Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Autopsia post mortem.

Sus dedos temblaban, su mano estaba tensa. Delante suya estaba ella, no ellas, no... nadie, había un cadáver, dos, ninguno. Ellas lo miraban culpandolo, ella lo miraba con odio, nadie lo miraba. Sus manos temblaban al ver los cadáveres de sus dos amigas, y luego se relajaban al ver un golden retriever exponiendo su panza para ser acariciado. Una única pregunta bailaba en su desordenado cerebro... ¿Quién es él? Así, rápidamente, su mano subió hacía la boca del chico y trató de cubrirla. Pero, antes de lograrlo, una horrible sensación de náuseas se apoderó de su cuerpo, su abdomen se contrae y su tráquea también, dejando que un horrible torrente negro subiera por su garganta. Entonces, cuando su boca estuvo a punto de tapar su boca, él vomitó, dejando caer un horrible fluido negro de su garganta que aduras penas logro cubrir con su palma.

El horrible sabor del putrefacto aceite empezó a inundar sus papilas llenandolas de un sabor amargo, rancio y desagradable. Arqueando su espalda y tratando de cubrir más su boca, el liquido negro hervia y chocaba con su palma, y de igual forma, no paraba de salir. El vómito brota y brota, y de un momento a otro, se detuvo. El poco líquido que quedaba dentro de su boca empezó a escurrirse por sus dedos y caer en el suelo junto a un horrible mejunje negro y brillante. Despegó lentamente su mano de la boca, sus ojos, asustados, se fijaron en su palma. En un primer lugar era su mano normal, un antebrazo cónico y franjas negras y amarillas, una mano manchada de negro bermellon, pero de un instante a otro, cambio a la brazo de un trabajador hecho de lo que parecian eslabones metalicos, y una mano mucho más pequeña que la suya normal. Y luego, volvió a cambiar. Un último brazo extraño, similar al de un worker pero más extenso casi como el suyo usual, en vez de sus dedos normales unas especie de almohadillas crema, unas extrañas garras filosas y un pelaje blanco que rompió la carcasa metálica.

Antes de cuestionarse más... Todo volvio a ser negro. Ahora parecía estar en una especie de pasillos claustrofóbicos, paredes estrechas y alargadas, una oscuridad siniestra y una ventana, justo a su derecha, a la cual le caen unas torrenciales gotas de tormenta. Algunos ocasionales rayos golpean en el paisaje exterior, pero el trueno nunca se escucha, ni siquiera las propias gotas de lluvia. Mirando a su espalda, un prolongado pasillo se atenuaba, dejando a la incertidumbre sus pensamientos, y a medida que profundiza su visión todo se oscurecía. Volteando la cabeza hacia delante, un pasillo similar, pero más tétrico, se extendía a su largo, aunque había algo diferente que en el anterior.

Una tenue, débil y distante luz anaranjada brillaba con muy poco fulgor. La estela amarilla que forma da una calidez sobrenatural, y a medida que se centra en el punto de fuga se hace más intensa, ardiendo como una llama. Inconsistentemente, un delicado paso, como si temiese quebrar el suelo, luego otro y otro y otro, cada uno igual de suave que el anterior. Su cuerpo se relajaba y su mirada se suavizaba.

Cada vez estaba más cerca de aquella llama, e igualmente, seguía lejos. Cada paso dado era como si no avanzará, aunque lo de su alrededor si retrocedía. Cuadros en las paredes, uno de una frágil doncella de pelo blanco y ojos marfil, escondiendo su belleza detrás de unas gafas, que igualmente la hacen ver radiante.

Otro cuadro con una chica de dos coletas y de la misma manera es una sirvienta, su mirada es seria pero, paradójicamente, refleja una especie de chispa, como aprecio, amor o cariño. Y una última imagen de una chica, una humana, de pelo castaño, casi negro, recogido en dos trenzas que cae por sus lados, y el resto que no está recogido se encuentra desordenado, finalizando un un hermoso y gigantesco lazo negro en la parte trasera de su cabeza.

Así estaban los pasillos, un cuadro de la belleza de gafas, otro de la lindura de coletas y luego la de la niña humana, y vuelta a empezar el ciclo, pero en esta ocasión se veían más sombrías, y cada ciclo mucho más oscuras se veían, como si la luz que las hacía feliz estuviera desapareciendo lenta y dolorosamente.

Esto le preocupó, incluso lo puso nervioso, y de la misma manera, daba igual cuánto avanzará, siempre seguía a la misma distancia de aquella luz. Los cuadros se hacían más tétricos, depresivos y angustiosos.

Hasta que en un punto, las tres reflejaban dolor y soledad en sus miradas, sus labios se curvaban hacia abajo, sus ojos estaban enrojecidos, lagrimeando y lleno de ojeras. Sus hermosos pelos se hacían añicos. Aquellas hebras, alguna vez limpias y ordenadas, ahora se volvían sucias, grasosas y desaliñadas. Pero, lo más perturbador era aquella sustancia, manchas rojas, carmín y negras impregnaban sus rostros, como si algo las hubiera ensuciado con fluidos desagradables y sangrientos.

Ahí mismo se detuvo a mirarlas, ver aquellos doloroso rostros le quebró por dentro. Aunque no conocía a aquellas chicas, algo en ellas se le hacía conocido, similar, esperanzador y... hacerle sentir amor. Extrañamente, unas lágrimas empezaron a regarse por las comisuras de sus ojos, y estás no cesaban.

Luego, volvió a emprender su marcha. Caminando a paso relajado, pero de igual manera, seguía preocupado por aquellas damas, hasta qué... en el siguiente ciclo ellas empezaron a distanciarse, ahora estaban más lejos del marco central, otros pasos más, y otra vez más lejos, y otro, y otro, finalizando en que habían desaparecido del cuadro. En ninguna zona estaban ellas, por ninguna esquina, nada, en ninguna parte estaban.

Trago saliva con pavor, sus manos temblaban, sus dedos se contraen contra la palma, sin nunca llegar a tocarla, y se relajan, esporádicamente. Al volver a enderezar su cabeza en el camino, ahora ya no estaba la luz, no, había una pared ahí bloqueándole el camino. Algo lo perturbó, incluso se quedó mirando la misma pared, el mismo bloqueo por más de 10 minutos sin hacer nada, sin moverse, sin hablar, sin pestañear, nada, absolutamente nada. Era como si se hubiera convertido en un cadáver, incluso parecía que su núcleo dejó de funcionar en algún punto.

