Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Segunda Parte

Tengo que ir al trabajo... Trabajo en un buffet de abogados, aunque no tenga horario, siempre tengo que ir puntual es mi deber –mi único deber–. Me quede mirando al techo dándome fuerzas para poder levantarme, hasta que escucho el sonido de mi celular, que al escucharlo me impulso a sentarme y contestar la llamada entrante sin siquiera ver de quien era.

– ¡Feliz cumpleaños zorra!. – grito mi amiga del otro lado de la línea. – Espero que la pases bien, ¿hay que  encontrarnos? .

– Gracias... – estábamos algo mayores, pero aún así mi amiga me saludaba así. – No sé depende de ti.

– Es tu cumpleaños, depende de ti. – dijo mi amiga energética como siempre.

– Bueno literalmente no depende de mí, depende de mi trabajo. Pero lo intentaré. Además recuerda que vivimos en ciudades distintas, tendrías que hacer un viaje de tres horas para llegar, no lo creo muy necesario.

– ¿Siempre naciste aguafiestas?.

– Y así me quedaré.

Entonces se corto la llamada, tan repentinamente que me sorprendió, solté un suspiró y me levante de mi caliente cama. Fui directo al baño para lavarme la cara y cepillarme el pelo. Entonces escucho otra vez sonar el teléfono, esta vez era mi hermano.

– ¿Hola?. – dije esperando una respuesta.

– Feliz Cumpleaños. ¿Como estás?. – dijo mi hermano, siempre fue la voz de la razón y él que extrañamente siempre me mimo.

– Bien, sabes estoy llegando tarde a mi oficina, me tengo que ir. ¡Adiós!. – dije cortando la llamada y recostandome en el lavamanos.

Estoy cansada, no pude dormir bien en días, odio todo. Me vi por el espejo, estaba simplemente horrible, tenía ojeras profundas, mi cara estaba más pálida que de lo acostumbrado y mis labios estaban demasiado blancos solo pase mi mano por toda mi cara. Vi la ducha con cierto odio – obviamente flojera – y dije a la nada misma apuntando a dicha regadera: "Hoy no, mañana sí".

Volví a mi habitación y busque ropa para sacarme la pijama; cuando estuve lista, saque mi casco para conducir y algunas cosas para el trabajo, baje por el ascensor – vivo en un noveno piso, de un edificio de departamentos –, llegué al estacionamiento y subí a mi moto. Fui rápido hasta el buffet, cuando llegue estacione mi moto a menos de una cuadra del buffet para luego sentarme en mi escritorio habitual, acosté mi cabeza sobre la mesa para dormitar un poco.

– ¡Buenos días, María!. – dijo un colega mío, despertandome por completo.

– Buenos días...

– Sí, sigues durmiendote en el trabajo te quedaras sin clientes. – como si eso pudiera pasar, a mi siempre me fue mejor que a él.

– En tus sueños. – dije para recostar mi cabeza sobre mi escritorio otra vez.

Pasaron las horas y vinieron algunos clientes, gane suficiente dinero para la semana y mi compañero de trabajo no ganó lo suficiente. Me da algo de lástima – si se nota el sarcasmo –, pero asi es la vida. Se hizo las seis de la tarde y sólo faltaba esperar una media hora más para salir – sé que no tengo horario, pero me gusta ser puntual –, estaba con mi codo apoyado en mi escritor, poniendo mi cabeza encima de mi mano y cerrando mis ojos. Pero pronto sentí la presencia de alguien frente mio, entró esa persona que tuvo tanto significado en mi vida, el ser por el cual no podía dormir por las noches, ese ser horrible que siempre tuve tanto miedo; abrí los ojos a tope, para luego entrecerrarlos otra vez, no quiero parecer sorprendida.

– Oh Maria, ¿eres tú?. – dijo él, algo feliz al parecer.

– Sí, la misma.

– No has cambiado nada, pareces la misma clase de persona que antes. ¿O me equivoco?. – dijo con cierta curiosidad, abriendo enormemente sus ojos. Tanto que daban miedo.

– No te equivocas, estoy igual que antes y pensé que no estarías otra vez aqui presente.

– Nada puede desaparecer tan rápido, querida. – dijo con un sonrisa – ¿Cómo te fue en estos años?.

– Bien supongo, me mudé lejos de casa, pensé que así podía descansar del estrés social. Pero como dijiste nunca se puede escapar del todo de algo, como de ti. – dije bajando la mirada, no lo quería ver a los ojos.

– Eso es cierto, entonces estás viviendo sola.

– Sí estoy sola, aunque algunas veces me llama mi hermano y hace dos meses vinieron mis amigas para visitarme.

– ¿Pero no te sientes sola?. – dijo con un tono cautivador – ¿Mi compañía haría más pasajera esa soledad?. ¿O incluso se iría?. ¿No piensas lo mismo?.

– Dije que no quiero pensar mas en ti, quiero que te alejes. – dije en un tono bajo no quería ser agresiva, después de todo siempre fui una persona bastante tímida frente a esa cosa.

– ¡Vamos querida!, me vas decir que no me extrañaste. Después de todo pienso vivir contigo desde ahora. – un escalofrío recorrió mi cuerpo, "no podía decirle que no". – Te esperare afuera. ¡Adiós!.

No lo vi salir, no lo quería ver y simplemente diré que estoy aterrada. Mi corazón estaba latiendo rápidamente y yo solo pude exhalar para que se calmar esa sensación.

Baje la mirada, era mi fin. Odiaba ese sentimiento de impotencia que me dominaba, volví a recostarme en mi escritorio y solo suspiré, tenía ganas de llorar, solo pensaba en él. Lo odiaba y mucho, pero nunca iba a ganar frente a él. Mi celular vibró, quitándome el amargo sentimiento que tenia, levante mi celular que estaba encima del escritorio y conteste.

– Sé que podrías estar ocupada, pero me da igual. – dijo una amiga mía. – Feliz cumpleaños amiga del alma, ojalá cumplas muchos más.

– Gracias. – dije relajando un poco mi cuerpo, intentando apartar mis anteriores pensamientos

– ¿Alguna vez te dije que te quiero?.

– En realidad muchas veces. – dije con un tono atontado y haciendo una sonrisa gigante que hasta me dolía las mejillas.

– Cuanto quisiera abrazarte ahora. – dijo en soñada, tal vez pensando en los viejos tiempos.

– Yo también.

–Me tengo que despedir yo también trabajo – dijo este último susurrando –, ojalá que no pases mal tus 29 años. Y aunque estés lejos, siempre te mantendremos en nuestros corazones.

– Te estás despidiendo como si me fuera a morir.

– ¡Jaja!, no te preocupes. Bueno ¡Adiós!. – dijo colgando la llamada.

No mentiré al decir que siento algo por mi amiga, no sé qué siento ¿amor?, ¿cariño?, ¿amistad?, o solo es un apego porque en un momento se volvió muy importante para mí. Porque tal vez pocas veces sentí apego por una persona, y cuando hago eso siempre me arrepiento.

Vi mi reloj de pared y daban las seis con treinta minutos, guarde el dinero y mi celular en mi bolso para retirarme. Tengo miedo, no mentiré en un momento me quedé paralizada, solo suspiré he intente seguir mi camino.

Mi compañero de oficina también se levantó de su silla y salimos juntos para cerrar con candado nuestro buffet.

– ¿Estás bien?. Estás temblando. – era cierto no podía ni agarrar la llave para asegurar la puerta, tuve miedo al saber lo que pasaría en mi casa.

– No, no es nada. Solo que tengo mal pulso para este tipo de cosas. – Matías sólo me vio y asintió, creyendo muy poco mi mentira.

Cuando al fin pude cerrar la puerta, me fui a la dirección contraria a la de Matías para recoger mi moto. Entonces su voz espeluznante me asusto.

– Me estaba aburriendo de esperarte. – dijo para andar detrás mío.

No le tome atención y subí a mi moto donde supongo que el también subió. Estaba yendo rápido, no quería pensar en nada y solo dejarme llevar por el viento quería nunca llegar a mi casa, pero tenía que llegar en algún momento y ese momento llego más rápido de lo quise. Entre al edificio y subí por el ascensor, llegué a mi departamento y entre.

Estaba caliente, lo contrario que la fría calle. Unos sillones estaban a la entrada, frente a una tele. La cocina estaba al fondo, todo el ambiente me parecía muy hogareño; para mi esa era la casa que soñaba, el piso de madera y la cocina electrónica, simplemente todo lo que necesitaba. Amaba mi casa. Pero toda la tranquilidad que tuve al entrar a mi casa, se detuvo cuando mi celular empezó a vibrar otra vez.

– Ahora sí, sé que estas fuera de tu trabajo. – dijo hermano.

– Sí lo estoy, de hecho acabo de llegar a mi hogar. – dije recostandome en mi sillón que esta casi a la entrada, recién dándome cuenta que él estaba dentro de mi casa.

– ¿Hiciste algo especial para tu cumpleaños?. Sabes que no puedo ir hasta allí, aunque podrías venir a mi casa en las vacaciones. –era un mentira que le gustaba repetir, porque sabía que nunca iba a poder volver.

– Mi cumpleaños no es algo importante, solo es un día como cualquier otro día durante el año. Solo que me llaman más de lo acostumbrado. – dije mirando al frente, él estaba paseando por mí pequeño departamento.

– Sabía que ibas a responder eso, siempre lo haces. – dijo a lo bajo, lo suficiente alto para que yo escuchara. – ¿Cómo estás?.

– ¿Por qué tan repentino cambio de tema de conversación?. – dije en un tono bromista.

– Vamos en serio, ¿Cómo estás?. Ya sabes de tus problemas.

– ¿Acaso tengo una enfermedad?. A la hora que me entero. – dije en tono irónico.

– Sabes de lo que hablo, no bromees.

– Mierda, que amargado eres. Estoy perfectamente bien.

– ¿En serio?. Pensaba que al estar sola, sabes te pondrías mal y nadie te podría ayudar.

– No te preocupes, la soledad  nunca a sido un problema para mí. – titubee un momento, él se sento a lado mío y puso su brazo por detrás del sillón.

– Papá y mamá... ¿Te llamaron?.

– No, sabes que desde la última vez ni les dirijo palabra. – dije soltando un suspiro, intentando con toda mi fuerza no tartamudear ante la presencia de esa cosa, me ponía nerviosa. – Tampoco es como si quisiera hablarles.

– Hasta ahora no entiendo que pasó y no me lo dirás ahora ¿cierto?.

– Si no te lo diré. – dije suspirando, aún dolía.

– Aunque nuestros padres por fin me comentaron algo, que me dejó bastante sorprendido a decir verdad. – escuché su suspiro del otro lado de la línea. – ¿Es cierto, que te fuiste de la casa por...?

No lo deje terminar y colgué la llamada, no quería escuchar el pasado y menos ahora. Menos con él a lado, dolía el hecho de recordar, ¿por qué siempre tuve que ser tan débil?.

– ¿No que prometiste no llorar más?.– dijo irónico, soltando una pequeña carcajada.

No le respondí, no queria escuchar que me decia y las lágrimas sólo nublaban mi vista. Solo podía escuchar su risa y algunos murmullos que él hacía.

– Que estupidez, sigues siendo la misma joven mimada de hace unos años. Recuerdo que en esos momentos de acompañé, pero de un momento me empezaste a odiar. Como si fuera malo. – dijo viéndome enojado. – Y al final me hiciste ver como el malo de la historia.

– Callate, sé que no deberías estar aquí, eres alguien que nunca debió cruzar por mi cabeza. No puedo creer que pensé dejarlo todo, solo por hacerte caso; quisiera que nunca hubieras aparecido en mi vida.

– Y que dices de tu "mejor amiga". A ella le hiciste caso y a mi no. Eso es muy cruel. – dijo poniendo una mano a su pecho a modo de exagerar.

– Ella le hice caso para alejarme de ti, además ella siempre estará conmigo, no importaba donde. – dije algo triste, esto me hacía pensar que hacer caso a ella tal vez no era la mejor idea.

– ¿Y dio resultado?.

   Miré hacia abajo y el empezó a reír como si le hubieran contado el mejor chiste de la historia, claro que él era un ser demasiado extravagante.

    Sin decir palabra, me levante del sillón para abrir la única puerta dentro del departamento para entrar a mi habitación, mi cama era enorme y cómoda, sin pensarlo mucho me recosté en esta para poner mi cara sobre la almohada. Odio mi cumpleaños, ¿por qué siempre tiene que haber conversaciones incómodas? . ¿Por qué extraño festejarlo?.

    Pero tan rápido como me acomode en mi cama, conseguí sueño. Claro que tal vez otra vez tenga pesadillas y sin contar que él sigue en mi casa. Un cumpleaños como todos los que he tenido estos últimos 4 años.
  



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro