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vii. family ranch

🗡️ 🛡️CASSIE INTRODUCES YOU 🛡️🗡️
chapter seven: family ranch
written by mxgicsarxsm
© 2023⚔️

Año 832

📍Centro de reclutamiento


LUEGO DE LAS PRESENTACIONES de los cadetes y de que el instructor les dijera, —prácticamente gritando como un auténtico desgraciado—, que aquellos iban a ser los peores años de su existencia, les pasó una tabla de ejercicios. En ella venía indicado el entrenamiento que debían hacer durante los siguientes cuatro meses, algo que sorprendió a la mayoría de los cadetes.

Cassie y Beorn, por su parte, lo vieron como algo totalmente normal. Desde su criterio, era una muy buena idea que los cadetes supieran que eran lo que debían hacer, pero que también contaran con la libertad de decidir cual ejercicio harían cada día de la semana. Era un método para mantenerlos "contentos", teniendo en cuenta el contexto exterior de los muros. Después de todo, el ejército no podía perder el tiempo con tonterías como intentar tener diálogos inútiles con cadetes de lo más novatos.

Correr vueltas alrededor de un campo, hacer abdominales y sentadillas, o golpear sacos llenos de serrín no era precisamente algo que Cassie deseara hacer durante los siguientes meses. Prefería empezar cuanto antes con los equipos para matar titanes, si alguien le preguntaba por su opinión. Pero, por desgracia, ella no había diseñado el entrenamiento, así que no le quedaba más remedio que tragarse su orgullo y hacer lo que le decían.

—Vaya, vaya, vaya—escuchó una voz masculina a sus espaldas, con un tono tan cantarín que la hizo dejar de hacer sentadillas—, tú eres la chica Mutigman, ¿no?

Cassie se giró, viendo al chico que le hablaba.

Era más alto que ella, de hecho, incluso más que su hermano. Tenía el cabello largo de color negro azabache, y que en ese momento estaba recogido en una cola de caballo. Los ojos marrones, rasgados, que brillaban con aire malicioso. Y, al notar la mirada sobre él, sonrió de lado. Ese gesto hizo que sus colmillos brillaran sin remedio.

—Depende de quién lo pregunte—respondió ella, haciendo que Beorn dejara su ejercicio—. ¿Quién eres?

El chico desconocido se echó a reír.

—Me esperaba que respondieras eso, la verdad—admitió, cuando dejó de reírse, pareciendo realmente complacido con su reacción—. Soy Harry Parson, y llevo mucho tiempo escuchando maravillas de tu familia. Realmente me gustaría poder todo el potencial que tu hermano y tú tenéis.

—No voy a pelearme contigo, Parson, si eso es lo que pretendes—replicó Cassie, entrecerrando levemente los ojos, con aire de sospecha.

Te tengo, pensó al ver el brillo de decepción en los ojos ajenos.

—Que aburrido—chistó Harry, negando con la cabeza. Soltó un suspiro algo largo para luego recuperar su postura con rapidez, como si no hubiera pasado nada—. De todas formas, no me importa. Mi familia siempre ha dicho que, donde esté un Mutigman, allá estaremos nosotros. Mucha gente dice que debería odiarte por todas las flores que siempre os echan, pero la verdad es que el odio es una pérdida de tiempo. Y el mío es muy valioso.

—Al grano—gruñó Beorn, con el ceño fruncido.

¿Qué mosca le habrá picado?, pensó Cassie, viéndolo de reojo.

Beorn observaba al chico de cabello negro con aire desconfiado, mientras Harry parecía tener un brillo de diversión en la mirada. Lo ocultó bastante bien, centrando su mirada marrón en la menor de los hermanos, quien seguía esperando alguna clase de explicación.

—Esto no se me da nada bien...—se quejó Harry, rascándose la nuca con una mano. Observó a ambos con aire avergonzado, escondido detrás de aquel peculiar comportamiento tan suyo—. Solamente estaba diciendo... que no me importaría compartir el mismo aire que vosotros.