No sería hasta que un estridente trueno resonará, sacándole de su trance. Sus ojos se dilataron y su boca se cerró de golpe. Nada había cambiado, todo seguía igual, la misma pared negra delante suya.

Al darse la vuelta, la misma luz genuina seguía brillando en la penumbra. Por un momento vaciló, dudó en avanzar o quedarse donde está. Pero, el motor de su decisión fue volver a verlas, al mirar los cuadros otra vez, ahí volvían a estar esas tres linduras, ahí están las mismas chicas otra vez, pero, en adición, ahora una cuarta mujer apareció. Una humana junta a la chica de antes, esbelta y alta, de un pelo castaño claro, piel blanca llena de pecas y un largo vestido junto a una pamela que cubre su cabeza y un abanico que está apretado en sus dos manos las cuales cubren su abdomen.

Pero, lo más inquietante de esta mujer es que daba absolutamente igual todo, por más que él se moviera ligeramente, ella le seguía con su mirada, unos ojos inquietantemente amorosos y cariñosos que lo observaban inquisitivamente.

Luego, la misma mujer estaba junto a las otras dos chicas, pero a diferencia de la niña humana, con las dos drones mantenía una mirada molesta y sería, pero estaba más cerca de ellas dos que de la tercera.

Cuando volvió a desviar su mirada a la luz, un destello morado llamó su atención. Una pequeña mancha lila estaba brillando casi igual que la otra luz.

Volviendo a avanzar, está vez sus pasos fueron más rápidos, más ágiles, más intensos, más exasperados, pero nunca llegó a correr, solo caminar.

Cada paso dado le llegaba a visualizar una tenue silueta, una silueta que igualmente se estaba acercando a él. Hasta que ya estaban los dos justamente delante del otro. Delante suya estaba una mujer worker, una dama de pelo malva con un amplio flequillo el cual se recogía en una coleta que caía por la izquierda de su sien. Una sonrisa delicada, la comisura de sus labios, los cuales llevaban un labial morado, se curvan con gentileza hacia arriba. Sus mejillas están coloradas, pero, su pantalla está completamente oscura, negra como el espacio profundo, nada hay ahí, solo un vacío oscuro. Ningún tipo de ojo, nada, solamente el inexorable vacío latente que ni era capaz de reflejarle a él. Y un vestido raro, similar a una bata de hospital.

La mano de la mujer se comenzó a levantar lentamente, inconscientemente, su mano también se levantó, recorriendo el mismo camino especular que el de ella, hasta que ambas se detuvieron casi a la misma altura. Estaba claro que la mona de ella era más pequeña que la de él, y lentamente siguieron acercándose una a la otra, sin llegar a tocar sus palmas ni sus dedos. Una vez que ya estuvieron casi juntas, los dedos de cada uno se aferraron al dorso de la mano del contrario, y cerraron sus palmas en un agarre firme y tranquilo.

Con un movimiento suave, angelical y elegante, la otra mano de la mujer se apoyó en su hombro, en respuesta, por puro instinto, su brazo se acercó a la cintura de la señorita y terminó rodeándola. Ambos acercaron sus cuerpos el uno al otro, su cabeza se agachó suavemente hasta acercarse a la de ella. "Eres muy atrevido, N." Esas palabras marcaron un vals suave que empezó a sonar, pero nunca llegó a escuchar el último ritmo.

Así, con la nueva melodía sonando, el extraño pasillo se convirtió en una gran sala de recepción, o de baile, realmente le era imposible distinguirlo. Unas grande vidrieras a las cuales les golpeaban las incesables gotas de lluvia, unas grandes mesas circulares llenas de siluetas negras que los observan inquisitivamente y unos workers parados al lado de cada ser, pero había algo raro en ellos, sus pantallas no reflejaban los usuales orbes, no, era distinto, unas cruces amarillas estaban siendo visibles en su visor. Con el nuevo ritmo marcado, la pareja de cucos comenzó a bailar. Algo en lo que no se percató era en que la vestimenta de la mujer fue enigmáticamente sustituida por un elegante vestido largo, de color morado, dejando una curva que deja expuesto uno de sus muslos.

Él fue rápidamente vestido por un elegante esmoquin. Y así, siguieron bailando su suave vals, una melodía relajada pero desordenada, con destiempos y arritmias. Pasos suaves, lentos y afectuosos, sonrisas de ellas e incredulidad de él. Su suave y brillante pelo lavanda relucía bajo las velas de la gala, pero igualmente, la pantalla de ella sigue inexpresiva, vacía y azabache. Los ojos de él también son inquebrantables, monótonos, sin ninguna curva expresiva. Solamente ellos dos bailando la relajada melodía hasta que es abruptamente detenida. Quedando ellos dos en una postura muy cercana, la espalda de ella arqueada y siendo sujeta por el antebrazo de él, su cabeza colgando y mirando hacia arriba. Él inclinado cerca de ella y su espalda curvada, su mano libre se acercó al rostro de ella y acarició su mejilla, sus dedos trazaban círculos en su delicada piel sintética.

La cabeza de él se acercó de forma muy paulatina a la de ella, descendiendo con suavidad sin separar miradas con la oscuridad. La calidez de ella aumentaba bajo su tacto, su cuerpo se tensaba.

Los labios de ella y los de él ya estaban al borde del rocé. El cálido aliento de ella golpeaba los entrecortados suspiros de él, ambos hálitos chocaban y se entrelazaban, sus avances continuaban y ya estaban al borde del contacto, pero nunca llegaban a estrechar el contacto. "Te amo N." Susurro gentilmente, pero de igual manera, nunca llegó a escuchar la última parte.

En un rápido instante, todo volvió a cambiar. Ahora él estaba rígido, su cuerpo estaba recto y su visión se encontraba viendo hacia el horizonte. Delante de él estaba V, luego J, luego la niña del lazo, luego la mujer humana, y por último volvía a estar la drone de pelo lila, y luego volvió a V, así una y otra vez, alternando entre cada dama. Cada una habló en ruido sordo palabras que él no pudo entender. "Te amo, N". Dijo cada una, pero esto fue inaudible para él.

"¡¡Despierta!!" Un grito fuerte pero sordo lo alarmó, y volviendo a cambiar de escena, ahora se encuentra tumbado en la orilla del mar. Escuchá el rugir de las olas, la brisa marina y el graznar de los pelícanos, todo en una suave música relajante.

Él está acostado cerca del agua, pero nunca llegando a hacer contacto con ella. Su mirada se enfoca en el cálido sol negro que brilla en el firmamento, alguna nube ocasional pasa por la zona y oscurece su cuerpo. "¿Qué eres?"

