Prólogo
El grito desgarrador de una mujer resonó en toda la casa, asustando a los habitantes de esta.
-Tranquila, amor. Trata de respirar hondo y....-
-¡Y tu ¿qué piensas que estoy tratando de hacer?!-exclamó la mujer alterada, pues su marido no estaba haciendo mucha ayuda en aquel momento.
-Papá, algo esta saliendo de mamá. ¿Es su panza?-pregunto el niño peliverde de manera inocente.
-No, tonto. Es su trasero-respondió su gemelo que se encontraba al lado.
Este pequeño par, estaban atrás del padre observando todo atentamente.
-¡¿Qué hacen ahí?. Vayan a buscar agua antes de terminar traumados!-
-Papá, el único traumado eres tu-hablaron a la vez.
-¡Vayan por el agua!-
-¡No le grites de esa forma a mis hijos!-exclamó la madre con enojo en su voz.
-¡También son mis hijos!-
-¡No me grites, idiota!-
-¡No te estoy gritando!-
Los pequeños se miraron, se encogieron de hombros, buscaron unos pequeños baldes y se retiraron.
Un grito volvió a salir de los labios de la mujer. Ya no aguantaba más el dolor. No recordaba que fuera tan doloroso.
-Esta bien, amor. Puja, vamos, puja-indicaba el hombre. Y la mujer, sacando fuerza de quien sabe donde y aguantando todo tipo de dolor, pujo.
De esta manera, pasaron los minutos. El par de gemelos decidió colocarse tapones para los oídos, evitando escuchar los gritos de su madre, para así poder estar cerca de la puerta y ver la llegada del nuevo integrante.
Unos minutos más transcurrieron, para después, los gritos de la mujer cesaran y fueron reemplazados por los llantos de un bebé. La mujer, exhausta, dejo caer su cuerpo en la cama con una sonrisa, pero el hombre que cargaba al pequeño bebé no transmitía la misma felicidad. El par de gemelos, a pesar de su corta edad, al ver al bebé, supieron que un final y un inicio los arrastró hacia la realidad que su familia trato siempre de escapar generación tras generación.
-Es una niña-
El anunció del hombre logró borrar la sonrisa de la mujer. Soportando el dolor y sacando fuerza, colocó sus brazos a los costados e hizo soporte para poder ver al bebé.
Era una niña.
Una hermosa niña.
-No lo hagas, por favor-suplicó la mujer.
El hombre se levantó.
-Si no lo hago... Tu....-emprendió caminó hacia la salida.
-¡No lo hagas, por favor. No lo hagas!, ¡es tu hija!-pero eso no lo detuvo.
El hombre salio de la habitación, sin percatarse que atrás suyo, sentados, estaba el pequeño, sin sus tapones, oyendo todo.
Tomados de la mano con fuerza, se miraron.
-Tu crees....-
-No lo hará-
De fondo, se podía escuchar el llanto de la bebé que aún buscaba el calor de su madre y el de su padre, acompañados de las suplicas de la mencionada.
-Él no es como el abuelo-
-Pero el abuelo no mató a mamá-
-Pero mató a todas las hermanas de mamá-
La bebé aún seguía llorando, ahora se encontraba acostada en la fría mesada de la cocina, enfrente suyo el hombre con un cuchillo en sus manos, mirando fijamente al bebé. Ya no escuchaba las suplicas de su esposa, ya no escuchaba los llantos del bebé, ya no escuchaba sus pensamientos, solo quería darle un final feliz a ese tormento.
Elevó el objeto filoso y lo bajo rápidamente.
Sin embargo, la punta del cuchillo jamás tocó al bebé.
Amaba a su esposa, la amaba incondicionalmente que mataría a cualquiera para que ella pueda seguir con vida, pero no podía matar a esa pequeña criatura que también amaría con la misma intensidad.
Tiró el cuchillo. Cargó a su bebé y la abrazo aferrándola a su cuerpo, transmitiéndole el calor que necesitaba.
-Perdóname, por favor-
El hombre comenzó a correr en busca de su esposa que aún, débil, estaba en su habitación tratando de pararse con la ayuda de sus hijos para detener a su esposo.
-Perdóname-susurraba el hombre en el oído del bebé que poco a poco se iba calmando.
El hombre llegó a la habitación donde vio a su esposa e hijos. La mujer visualizo a la pequeña que descansaba en sus brazos soltando pequeños sollozos.
Una sonrisa de alivio con lágrimas recorriendo sus mejillas fue lo que pude expresar la mujer.
.
.
.
-Ha nacido-
-¿Y qué es?-
-Una niña-
Hubo un pequeño silencio que lograba demostrar la tensión entre los dos amigos.
-No la mate-
-Pensé que la amabas-
-Y lo hago, pero no la puedo matar-
-Entonces, ¿qué piensas hacer?-
-Me iré-
-¿Y ella?-
-Hasta ahora no se ha ido creo que...-
-No mantengas las esperanzas. Ya conoces la historia-
-Lo sé pero por ahí.... Ella viva-
-Ya sabes lo que pasara y todavía estas a tiempo-
-Lo sé, pero ya tome una decisión-
-Entonces, te deseo la mejor de la suertes-
.
.
.
La noche calurosa cubría la ciudad por completo.
