Nunca la había visto.

Ni siquiera sabe quien es.

Aún así, ella descansa bajo sus brazos, la cual la envolvía con la intención de protección. No sabia el por qué de su actos, solo era consciente de que no quiera apartarla.

Ella se removió un poco, al parecer estaba dormida.

-Tus acciones son tiernas... pero...-la joven movió su cabeza, elevándola un poco, para ver el mirar del joven, quién luego se sorprendió al encontrar unos orbes inyectados en negros, un esclerótica roja y pupilas blancas-Soy... peligrosa-

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.

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-Licht-tan ¿dónde te metiste?-

Entre los pasillos de la posada de aguas termales, un pequeño erizo, caminaba hace bastante tiempo en busca de Eve.

Tenía el presentimiento de que algo sucedería, y por instinto de miedo, temía que fuera su Eve el desafortunado.

No obstante, su camino fue interrumpido por las piernas de un humano.

Ay no.

-Ump-

La persona se dio media vuelta para ver al animal, que logró llamarle la atención y causarle mucha ternura.

-No puede ser-

Lawless al escuchar la dulce voz dedujo que era chica.

Esta se agachó con la intención de tomarlo.

No, niña. Ahora no.

Iba a sacar sus afilas espinas pero, una mirada verdosa lo detuvo.

-Kyaa~ kawaii~-exclamó la chica tratando de demostrar la ternura que causaba dentro de ella aquel animal. Lawless no hacía más que mirar-Eres muy tierno-la chica acercó su rostro hasta que la nariz del animal y la suya se acariciaron, sorprendiéndolo más.

La chica alejó su rostro de esté y luego miro a su alrededor.

-Que raro. No sabía que en esta clase de hotel se permitía animales-

Se levanto cargando al erizo en su brazo.

-Tratare de buscar a tu dueño-le hablo al animal regalandole una sonrisa-O tal vez puedo hacer que busco a tu dueño y quedarme contigo al menos un día-

¿Eh?

Para cuando Lawless quiso reaccionar, ya estaban en el pasillo que los conducía a la habitación de la chica.

Este observó mejor a su alrededor notando un pequeño detalle. La habitación de la chica estaba al lado de la habitación donde se encontraba su Eve.

Lawless se movía bruscamente al notar lo cerca que estaba de poder encontrar a este último.

-Oye, tranquilo. No te haré nada malo-la chica apretó un poco más su agarre-Solo quiero pasar tiempo contigo unos momentos-

El erizo dejo de moverse, e intrigado, elevo su mirar. La chica, a través de sus orbes verdes, expresaba angustia, preocupación.

Detuvo su andar, abrió la puerta de su habitación y se adentro. Cerro la puerta. Se agacho para dejar al animal en el suelo, este solo se limito a verla.

-Deje ir a una amiga. Y ahora tengo miedo de que le ocurra algo malo-

Silencio.

No creo que Ángel-chan me busqué o se de cuenta de mi ausencia.

Camino unos pasitos hacia la chica y se tiro de espalda mostrando su pancita mientras movía sus manos llamando su atención.

-Kawaii-exclamo la chica ante la ternura de su acción, acerco su mano para acariciarle la zona despejada.

Y esta niña parece tratarme bien.

.....

Mientras Ángel-chan no salga de la habitación no romperemos tanto la distancia límite.

......

Creo que me quedaré un tiempo con esta niña.

.

.

.

La noche llego.

La joven, prepara su cama para dormir. El animal, estaba en su almohada, moviéndose en pocas ocasiones. Tenía que admitirlo, estar con esa chica lo relajó bastante, será por los mimos que les brindó. Esto no logro evitar el hecho de lo observador que es. El día de hoy, dedujo distintas manías de la menor y diversos hoobie's. Sin embargo, había algo que no lograba entender del todo aquel vampiro; el hotel donde se encontraban era exclusivamente para persona de mucho poder económico o grandes famosos, y a sus ojos, jamás había visto a esa chica en ninguno de los mundos.

-Listo-su voz logro traerlo a la realidad. Giro su rostro para verla.

Es hermosa.

Consigo llevaba unos short's y una remera color verde manzana larga que hacía juego con el color de sus ojos.

La chica se estiro un poco mientras caminaba a la cama. Tomo al erizo mientras se acomodaba dentro la cama. Una vez cómodo, dejo al erizo al lado de ella pero respetando cierta distancia.

-Buenas noches, pequeño-dijo con una sonrisa.

Lentamente fue cerrando sus ojos.

De esta manera, el tiempo comenzó a transcurrir.

Lawless observaba a la chica en su forma humana. Se le hacía tan familiar, sabía que de algún lado la conocía o la había visto pero era imposible esa posibilidad porque hoy la acaba de conocer. Aún así, no podía quitarse de su mente, la idea de que esos ojos eran tan parecidos a los de su amada.

Ophelia.

Un ruido proveniente de los cortos pasillos trago a la realidad al vampiro, volviendo a su forma animal por si la chica despertaba, pero eso no ocurrió.

El vampiro giro su rostro para ver la puerta, esperando escuchar algún ruido para darle la iniciativa en ir en busca del culpable.

Una sombra se hizo aparecer ante el pasillo.

No tenía opción. Si quería que la chica siguiera con vida tendría que mostrar quien era en verdad.

Estaba listo.

Iba a pelear.

Sin embargo, se detuvo. La sombra se fue achicando más y más. De la puerta se dejo mostrar un bonito hurón color blanco con un color dorado gastado en la punta de su cola.

El animal al entrar, freno su paso al ver al erizo en la cama de su dueña.

Molesta, se acerco corriendo a la cama y de un salto se subió a esta. Miro fijamente al erizo mientras caminaba hasta su dueña, donde luego se acurruco al lado de esta para recibir su calor. Antes de cerrar sus ojos, volvió a mirar al erizo de mala manera.

¿Qué demonios se supone que fue eso?

Decidió no tomarle importancia, tal vez era la mascota de la chica y nunca fue capaz de notarlo, suponía que era normal que una mascota se pusiera celoso de su amo cuando no le presta la suficiente atención en un día.

Se acurruco mejor en la cama y cerro los ojos para caer en brazos de Morfeo.

Pero había algo que el vampiro había olvidado.

Exacto, a su Eve, quien, a pesar de hacerlo notar, buscaba al vampiro con cierta desesperación.

Maldita rata de mierda. Vas te vale que te estés muriendo.