"¿Qué soy?" Se cuestionó a sí mismo. Sus brazos estaban extendidos y tumbados en la arena, sus piernas también estaban así, pero estas se encontraban juntas. Es como si estuviera simulando una crucifixión. Sus ojos parpadeaban ocasionalmente, cambiando de un intenso amarillo a un claro blanco, y luego otra vez amarillo. Su cuerpo ardía, su pulso era errático y su boca se secaba.

Era incapaz de sentir su cuerpo, es como si no le perteneciera, como si un entumecimiento se propaga por sus piernas y llega hasta su cerebro."¿Qué soy? ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Qué es ésto? ¿Estoy vivo?"

"¿Quien eres?" Preguntó una dulce voz femenina en off. Una sombra de nube más grande que las anteriores se acercaba con mucho cuidado y paciencia hacia el cuerpo de N. Sus ojos reflejan un cansancio innato, un cansancio de soledad y desesperación, líneas de expresión marcan sus facciones, pero la comisura de su boca se mantiene rígida y firme en una expresión sería.

"¿Qué es lo que te distingue de los humanos?" Volvió a cuestionar aquella voz, por extraño que pareciera, algo en ella se le hacía conocida. Él se perdía en sus pensamientos y su mente deambulaba en una profunda sensación de vacío. "¿Qué es lo que hace que esté vivo?"

"¿Tan siquiera estás vivo?"

...

...

...

"Yo..."

"¿Mereces siquiera vivir?"

...

...

...

"... No... lo se"

Volviendo a cambiar de escena. Él se encuentra sentado en una mesa, tranquilamente.Sus brazos están sujetas por una camisa de fuerza que lo oprime, su reluciente pelo ahora se encuentra sucio y aceitoso, una gran cruz ácida y depresiva sustituyó sus habituales ojos brillantes.

Su boca se encuentra abierta y babeando, sus dientes afilados son visibles y están manchados de una viscosa sustancia negra y matices carmín. Una gran cuchara dorada se acercaba a su boca, en ella son visibles unos glóbulos oculares que miran capciosamente a él. Cuando ya se encuentra a una distancia razonable de su boca él rápidamente devora lo que le estaba siendo servido en bandeja de plata.

"¿Está rico~?" Pregunto sensualmente una tierna pero psicótica voz. Al enfocar su visión se encuentra con ella, V, delante de él se encuentra una hermosa doncella... pero... hay algo distinto en ella.

Ahora la anatomía de V es la de una worker pero... más rara, sus brazos son delicados cuales los de worker, pero, al llegar a la zona de la muñeca se ensanchan anómalamente y un pelaje crece de ellos, una suave capa de nieve marfil que cubre sus manos y en las puntas de sus dedos, extrañas garras dentadas cuales sierras sujetan indecentemente la cuchara. Su otra mano está posada en el muslo de N, no apretando fuertemente, pero sí con cierta destreza que indica peligro. Sumado a sus ojos puntiagudos y filosos que lo miran de forma hambrienta.

De su espalda brotan dos violentas alas membranosas, similares a las de un murciélago, pero con ciertas zonas en las que parece que la piel se había quemado o arrancado. De los laterales de su cabeza brotan dos orejas felinas, llenas de un pelaje blanquecino que contrasta con su cabello grisáceo, y ocasionalmente se agitan suavemente.Por último, una larga cola peluda, similar a la de un Maine Coon, llena de hebras blancas y plateadas que se balancea suavemente detrás de ella.

Las ropas que lleva son raras para N, un traje de sirvienta, que, extrañamente le es familiar. Estas prendas están destrozadas, arrugadas y llenas de... sangre y aceite. Un putrefacto hedor inunda el aire hasta llegar a N y golpea sus sentidos con una intensidad nauseabunda. El ambiente se encuentra cargado de una fetidez acre de putrefacción, N arrugó su gesto en señal de disgusto, pero él no se percató que realmente sonreía. Algo profundo en él, una urgencia primaria, primitiva y natural le impacientó, le empujaba a ello.

Lentamente, N miro detrás de V, del lugar donde salía aquel agradable olor. Hasta que fue lo suficientemente capaz de verlo... Cadáveres de humanos y workers, niños y adultos, mujeres y hombres, cadáveres colgados de garras y tentáculos metálicos, con las tripas abiertas en canal, algunos con ojos o pantallas arrancadas, otros sin extremidades, cada uno demostrando la formas horrendas en las que murieron. Todo este panorama espanto a N, pero para su mayor consternación, su boca se hizo aguas, sus labios temblaban de emoción y sus piernas temblaban ansiosamente, pero su cruz lagrimeaba.

Y para su horror, quien destripaba los cuerpos, quien produce los cánticos de los colgados, quien está arrancando miembros, tripas, ojos, pantallas, vísceras, quien está felizmente cocinando es... J. "Tranquilo N, en seguida te serviremos más comida." Hablo coquetamente hacia N, aunque con ciertos matices irónicos y burlones.

Ella era similar a V pero con sus diferencias. Sus manos son casi idénticas, pero sus garras lucen más largas y frágiles. Sus alas están recubiertas por un pelaje y son más pequeñas que las de V y casi más similares a las de un ave. Su cola es peluda y gorda, no tanto como la de V, es más similar a la de un gato siberiano y sigue un patrón atigrado de manchas grises y plateadas, terminando en una punta blanca cual nieve. Sus orejas son casi idénticas que las de V pero estas están firmemente apuntando al techo.

Una de sus garras hurgaba dentro de un cadáver, dentro de un niño humano, haciendo que N pudiese ver como la piel abdominal se estiraba e inflaba con el paso del brazo de J, como desde el interior sus garras se retorcía dentro del organismo y jalaban de todo lo que encontrara.

Las cuencas vacías de los ojos del cadáver miraban a N culpabilizandolo de todo, mirándolo con desprecio y odio, unas gotas relucientes de sangre salpicaron en el aire tras que J arrancó su propio brazo del interior del infante, arrastrando consigo los 11 metros de tubo digestivo y la sangre y linfa sujeta a él. Las gotas carmesí brillaban bajo la ominosa luz amarilla, reluciendo un grotesco color de muerte hasta impactar contra el display de N y manchar su rostro de la cálida sustancia. Sin darse cuenta, sus labios temblaban, su respiración se agitaba, su pecho se tambaleaba e inflaba por las ansias. Su lengua comenzó a moverse, golpeando primero sus dientes y deslizándose suavemente por ellos hasta llegar al labio, empezando a serpentear hasta una de las manchas de sangre y lamerla suave y lentamente. Cuando pudo esconder su lengua trago saliva insidiosamente.

