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🗡️🛡️CASSIE INTRODUCES YOU🛡️ 🗡️
chapter eleven: stars
written by mxgicsarcxsm
© 2023⚔️
Año 839
📍Territorio exterior
LA NOCHE CAYÓ SOBRE LOS amplios terrenos exteriores como una sábana cubriendo un colchón, dando por finalizada la jornada de expedición. Luego de todo el día corriendo con los caballos y matando a los titanes que se interpusieron en su camino, que la verdad era que fueron menos de los que se esperaban, la Legión de Reconocimiento llegó a las ruinas de un castillo que solían usar como base en sus viajes. A pesar del aspecto desvencijado de algunas regiones, la edificación se mantenía en pie, y era lo suficientemente grande como para que todos los soldados pudieran tener el espacio que necesitaran para hacer lo que tuvieran que hacer.
Porque con esa parada técnica, podían asegurarse de que todo estaba en sus sitio. Que las carretas con los suministros, usualmente ubicadas en el centro de la formación para evitar el contacto directo con los titanes, se encontraran en perfecto estado. Contar las raciones que tenían de comida para todos, el gas que había disponible y todos los arreglos logísticos que hicieran falta para la continuación de su viaje de expedición. Además de que eran unos instantes de descanso para todo soldado que se preciara, algo que realmente agradecían todos y cada uno de ellos.
Aunque se encontraran afincados en pleno territorio de titanes, la Legión no corría ningún peligro en aquel preciso momento, pues la noche estaba sobre ellos. Lo que habían aprendido de aquellas bestias, una de las pocas cosas que sabían de ellos, era que no se movían cuando el sol caía. Aparentemente ellos también dormían, o se "apagaban" de alguna forma. Así que la noche resultaba ser el único momento en el que podían estar medianamente tranquilos, a pesar de estar en medio del territorio del enemigo.
Cassie era realmente consciente de que algunos novatos todavía no se creían que aquellos enormes bichos, que habían podido ver en vivo y en directo, no se movieran de noche, así que estaba realmente divertida con sus constantes negativas, o con la manera con la que se asomaban a las ventanas para asegurarse de que no aparecía ninguno. Desde su punto de vista, como líder de escuadrón, era realmente cómico escuchar las teorías de los novatos, cada cual más absurda y loca que la anterior. Escuchar sus hipótesis de que en pocos minutos serían atacados y que tendrían que moverse tan rápido como pudieran sus piernecitas.
La verdad es que todos los nuevos soldados que vienen acaban teniendo las mismas ideas locas que sus veteranos, pensó Cassie, aguantándose la risa lo mejor que pudo. Es interesante...
—Deberíamos decirles que no se mueven de noche—comentó Maika, quien estaba de pie a su lado, también escuchando las conversaciones, en el fondo sintiendo pena por la inocencia de algunos novatos. Posó sus ojos negros sobre ella—. ¿No crees, Cass?
—Se supone que el instructor ya se lo ha dicho en alguna de sus clases teóricas, Maika—le recordó Cassie, quien paseaba la mirada por la estancia con algo de aburrimiento. No encontraba nada con lo que entretenerse y no había tenido ocasión de lucirse con los titanes, por lo que no estaba de buen humor—. Ya lo saben. No es nuestro problema si no se lo creen o si no prestaron atención.
—Si lo pensáis, es comprensible que no se lo crean—señaló Angus, quien observaba como Harry parecía intentar hacer un muñeco con un trozo de tela. Y en 'intentar' residía el énfasis, pues estaba haciendo una pelotita de tela. O eso pensaba él—. Yo no me lo creí hasta que cayó la noche en nuestra primera expedición y no apareció ninguno de ellos.
—Hablando de eso... ¿Os acordáis de nuestra primera expedición, chicos? —cuestionó Soleil, sonriendo levemente, como si algo le hiciera especial gracia. Pasó su mirada semi amarilla por sus compañeros y amigos—. Fue memorable, ¿no creéis?
—Sí, porque esos dos retardados se tiraron sobre el primer titán que vieron—comentó Harry, señalando a los hermanos con un gesto de cabeza, todavía concentrado en su 'muñeco'—, como si fueran perros hambrientos tirándose sobre una buena costilla.
—Retardado quien yo sé, Parson—refunfuñó Beorn al instante, solo logrando que el mencionado le sonriera de forma divertida.
—Sí, es verdad—asintió Maika, mirando a ambos Mutigman, con una apacible sonrisa surcando sus finos labios. Su mirada oscura danzó de un mellizo a otro, observando sus reacciones—. Vosotros atacasteis nada más verlo, sin esperar ningún tipo de orden por parte del Comandante.
—Las caras del Comandante y de Erwin fueron realmente divertidas—opinó Mizuki, con una sutil sonrisa.
—Creo que se estaban replanteando muchas cosas en ese momento—señaló Angus, negando con la cabeza.
—Eso el Comandante—apuntilló Maika, haciendo un gesto con una mano—. Erwin casi parecía divertido.
Porque lo estaba, pensó la de rango superior, percatándose de que, quizás, llevaba mucho tiempo sin contarles lo que realmente le había dicho el ahora Capitán en los días previos a su primera expedición.
—¿Queréis que os confiese algo que os debería haber contado hace mucho tiempo? —cuestionó Cassie, con tono retórico, logrando la atención de todos sus amigos. Soltó un suspiro inaudible, mientras cruzaba los brazos por encima del pecho—. ¿Recordáis días antes de nuestra primera expedición? Me preguntasteis que quería Erwin...
—Sí, y tú dijiste que te había pedido que fueras a descansar para estar lista para los entrenamientos—respondió Beorn, también cruzándose de brazos.
—Bueno, pues, en cierto modo mentí—habló ella, sonriendo de forma falsamente inocente—. Es cierto que me dijo que debería ir a descansar para estar lista para los entrenamientos, pero me comí una parte de la información—soltó un suspiro, estaba vez audible, apoyándose en la pared que tenía detrás. Cerró los ojos, pareciendo realmente serena a pesar de que en su interior estaba levemente inquieta—. Ese día prácticamente pareció dudar de que una adolescente fuera a ir de expedición. Evidentemente, eso me enfadó bastante y le dije que le demostraría que estaba equivocado....