—¿Qué? —gruñó Beorn.

—¿Esa es tu extraña manera de decir que no te importaría ser nuestro amigo? —inquirió Cassie, con las cejas algo arqueadas, deteniendo a su hermano.

—Algo así—admitió el de cabello largo.

Cassie soltó una pequeña risa nasal. —Tu nivel de sociabilidad realmente apesta, Parson.

—No eres la primera que me lo dice. Ah, y no me llames por mi apellido, haz el favor. Ya es suficiente dolor de muelas que el instructor nos llame por nuestros apellidos todo el tiempo—refunfuñó el chico, para luego sonreír de nuevo, dejando a la vista sus blancos colmillos—. Bueno, ¿qué decís? ¿Seremos compañeritos, hermanos Mutigman?

Beorn miró a su hermana al instante, esperando su respuesta, todavía con aire desconfiado. Él no tenía ni buenas ni malas vibraciones con aquel chico, así que quería escuchar que era lo que pensaba la menor de los dos. Aunque, en el fondo, no le alegraba la noticia de que un chico fuera a estar cerca de su hermanita. Sacaba un lado sobreprotector que no le gustaba demasiado.

Cassie lo meditó durante unos cuantos segundos, durante los cuales ambos chicos casi hervían de la impaciencia.

—Está bien—aceptó la chica, para sorpresa de ambos, esbozando una pequeña sonrisa animada—. Supongo que no viene mal tener a alguien cubriendo la espalda.

—Dejádmelo a mí—habló Harry, chocando un puño con el otro, mientras una sádica sonrisa se dibujaba en sus labios.
























🩸⚔️🩸⚔️

















A los pocos días de haber entablado amistad con Harry Parson, Cassie fue emparejada con otra chica para un ejercicio del instructor, uno que consistía en una especie de teatro: uno de los cadetes hacía de malo y otro de bueno. Aparentemente aquel hombre quería que los cadetes fueran más sociables entre ellos, por alguna extraña razón que no se molestó en justificar.

Su pareja en el ejercicio era una chica bastante callada, —en comparación con ella o Hange—, de cabello con un tono entre marrón y rubio, muy corto para ser una chica; y de ojos claros, del color del cielo. Se presentó como Soleil Laurent, acompañando su presentación con una pequeña sonrisa amable.

—¿Qué es lo que tenemos que hacer exactamente? —preguntó Cassie, observando a la chica, mostrando que había estado todo el tiempo pensando en las musarañas e ignorando al instructor.

—Turnarnos para ser el malo—explicó Soleil, alzando el cuchillo de madera que tenía en la mano derecha. Había un leve rastro de sorpresa en su mirada, como si no creyera posible que alguien no se enterara del ejercicio, teniendo en cuenta que su superior no dejaba de gritarles—. Se supone que tenemos que atacarnos la una a la otra.

—¿Hacer el malo? ¿Es que planea que nos peleemos con otros soldados luego de la graduación? —cuestionó la de sangre Mutigman, con aire confundido.

Esto no me vale contra los titanes, pensó con aire irritado, lanzando una mirada de reojo hacia el hombre mayor. Esos bichos del demonio no van a atacarme con un cuchillo... ¿En qué estará pensando el instructor?

Cassie volvió la mirada a su compañera, reteniendo un suspiro.

Soleil se encogió de hombros.

—Yo tampoco le encuentro demasiado sentido, pero es mejor que empecemos—indicó, lanzando una breve mirada de reojo—. El instructor nos está mirando.

Cassie la imitó, viendo que era verdad.

Si no querían un castigo, que seguramente incluía correr hasta que se le desencajaran las piernas, era mejor que se pusieran cuanto antes en marcha. No era un ejercicio que les hiciera especial ilusión a ninguna de los dos: a Cassie porque le parecía estúpido en un mundo lleno de titanes, y a Soleil porque no le gustaba demasiado pelearse con alguien.