Al volver a centrarse en su realidad, sus dos amigas estaban justo al lado de él, las dos al frente de él, las dos mirándolo con ojos depredadores, las dos con la boca abierta babeando como con rabia, las dos con sus alas extendidas y colas agitándose como locas, las dos lamiéndose los labios con indecencia.

Una de las manos de cada una se apoyaba en los muslos de N, acercándose suavemente a su entrepierna, las otras sujetaban de los costados al drone y con cierto tono sensual y violento las cabezas de las chicas se acercaban hacia el cuello de N.

...

y...

...

Clack. Ambas chicas le mordieron. ¡oh... pobre cuello de N! El frágil y delicado cuello está siendo mordido por ambos lados, por cada una de las mandíbulas de las chicas, perforando la piel de N y succionaban el preciado néctar de N, quien miraba hacia arriba con la cruz sumamente expandida y sorprendida, su boca estaba abierta y temblando en una torcida sonrisa de... ¿placer?

Sus ojos vagaban desconsoladamente en la inexorable oscuridad... pero... el paulatino lucero amarillo que centeaba esporádicamente deja ver una horrible cosa... un largo tronco serpentiforme con miles de patas segmentadas, todo enredado sobre sí mismo en una amalgama de apéndices, garras y tentáculos. Diminutas y miles de cámaras captan con atención todo lo que hacen o dejan de hacer.

El cuerpo de N se zarandeaba fuertemente, las colas de cada una se agitaban violentamente golpeando el aire, hasta que, por el peso de las dos mujeres, la silla empezó a caer contra el suelo. Primero inclinándose ligeramente, luego temblando con mayor fuerza y cuando la fatiga ya se hacía notar, todo parecía ralentizarse, sus niveles de aceite bajaban y bajaban, su cabeza sentía que iba a explotar... y... cuando la silla ya estaba al borde de golpear el suelo todo empezó a desvanecerse, su cabeza flotaba en la incertidumbre y su cuerpo comenzaba a hundirse en el vasto océano.

Al volver a mirar a sus dos contrapartes se encontró con aquellas dos nereidas de pelo blanco como la bruma del océano flotaba alrededor de sus rostros como un halo, sus ojos parecían cuatro soles en lo más alto del zenit. Con burbujas sumergidas y el nudo del desespero asfixiando su garganta, N siguió sumergiéndose en las profundidades del océano, sus brazadas desesperadas rompían la quietud del agua. A su alrededor la oscuridad abisal se cernía sobre él como un manto de velorio, pero la tensión en sus músculos no le permitía detenerse.

Cada vez que giraba su cabeza ellas seguían ahí, cada vez más cerca, cada vez más nudos avanzaban. Ambas se movían con una gracia y elegancia sobrenatural, sus escamosas colas aleteaban en sincronía Ellas no cesaban su persecución, persiguiendolo al más profundo de los abismos, sus expresiones eran una mezcla de desesperación y amor.

La presión en los pulmones de N aumentaba mientras más se adentraba en la desolada oscuridad. El silencio del océano le envolvía, roto solo por el latir de su corazón y las siniestras risas de V y J. Pero, una pulsante luz amarilla volvía más oscura las relajadas aguas, pasando de la monotonía estática a unas turbias y desagradables aguas. El fondo oscilaba con un amarillo y un azabache oscuro, dejando ver ocasionalmente una especie de lugubre leviatan, un cuerpo largo y áspid, unas enormes garras y pinzas, miles de camaras y una diminuto cuerpo del que ramificaba todo ello. Un pequeño cuerpo de niña, pelo blanco, etéreo como la bruma marina, un lazo negro que resaltaba en su cabeza, dos insignificantes brazos, uno que saluda latentemente a N y otro usado para sujetar su propia cabecita.

Doll seguía encogida en una bola de llantos y lamentos, su mente se sentía cansada y palpitante, como si algo la estuviera apretando... bueno... sus propias manos apretaban y golpeaban sus sienes, en algún momento, ella misma empezó a golpearse inconscientemente contra la estructura de su cama. Sus ojos lloraban, pero ella no emite ningún ruido, lamento o quejido, por mucho que ella desease gritar, las palabras se ahogaban en su boca.

Esa sensación de querer gritar pero no poder. Aquella sensación de querer morirse pero no poder. Por mucho que su boca se abriese en intentos desesperados de gritar nada le salía de la boca, todas sus fuerzas se esfumaban en el desoladora silencio de su casa.

Sus ojos están cansados, su mirada se centra en el suelo, en el frío y duro suelo en el que está apoyada, su cabeza está escondida entre sus piernas y sus palmas aprietan cada vez más fuerte su cráneo. Su cola está desanimada, presionada contra el suelo y también lamentándose, lágrimas bajan por sus seis ojos rojizos.

El ruido exterior se había silenciado y fue superpuesto por un ensordecedor ruido que crispaba su cabeza. Aun así, Doll escuchó como algo se caía desde el exterior de su cuarto, algo que golpeaba el suelo y se arrastraba. Pero el dolor que ella sentía le hizo ignorar eso.

Sus brazos estaban adoloridos, incluso medio quemados, casi inservibles, pero su regeneración los estaba sanando lentamente, sus alas estaban completamente quemadas, reducidas al exoesqueleto, siendo incapaz de rodearse en un capullo para poder llorar tranquilamente.

Su cabeza daba vueltas y una horrible sensación de náuseas llegaba a su faringe. Un despreció visceral hacia ella misma inundó su cuerpo. Ella había fallado... otra vez, otra vez ella había sido una inutil, otra vez ella había fracasado... ella está sola... se quedó sola para siempre.

Su cuerpo ardía en rabia, ella ya no tenía fuerzas para estar viva. Por qué... por qué ella es tan estúpida... por qué es tan frágil. El entumecimiento terminó de llegar a su cabeza, sintiendo como la presión subía y subía. Todo a su alrededor giraba y giraba, su propia cola la rodeó en un abrazo calurosamente frío. Una frialdad cruel que solamente sirve para afianzar su desagradable vida llena de soledad.

Su mano derecha temblaba con dolor e impaciencia, y de un rápido jalón, ella tiró de uno de sus largos mechones de su pelo, jalando fuertemente de él. Sus ojos se dilataron en una mueca de desagrado y dolor, sus dientes se apretaron fuertemente contra ellos mismos, chirriando con el roce. Ella estaba ahí, ella sola, en un completo aislamiento, con el cadáver de la única persona que llegó a amar.