—Oye, oye, oye, espera un momento...—la detuvo Maika, cuyos ojos marrones se habían abierto más de la cuenta, fruto de la sorpresa. Había hilado con velocidad lo que su amiga estaba insinuando—. Estás insinuando que te lanzaste directamente a por un titán, ¿para demostrarle a Erwin que estaba equivocado?
—Eso digo, sí.
Lentamente, Cassie abrió sus ojos avellana, queriendo ver las reacciones de sus amigos y su hermano mayor. Después de todo, era información que se había estado guardando para ella y que, finalmente, había llegado el momento de que les contase.
Maika y Soleil adoptaron la misma expresión de sorpresa, como si se tratara de una obra siendo copiada a la perfección; mientras, el rostro pálido de Mizuki se llenaba de puro horror. Por su parte, Harry largó una fuerte carcajada, negando con la cabeza, como si aquello no lo sorprendiera nada. Angus arqueó las cejas con impresión, parpadeando varias veces mientras la miraba, todavía procesando la información. Y Beorn... él simplemente negó con la cabeza unas cuantas veces, soltando un leve suspiro, como si estuviera pensando que su hermana no era bien de la cabeza.
Y realmente no lo estaba.
—¡Cassie! —regañó la de ojos oscuros al instante, con la voz más aguda de lo normal. Parecía ser la única capaz de romper el tenso silencio que se había comenzado a formar a su alrededor—. ¡Pudiste haber muerto!
—Pero no lo hice.
—Pero pudiste haber muerto.
—Lo sé, lo sé, no me grites más que pareces mi madre—pidió Cassie, haciendo un gesto de paz con las manos. Después de todo, no era como si pudieran corregir el pasado o algo por el estilo—. También lo sabía en ese momento, que era una completa idea suicida, pero no podía echarme atrás. Es decir, se lo había prometido a Erwin, y era mi superior, ¿Cómo iba a echarme atrás? —Además, que no iba a recular cuando soy una orgullosa, pensó, pero decidió mantener ese comentario para sí misma, consciente de que sus amigos podrían enfadarse más—. Además, estaba segura de que Beorn me seguiría en mi ataque suicida y eso me aliviaba.
—Tienes suerte de que yo esté tan mal de la cabeza como tú, hermana—señaló su hermano, sonriendo de forma ligera.
—No tiene gracia—refunfuñó Maika, con el ceño fruncido, mirando al mayor de los hermanos de forma fija—. ¡No te rías, Beorn! ¡Esto es serio!
—Es pasado, Mai, no te enfades ahora—murmuró Angus, mirando a la de ojos oscuros con tranquilidad, a pesar de que su ceño temblaba por el enojo que estaba tratando de mantener a raya—. No merece la pena por algo que ya ha pasado....
—¡Aun así! ¡No me puedo creer que Erwin tolerara algo así! —siguió quejándose la chica, con expresión que reflejaba su descontento de forma bastante visible para todo el mundo, mientras hacía un leve aspaviento con los brazos—. Y yo que pensaba que era racional...
—Lo es—defendió Soleil de inmediato, sin ser una sorpresa para ninguno de ellos, pues la observaron con algo de aburrimiento—. Erwin siempre tiene todo fríamente calculado. Seguro que tenía alguna buena razón para hacerlo.
—Deberías ir a pedirle matrimonio, Sol—se burló Harry, con aire divertido.
La de cabello rubio enrojeció al escuchar las palabras de su compañero, para luego desviar la mirada hacia otro lado, intentando fingir que no había escuchado aquella afirmación. A pesar de sus esfuerzos para ocultar su bochorno de las miradas de sus amigos, su cabello no era lo suficientemente largo como para tapar su rostro. Así que, todos eran plenamente capaces de ver el rosa de sus mejillas, o como sus orejas se habían encendido ligeramente.
Mientras Angus regañaba a Harry por burlarse de su compañera y ésta se avergonzaba aún más, Cassie observó aquello con expresión tranquila, a pesar de que en su mente no dejaba de revolotear una cuestión que había estado ignorando. Ella no era tonta, y en todos esos años había sido capaz de observar perfectamente como su compañera de cabello más rubio iba cayendo poco a poco por Erwin Smith. No es que la culpara ni nada por el estilo, pues el capitán era apuesto de forma innegable, pero había algunos detalles que la perturbaban.
Primero estaba el nivel de inteligencia de Erwin, quien estaba segura de que lo sabía perfectamente, incluso apostaría que antes de que ella se hubiera dado cuenta. Después de eso, también estaba el poco disimulo que le echaba Soleil, quien a veces se quedaba babeando en dirección del capitán, sin importarle ni un pimiento que era lo que pasaba a su alrededor. Y luego, estaba algo más sensible. Algo que sabía perfectamente que crearía un pequeño conflicto y que por eso se había callado.
No sabía como definirlo, pero había tenido algo con Erwin. De forma muy fugaz, antes de que se diera cuenta de los sentimientos de Soleil por su superior y de que ella misma hubiera decidido que los rubios no eran lo suyo. Pese a eso, Cassie no podía negar que su yo del pasado, la de quince años, había tenido un pequeño crush con el rubio nada más verlo. No podía negarlo, pues era realmente cierto. Que fuera su superior, que fuera tan sumamente apuesto y que le llevara años de diferencia, seguramente condicionaron a su yo adolescente.
Fuera como fuera, aquella extraña relación con el rubio, lo había tenido. Y solamente Angus lo sabía de entre todos sus compañeros, pues la había pillado saliendo del despacho del capitán con la camisa del rubio puesta. Ni siquiera Beorn, su hermano mayor, lo sabía. O, al menos, ella no se lo había contado.
Llevo varios años callada, pensó Cassie, observando el suelo con expresión pensativa, sin prestar atención a la conversación de sus compañeros. Puedo quedarme otros tres, o cinco... o para siempre.
Cassie no sentía la necesidad de contarlo. ¿Para qué? ¿Para hacerle daño a su amiga por algo que ya no pasaba? Erwin era el pasado, aquella relación se había acabado hacía tiempo. Ahora simplemente era un amigo y su superior. Solamente eso. A pesar de que era consciente de que, en ocasiones, Erwin se aprovechaba del pasado para manipular sus emociones.
No podía juzgarlo, pues ella hacía lo mismo.