—¿Quién empieza siendo la mala? —cuestionó la de ojos azules.

—Tú tienes el cuchillo—respondió Cassie, con tono obvio—. Tú empiezas.

Cassie crujió el cuello, esperando.

En unos pocos segundos, Soleil se lanzó a por ella como si fuera alguna clase de estanque para nadar. La esquivó con un simple movimiento, girándose para observar su siguiente movimiento. Este fue también predecible, volviendo a cargar contra ella mientras blandía el cuchillo como si fuera de verdad. Detuvo el brazo con el arma falsa a pocos centímetros de su cara, mientras con la otra mano impactaba contra el abdomen ajeno. Le arrancó una pequeña tos a Soleil, pero lo ignoró olímpicamente.

Con un rápido movimiento de piernas, le hizo la zancadilla, haciendo que callera hacia atrás. Se aseguró de que no se golpeara la cabeza al caer, pues no dejaba de ser un ejercicio. Se subió encima de la otra chica, sentándose sobre su abdomen para impedir que se moviera. Esquivó otro ataque de aquel cuchillo tan mortífero, mientras Soleil pataleaba para librarse de ella. Golpeó su brazo, obligándola a soltar aquella arma falsa y que soltara una pequeña queja.

—Si fuera un cuchillo de verdad, ya te habría cortado—señaló Cassie, poniendo el filo de aquella arma de juguete en la yugular de la otra chica.

—Si fuera de verdad, habría durado más la pelea—opinó Soleil, mientras ambas se sentaban en el suelo.

—Cierto. Y tendría un corte precioso en la mejilla.

Ambas rieron suavemente.

—¿Te gustaría comer conmigo y mis amigos? —ofreció Soleil, limpiándose la tierra de la cara con el dorso de la mano—. Siempre te veo con tu hermano, la chica de las gafas y ese chico... ¿Harold? ¿Hacko?

—Harry—corrigió Cassie, aguantándose la risa. Se imaginaba la cara de su reciente amigo al decirle aquellos nombres, siendo capaz de proyectar en su mente la expresión asqueada del chico Parson—. Mi hermano y Hange vamos en pack desde siempre. Harry se acopló a nosotros hace unos días.

—Podemos comer todos juntos—opinó Soleil, levantándose del suelo y tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse—. Parece que el instructor está intentando que trabajemos en equipo, y puede ser una buena manera de conocernos todos mejor—explicó, para luego observarla con emoción oculta—: Bueno... ¿Qué opinas?

—Si hay comida de por medio no tengo por qué negarme—respondió Cassie, aceptando la mano y la ayuda para separarse.

Si me viera papá, no se creería que estoy siendo tan agradable con los demás, pensó con aire divertido. Siempre dice que Hange y Beorn son los únicos capaces de aguantarme... ¡Já! Ya veremos...

Soleil se juntaba con otras dos chicas y un chico, y la reciente invitación hacia Cassie hizo que todos acabaran comiendo juntos en una de las largas mesas del comedor. Al principio, Beorn se mostró sorprendido de que su hermana quisiera socializar. Hange recibió la noticia con su habitual entusiasmo, preguntándole a su mejor amiga cientos de cosas sobre su más reciente amiga, casi haciendo que le diera vueltas la cabeza por la velocidad con la que le hablaba. Y Harry... bueno, a él le dio bastante igual.

Maika Spar, seria y formal, con cabello y ojos negros, pasó a ser parte de la voz de la razón de aquel reciente grupo de cadetes. Por otra parte, Mizuki Uchika, una chica realmente silenciosa de largos cabellos negros y ojos violetas, parecía la protegida de todo el grupo. Y el chico, de cabello azabache y ojos azules, fue el encargado de parar los pies a Harry, e incluso a Cassie. Y eso, había tomado por sorpresa tanto a Beorn como a Hange, aunque cada uno lo manifestó a su manera, por supuesto.