¿Por qué? ... ¿Por qué estoy tan sola? ¿Por qué él no puede estar conmigo? ¿Por qué solo puedo sufrir? ¿Qué sentido tiene la vida sin ti? ¿Por qué sigo esforzándome? Cada día es el mismo, una repetición del vacío, de la soledad anterior. Me levanto, canibalizó, voy al instituto, vuelvo a la oscuridad de mi casa... yo sola... pero nada de eso tiene sentido... no sin ti... A veces me pregunto ¿si le pongo fin a todo, dejaré de sufrir? Probablemente no. Sería sólo la acción de otro universo indiferente.¿Por qué intentó seguir adelante? Cada palabra que digo, cada esfuerzo que hago era solamente para sentirme menos aislada... pero... yo lo sabía... siempre estuve sola... nunca te tuve y nunca te tendré. Al final, nada de lo que haga o diga te llegará, todo se disolverá eventualmente en el olvido del tiempo.

___

Cuando la puerta fue abierta, un frío mortal paralizó el cuerpo de Lizzy y Uzi, ambas se quedaron durante un buen rato en silenció sin saber que hacer, simplemente se quedaron mirando la desagradable oscuridad que les bloqueaba la visión.

Lo único que logró alertar las fue una especie de pisadas mecánicas. "Bueno... mejor entremos." Dijo con vacilación y creciente preocupación en su voz la de ojos rubelita.

"...Si... supongo..." Respondió Uzi con inquietud, a lo que ambas escucharon unos extraños sonidos, algo arrastrándose, moviéndose o incluso tropezando.

"... Vale... ¿Eso es normal aquí?" Uzi trató de buscar algún interruptor de luz pero no encontraba nada.

"No... no lo sé." Lizzy se quedó paralizada recordando cosas deleznables, sus manos temblaban y trataban de buscar los codos de sus brazos para calentarse, su mente recordaba cosas realmente desagradables, sus piernas temblaban y unas líneas de terror se formaban en su rostro.

Cuando por fin Uzi logró encender la luz se volteo instantáneamente para confrontar a Lizzy. "¿Cómo que no lo sabés? Si vosotras dos sois 'super' amiguis o lo que sea. ¿Es que acaso nunca has estado aquí?" Preguntó con cierta molestia.

Aunque ambas quedaron cegadas por la sobrecarga de luz, rápidamente sus miradas se cruzaron. Pero la de Uzi pareció suavizarse o flaquear al ver los ojos preocupados e inquietos de Lizzy.

Aún cuando la propia Lizzy se sentía vulnerada y acorralada, ella no dudó en ser una perra con Uzi, lanzándole una burla bastante seca para apartar la mirada. "Bueno, Doll y yo solíamos ir a mí casa... casi nunca he entrado aquí... solo cuando... cuando los padres de Doll seguían vivos..." respondió amargamente. "Aunque sí llegué a venir hace un año para una pijamada. Además, tú eres su prima, es más normal que tú estuvieras aquí que yo."

"Oh discúlpeme princesa asquerosa, disculpe que a mí prima y su mejor amiga les parezca bien hacerme la vida imposible." Respondió irónicamente la pelo uva.

Con un quejido de molestia, Lizzy pateó el suelo y simplemente se puso a caminar hacia el interior la vivienda, no sin antes haber dejado sus pertenencias en la entrada y cerrar la puerta tras de sí. Un pequeño gemido de asco y sorpresa salió de la boca de Lizzy al ver delante suya una diminuta, horrenda y grimosa cucaracha biónica mirándola con curiosidad, volteando su diminuta cabeza como una especie de perro. "¡Ah! ¡Qué puto asco!" Clamo en un bufido para acto seguido patear al bicho contra la puerta de al fondo, la cual se abrió ligeramente dejando ver una oscuridad más inquietante que la anterior, pero... una suave luz roja emanaba de ella.

"Vale... creo que... creo que Doll está ahí dentro." Dijo Uzi en un suave tartamudo, ambas simplemente se quedaron en silencio mirando la puerta y con un suave asentimiento de Lizzy las dos se dispusieron a dirigirse hacia el interior de aquel habitáculo.

Ambas avanzaban con relativo cuidado, de puntillas, evitando pisar las manchas negras y rojizas. "¿Qué es ese olor putrefacto? Ugh, es asqueroso."

"Yo qué carajos sabré tonta porrista." Respondió en un susurro molesto pero ambas se quedaron en un silencio impasible al llegar a la mitad del pasillo y encontrarse en la sala de estar y el comedor de la casa.

El aire se sobrecargó con un hedor nauseabundo, una mezcla de aceite coagulado y metal putrefacto que invadía con una intensidad insoportable los sistemas olfativos de las dos. En el centro de la sala, bajo una lámpara parpadeante de suave luz que arrojaba sombras lúgubres por las paredes, se encontraba una mesa de comedor. Y sentado en una de las sillas, en una postura rígida, con rostro afligido y destrozado, estaba un cadáver de worker drone.

No cualquier trabajador, no cualquier drone. Usando un ushanka negro, el padre de Doll, bueno, lo que quedaba de él estaba ahi sentado, siendo carcomido por la oxidación y las cucarachas. El cuerpo rígido en una macabra postura, sus extremidades faltaban, marcas de mordidas se veían alrededor de su torso. Su boca estaba torcida en una mueca de dolor y terror, congelada en su último momento.

El resto de la sala también es un esperpento, era un caos sangriento. Platos rotos y cubiertos de aceite esparcidos por el suelo, algunos clavados en lo que parecen trozos de carne metálica. Alrededor de las paredes y los muebles hay charcos negros y alquitranosos acumulados bajo lo que parecen ser trozos de carne, miembros y tripas cercenadas, esparcidos por el suelo.

Más cuerpos de trabajadores estaban esparcidos por el suelo y amontonados en pilas que le recuerdan a Uzi la montaña de los murder drones. Cada uno mostrando distintas formas de tortura. Algunos, los que aún conservaban sus apéndices, tenían sus brazos y piernas quebrados en ángulos antinaturales. Los torsos mostraban heridas profundas, como si un carnicero demente los hubiera destrozado vivos, destripados y sobretodo, lo que más cargaba el ambiente de melancolia era el enorme agujero en sus pechos que mostraba como les habián arrancado los nucleos.

"Bueno... esto... si que es... uhh, Doll nunca limpia por lo que veo..." Hablo la porrista en un tono de repugnancia. Uzi volvió a mirar con incredulidad a Lizzy, su cara lo decía todo y en un grito le dijo a la porrista. "¡¿Eso es lo único que tienes que decir ahora?!" A lo que la rosadita respondió con desdén mientras movía sus manos a modo de burla "Agh... no grites, loquita."