—Iré a buscar a Erwin—murmuró, despegándose del muro en el que se había apoyado, logrando que sus compañeros la miraran—. Seguramente necesite ayuda domando a toda esta manada de soldados.
—Puedo ir contigo si quieres—ofreció Soleil, logrando que Harry rodara los ojos.
—Tú descansa—replicó la de rango superior, mirándola de reojo, en el fondo sintiéndose algo culpable por estar ocultando aquella información a una de sus mejores amigas—. No creas que no he visto la mueca que has hecho mientras cabalgabas, Soleil. Sé que te molesta la espalda—le reprochó, logrando que se volviera a sonrojar, para luego ordenarle—: Descansa.
Soleil se mantuvo en silencio, simplemente asintiendo con la cabeza, sabiendo que su superior tenía toda la razón del mundo. Maika le reprochó sus acciones, alegando que debía haberlo dicho antes. Luego, la obligó a tumbarse en un saco y a descansar su agarrotada espalda.
Cassie observó la escena en silencio, viendo como Maika cuidaba a su compañera, como llevaba haciendo desde que la había conocido. Sin embargo, no dijo nada y se limitó a buscar a Erwin entre todos los pasillos de aquel castillo, algo que no era nada fácil. Después de todo, aquel castillo había sido diseñado para que solamente sus habitantes pudieran conocer sus pasillos. Para ellos, que no era más que visitantes ocasionales, aquello era como un laberinto.
Es increíble que no tengamos un plano de este castillo, pensó con aire irritado, cansándose de girar de un lado para otro. ¿Y si tiro alguna pared abajo? No, no creo que se caigan de una patada... ¿O sí?
No veía al capitán rubio por ninguna parte, así que no dejaba de pensar que aquello era como buscar una aguja en medio del pajar. Aunque claro, no podía culparlo por querer estar en todos lados, supervisando todo lo que pudiera.
Pero había algo más. Algo que le estaba ocultando.
Cassie se preguntaba que era lo que Erwin estaba tramando. Lo había visto antes de la expedición, metiéndose algo dentro del uniforme como si no quisiera que nadie lo viera, como si estuviera metido en algo que no quería que nadie más viera. Ella no había podido ver de que se trataba, pues era un papel doblado, parecido a un sobre, pero estaba segura de que era algo importante.
¿En qué andas metido, Erwin?, se preguntó, mientras lo buscaba.
—¿Estas aquí solo? ¿Pasó algo?
—¿Tus subordinados no están contigo?
Cassie reconoció las voces de inmediato, haciendo que frunciera el ceño ligeramente.
Eran Levi y Erwin.
—No son mis subordinados.
—¿Ah no?
Cassie avanzó por el pasillo mientras ambos se quedaban en silencio, rezando para que no escucharan sus pasos y siguieran su conversación. Casi podía escuchar la voz de Maika sonando en su cabeza, alegando que no debía escuchar conversaciones ajenas, pero la curiosidad podía con ella. quería saber de hablaban Levi y Erwin allí, apartados de los demás.
¿Tendrá algo que ver con la Ciudad Subterránea?, se preguntó al instante, para luego sacudir la cabeza. No, si fuera eso habría recurrido a Angus y a Mizuki...
Erwin volvió a hablar:
—Dime, Levi, ¿ya te has acostumbrado a la legión?
—Más o menos, aunque me irrita que todos estén locos por los titanes.
—Claro, es esa gente la que reclutamos.
—¿Ah sí? ¿Y tú eres el primero entre todos los locos? ¿Quién el segundo? ¿La pelirroja?
¿Pelirroja?, se preguntó Erwin, frunciendo ligeramente las cejas por encima de sus ojos azules. ¿No será...?
¿Se refiere a mí?, también se preguntó Cassie, algo sorprendida.
—He visto como luchabas—habló Erwin, dejando pasar aquel detalle—. En tu primera batalla te las arreglaste fácilmente contra un titán excéntrico. Tu habilidad tranquiliza a los demás miembros, es evidente.
—Durante la pelea hubo un soldado al cual se comieron—replicó Levi, con tono algo tosco—. Observando, entendí como se movían los titanes y aprendí a contraatacar.
—¿Ah sí? —Cassie no sabía si Erwin estaba sorprendido o si lo disimulaba muy bien. Cualquiera de las dos opciones podía ser la correcta cuando se trataba del rubio—. En todo este tiempo, la Legión ha perdido innumerables víctimas... pero aun no sabemos nada del mundo exterior.... Todo lo que hacemos es para que la humanidad recupere las tierras perdidas... por ese objetivo estamos dispuestos a perder todas las víctimas que sea necesario. Hemos entregado nuestros corazones a ello. Cada uno de nosotros.
Siempre tan profundo..., pensó Cassie, conteniendo una sonrisa ladeada todo lo que pudo.
Justo en ese momento, Isabel apareció y se llevó a Levi con ella, impidiendo que el azabache respondiera a las profundas palabras del capitán de rubios cabellos. Seguramente, salvando al reciente soldado de ser un poco arisco con su superior, o de tener que continuar con aquella conversación que no era del todo de su agrado.
Cassie soltó un leve suspiro, todavía pensando en las palabras de Erwin.
—Oye, ¿vas a seguir escondida en la oscuridad o vas a salir? —cuestionó Erwin de repente, casi dándole un susto de muerte—. ¿Sabes qué? No tenemos edad para jugar al escondite, Cassie.
—Demonios, Erwin—se quejó ella, mientras avanzaba hacia él, formando un puchero irritado con los labios—, ¿acaso tienes ojos en la espalda?
—Algo así—comentó el rubio, con falso tono de chiste. Se giró a mirarla, sus ojos azules observándola como si la estuvieran juzgando—. ¿Ahora espías mis conversaciones, Cassie?
Solo las que no son mortalmente aburridas, pensó ella, haciendo una mueca, pero no lo dijo en voz alta.
—Te estaba buscando y escuché por casualidad la voz de Levi—se defendió Cassie, falsamente indignada con aquella acusación—. Me pareció raro que hablarais los dos solos en medio del pasillo, así que me picó la curiosidad...—Se fijó en la carpeta que llevaba en la mano y frunció el ceño—. ¿Qué es eso?
—Informes para nuestra reunión—respondió él, con tranquilidad. Había algo en su mirada que decía que aquella excusa no lo convencía demasiado, pero no dijo nada al respecto—. El comandante y el resto de los capitanes debemos revisar el plan antes de partir mañana.