Hange iba y venía por querer estar en la biblioteca leyendo libros para sus "investigaciones" como ella le llamaba, aunque ni Cassie ni Beorn sabían a que se refería exactamente. Siempre pasaba tiempo con ellos, pero ahora aquel nuevo grupo se había empezado a juntar mucho más. Hacían los ejercicios del instructor juntos, hacían las comidas todos juntos en la misma mesa e incluso en ambos casos habían caído en que estaban en las mismas cabañas.

Era una bonita casualidad.

Todos ellos se adaptaron a los demás con una facilidad que dejó pasmados al resto de sus compañeros de promoción, los cuales los observaban entrenar o simplemente convivir como si fueran sujetos de alguna clase de experimento. Incluso el instructor estaba sorprendido con la forma con la que trabajaban juntos. En el momento en el que decidió pasar a enseñarles a usar los Equipos de Maniobras Tridimensionales, se dio cuenta del verdadero poderío de aquellos chicos y chicas. Eran una gran esperanza para el ejército. No, para la humanidad.

Con el paso de las semanas, las cuatro chicas y los tres chicos pasaron a ser capaces de combinarse con los equipos sin necesidad de que un líder de escuadrón los enseñase. Todavía eran novatos, estaban muy verdes, pero tenían mucho futuro como equipo. Su instructor no dejaba de pensarlo, y era lo mismo que le escribía al comandante en cada momento que se le presentaba.

—¿Vamos a estar dos años así? —preguntó Harry, mientras se mojaba el pelo, luego de haber estado varias horas entrenando sin parar. Se sacudió como un perro, recibiendo las quejas de las chicas de su grupo—. Va a ser un aburrimiento.

—No, no vamos a estar así todo el rato, Harry. Se supone que luego de estos meses haremos algunos ejercicios más complejos—respondió Maika, de brazos cruzados, apoyada en el tronco de un árbol. Sobre sus hombros descansaba una toalla que movía cada poco, para ser capaz de secarse la nuca—. El último año está destinado a trabajar con la Policía Militar y las Tropas de Guarnición.

—Que me perdone el instructor, pero yo no quiero ir con la Policía Militar—replicó Cassie, quien se encontraba sentada en la rama de un árbol, con su hermano a su lado. Su voz hizo que los demás alzaran las cabezas para mirarla, viendo su mueca aburrida—. Papá siempre nos ha dicho que ir con ellos es perder el tiempo. Solo veremos como se emborrachan mientras juegan a las cartas.

—Eso no sirve de nada—afirmó Beorn, de acuerdo con su hermana.

—Parece que vosotros ya sabéis a donde queréis ir cuando nos graduemos—observó Angus, luego de beber un largo trago de agua. Observó a los mellizos con sus ojos azules, como si los estuviera analizando—. ¿O me equivoco?

—¿Realmente lo sabéis? —cuestionó Soleil, con curiosidad.

—Lo sabemos desde siempre, Sol—replicó Beorn, como si nada.

—¿Ah sí?

—Por supuesto—asintió el de sangre Mutigman.

—Seguiremos los pasos de todos los miembros de la familia Mutigman—señaló Cassie, alzando la mirada para observar el cielo azul que se podía ver entre las copas de los árboles. Justo en ese momento, una bandada de pájaros cruzó el espacio, haciendo que ella los mirase y desease llegar a sentirse tan libre como ellos—, y nos uniremos al Cuerpo de Exploración.

—¿Al... cuerpo de exploración? —repitió Mizuki, abriendo sus ojos violetas con temor.

—¿Habláis enserio? —cuestionó Maika, sonando realmente sorprendida. Sus cejas se arquearon sin remedio, mientras observaba a los hermanos desde su posición. Se había movido lo suficiente como para poder mirar a ambos sin arriesgarse a que luego le doliera el cuello—. ¿Aun después de todo lo que dicen los veteranos?