"¡Cómo que no grite! ¡Literalmente la casa de Doll está llena de cadáveres! ¡De cadáveres weón!" Agitó sus brazos la pelimorada para enfatizar en su punto. "¿Cómo carajos te parece esto normal?"

"No me parece normal, pero a diferencia de ti yo no actúo como una paranoica. Ash, no me extraña que no tengas amigas, estupida gremlin morada."

"¡Muérdeme! ..." Ambas se quedaron mirando, con cierto odio y resentimiento, en un silencio total. "... Como sea... sigamos adelante." Trató Uzi de apaciguar las aguas, pero, antes de poder seguir con su recorrido, una cierta risita siniestra y zumbona se escuchó resonar en todo la sala.

Lizzy trago saliva mientras sus ojos vagaban por todo la habitación. "Bueno... eso... es... pérfido... ¿Doll? ..." La risita volvió a sonar esta vez mucho más cerca y lúgubre. "Doll, si esto es una broma no tiene gracia." Algo detrás de las chicas se había caído y al haberse dado la vuelta, las dos chicas vieron como uno de los cuerpos, el más alejado, estaba siendo arrastrado por... algo, algo difícil de describir, algo que se escondía en las sombras... "Vale... eso es siniestro... ¡Corre!"

"¿¡Correr a donde, tonta!?" Alegó la amante del muerto.

"Allá dentro." Señaló la rubia a la puerta que ella había abierto al patear al artrópodo.

"¿Estás loca? Literalmente solo haría falta un cartel allá dentro que ponga 'Entrad, aquí dentro hay galletitas y hombres que quieren jugar con niños pequeños', maldita tonta."

"¿Qué prefieres, quedarte aquí con un posible canibal monstruo raro como tu, o entrar a una sala donde posiblemente haya pedófilos"

"Es necesario responder eso." Habló la de cabello malva como si lo que dijera fuese obvio pero su punto dejó de tener valor cuando la risilla siniestra resonó mucho más fuerte y vieron como una pinza mecánica volvió a coger otro cadáver y arrastrarlo a las siniestras sombra de la cual emanaba una intermitente luz amarilla a roja.

Las dos chicas quedaron con una cara de pánico, sus ojos estaban abiertos de par en par, gotas de sudor digital se deslizaban por sus pantallas, sus bocas estaban en una sonrisa nerviosa a la vez que las comisuras de los labios temblaban.

Para cuando otro cadáver estaba siendo deslizado y una especie de zarcillo se acercaba a las dos chicas hasta que casi logró agarrar la pierna de Lizzy, ambas echaron un grito agudo y femenino, lo suficientemente para romper algunas copas que por alguna razón estaban allí. Y, finalmente, ambas salieron corriendo al grito de "Corre" hacia la habitación de la que instantes antes estaban quejándose.

Al pasar por el oscuro umbral de la puerta mientras que detrás suya todas las bombillas estallan, cerraron la puerta con todo el peso de sus delicados cuerpos. Ninguna de las dos sabía si aquella criatura las había seguido, aunque eso se les respondió cuando rugidos guturales se escucharon tras de la puerta, unas especies de rasguños o garras arañando la puerta se fulminó contra el metal, y golpes chocaban contra la puerta.

Ambas estaban hiperventilando, su tensión subía, sus pulso aceleraban. Ambas hacían lo que podían para evitar que aquel ser traspasara la puerta. Uzi trataba de buscar un pestillo o algo para mantener cerrada la puerta, los empujones de la criatura permitían que la misma se entornara brevemente. "¡No puedo creer que me suceda esto a mi, y encima aquí encerrada contigo!" Grito Lizzy con la voz temblando por el miedo.

El aire se había sobrecargado de una tensión insoportable, y el eco de sus respiraciones rápidas resonaban contra el metal de las paredes. Al lado de Lizzy, Uzi rodó los ojos. "Creeme rubia oxigenada, esta tampoco es una situación que me agrade." replicó con sarcasmo, aunque el miedo en sus ojos traicionaba su tono.

El metal de la puerta crujía bajo cada golpe. La presión sorda y los arañazos desesperados se oían con claridad, cada uno enviando una oleado de pánico por el cuerpo de la porrista y de la gótica. Uzi tragó saliva, tratando de mantener la calma. "¿Qué es esa cosa? ... ¿Es... Es Doll?", susurro, su voz apenas audible.

"No... no lo... no, esa no puede ser Doll... de seguro es... es un animal salvaje..." Respondió Lizzy entre dientes sintiendo como el sudor frío le bajaba por la pantalla y la espalda. "Solo... sigue empujando..."

"¿Cómo que un puto animal salvaje? ¡Rubia tonta, literalmente explotó el jodido núcleo del planeta y provocó un efecto invernadero que acabó con casi toda forma de vida!" Antes de poder seguir con su perorata, la boca de Uzi fue tapada por la mano de Lizzy, quien, a pesar de la mirada de odio de Uzi, le dio señas de guardar silencio.

Ambas lograron escuchar como lo que fuera que las estaba atacando se estaba alejando de allí, aprovechando esa oportunidad, Uzi logró bloquear la puerta gracias a sus dotes como Doorman.

Cuando ambas ya se disponían a continuar con sus ataques de pánico, quedaron shockeadas al ver a una pequeña y frágil Doll llorando en el suelo, encogida en una especie de ovillo. La luz que ella emite es frágil, además de que ni siquiera parece haberse dado cuenta de la existencia de ellas dos.

"Ves... te dije que no era Doll..." Susurro la porrista, con un creciente tono de pánico mientras señalaba a su amiga.

"Ya bueno... eso no explica qué es lo que hay ahí fuera... ni mucho menos... espera... ¿qué carajos es eso...?" Susurrando con cierto tono de molestia, a lo que señalo a lo que parecía ser una cola ofidia que salía de la zona pélvica de Doll. "Creo... que no fue muy buena idea entrar aquí..."

"Doll..." Llamó a su amiga la rubia mientras se acercaba lentamente pero manteniendo cierta distancia de precaución, aunque nunca llegó a recibir una respuesta de su amiga.

"chs" Uzi trato de llamar la atención de Lizzy. "Vámonos de aquí... esto... no pinta muy bien..." Pese a esto, la porrista siguió avanzando hacia su amiga.

"Cállate, monstruo morado, ¿por qué no mejor te vas a fuera con tu amiga?" Dijo burlonamente la animadora, pero la respuesta que obtuvo fue un "Muérdeme" de parte de la del cabello malva.