Cassie hizo un mohín. —Te veo luego, entonces.
—Cassie—la llamó Erwin, haciendo que se detuviera y se girara a mirarlo—, no te rindas con ser capitana. Creo que serías perfecta para el puesto.
—¿Eso crees?
—Yo nunca miento—se limitó a responder Erwin.
Cassie esbozó una tenue sonrisa, emocionada con aquellas palabras, aunque solo fuera algo que mantendría en su mente. Que Erwin le dijera que creía en ella, en ella como posible capitana del cuerpo, significaba mucho más de lo estaba dispuesta a admitir en voz alta.
El sobre, pensó, recordándolo de repente. ¿Lo llevará para hablar de él con el Comandante y el resto de los capitanes?
—Esto... Erwin...—murmuró, con algo de duda.
—¿Sí?
—Si ocurriera algo de gravedad...—comenzó, mirando al rubio con algo de preocupación, que fue claramente visible para él al ver el brillo en sus ojos marrones—. Me lo dirías, ¿verdad?
No se le escapa una, pensó el capitán, en el fondo maldiciendo mentalmente el que fuera tan observadora.
—Por supuesto—le aseguró Erwin, asintiendo con la cabeza, pareciendo bastante tranquilo; o al menos esa era la imagen que dejaba ver en ese preciso momento—. Pero no hay nada de lo que haya que preocuparse en este momento. Solamente céntrate en los titanes de mañana.
No me suena convincente, pensó Cassie, notando que había algo que estaba fallando, aunque asintió con la cabeza.
Era decir, si Erwin llevaba los papeles la mano, que era el sobre que le sobresalía de la chaqueta, justo encima de la camisa. Si era para hablarlo con los Capitanes y el Comandante, debería estar dentro de la carpeta, junto con el resto de papeleo que el hombre Smith siempre preparaba antes de las reuniones.
¿Acaso no se daba cuenta de que le había quedado uno sin atrapar? ¿O era que realmente estaba ocultando algo y no quería contárselo a nadie?
—¡Cass! ¡Cass! —Soleil se acercaba a ellos con rapidez, como si la estuvieran persiguiendo una manada de perros salvajes. Su expresión facial estaba llena de preocupación—. Creo que deberías venir antes de que alguno de los nuevos mate a Hange....
¿Eh?, Cassie ladeó la cabeza hacia un lado, con aire confundido.
Lanzó una fugaz mirada hacia Erwin, quien se la devolvió para luego hacer un gesto con la mano, indicando que fuera a ayudar a su mejor amiga. Le dio la sensación de que su compañera de escuadrón había llegado en un momento oportuno para el rubio, pero no se quejó ni nada por el estilo. A pesar de que quería interrogar al capitán a su manera, se calló y la siguió. Después de todo, se esperaba cualquier cosa de su mejor amiga.
Y lo confirmó al escuchar su voz animada, proveniente del ala este.
Donde sabía que estaban Levi, Isabel y Farlan.
—¡Os he visto! ¡Como habéis matado al titán! —Escucharon como decía Hange, con su usual entusiasmo. No, no era el usual, desde luego que no. Estaba realmente emocionada, como cada vez que estaban en el territorio de los titanes y podía observar a uno de cerca—. ¡Fue alucinante! ¡Pensé que iba a explotar de éxtasis!
Que rara es..., pensó la de cabellos naranjas, al escuchar las palabras que su amiga había decidido emplear en aquella conversación.
—¿Por qué tiene que ser siempre tan intensa y rara cuando estamos en territorio exterior? —masculló Cassie, a lo que Soleil simplemente se encogió de hombros, sin saber qué responderle. No la culpó pues incluso ella, que había convivido con Zoë desde que tenía memoria, a veces no tenía explicación para sus extrañas acciones—. A veces me sorprende que no se quede afónica...
Por su parte, la de coleta seguía con su evidente emoción. —Soy Hange Zoë. Tú eres Levi, ¿verdad? Y esa chica es Isabel. Y él...
—Farlan.
—¡Es verdad, Farlan! ¡Encantada de conocerte! —habló Hange, con emoción, mientras le daba un leve golpecito al rubio en el brazo, el cual se quejó. Pero ella lo ignoró y siguió a lo suyo: interrogar a los novatos. Y para ello, centró su mirada marrón en el más mayor de los tres—. Tú no eras un cadete, ¿verdad, Levi? ¿Cómo aprendiste a usar el equipo tridimensional?
Levi, sé gentil, sé gentil..., pidió Cassie mentalmente.
—Sé sociable—le susurró Farlan a su amigo, en tono bajo.
—Me entrenaba—se limitó a decir Levi, luego de unos segundos en silencio, durante los cuales meditó como responder a aquello sin sonar demasiado brusco—. Nada especial....
—¿Te enseñó alguien? —volvió a la carga Hange, como si nada fuera con ella. Ni siquiera parecía pensar que la mirada del azabache era un poco seria, incluso hostil. Estaba demasiado emocionada como para preocuparse por detalles como esos—. Cuando empecé a entrenar era difícil mantener el equilibrio... ¿Puedes dar algún consejo para mejorar?
—Nada en concreto.
—¡Demonios! ¡Eres demasiado sincero! Por muy pequeña que sea la pista, puede traer grandes ayudas. No seas modesto, anda, puedo apostar que a muchos les interesaría averiguarlo. Todos vieron como peleasteis... —Hange había entrado en uno de sus bucles de parloteo, de los cuales era sumamente difícil sacarla. Incluso Moblit, quien pasaba muchas horas junto a ella, no era capaz de hacerla callar cuando entraba en ese modo—. Y eso ha fortalecido la idea de que la humanidad puede ganar a los titanes. ¡Vuestra batalla se veía realmente impresionante! Por eso, obligatoriamente...
—¡¡¡HANGE!!!
La mencionada perdió varios tonos de piel y enmudeció de golpe, como si le hubieran quitado la voz por medio de magia, para sorpresa de los tres del subterráneo. Levi, Isabel y Farlan pensaban que la chica de coleta se quedaría hablando hasta que se durmieran, aunque eso no parecía ser lo que iba a pasar.
