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15 | dancing in the rain

CAPÍTULO QUINCE


A medida que pasaba el tiempo, se corría la voz sobre las grandes hazañas heroicas del Capitán América. Muy pronto, todos los periódicos de la cuadra tenían el nombre de Steve, junto con gente que se preguntaba con inquietud en que momento se le entregaría su merecida felicitación.

Cuando el anuncio finalmente se hizo oficial. el senador estaba orgullosamente listo para presentar la medalla al chico dorado de Estados Unidos, pero Steve nunca apareció.

Al principio, Rose lo regañó, diciéndole que era grosero no ir, pero mientras este le explicaba sus razones para estar oficialmente fuera del circuito de prensa, ella aceptó vacilante.

Entonces, en la celebración, las tropas del ejército visitaron el club local, felicitando a Steve y disfrutando de la última noche que disfrutarian antes de que volvieran a estar en medio de la guerra.

Rose suspiró mientras se examinaba en el espejo, preguntándose si el vestido color champán que llevaba puesto había sido la mejor opción. Peggy le aseguró que se veía impresionante con ese vestido, pero Rose estaba muy dudosa.

Incluso cuando hizo su entrada en el bar, todos los pares de ojos se dirigieron hacia ella. Los hombres examinaron a las dos señoritas con ojos hambrientos, mientras las parejas de estos trataban de volver a llamar su atención, dándole a Rose una mirada de envidia en el proceso.

Peggy también se robó el espectáculo, moviendo las caderas involuntariamente y teniendo una aura admirable a su alrededor, que hacían sentir a Rose algo celosa.

La rubia caminó tímidamente hacia donde estaban Steve y Bucky, sabiendo que probablemente estaban metidos en el alcohol.

La dama se acercó a los dos desde atrás, y envolvió sus brazos alrededor de los anchos hombros de Steve, mientras cubría sus ojos con sus delicadas manos.

―¿Adivina quién?―Rose le susurró al oído, apoyando la barbilla en su hombro. Podía sentir la sonrisa de Steve crecer, haciendo que su sonrisa se ampliara también.

―Um... ¿Bucky?―bromeó Steve, haciéndola reír. Miró a su derecha para ver a Bucky rodando los ojos en broma y luego tomando un sorbo de su bebida. 

―Muy gracioso―murmuró Bucky en voz baja. 

Steve se giró en su asiento, pero una vez que sus ojos se posaron en Rose, quedó completamente embelesado. Ella sonrió tímidamente ante su reacción, inclinó la cabeza e intentó ocultar el no tan pequeño rubor que aparecía en sus mejillas.

―¡Sin duda te han embrujado!―Bucky habló por Steve, sonriendo burlonamente. Rose se encogió de hombros con la misma amplia sonrisa, ahora volteándose hacia el soldado de cabello rubio.

―Sabes, estoy muy orgullosa de ti―anunció Rose, rompiendo el sereno silencio. Steve giró su cabeza hacia ella y le regaló una de sus típicas sonrisas.―Mi padre siempre decía que todos amaban a los desvalidos, y no podía estar más en lo cierto―agregó Rose, dejando que su cabeza caiga sobre su hombro. Él la rodeó con su brazo, menos vacilante que antes.

El comentario de Rose sorprendió mucho a Steve, ya que nunca hablaba mucho sobre su familia, especialmente de su padre ya que, este había sido brutalmente asesinado cuando ella era tan solo una niña.

Aún recordaba la vez que Rose le habló sobre su padre, lo repentina que fue su muerte y que el hecho de que el asesino todavía andaba suelto.

Sentía escalofríos en la espalda el solo pensar en un asesino psicótico corriendo por las calles, y definitivamente le disgustó que alguien pudiera siquiera asesinar a una persona inocente.

Mientras Steve pensaba, no pudo evitar reconocer que Rose apenas les informó a Bucky y Steve sobre cómo iban las cosas en casa. Apenas pasaba tiempo en su propia casa, siempre estuvo con Bucky y él, por alguna extraña razón.