—Da igual lo que los viejos digan—replicó Cassie, desviando la mirada para posarla en sus compañeros. Sus ojos marrones brillaron con determinación durante unos cuantos segundos, casi dejando ciegos a sus compañeros y a su hermano. Aunque ella no se dio ni cuenta—, la decisión ya está más que tomada. No habrá nada ni nadie que nos haga cambiar de opinión. El Cuerpo de Exploración es el único lugar posible para un Mutigman.
















🩸⚔️🩸⚔️
















Año 839

📍Zona de Trost

Las cuerdas fueron espoleadas, los caballos relincharon y los cascos golpearon el firme suelo con más fuerza que segundos antes. Los jinetes hacían que sus corceles corrieran todo lo rápido que pudieran, lo más veloces que fueran capaces de mover sus cuatro patas, sin llegar a molestarlos ni a exigirles más allá de sus propios límites. El viento azotaba sus capas con las alas de la libertad, al igual que los cabellos de aquellos que los tenían lo suficientemente largos. Pero a ninguno parecía importarle demasiado algo tan trivial como el simple viento.

Cassie Mutigman se encontraba prácticamente tumbada encima de su corcel, ayudando a la aerodinámica, a que pudieran correr mucho más rápido. Su ceño estaba completamente fruncido por encima de sus ojos marrones, mientras su mente no dejaba de ser una maraña de pensamientos preocupados. Su cabello naranja se mecía con violencia por el viento y la velocidad, mientras sus labios murmuraban instrucciones hacia el animal.

Luego de aquella carta de su padre, se habían preparado con toda la rapidez que sus músculos fueron capaces de reunir, pues el problema era realmente importante para todo aquel que tuviera sangre Mutigman. Por eso, no habían perdido el tiempo en tonterías o en procedimientos. Cassie había confiado en la palabra de Erwin, en el hombre diciéndole que él se encargaba de todo en su ausencia. Y ella era plenamente consciente de que no podría agradecérselo más.

<<No te preocupes por el Comandante, Cassie, es un hombre comprensivo cuando se lo propone. Yo me ocuparé de tus tareas mientras no estás. Asegúrate de volver cuando tu madre se encuentre mejor>>.

Aquellas habían sido las palabras que Erwin le había dicho cuando ambos se encontraron por los pasillos, ella intentando buscarlo y él sabiéndolo de antemano. El rubio la conocía, demasiado para ser honesto, y tenía muy claro que iba a preocuparse por las consecuencias de dejar sus responsabilidades en el ejército de manera tan precipitada. Sin embargo, y como siempre, Erwin parecía tener todo fríamente calculado.

A Hange le hubiera gustado acompañarlos, pues adoraba al pequeño Rinc y siempre estaba encantada de ayudar los Mutigman, pero tenía bastante trabajo en el departamento. Era lo que pasaba cuando volvían de una expedición, que lo siguiente eran muchos meses de trabajo para preparar la siguiente. Cassie no la culpaba, pues sabía que su amiga ya lo hacía lo suficiente.

A veces Hange se preocupaba demasiado por todo.

Los ojos marrones de la soldado no tardaron en dar con una estructura de piedra que reconocería en cualquier lugar, la casa de su familia. Aquella casa de dos plantas, con dos edificaciones extras para sus labores y una larga porción de tierra la había visto crecer, pronto apareció en el horizonte, alzándose ante ellos como si fuera alguna clase de paraíso terrenal. Y esa casa de aspecto campestre, junto las demás casas cercanas, formaban el pequeño pueblo en el que ella y su hermano habían nacido, y que tanto adoraban.

Uno de los pueblos con más caballos dentro de la muralla Trost.

Así que ahí es donde vive Cassie..., pensó Isabel, nada más ver aquella casa con sus brillantes ojos verdes. ¡Qué bonita!