A estas horas, todos se encontraban durmiendo, o al menos eso se hacía notar en aquella lejana casa.
La mujer que dio luz a su hermosa hija, termino de escribir una carta. Se levanto de su asiento y salio de la habitación/oficina. Camino recorriendo con las yemas de sus dedos la textura de la pared, con una sonrisa nostálgica al saber que esto era un adiós. Subio lentamente las escaleras y camino hasta la habitación de su par de gemelos, los contemplo durmiendo tan pacíficamente. Se acerco a ellos y les dio un beso a la frente a cada uno. Salio de esa habitación y se dirigió a la suya, con la que compartía con su esposo y su hijita. Se acerco a la cuna de la bebé y la contemplo.
Y en ese instante, notó la presencia de un intruso en la habitación. Un cuarto integrante, una sombra.
-Sé que ahora ya no soy más tu Eve, pero.... Como la Eve que fui para ti, como una integrante más de esta familia, como amiga, hermana y madre, te pido... No, te ruego, que por favor la cuides para que no viva lo que yo viví-hablo mirando a su bebé. Extendió su mano y acarició su pequeña y suave mejilla. Sin más, se acerco a su mejilla y le depositó un pequeño beso.
Cuando se alejó de la niña, miró a la sombra y sonrió abrió sus brazos. Esta se acercó y la abrazo con fuerza, odiaba estas situaciones, y a pesar de que siempre huía ahí esta, como su instinto se lo ordenó,despidiéndose.
La mujer rompió el abrazo y le regalo una última sonrisa a la que una vez fue su fiel acompañante. Volteó, dándole la espalda, y se encaminó hacía su cama para darle el último beso a su esposo y salir de aquel lugar, para encerrarse en el sótano.
La sombra la vio nacer, la vio crecer y ahora la verá partir.
Cerró los ojos decidida a irse de la esa casa para no ser testigo de los sucesos dolorosos que traerá el amanecer.
Algo la detuvo, algo la obligo a abrir los ojos y dirigir su mirar en la cuna del bebé y eso era un la lazo.
Un lazo blanco rodeaba su cuello. Recorría suavemente como una serpiente por el suelo hasta llegar a la cuna.
Imposible
De la ventana abierta, un lazo celeste comenzó a acercarse a la cuna de la infante.
La sombra, inmediatamente, se acerco a la ventana para poder visualizar, como otros seis lazos hacían su aparición. A pesar de que todas venían en diferentes direcciones, todas compartían el mismo destino.
Lentamente, un lazo azul fue el primero en entrar, seguido de esté vino un lazo verde. El intruso solo se limitó a ver como los lazos iban respetando el orden. Violeta, naranja, amarillo y rosa.
Parecía que todo se terminaría ahí, debido a que el orden fue respetado.
Pero no fue así.
No puede ser.
Fue un lazo rojo, el último en llegar a la cuna. Posteriormente, una pequeña pero potente luz de diversos colores iluminó vagamente una parte del interior de la cuna. La sombra se acercó y miró a la niña quien dormía plácidamente sin saber lo que ocurría a su alrededor. La luz era causada por la unión de los nueve lazos que rodeaban la muñeca de la recién nacida. Repentinamente, la luz dio un fuerte resplandor y desapareció al igual que los lazos, dejando a la sombra anonadada.
Damas y caballeros, la profecía dio su inició.
.
.
.
.
***
.
.
.
.
-Que aburrido-susurró una hermosa chica que descansaba bajo la sombra de un árbol-C3 siempre se lava las manos cuando se trata de algo "peligroso"-
De mala gana, doblo el papel que descansaba en sus manos y lo volvió a meter en el sobre blanco, sellándolo sin ningún tipo de problema.
Comenzó su caminata a paso lento, siendo seguida por su fiel acompañante.
La noche caía sobre ella, en esas alta horas de la madrugada estaba garantizada su soledad, por eso optó por hacer su aparición ahora, sabiendo que nadie la descubriría y así confirmar sus sospechas.
-Posiblemente se arme un disputa como cuando votaron la ejecución de su creador, ya que ahora no están solo, y por más que no quieran, esta carta también va dirigida a sus Eve's-
La chica detuvo su andar cuando quedo enfrente de una puerta marrón, lugar donde dejaron la carta. Se inclinó, e hizo pasar la mitad del objeto sobre la puerta. Volvió a su postura normal.
-Estúpido C3. Siempre fueron unos parásitos, ahora los odio más-
Se giro para ver con una sonrisa a su fiel acompañante.
-Nee~ y tu ¿qué opinas?-
.
.
.
.
*~*~*~*
Hola gente sexy.
Vuelvo hacer mi aparición con este fanfic.
Y ¿por qué decidí hacer este fanfic?
Amigos míos, esta es la respuesta.
He buscado novelas de Servamp millones de veces pero ninguno tiene lo que a mi tanto me gusta (el maldito salseo de un buen harem, joder).
Puede que este fanfic este más relacionado con el manga que con el anime (me termine de leer todo el manga y todavía no supero el que me hallan dejado con la intriga. ¡No me pueden hacer esto, simplemente no pueden!)
Volviendo a la realidad real. Espero que les guste este fanfic, tanto como a mi me gusta escribir fanfic's.
Y sin más preámbulos los dejo aquí.
Sexys besos para todos.
Nyx.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro