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Epílogo

—Eso fue muy triste—sollozo el pequeño que apretaba sus sábanas en un puño y dejaba caer gruesas lágrimas de sus infantiles ojos, su padre sólo acarició sus cabellos con una sonrisa de ternura, beso su pequeña frente y lo arropo como debía de ser por segunda vez en la noche.

—Lo sé, no siempre hay finales felices—

—Pero no lo...no lo merecían —volvió a llorar, siempre era lo mismo, pedía que le contarán una historia, pedía aquella de tres desdichados y lloraba después de que meliodas terminaba—El señor meliades y la señorita Isabel merecían viajar por el mundo juntos—meliodas sintió una extraña presión en el pecho cuando menciono esos nombres y no pudo evitar que sus ojos esmeralda se llenarán de lágrimas. ¿Por qué cada que la historia de el poeta llegaba a sus oídos o era leída por él, tenía un impulso de abrazar a su esposa y llorar?—El rey zeldoris merecía vivir una larga vida al lado de su familia después de saber lo que era el amor—meliodas acarició los cabellos de su hijo—Y el caballero merecía conocer a la joven princesa sin tener ese cometido, salvarla sin hacerle daño —

—Tristan son sólo historias—el pequeño de ojos brillantes lo miró—Son leyendas de nuestro reino y tu como príncipe tendrías que saberlas más que nadie—el albino asintió sin poder parar su llanto y se recostó abrazando su peluche—Londres tiene una gran historia, pero sólo son eso mi cielo, historias—

—M-Mamá dice que hay algo de verdad en las historias—meliodas suspiro, debía dejar de contarle esos tres cuentos pues no quería que su hijo estuviera buscando a diestra y siniestra los cadáveres casi pulverizado de las personas de su historia

—Puede que hayan existido, pero eso fue hace años y sus nombres han sido cambiados al igual que sus historias—

—Pero...—

—El poeta pudo incluso abusar de la dama de la que estaba enamorado—el rubio sintió cierto asco en sus palabras, él tenía la corazonada de que esas palabras eran mentira y el poeta había sido una hermosa persona—El rey quizá golpeó a su esposa—nuevamente un asco recorrió su garganta y tuvo que cerrar los ojos para seguir—Y el caballero asesino a la princesa junto a su familia—

—No lo creo—el susurro de su hijo lo desconcertó—Yo lo sé, no fueron asi—

—Ya es hora de dormir tristan—

—Esta bien—se limpio sus lágrimas, permitió que su padre lo acariciara y arrullara hasta que por fin dejo escapar una última lagrima y se dejó caer en los brazos de morfeo. El rey suspiro por fin, se levantó con sumo cuidado para no despertar al infante y salió de su habitación cerrando la puerta con delicadeza caminando hacia su habitación. Tenía muchas responsabilidades, era el rey de ese gran lugar y aunque ahora tenían la ventaja de la tecnología, no era tan fácil con más gente y tantos problemas y controversias sociales.

Quitó los primeros botones de su camisa, entró a su habitación en un suspiro mudo y su mundo se iluminó al ver a la dulce mujer que lo esperaba en su cama. Recostada, con un libro en su mano sonriendo o gimiendo para evitar llorar. Sonrió cómo un niño pequeño, retiro su camisa, se quito los zapatos y se recostó a un lado de ella llamando su atención. Fue recibido por su ángel que le extendió los brazos y le dio un cálido abrazo, no pudo evitar jadear y corresponderle con fuerza

—¿Por qué tardaste tando amor? —

—Me pidió una historia—elizabeth soltó una risa y beso la coronilla de su esposo

—La misma de siempre ¿no? —

—Si, creo que debo de esconder ese libro y hacer que se pierda en la biblioteca—la rosa cristalina de la dama albina fue suficiente como para que meliodas también riera y se separara de ahí, se bajó los pantalones descansando de su traje formal y camino algo torpe para ir por su respectiva ropa para dormir—Esta demasiado obsesionado, debe entender que algunos cuentos son sólo cuentos—

—Tiene algo de verdad, estoy leyendo algunas cartas reconstruidas y recuperadas de ese misterioso poeta del que apenas se habla —un escalofrío recorrió la espada de meliodas que la miró con ojos iluminados y labios titubeantes—Era un verdadero artista, apenas puedo entender sus palabras por lo metaforicas que son—

—Y...—jadeo—Y son muchas—

—Demasiadas, pero, solo hay algunas pocas que escribió a su amante reacia—elizabeth formó una mueca en su cara—Tal vez se perdieron o rompieron, tal vez ella en verdad las quemo para conseguir al menos un mísero toque de calor, no es como si el papel diera mucha luz—

—No, pero tal vez mantenía la madera lo suficientemente prendida—su esposa asintió levemente y se hizo a un lado permitiéndole recostarse y mirar como entrometido su lectura

—Puede ser, nunca lo sabremos—un silencio mientras ambos leían, unos sonrojo, corazones acelerados, palabras que solo uno entendía y el otro sentía. El calor de estar recostados juntos y el sonido de algunos animales callejeros. Fue entonces que todo sucedió, sus miradas se juntaron como imanes al mismo tiempo, sus ojos se iluminaron con vehemencia empezando a sentir un fuego en sus pieles que sabían bien como se apagaba. La mano masculina viajo hasta la femenina, la mano de elizabeth empezó a bajar el suéter de pijama del blondo y cuando además ella imprimió un beso intenso en el hombro descubierto dle hombre, meliodas soltó palabras que ella nunca espero escuchar.

—Con lágrimas silenciosas por haberte amado... Hmmm—jadeo cuando su esposa paso su mano por su abdomen debajo de su ropa—Amor mio, esta es mi bienvenida. Así que ya no llores al escuchar mi nombre, volverás a reír. Ya no te sentirás sola en la oscuridad, porque yo estoy aquí— elizabeth soltó una lagrima que cayó sobre la cama que iba a ser el manto que iba a cubrir su acto de amor y permitió que él, le quitara su camisón para dejarla semi desnuda—y ahora que el sol se ha puesto en el horizonte, tu haz vuelto a mi—

—Meliodas, te amo—

—Yo más —no sabían que era lo que los unía, no sabían por qué esas palabras habían significado tanto para ellos pero sí sabían que esa noche había sido mágica e incluso llegaron a tener pequeño flashes de ellos dos en diferentes formas. Meliodas la embistió con fuerza y ante sus ojos vieron como ellos hacían el amor debajo de la luna, elizabeth chupi su miembro generandole un increíble placer y pudo ver perfectamente el momento donde entraba a su casa de ella y la besaba.

Elizabeth se retorcido cuando sus dedos entraron en ella y empezaron a moverse, gimió alto cuando su boca devoró su pezon y casi pudo observarse a sí misma en el aire, con unas hermosas alas de diosa a y a su amado rubio volando a su lado con una extraña materia negra que no supo reconocer.

Cuando terminaron, se abrazaron desesperadamente con miedo a desaparecer de sus vidas y juntaron sus frentes de forma amorosa disfrutando del silencio, la oscuridad y el calor de sus cuerpos.

Menos mal que la vida les había dado una segunda oportunidad de vivir lo que habían querido desde hace mucho tiempo atrás, desde que solo eran dos personas que se habían cruzado y palabras incoherentes que los juntaron. Un poeta que no sabía que lo era y una mujer lastimada que había logrado cumplir sus sueño al final

*

Zeldris suspiro, veía hacia la ventana con adoración  a la noche que presenciaba y tristeza profunda. Era el príncipe de ese lugar, podía ver las casas, los autos, la torre del reloj. ¿De qué servía tener esa maravillosa vista si no podía moverse de su lugar? Volvió a la realidad cuando desvío su mirada y vio sus piernas, inertes, quietas sin poder moverse para nada y todo por un accidente que había tenido cuando era un niño, en ese accidente murió su madre, meliodas quedó mucho tiempo en cama en rehabilitación y él quedó en una silla de ruedas

—Mi cielo—volteo hacia la hermosa voz femenina que salía del baño envuelta en una toalla y sonrió, ella era increíble, lo había amado y aceptado tal y como era, sus momentos de intimidad ni eran como a él le hubiera gustado pero ella amaba cada que tenían esa clase de soledad, no le importaba si no podía moverse o debía de ayudarlo, solo lo amaba.

La rubia se acercó hasta él, beso su frente con gran cariño y empezó a acariciar sus cabellos negros con esa misma enorme sonrisa

—¿Por qué sigues despierto? —

—Solo, pensaba—un repentina mueca salió de los labios de su esposa

—Espero no es lo que creo—una risa nerviosa salió de los labios de zeldris que solo se sonrojo con fuerza y jugo con sus manos—Zel—

—Es algo que no superó mi amor, yo quisiera darte la vida que mereces, eres mucho para mí, sin embargo estoy postrado en una silla de ruedas—

—Y justo en esa silla de ruedas te amo—acarició su rostro y beso su frente intentando alejar esas moscas de inseguridades que tenía—No necesito nada más, eres suficiente asi—

—Gelda—rápidamente le extendió los brazos para pedirle un cálido abrazo que su mujer no le negó, lo abrazo desde el fondo del corazón, acarició su pecho sobre su ropa e intentó calmarlo con lo único que sabía hacer bien. Ante esa idea se separó con una sonrisa luminosa que confundió al joven pelinegro, sacó unas bragas blancas junto a su ropa habitual que utilizaba para dormir y empezó a cambiarse con rapidez sin quitar esa misma mirada de pilleria e infantil sentir que distrajo más al hombre, pese a que tenía su cuerpo desnudo lo único que a zeldris le importaba era saber que era lo que tramaba.

Cuando al fin estuvo completamente cambiada y abrigada para la noche, tomó la silla de ruedas de el hombre que amaba, la abrió, y le hizo una seña para pedirle ayuda. Atendió de inmediato con un asentimiento mudo, se apoyo en sus manos para levantar un poco su cuerpo, sintió como ella tomaba sus axilas para sentarlo y él acomodó sus piernas sobre cada uno de los lugares para quedar completamente quieto

—¿A donde me llevaras? —

—A nuestro lugar favorito—sonrió empezando a mover la silla conversando sobre cosas triviales para ella ignorando a los pocos guardias que aún estaban en turno debido a órdenes propias, su hermano les había permitido irse pero ellos seguían dando rondas y cuidando a la familia real. Se escuchaban sus pequeños ecos, algunos rechinidos por parte de su silla de ruedas y cuando al fin llegaron a su destino, zeldris soltó un jadeo y una sonrisa se escapó de su rostro. Estaban en el jardín, ese bellísimo jardín donde tenía recuerdos borrosos de su hermano y él jugando por ahí, de su abuela tejiendo un poco para ellos dos creando gorros que les quedaban de más de grandes, el mismo jardín donde ellos dos tuvieron su primera cita y el lugar donde le pidió matrimonio—¿Bailamos? —

—Gelda—tomó su mano con suavidad y empezó a ser guiado por los pasos y el dulce tarareo de la rubia. Era algo difícil por su estado en silla de ruedas peor tan mágico por ser solo ellos dos compartiendo un baile

Un, Dos, Tres...Un, Dos, Tres...

El olor dulce de planta no tardo en llegar hasta sus fosas nasales y volvió a la realidad cuando su pareja le colocó una flor rosada detrás del oído. Soltó una risa nasal, miró hacia el cielo estrellado y lo bello que se veía el lugar con ligeras luces. Si, no había nada que temer o dudar, ella lo amaba y lo había llevado a ese mismo lugar para mostrárselo una vez más, ese lugar era lo que mostraba su amor y se iba a acabar cuando todo ese jardín se marchitara

*

Ban suspiro una vez más, lo odiaba, en verdad odiaba cuando pasaba eso, había hecho todo lo de los mismos días. Había hecho el pan de siempre, había preparado los más exquisitos dulces y pasteles para vender con la excusa de poder ver a esa mujer que venía cada día a comprarle al menos una dona de chocolate. ¿Qué tenía de malo? Tenía un encanto natural y hermoso que lo tenía cautivado pero por alguna extraña razón, esa vez había ocurrido algo que le había hecho odiar ese día, la esperó intentando que el olor a pan la seduciera, planeaba invitarla a alguna cita o alguna forma de conocerse, pero no, su hermano menor había llegado y había asustado a la mujer al decirle algunas cosas que prefería no volver a recordar.

Sabía que era infantil molestarse porque un niño arruinara tu oportunidad, pero lo que en verdad le parecía molesto fue que mencionara su pasado. Era un niño, no sabía lo que estaba bien y lo que estaba mal. Soltó un suspiro y negó con la cabeza, quizá tenía que perdonarlo, después de todo no era su culpa tener poca conciencia del significado de cada palabra

¡DING DONG!

Saltó del susto cuando el timbre alertó sus oídos y le hizo salir de la burbuja de concentración que había creado él mismo

—¿Quién? Por si no lo sabe, es casi media noche y no estamos vendiendo—

—Ban—el reconocer esa voz solo hizo que su corazón saltará una vez más y corriera hasta la puerta con las manos temblando. Era de verdad esa voz, esa dulce voz que lo tenía tan encantado, la abrió casi de manera torpe tropezando en el borde y cayendo casi encima de la de menor estatura. Retrocedió con esa misma sonrisa de imbecil que ponía cuando ella estaba frente a él y empezó a jugar nerviosamente con sus dedos detrás de él—Hola—

—Hola—respondió, todo se quedó en silencio de inmediato, uno demasiado incómodo para el gusto de ambas personas, Ban se rasco su nuca nerviosamente, elaine abrió y cerró la boca varias veces y no fue hasta que ella puso un pie dentro de su casa y panadería que por fin se digno a hablar—Oye sobre lo de la tarde yo...—

—Quiero explicaciones y la verdad—trago en seco

—Es cierto, estuve en la cárcel—un jadeo salió de la boca femenina que se alejo varios pasos de el albino, se sentía aterrorizada, mucho, ¿por qué razón había ido a un lugar como ese? ¿Asesinato? ¿Robo a mano armada? ¿Feminicidio? ¿Estafa? ¿Secuestro? —P-Pero no te asustes, no es nada feo—

—¿Nada feo? Ban, es la cárcel —

—Lo sé pero no es por cosas como la que estas imaginado—solo pudo dejar de retroceder cuando chocó contra la mesa de aquella casa y bajó la cabeza incapaz de verdad—Yo era miserable, si, hice cosas malas pero nunca asesine a nadie ni amenace o algo así, mi delito fue robar, solo eso, no con armas de fuego ni ninguna navaja, solo les quitaba las cosas y corría—

—Ban—

—Dentro de ese lugar supe que era bueno para la cocina, solo estuve unos meses, cuando salí le pedí a mi padre ayuda y ahora tenemos esto—elaine solo soltó un suspiro y siguió sin mirarlo—Yo se que no era lo esperabas, se que no soy ese hombre que creías que era, pero elaine, te amo, me he enamorado de ti y si decides alejarte por saber de mi pasado entonces lo acepto —

—No se que decir—jadeo—Yo...yo no esperaba esto—

—Comprendo si quieres dejar de verme—

—Estoy confundida, me enamore de alguien que no...—los ojos rojos del albino bajaron hasta el suelo y apretó sus manos con fuerza—¿Hace cuanto saliste? —

—Mucho, no he vuelto a robar nada desde entonces—ella lo miró finalmente, sin créeme completamente y se acercó ya menos asustada. No lo creía, quien se acostumbraba a la vida fácil no la dejaba ir tan rápido, menos cuando había hecho hace por mucho tiempo y mucho menos por algo como el amor. Desconocía a la persona frente a ella, no sabía ni que decirle

—No pensabas decirme—

—Sabía que si lo decía ibas a querer dejar de verme—

—Ban—

—Entiendo que no quieras o lo pienses como algo malo, pero de verdad, me gustaría empezar de nuevo—la rubia lo miró con ojos titubeantes y el cuerpo tenso de lo desconfiada que se sentía—Esta vez bien y con la verdad, sin tener que quedarme cerca del pan para oler así y que te guste—una risa salió de los labios de la chica que se acercó un poco más—¿Qué dices? —

—Mañana, un paseo por la ciudad y vamos a comer a mi lugar favorito—los ojos del albino se abrieron de par en par con ilusión y se arriesgo a tomar su mano consiguiendo un bello color rosado en las mejillas de ambos

—Me parece perfecto—

—Y por favor, quiero la verdad —

—Si, prometo la verdad—elaine ya no dijo nada, se puso de puntillas para poder acercarse hasta el de un tamaño mayor, beso su mejilla logrando que el hombre se pusiera tan emocionado que la abrazo sin pensarlo y se quedaron así. Estaban unidos por algo mucho más grande que el simple sentimiento de amar, algo que hace años había empezado con mentiras y había terminado mal. Esta vez la historia no se iba a repetir, el caballero estaba dispuesto a hablar con la verdad para asegurar la confianza de la mujer que amaba

*
Y con esto se termina esta bella historia que disfrute mucho escribir, me gustó que no necesite hacer algo tan gráfico (hablando del sexo) me encantó, quedo justo como mi mente lo había imaginado y pese a que estoy pasando por algo malo, esto me alegro algo

¿Qué les pareció? ¿Les gustó? Espero que si ¿que fue su favorito?

Sin más espero les haya gustado, disculpen faltas de ortografía y nos veremos luego

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