Y el motivo era la soldado de sangre Mutigman que observaba la escena con seriedad. Con seriedad, y rodeada de un aura violeta bastante oscura.
—¡C-Cassie, h-hola! —tartamudeó Zoë, nerviosa por el mal humor de la de cabellos naranjas, el cual era visible por el aura hostil que la rodeaba.
—No los agobies, Hange—regañó Cassie, tomando a su mejor amiga del brazo para levantarla del suelo y alejarla de los tres soldados. Los cuales no apartaban la mirada de la escena, como si estuvieran hipnotizados o algo por el estilo—. Acaban de tener su primer contacto con un titán y ya los estás agobiando con tus intenso interrogatorios. Relájate un poco, ¿quieres?
—Ay, pero tú los viste, ¿verdad, Cass? —cuestionó a su mejor amiga, con sus ojos marrones brillando con emoción, recuperando su emoción anterior—. ¿Verdad? ¿Verdad?
Cassie hizo una disimulada mueca de disgusto.
No podía enfadarse con ella si era tan adorable. Era simplemente imposible para ella.
—Sí, Hange, los vi. Muchos soldados los vieron, de hecho—respondió con tono cansado, aunque siguió regañándola, para impedir que el momento hiperactivo de su mejor amiga fuera a más—: Pero no por eso parezco una lunática gritando por todo el castillo. Contrólate un poco.
—¡No pasa nada, Cassie! —exclamó Isabel, con alegría, sonriendo de forma alegre. Repentinamente parecía de mejor humor, aunque no acababa de entender del todo por qué—. Es porque mi hermanito es muy fuerte, ¡pero somos capaces de mucho más!
Cassie desvió su mirada hacia Levi, quien parecía más serio de lo normal. Y era bastante difícil notarlo, pues él estaba siempre serio. Pero algo se lo decía, una vocecita en su mente le susurró que tuviera algo de cuidado con sus palabras, pues la expresión del azabache era de todo menos amable en aquel momento.
El pelinegro le mantuvo la mirada durante unos segundos, a pesar de que estaba vigilando a la chica de gafas. O esa fue la impresión que le dio.
—Toma, Isabel, tengo unos pocos caramelos—habló Hange, como si nada. Como si no notara la forma con la que la miraban, o aquel intercambio de miradas entre ambos soldados. La sonrisa alegre seguía siendo visible en sus facciones, mientras se inclinaba hacia la única chica entre los cadetes—. ¿Quieres probarlos?
Isabel desvió su mirada verdosa hacia Cassie, con aire de duda. La de hebras naranjas asintió con la cabeza, como si supiera lo que le estaba preguntando de forma muda.
<<Es inofensiva>>, le dijo con la mirada, mientras la menor aceptaba los caramelos.
—¿Entonces? —insistió Hange, mirando directamente al pelinegro, haciendo que el rubio suspirara por lo bajo. Ella insistió de nuevo—. ¿No quieres contarnos que es lo que anda por tu cabeza?
—Hange, no molestes a Levi—regañó Cassie, esperando que su amiga no se llevara un golpe del serio pelinegro.
—No puedo hacerlo—habló Levi, para sorpresa de Cassie, quien no se esperaba que fuera a contestar. Y probablemente él lo sabía por la mirada que le echó, una rápida que apenas duró cinco segundos—. Soy autodidacta. No puedo enseñar a los demás.
—Pero...
—Perdona, estoy muy cansado.
—Ya te dije que no los molestaras—volvió a regañarla Cassie, casi gruñendo, aunque no supo cuál era el motivo.
—Ah, vale... —musitó Hange, para luego apoyar una mano en la cabeza de Isabel y otra en el hombro de Farlan. Seguía emocionada, por supuesto, pero se había tranquilizado bastante, para alivio de los demás—. Gracias, chicos. Que os parece si hablamos otra vez. Si volvemos vivos, ¡os invitaré a comer!
Cassie suspiró, viendo como Hange se iba dando brinquitos, yendo junto a Moblit, quien no tardó en regañarla. No tiene remedio.
—Perdonadla—pidió a los tres, obsequiándoles con una sonrisa algo escueta—. Cuando estamos fuera de las murallas, se vuelve más hiperactiva ante la posibilidad de cruzarse con un titán excéntrico. Según ella, son las fuentes de información más interesantes del mundo...—hizo una pausa, pensando que aquello seguramente no les interesaba—. Aunque tiene razón... Estuvisteis increíbles allí fuera.
—¿Tú también nos viste, Cassie? —cuestionó Isabel, con los ojos brillando de emoción.
—Claro—respondió ella, ampliando su sonrisa al ver a la menor tan emocionada—. Habéis mejorado mucho, si es que eso es posible. Así que, solo puedo deciros: Buen trabajo a los tres—cerró los ojos unos segundos, todavía sonriendo—. Bueno, os dejo descansar.
Cassie revolvió el cabello de Farlan e Isabel, haciendo que ambos se quejaran, aunque cada uno por una razón diferente. La menor le dio una mirada de refilón a su amigo rubio, aguantándose las ganas de resoplar al notar las mejillas sonrojadas del rubio. Pero Farlan no le hizo ni caso, pues parecía estar en su propio mundo mental. Ni siquiera notó la mirada que le dedicó el pelinegro.
Ajena a las reacciones, la de cabellos naranjas, le sonrió brevemente a Levi como forma de despedida. Luego, giró sobre su eje.
—Oi, pelirroja—la voz de Levi la detuvo, por lo que lo miró por encima del hombro, con bastante interés. Chasqueó la lengua, con algo de irritación, para luego añadir—: .... Gracias.
Cassie no supo si Levi le daba las gracias por detener a Hange o por dejarlos descansar, pero se encogió de hombros, con un simple movimiento. No borró su sonrisa tranquila.
—No es nada, Levi.
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Año 839
Semanas antes de la expedición
Zona de Trost
📍Rancho de los Mutigman
Cassie se levantó del césped en el que había estado tumbada, provocando que los músculos de su espalda sonaran en cuanto se desperezó. Se apoyó en el tronco del árbol bajo el que había estado durmiendo, observando como el sol estaba más bajo que antes. No quedaba demasiado para el anochecer, así que agradecía el haberse despertado.
Le gustaba ver como caía la noche, especialmente cuando lo hacía en las tierras de los Mutigman. Ver las puestas de sol no era algo que pudiera hacer con mucha frecuencia, al menos no desde que se había unido a la Legión de Reconocimiento. Solo podía verlas cuando hacían alguna que otra parada técnica en las expediciones, pero no era lo mismo, por supuesto.
Escuchó unos suaves pasitos sonando con bastante frecuencia, mostrando que la persona que se acercaba a ella estaba corriendo. Su mirada avellana no tardó en vislumbrar la cabellera naranja de su hermano pequeño, quien se acercaba a ella con el rostro lleno de emoción. A pesar de que temió que se cayera y acabara en el suelo, Rinc corrió con velocidad hacia donde se encontraba.
—¡Cassie! —exclamó con su vocecita aguda, estando más cerca de ella. Seguía corriendo hacia ella, con las mejillas sonrojadas por el esfuerzo de la carrera—. ¡Cassie, Cassie, Cassie!
—Vas a gastarme el nombre, hermanito—replicó ella, conteniendo una sonrisa divertida.
El niño no contestó, frenando de golpe su carrera. Jadeando por el esfuerzo, flexionó las rodillas y saltó hacia ella, tomando bastante impulso para tratarse de un niño de su edad. Por supuesto que Cassie se esperaba una reacción parecida de su hermano menor, así que estaba preparada para recibirlo.
Cassie apoyó la espalda en el tronco del árbol y se deslizó por él hasta quedar sentada en el césped. Rinc se acomodó en el regazo de su hermana mayor, sonriendo alegremente, sin despegar su mirada marrón de ella. Ambos eran tan parecidos físicamente que era realmente imposible que alguien no pensara que eran hermanos; el cabello naranja y los ojos marrones los delataban totalmente.
—¿Qué te tiene tan emocionado, Rinc? —preguntó ella, mientras apartaba algunos mechones rebeldes del rostro de su hermano.
—Es que quería ver las estrellas contigo—respondió Rin, sonrojándose de forma algo violencia, con vergüenza—. Con mamá puedo verlas siempre que quiera y a papá no le gusta demasiado, dice que perdemos el tiempo. Y... y... ¡contigo puedo verlas poco!
—Lo siento...
—¡No, no, no! —negó el niño, sacudiendo la cabeza con tanta violencia que ella se preguntó si no llegaría a marearse—. Eli siempre piensa que me pongo triste porque te pueda pasar algo, ¡pero en verdad no es por eso! ¡Yo sé que tú eres muy fuerte, Cassie! ¡Un feo titán no puede contigo!
—Rinc...
—¡Me pongo triste porque no puedo ver las estrellas contigo! —exclamó Rinc, quedando sin aire al decirlo. Miró a su hermana con ojos brillantes—. Me gusta ver las estrellas contigo y... cuando te vas... tengo que hacerlo yo solo... o con mamá...
Cassie observó a su hermano en silencio, sin saber qué decirle.
Todavía era algo sorprendente para ella la inteligencia de Rinc. A pesar de ser tan pequeño, su hermano menor era realmente listo. Sabía leer desde antes de saber andar, e incluso escribía mejor que ella cuando tenia su edad. Además de eso, hablaba con frases muy completas, y algunas realmente complejas.
Es un prodigio, pensó, mientras una suave sonrisa se dibujaba en sus labios.
—No tienes por qué ponerte triste por eso, Rinc—le dijo con suavidad, mientras elevaba la mirada hacia el cielo—. No puedo asegurarte que vuelva de mis expediciones, lo sabes....
—Pero...—protestó Rinc, pues él creía firmemente que su hermana volvería de todas las expediciones que tuviera. Él tenía muy claro que su hermana era muy fuerte.
—Pero puedo asegurarte que, cada vez que estés mirando las estrellas, yo también lo estaré haciendo—siguió hablando Cassie, mirando de reojo a su hermano, quien la escuchaba con atención—. Cuando estoy de expedición y cae la noche, los titanes no nos molestan, como ya te he explicado más veces—le recordó, haciendo que él asintiera—. Entonces, me voy a un lugar en el que esté tranquila y me pongo a mirar las estrellas. Como ahora.
—Entonces...—murmuró Rinc, frunciendo las cejas con aire pensativo—. Aunque estés muy lejos...—abrió los ojos de golpe—... ¡los dos miramos las estrellas!
—Exactamente—afirmó ella, sonriendo—. Así que, cuando te sientas solo, mira la estrella más brillantes de todas. ¿La ves? —la señaló con un dedo, todavía mirando a su hermano, quien dirigió su mirada avellana al cielo para ver la estrella que le señalaba—. Yo también estaré mirándola, ¿vale?
—¡Vale!
Oh, Cassie realmente temía el día en el que viera por última vez la emoción de su hermano menor.
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Año 839
Expedición
📍Territorio titán
Cassie subió lentamente los escalones que llevaban a la zona más alta del castillo y se sentó en un bloque que, en su momento, era un puesto de vigía. En la actualidad se encontraba destrozado, seguramente obra de los titanes que pasaban por la zona. Intentó imaginarse como sería con todas las piedras colocadas en su sitio, y luego el simple hecho de defenderse de algo que no fueran titanes. Algo imposible para su mente, y por eso contuvo un suspiro.
Se acomodó lo mejor que pudo en aquellas ruinas deshechas de lo que antes era una torre y observó el horizonte. La noche había caído por completo sobre el amplio territorio, por lo que no podía ver mucho más allá de la primera línea de árboles, a unos cinco metros de donde se encontraba sentada. Realmente la noche en los terrenos exteriores era tan oscura como una cueva muy profunda.
Cambió de objetivo y alzó la mirada, observando el cielo oscuro de la noche. Éste se encontraba salpicado de estrellas de diferentes tamaños y potencias de brillo, y pudo apreciarlo perfectamente desde su posición. Pero todas aquellas estrellas, a pesar de sus diferencias, salpicaban la superficie como si alguien las hubiera pintado a su libre albedrío.
No podía negarlo, desde allí se podían ver mejor que en el campamento de la Legión. Prácticamente mucho mejor que en comparación con su casa, a pesar de encontrarse en medio del campo y tener una buena panorámica del cielo. O quizás solo se lo parecía por el simple hecho de poder tener un momento para ella sin estar pendiente de los titanes ni nada parecido.