¿Dos plantas?, se preguntó Farlan, sorprendido. Wow.

Levi, por su parte, observó aquella casa con una mezcla de emociones en su estómago. Por una parte, no podía negar que era una edificación realmente bonita. Pero, por otra, teniendo en cuenta del lugar del que él procedía, no podía dejar de pensar en que le hubiera gustado tener una casa como aquella. Una casa rodeada de naturaleza, y no una llena de suciedad en aquella pocilga debajo de los ricachones.

Cassie todavía podía recordar como ella, junto a su hermano y Hange, recorrían la pequeña placita del pueblo corriendo como animales desbocados. Corriendo con los brazos estirados, como si fueran las alas de unos pájaros que eran capaces de salir de aquellas murallas. Como molestaban a los comerciantes con sus travesuras, tanto a los que eran de pueblos vecinos como a los que estaban de paso para llegar a la capital. Parecía que había sido hacía mucho tiempo, incluso en otra vida, pero no habían pasado demasiados años.

Y, sin embargo, parecía muy distante en el tiempo.

Ellos habían crecido, de forma totalmente inevitable, pero sus deseos no habían cambiado. Seguían deseando ser lo suficientemente hábiles como para volar fuera de las murallas que habían visto al crecer. Que habían visto en cada pequeña excursión a las zonas más cercanas a las murallas, con el simple propósito de jugar con los niños de aquellas localidades. O cuando tenían que acompañar a sus padres a comprar algo.

Cassie frenó en seco antes de llegar a la entrada de su casa y prácticamente se tiró del caballo. Su hermano la imitó y al resto de sus acompañantes no les quedó más remedio que seguirles el ritmo. Ni su escuadrón ni los tres del subterráneo podrían llegar a quejarse de sus prisas; si estuvieran en la misma situación, habrían actuado de forma semejante.

Tiene que estar en los establos, se dijo Cassie, mientras corría hacia allí. Papá prácticamente vive allí.

Y no se equivocaba.

Saliendo de las enormes puertas marrones del establo se encontraba un hombre fuerte y alto, de cabello anaranjado. Su rostro varonil estaba lleno de polvo, tapando ligeramente la barba de pocos día. Se encontraba sacándose los guantes de trabajo, aunque dejó de hacerlo en cuanto escuchó el ruido de pasos.

—¡Papá!

—¿Cassie?

El hombre casi no pudo reaccionar en cuanto su única hija se lanzó a abrazarlo, solamente atinando a pestañear varias veces con aire confundido. Su primogénito también llegó junto a él, mirándolo con preocupación.

—¿Qué hacéis aquí? —cuestionó Duncan Mutigman, mirando a sus hijos con aire confundido. Segundos después, su ceño se frunció sobre sus ojos oscuros—. ¿Ya os estáis escaqueando de vuestro deber como líderes de escuadrón, pequeñas sabandijas?

¿Qué?, fue lo único que Isabel y Farlan fueron capaces de pensar.

Por su parte, Levi observó aquello con curiosidad.

—Por supuesto que no, papá—refunfuñó Cassie, preguntándose que mosca le había picado a su padre. Se separó para mirarlo a los ojos, a aquellos ojos avellana que tanto su hermano como ella había heredado—. Estamos aquí por tu carta.

—¿Mi carta? —Duncan ladeó la cabeza hacia un lado, para luego abrir los ojos más redondos—. ¡Ah, caray! No pensaba que fuerais a venir, solamente quería que lo supierais...

—¡¿Cómo no íbamos a venir, viejo!? —bramó Beorn, dándole una colleja, mientras su ceja empezaba a sufrir espasmos—. ¡¿Es que te has caído del caballo o qué?!

—¿Ah? Pequeña sabandija, ¿¡Como te atreves a regañar a tu padre!?

Cassie suspiró.

Esto era realmente esperable de ambos...