Pero, antes de poder continuar con la discusión de las dos adolescentes, los golpes en las puertas volvieron a comenzar, esta vez siendo más fuertes e intensos.

Las dos voltearon a mirar como la puerta parecía resistir poco, cada golpe dado por la bestia dejaba claro que dentro de poco entrara y les haría Dios sabe que, de este modo, ambas muchachas corrieron hacia atrás que, curiosamente, sería justamente donde estaba Doll.

Uzi, por su parte, estaba desesperada buscando alguna forma de salir o esconderse. Por otro lado, Lizzy estaba agitando a Doll, quien no respondía a pesar de tener los ojos abiertos y estar respirando. "¡Doll! reacciona..." Dijo.

La oscuridad de la sala no les permitía ver nada más allá de Doll, los golpes en la puerta incrementaron y los rugidos seguían y seguían. Para empeorar la situación, las luces de emergencia se habían activado, todo el bunker comenzó a brillar y oscilar de una luz roja de alarma a una completa oscuridad.

"Vale... esto... esto se está poniendo muy siniestro..." Comentó la porrista mientras miraba la oscilante luz.

"Idiota... ¿Sabes siquiera qué significa esta alarma?" Preguntó la emo pero la única respuesta que obtuvo de Lizzy fue una mirada de ingenuidad. "Ahg... es... significa que los murder drones entraron al búnker..." Ambas quedaron en un total silencio mientras se miraban y seguían escuchando como la puerta estaba siendo golpeada...

Unos minutos antes, V y J estaban esperando detrás de unas rocas próximas al búnker, ambas en sus modos de caza, con sus alas desplegadas y sus ojos sustituidos por cruces. V tenía desenvainada sus garras en ambas manos, mientras que J llevaba un subfusil en la izquierda y en la derecha una espada.

"¿Te ha quedado claro el plan, loquita?" Pregunto J a V, la dama mortal puso la mirada en blanco y rodó los ojos con indiferencia. "Como sea, nuestro único objetivo es recuperar a N," escondiendo su boca tras una de sus manos. "Y matarlos a todos, jajaja..." J ignoro por completo el ataque paranoico de su compañera, y al percatarse que la puerta se abrió, dejando paso a 4 trabajadores no tripulados.

Antes de que J pudiese decir algo, V se lanzó como una posesa contra sus presas. Su aguijón se clavó en la pantalla de uno de ellos hasta atravesarlo, dejando ver la punta en la parte posterior de su cráneo. Sus dos garras perforaron el pecho de los otros dos, y para horror del cuarto, quien tuvo que presenciar todo esto, su mirada se volvió incrédula antes de ser brutalmente decapitado por la espada de J.

"!Estás loca¡ ¿Qué parte de entrar en sigilo y llevarnos a N no has entendido? puta proletaria." Una J muy molesta reprochó a su compañera. Aunque antes de empezar alguna discusión con ella, V se lanzó con todas sus fuerzas hacia el interior del búnker.

El vial ácido se ensartaba en la palma de un worker que estaba tratando de dar la alarma, y su garra le voló la cabeza. La propia J tampoco se quedó atrás, ella se abalanzó contra otros workers, disparando contra unos de ellos y otras rebanando les las cabezas.

Una vez que ya mataron a todos los que tenían a la vista, y habiéndose dado un festín con sus entrañas y aceites. Las dos mujeres se quedaron inspeccionando el interior de la zona exterior uno.

"Vaya... estás estúpidas tostadoras son más listas de lo que aparentan..." mencionó J al ver que tenían más puertas por dentro. "Quién diría que estos idiotas tendrían más puertas además de que al salir se asegurarían de dejar las interiores cerradas, putas maquinarías industriales." Dijo con burla y molestia la chica de las coletas.

"Malditas ratas inmundas... agh... y ahora como se supone que entremos." Rápidamente, la mujer del corte bob se quedó en silencio con una mirada de aburrimiento y un tic nervioso en el ojo derecho, ladeando su cabeza y mirando arriba habló: "Podemos usar la ventilación. ¡El que menos mate se como en misil!"

"¡Idiota, nuestra misión es salvar a N de las manos de esas arpías!" J se quedó en silencio al ver cómo su compañera saltaba con el impulso de sus alas. "Estúpida perra... agh... como sea, vamos a buscar a mí N~" A lo que J procedió a subir por el mismo conducto de ventilación.

Ahora, las dos chicas que se mueven por los conductos de ventilación, están avanzando a ciegas por los laboriosos túneles, que simulan ser más alguna especie de ruta de escape. V era quien iba en cabeza, J va por detrás de ella, siguiéndola de cerca y cuastionandose hacia donde irá la mujer fatal.

"¿Se puede saber hacia dónde te mueves?" Interrogó J a su homóloga, pero su compañera no respondió. Esto enfureció a J, tocándole una fibra nerviosa. De este modo, la matriarca decidió pinchar el trasero de V con su espada, no lo suficientemente fuerte como para herirla, pero si lo necesario para hacerla echar un chillido de sorpresa y disgusto.

V volteo su cabeza y la miró con indignación y molestia, gesticulando una mueca de desagrado, una especie de gruñido pero sin emitir el sonido. "¡Qué diablos ha sido eso, puta zorra!" Emitió con una gutural furia.

J solamente respondió con una sonrisa burlona, aunque un signo de molestia cómico apareció en su pantalla y habló, con cierta desazón: "Ni grites, puta, si nos escuchan." Aunque V la interrumpió con "y eso qué más da, los matamos a todos."

"Te recuerdo que nuestra prioridad es N." Pero J volvió a ser interrumpida. "¡Esa ya lo sé, estúpida zorra!" J frunció el ceño tras las agresiones verbales de su compañera. "Entonces, sextraria... ¿Cómo sugieres que encontremos a N?"

"Eso es fácil..." V se quedó en silencio tras decir esas palabras y siguió avanzando, J simplemente se quedó mirándola con cierta molestia. "¿Entonces cómo? estúpida." Dijo mientras las seguía de cerca.

"Fácil, le puse un rastreador a N." El cuerpo de J entró en piloto automático, siguió avanzando lentamente, siguiendo a V. Ambas girando esquina a esquina, en un total silencio, hasta qué se golpeó con el trasero de la chica del corte bob. Y por fin sus sistemas hicieron sinapsis. "¡Espera...! ¿¡cómo que le pusiste a N un rastreador!? ¿De donde vergas sacastes un rastreador?" Aunque rápidamente se rectificó así misma. "Sabes qué, no quiero ni saberlo."