Son tan bonitas..., pensó sin dejar de observarlas, mientras sus ojos avellana brillaban levemente, como si quisieran unirse a aquellas estrellas que estaban en el firmamento.
No podía dejar de encontrar aquello sumamente hermoso, un gran deleite para los ojos humanos, y era una gran contraposición con lo que ocurría horas después. Cuando la oscuridad abandonaba el cielo y regresaba la luz del sol, debería ser un signo de felicidad y prosperidad, pero no era así. En cuanto la luna y las estrellas desaparecieran del firmamento, los titanes comenzarían a moverse, sin dudar un segundo en atacarlos.
Por ese mismo motivo, Cassie adoraba la noche. Podía estar allí, en lo alto de un castillo, en medio de la nada, y sentirse tan tranquila como si estuviera tumbada en su cama. Podía estar en medio del territorio enemigo, sin mayor preocupación que la brisa que comenzaba a moverle los cabellos con suavidad, pero que seguramente se volvería peor con el paso de los minutos. Podía, simplemente observar la belleza de la naturaleza nocturna.
Durante un instante, podía llegar a olvidarse de todos sus problemas con el simple hecho de mirar a las estrellas. Durante unos instantes, solamente era Cassie. No era una soldado que quería luchar contra sus enemigos y vencerlos. No era una hermana que defendería siempre las espaldas de sus hermanos. No era una hija que siempre estaba preocupada por sus padres. No era una amiga que temía perder a sus compañeros para siempre. Simplemente era una joven de cabello naranja que se sentaba bajo las brillantes estrellas.
Era lo más cerca que estaba de lo que era ser libre.
Una sonrisa diminuta se dibujó en sus labios al escuchar pasos.
—Hola, Levi.
—¿Cómo sabías que era yo? —cuestionó él, sonando algo confundido.
—Te escuché chasquear la lengua al acabar de subir las escaleras—respondió ella, todavía con la mirada clavada en las brillantes estrellas—. Eres la única persona que conozco que chasquea tanto la lengua.
Estuvo a punto de reírse al escucharlo hacerlo de nuevo, pero se contuvo lo mejor que pudo. Mantuvo su mirada en el cielo, esperando la reacción del varón. Después de todo, aun era un poco impredecible para ella.
—Creí que esto estaría vacío—lo escuchó mascullar por lo bajo—. Iré a otro lado y te dejaré tranquila...
—Espera, Levi—lo detuvo ella, girándose para verlo a medio camino de bajar la primera escalera, viéndolo por primera vez desde que había escuchado sus pasos—. No tienes por qué irte. Esta azotea es muy grande.
¿Se quedará?, se preguntó ella, mientras lo miraba y esperaba una respuesta. Quiero ver las estrellas con él, no sé por qué...
Levi la observó durante unos largos segundos, viendo como la luz de la luna le daba directamente en la cabeza, alumbrando sus cortos y naranjas cabellos, creando una imagen realmente distinta en pocos segundos. No tenía con que compararlo, pues no se parecía a la imagen que proyectaba cuando se trataba de los rayos solares, así que se mordió la lengua para obligarse a reaccionar.
No podía quedarse mirándola como un monigote y dejar que pensara que no era bien de la cabeza.
Está bien, se rindió mentalmente, deduciendo que no tenía muchas más opciones. Era quedarse allí o buscar otra torre de la misma altura, y la verdad era que le daba algo de pereza.
Cassie lo observó caminar hasta estar cerca de donde ella se encontraba, sin decir nada. Volvió la mirada a la estrellas, observando bien el cielo. No sabía mucho del estudio de las estrellas, pero siempre le habían parecido realmente magníficas.
Ojalá tuviera más tiempo para poder leer sobre ellas, pensó con aire melancólico, pues sabía que era un deseo algo fantasioso. Teniendo en cuenta sus deberes como líder de escuadrón, no podía tomarse la libertad de estudiar algo como las estrellas.
—¿Por qué no te sientas conmigo, Levi? —ofreció de repente, sin mirarlo.
—Tsk, ¿no que la azotea era muy grande, pelirroja? —replicó él, arqueando las cejas con aire escéptico.
Ella giró la cabeza para mirarlo al escucharlo refunfuñar, dedicándole una pequeña sonrisa. Una que Levi supo lo que significaba.
Le había hecho gracia su comentario.
—Vamos, Levi, no muerdo—le aseguró, ampliando su sonrisa de forma que sus dientes centellearon durante unos segundos.
—Vas a seguir insistiendo—adivinó él, todavía sin moverse.
—Exactamente. Qué listo.
Levi suspiró en forma de rendición, para luego caminar con pesadez hacia donde estaba ella sentada. Cassie le hizo sitio, sin mirarlo, demasiado concentrada en las estrellas.
Él, por su parte, se quedó mirándola mientras se sentaba a su lado, preguntándose porqué lo trataba de aquella manera. De aquella manera tan agradable y sin prejuicios, como si fueran iguales aunque no fuera el caso. No había hecho nada para que ella siempre lo tratase tan bien.
Y aun así, lo hacía.
No lo entiendo, pensó Levi, internamente frustrado por no entender los motivos de la joven. ¿Por qué lo hace? Si nunca pide nada a cambio...
—Oye, Levi—lo llamó Cassie de repente, sacándolo de sus pensamientos de golpe. Segundos después de haber pronunciado su nombre, preguntó con tono tranquilo—: ¿No te parece que las estrellas están muy bonitas hoy?
—¿Ah? —Levi se sorprendió por la pregunta tan repentina, pestañeando varias veces. Luego, desvió la mirada hacia el cielo, percatándose de que había estado todo el tiempo mirando a la chica a su lado en vez de a las estrellas—. Sí... lo están...
Suena algo ido, pensó ella, confundida.
Cassie giró la cabeza para mirarlo, viendo el rostro concentrado del varón. Y, además de eso, como los suaves rayos de luz lunar resaltaban las pálidas facciones de su rostro, teniendo aquel tono de piel por venir del subterráneo.
—Es la primera vez que las observas así, ¿verdad? —cuestionó ella, sin venir mucho a cuento.
—No es que en el subterráneo tuviéramos muchos agujeros para mirar hacia arriba—respondió Levi, sin contener su sarcasmo.
Para su sorpresa, Cassie rio, de forma sincera. La verdad era que su pregunta había sido realmente estúpida si tenía en cuenta de dónde venía el hombre, así que se esperaba cualquiera reacción posible. Y, la que él había elegido realmente le había hecho gracia.
Al escuchar su risa, Levi giró la cabeza para mirarla, todavía viendo cómo se reía. Era extraño saber que él había causado aquella reacción tan natural.
—No ha sido una pregunta muy inteligente, lo lamento—se disculpó Cassie, sorprendiéndolo de nuevo por su sinceridad, aunque no se percató. Desvió la mirada, volviendo a observar el cielo, con una serenidad y una tranquilad que dejaron algo atontado al joven a su lado—. No sé lo que sientes tú, pero cuando miro las estrellas, siempre me siento libre.
—¿Libre?
—Mhh... Solo tengo dos momentos en los que puedo observarlas sin preocupaciones. Una es cuando estoy en mi casa en Trost y me tiro en el medio del campo, observando como anochece—le explicó, causando que su sonrisa apareciera de nuevo. Y haciendo que sus ojos marrones brillaran de forma bastante visible para el chico—. Luego de un largo día de trabajo en el rancho, sienta muy bien tirarse en la hierba a esperar el frescor de la noche.
—Suena...—murmuró Levi, con algo de duda en la voz que pudo enmascarar bastante bien. Dudó durante unos segundos—.... Bien.
—Cuando volvamos, te prometo que lo vivirás.
Levi se mordió la lengua, sin querer responder aquello.
No quería pensar en lo que ocurriría cuando regresaran a los muros, no quería. Realmente había decidido no pensar en ese futuro, en su futuro a largo plazo. Era un pensamiento que prefería evitar a toda costa. Solo podía pensar en el presente, en el sobrevivir a la expedición y cumplir su parte del plan.
No podía pensar en algo tan simple y hermoso como tumbarse a ver las estrellas.
—Te tomaré la palabra, pelirroja—musitó por lo bajo, con tono levemente melancólico que, por fortuna, su acompañante no lo notó.
—Suelo cumplir mis promesas, Levi.
—Tsk. —Levi chasqueó la lengua haciéndola reír. Él casi sonrió al escucharla. Casi—. ¿Cuál es el segundo momento, pelirroja?
—Este—respondió ella, dejando de reír, para observarlo con una sutil sonrisa tirando de sus labios—. En las noches de las expediciones. Los titanes duermen de noche, o se apagan, o lo que sean. No tenemos que preocuparnos por ellos, todos descansan y yo puedo venir aquí sola. Sentarme y pensar en mis cosas... es relajante.
Levi asintió aunque ella no lo estuviera mirando en ese momento.
También sonaba bien, igual de simple pero bien.
—Sé que suena mejor lo primero—intervino ella, robándole el pensamiento—, no hace falta que digas nada.
—Tsk, bien.
Cassie se mantuvo en silencio, tragándose una risa. No sabía por qué, pero Levi le hacía bastante gracia cuando se ponía de aquella manera. Algo le decía que no era demasiado bueno tratando con personas que no fueran Isabel o Farlan, así que apreciaba sus intentos de ser sociable con ella. Lo apreciaba bastante para ser exactos.
Había un familiar cosquilleo en el estómago que la hacía sonreír cuando conversaba con Levi. Justo como estaba ocurriendo en aquel preciso momento.
¡Hola, hola! ¡Estamos de vuelta!
Tengo que confesar que este capítulo me ha quedado un poco más largo de lo que tenía pensado, pero había escenas que quería explicar bien para que se entendieran. Si sobreexplico algo díganmelo, porque me entró la neura de que no explico bien los detalles y me estresé un poco. Así que, por favor, díganme como lo prefieren jeje.
Ahora sí, podemos ir al capítulo...
Ahí tienen a Cassie confesando a sus amigos algo que pasó hace tiempo. Si es que, Erwin tramando cosas es Erwin tramando cositas. La verdad es que ahí Maika me salió parecida a Momo (quien os recuerdo que es su fc), y me hizo bastante gracia mientras lo escribía (básicamente porque en Soldier no hay ningún Iida que venga a rematar el regaño). [Por si no entienden las referencias, son personajes de Boku no Hero Academia].
Ay, la escena de Hange siempre me parece demasiado divertida. Es decir, los tres la miran con cala de culo y ella sigue a lo suyo. Si es que es una ternurita, yo no puedo con ella (especialmente teniendo en cuenta ESO).
La escena de Rinc fue improvisada en el último repaso del capítulo. Me nació la necesidad de incluirla, porque la verdad es que Rinc es un personaje al que le tengo cariño, y quería darle algo de protagonismo antes de que le toque (recuerdo que es de la misma edad que Armin y compañía, so ojo cuidao con el niño).
Y la última escena... ay caray, yo no sé que bicho me poseyó mientras escribía, pero simplemente apareció esta escena en mi cabeza. Piensen en estar con Levi a la luz de las estrellas, aunque sea en medio de territorio de titanes... simplemente bellísimo (y eso que no es el Levi de la tercera temporada, porque entonces son palabras mayores).
Me cuesta un poco escribir a Levi siendo apático, creo que se nota un poco. También creo que se nota que soy un poco SIMPática, ¿no? JAUAJAJ yo prometo que me intento controlar, teniendo en cuenta que Cassie y Levi no se conocen demasiado. No sé si se me entiende pero bueno, yo lo intento.
Bueno, ¿Qué os ha parecido?
¡Espero que os haya gustado!
Os informo de que, en cuanto acabe este acto, Soldier va a entrar en un pequeño hiatus. Básicamente es por dos motivos de peso. Uno es que empiezo la etapa final del semestre en la universidad, que es cuando se me juntan los exámenes y los trabajos, y quiero prepararlos todos. Además, quiero un descanso luego del final del OVA y un poco de Shingeki, aunque quizás actualice algo el fic de Eren que subí en marzo. En pocas palabras, seguramente actualice el fic de Shoto y poco más je.
Yo os lo cuento para que no os preocupéis si veis que el fic pasa muchas semanas sin actualizar. Son medidas que me hace tomar la universidad porque me consume hasta la vida je.
Nada más por mi parte pero....
¡Nos leemos en comentarios!
PD: también pueden encontrarme en instagram o en los comentarios de mi perfil <3
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|Publicado|: 21/04/2023
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