—¡Oe, vosotros dos! —exclamó, deteniendo la pelea de su padre y su hermano, haciendo que ambos se girasen a mirarla—. Me gustaría saber que le ha pasado a mamá.

—Me estaba ayudando a transportar unos cuantos de los nuevos potros que nacieron esta primavera—explicó Duncan, rascándose la nuca con una mano luego de recuperar la compostura—. No sé muy bien que pasó, porque es algo que llevamos haciendo muchísimo tiempo... el caso es que una de las ruedas de la carreta tuvo que chocar con una piedra del camino porque—soltó un largo suspiro—. Cuando quise darme cuenta, la carreta estaba volcada hacia un lado, los potros encabritados del susto y tu madre sentada en el suelo mirándose la pierna.

—¿Ha venido algún doctor a verla? —cuestionó Cassie, sonando realmente preocupada. Después de todo, el vuelco de una carreta no era una broma.

—El del pueblo... pero Erwin me dijo que el doctor Jaeger no tardaría demasiado en venir... aunque a veces se hace de rogar...

El doctor Jaeger... espero que no tarde demasiado en venir. Y que traiga buenas noticias con él, porque una lesión en plena campaña de potros es un verdadero estorbo.

Antes de que Cassie o Beorn pudieran decir algo más, una vocecita aguda e infantil interrumpió el tenso momento:

—¡¡¡CASSIIIIEEEEEEE!!!

La soldado se giró, a tiempo para recibir un pequeño cuerpo chocando contra el suyo. Una sonrisa se formó en sus facciones al notar los bracitos de su hermanito rodeando su cuello, mientras el cabello naranja de Rinc le hacía cosquillas en la nariz.

—Me alegra verte tan animado, hermanito—bromeó.

—Oe, que yo también estoy aquí—se quejó Beorn.

Rinc movió la cabeza, sonriendo en grande a su hermano mayor. —¡¡¡BEEOOORNN!!!

Duncan rodó los ojos sin que nadie lo viera.

Había estado varios días aguantando a su hijo pequeño, quién alegaba que sus hermanos mayores vendrían para ver a su madre. Y, ahora que se cumplía lo que el menor había dicho, el hombre sabía perfectamente que aquello solo eran más problemas para él.

Rinc bajó de un salto de su hermana para abrazar a su hermano por la cintura. Beorn le palmeó el pelo con una mano, mientras Cassie los observaba con una sonrisita dibujada en sus facciones. Sintió la mano de su padre en su hombro, dándole un cálido apretón. Cada vez que estaba en casa, una cálida sensación le llenaba el pecho.

Y también le recordaba el motivo por el que seguía peleando.

—¡Soleil, Maika!

Las dos mencionadas rieron con ternura, para luego ser abrazadas por el eufórico niño. Mizuki enrojeció ligeramente en cuanto Rinc se abrazó a sus piernas. Harry chocó el puño con el pequeño, mientras que Angus le ofrecía la mano para que chocaran las cinco.

Rinc se percató de que había tres desconocidos allí. Y los observó con la curiosidad típica de un niño de su edad.

—¿Uuh? —parpadeó con gesto confundido, para luego abrir los ojos con emoción—. ¡Hola! ¡Me llamo Rinc! ¿Quiénes sois vosotros? ¿Sois amigos de mis hermanos? ¡Oooh! ¡También sois soldados!

—Rinc, no los agobies—regañó Beorn, sabiendo que su queja caería en saco roto.

En un parpadeo, el pequeño Rinc consiguió que tanto Isabel como Farlan le prestaran toda su atención. Levi observaba la escena de brazos cruzados, viendo el evidente parecido del niño con Cassie y Beorn. Sin embargo, aquel nivel de hiperactividad lo asustada muy en el fondo.

¿La pelirroja también era así de hiperactiva de pequeña?, se preguntó, mientras observaba al niño saltar alrededor de Isabel y Farlan. Sacudió la cabeza. ¿Por qué demonios pienso en ello?

—Ellos son Isabel, Farlan y Levi—le decía Cassie a su padre, quien había preguntado por ellos nada más percatarse de que estaban allí—. Son nuevos en el Cuerpo, pero Erwin tiene muchas esperanzas en ellos. Estábamos entrenando todos juntos cuando nos enteramos del accidente de mamá, y decidieron venir con nosotros.

—Oh. —Duncan se giró hacia Levi, quien le mantuvo la mirada—. Soy Duncan Mutigman. Muchas gracias por venir...

—Levi.

—Levi...—repitió el adulto, entrecerrando los ojos.

Cassie observó la escena con el ceño fruncido, sin entender aquella extraña tensión entre su padre y Levi.

—¿Por qué no vamos a ver a mamá? —cuestionó, llamando la atención de ambos—. Luego puedes decirnos en que necesitas ayuda, papá.

—No...

—Ni se te ocurra—intervino Beorn, posando una mano en uno de los hombros de su padre—. Hemos venido a ayudar en todo lo que podamos.

—No tenemos permitido volver hasta que no cumplamos nuestra misión—señaló Maika, sonriendo de forma ladeada.

—No vas a librarte de nosotros, jefe—tarareó Harry, sonriendo de forma macabra.

Duncan suspiró.

Luego, miró a su hija.

—Tenemos días libres para ocuparnos de mamá y el rancho—señaló con las manos en las caderas y expresión seria. Se suavizó ligeramente en cuanto su hermanito se abrazó a sus piernas—. No vamos a dejarte a ti con todo el trabajo mientras mamá se recupera, papá. Así que, cambia esa cara de malas pulgas y ponte en marcha.

—Realmente te has vuelto más persistente—observó Duncan, viendo como su hija había crecido.

—Y más fuerte—señaló ella, entornando los ojos con aire peligroso—. Así que, no me tientes, viejo. O te mandaré a la iglesia de una patada en el trasero.

—¿Ah sí? —Duncan puso exactamente la misma expresión—. Me gustaría ver eso, pequeña sabandija.





























¡HOLA, HOLA! ¿Qué tal están? ¡Espero que bien!

Después de ochenta mil horas, he vuelto a la carga :)

La verdad es que me he planteado mi existencia con este fic, porque no estaba segura de si seguir con lo de la carta o dejarlo correr. Luego recordé que era un buen momento para que conocierais al resto de los Mutigman y se me pasó. Además, yo necesitaba que Levi conociera a la familia de Cassie, no me pregunten.

A modo de aclaración, Rinc es más o menos de la edad de Armin. Porque, para quién no lo sepa, Armin es más mayor que Eren y Mikasa. Solamente unos meses, pero ahí está el dato. Y, os diría en quien está inspirado su personaje, pero la verdad es que no lo tengo demasiado claro. Se deformó de la idea original que yo tenía en la cabeza, así que ya me diréis a quien os recuerda :)

Necesita un capítulo de relax en medio del caótico mundo de SNK. Hala, ya lo he dicho, ya me puedo quedar contenta.

Bueno, ¿Qué os ha parecido?

¡Espero que os ha gustado!

No voy a prometer nada de cara al próximo capítulo. No puedo prometer ninguna fecha concreta ni nada, porque estoy ocupada con otro proyectito. Uno que verá la luz a principios del mes que viene, si es que me sale bien todo (y si no, seguirá saliendo el mes que viene, dah). Así que actualizaré cuando tenga un momento, tenedme paciencia por fi.

Os recuerdo que cada voto y comentario es como un regalito para mi autoestima. Es vuestra forma de mostrarme que os ha gustado lo que habéis leído. No voto y coment, no escritora feliz. Y si la escritora no está feliz...

Yo ahí lo dejo...

Nada más por mi parte pero...

¡Nos leemos en comentarios!

—👑

|Publicado|: 24/01/2023

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