"Bueno... simplemente sigamos buscando a N." Ronroneo V mientras seguía arrastrándose por los conductos y J la seguía. Hasta qué llegaron a una bifurcación donde ambas quedaron pasmadas.

Las dos chicas comenzaron a sudar frío, sus cabezas sobre pensaban todo, sus piernas temblaban y sus, previamente sacadas, garras comenzaron a arañar el metal de los conductos, causando un chirrido molesto y ensordecedor.

Un mensaje apareció en sus pantallas, un mensaje que jamás esperaban ver, un mensaje que las emocionó e ilusionó. Una sonrisa se dibujó en el rostro de cada una, una sonrisa de oreja a oreja. Una enorme cruz ácida se extendía por la pantalla de cada una y sus lenguas lamieron insidiosamente sus labios.

Khan caminaba tranquilamente por los pasillos del búnker, silbando como de costumbre. Pero en su cabeza había un cierto dilema, por una parte odiaba esconderle secretos a su hija, pero sabe que es por su bien. Por otro lado, no quiere que ella se exponga al peligro, no quiere que ella sufra.

Pero, sin poder seguir con sus propios pensamientos, cuando llegó a las puertas de avanzada se percató de que estaban peligrosamente cerradas. Algo raro, ya que por lo general suelen estar abiertas y cerradas la número 1. En sus manos, Khan llevaba una baraja de naipes, pero no dudó en soltarlas y acercar su mano al mando que llevaba en el bolsillo. Dudando, el hombre comenzó a sudar, su boca se llenaba de agua y ansiosamente trago agua, atragantándose en el proceso.

El hombre mayor comenzó a toser tratando de aliviarse. Una vez que logró tranquilizarse, el hombre respiró profusamente y presionó el botón que permitió abrir las dos puertas que lo separaban a él y aquellas criaturas.

Para su horror, para su tragedia... la puerta principal estaba abierta par en par, las paredes estaban teñidas en un nauseabundo color negro reluciente con matices carmín, miembros apuntados, cercenados y corroídos por el ácido estaban esparcidos por el suelo y chisporroteando.

Sus compañeros, algunos de ellos habían sido brutalmente asesinados por aquellos monstruos alados, sus cuerpos estaban mutilados y destrozados, todos ellos habían muerto... eso... eso quiere decir...

Khan miró hacia arriba dudando, cerró sus ojos fuertemente y cuando su cabeza ya estaba enfocada en lo que menos quería ver. Así, el abrió sus ojos y se encontró con que los conductos de ventilación habían sido invadidos... El único pensamiento que la mente de Khan pudo pensar fue en... su hija... en Uzi, ella está sola, y estas criaturas entraron al búnker.

Rápidamente, Khan corrió hacia una de las paredes, donde había una palanca tras un una cristal en el había un cartel. Solo romper en caso de emergencia. Y al lado de ella un pequeño martillo ridículamente pequeño, que también está detrás de otro cristal.

Khan golpeó el cristal del martillo, rompiéndolo para extraer el martillo ridículamente pequeño y usarlo para golpear el cristal de la palanca. Una vez hecho todo ese proceso jodidamente inútil, acciono la palanca, dando la alarma.

Todo el pasillo comenzó a brillar con una parpadeante luz roja, una pequeña pero audible sirena comenzó a sonar.

___

La luz de la habitación de Doll seguía igual, la pequeña Dolly seguía igual. Llorando, pero sin emitir ruido. Llorando, pero sin levantar la mirada. Ella estaba escuchando dos voces de fondo, llamándola, gritando la. Pero ella no respondía, también escuchaba como algo golpeaba lo que parecía ser metal, algo que chocaba y se golpeaba contra su puerta.

Ella se sentía muy decaída, sus fuerzas abandonan su cuerpo. Sus ojos estaban decaídos y su boca estaba ligeramente abierta, en una mueca de cansancio. Sus brazos estaban adoloridos y sus piernas entumecidas. Sus ganas de vivir habían desaparecido... pero... algo llamó su atención...

Un ruido extraño se escuchó en el interior de la habitación, una especie de gemido de malestar. Además, las tres chicas escucharon como los muelles de la cama chirriaban y los resortes crujían.

La luz roja seguía oscilando, cambiando de una sala llena de oscuridad a una habitación roja como la sangré. Una risita siniestra se escuchó y cuando las dos chicas, Lizzy y Uzi, levantaron la mirada, y Doll se percató que una sombra la cubría, una sombra más grande que la de un worker y está sombra tenía una cola agitándose lentamente de izquierda a derecha.

Los ojos de Doll parpadearon con sorpresa, su cola ofidia emitió un ronroneo suave y gentil. La rusa levantó la mirada lentamente y vio como las otras dos mujeres miraban incrédulas a algo detrás de ella. Ninguna de las dos emitía ruido, no se movían, no parpadeaban. Solamente miraban a algo con las bocas abiertas de pánico.

Paulatinamente, la seguidora de Marx comenzó a darse la vuelta, lágrimas empezaron a picar de las comisuras de sus ojos, y al estar completamente dada la vuelta... su mirada se cruzó con él... él está ahí de pie, delante de ella.

La puerta de su cuarto no resistió más y terminó siendo derribada. Las dos pelo plateadas tardaron en adaptarse al cambio de luz y lo que vieron las dejó sonriendo aún más con dulzura.

Delante de las cinco chicas estaba N, vivito y goleando. Su pecho se hinchaba lentamente y rápidamente se desinfla. Su cabeza estaba caída y mirando el suelo, el dorsal de sus brazos estaban mirando hacia el interior de su cuerpo, y sus manos estaban curvadas, siendo sustituidas por dos garras grotescamente largas y afiladas que se contraen y dilatan con movimientos ágiles, su cola se agitaba lentamente...

...

...

Pero...

...

...

Algo de lo que no se percataron J y V era en el color de N, su característico tono amarillo en sus ojos, orbes y cola fue sustituido por un negruzco azabache, un vacío infinito en el que se perdía toda la luz. Y una larga sonrisa de dientes brillaba en su rostro.

...

...

...

...

Y ...

...

Fin...

----



Bueno... estuve mucho tiempo ausente, lo lamento mucho. Os agradezco la espera y pues nada, aquí tenéis un nuevo capitulo. Casi 8.200 palabras, 16 paginas de word. Estoy satisfecho con el resultado, espero que a ustedes les guste.


Bueno, lo siguiente en mente es sacar el capitulo de Requiem for love, efecto oscuro, dos shots que quiero sacar y poco más. Una vez hecho eso, otro capitulo de soledad. 


Diganme, ¿Qué les parecio?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro