ellos, tenía tantas ideas sobre hacer un fic de ellos que no sabía si hacerlo donde Baji moría y Kazutora se quitaba la vida, o hacerlo donde Kazutora aprendía a vivir sin Baji o uno donde los dos viven y son felices, por lo que termine haciendo estos tres finales :D, como sea me gusto el resultado y espero que también les haya gustado. <3


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