A menudo, los dos muchachos la encontraban llegando a su casa en medio de la noche, con cortes, hematomas en el cuerpo y lágrimas en su cara. 

Se negaba a hablar sobre su horrible estado la mayoría de los días, a veces murmuraba una respuesta falsa como si hubiera tropezado. Entre los dos, decidieron no interrogarla, sabiendo que le causarían más dolores no deseados.

―Así que... ¿Has estado mejorando tus movimientos de baile?― Rose lo sacó de su tren de pensamientos. Él la miró y vio una leve sonrisa en sus labios, haciéndolo burlarse ligeramente de su pregunta.

―No tanto como debería haber hecho―respondió el rubio capitán. Rose se levantó de repente, tendiéndole su delgada mano como una propuesta para que Steve la tomara.

―Bueno, estás de suerte porque voy a enseñarte ―Rose respondió su pregunta no dicha, con una sonrisa triunfante alcanzando sus brillantes ojos marrones.

―Créeme, voy a ser más difícil de enseñar de lo que piensas―Steve divagó tensamente, tragándose el bulto nervioso que se formaba en su garganta. 

―Oh, Steven, todos sabemos que me gustan los desafíos.― respondió Rose, y en ese momento Steve supo que no habría ningún retroceso. Él la tomó suavemente de la mano y se levantó a la altura de ella, imponiéndose sobre ella.

Ella los condujo a la calle abierta, enganchando su brazo alrededor de su cuello y enlazando su otra mano con la suya. Guió la gran mano de Steve hasta su cintura, y prácticamente podía escuchar su corazón latir fuera de su pecho.

Ella se acercó,quedando a solo unos pocos centímetros de distancia. Comenzaron a caminar lentamente, y Rose no pudo evitar reírse al ver a Steve mirándose con cautela.

―Hey, ahora, mantén tus ojos en mí―Rose sonrió, levantando su barbilla para que los dos se miraran directamente el uno al otro. Muy pronto, cuando Steve pudo ir al ritmo de los pasos, en realidad estaba liderando.

―¡Estoy bailando!―El soldado rubio vitoreó con entusiasmo, una amplia sonrisa se extendió por su hermoso rostro. Rose no pudo evitar reírse de él, mientras dejaba que sus dedos delgados peinaran su cabello y le cubrieran la cara.

―Hmm entonces... Me siento muy honrada de estar bailando con el Capitán América― Rose sonrió juguetonamente, lo que solo hizo que Steve sonriera lo más mínimo.

―Créeme, señorita―comenzó Steve, luego, con un repentino giro de confianza, la tomó por la cintura y casi la dejo caer. Rose soltó un pequeño grito de sorpresa, luego arqueó su espalda mientras se levantaba a su postura normal.

―Me siento más honrado de estar bailando con Rose Clarson―terminó de hablar Steve en voz baja, sus ojos brillando con una emoción tan pura y hermosa que la dejó sin aliento. 

Rose siguió mirándolo fijamente durante un tiempo, completamente inconsciente de su entorno, su concentración solo se centró en él. 

De repente, un trueno estalló a la mitad de la noche, haciéndola saltar de sorpresa. Steve se rió un poco, luego ambos miraron al cielo, justo cuando una fuerte lluvia caía sobre ellos.

―¡Deberíamos entrar!―Steve gritó sobre la tormenta, quitándose su chaqueta y colgándola sobre los hombros de ella. Justo cuando Steve estaba a punto de entrar, el agarre de Rose en su mano lo detuvo.

―No, quedémonos― suplicó Rose rápidamente, con una agradable sonrisa adornando su rostro. Steve frunció el ceño ante su propuesta.

―Te enfermarás.

―Aprecio tu preocupación, pero, ¿no sabes lo increíble que es bailar bajo la lluvia?―Rose exclamó, mientras lo miraba expectante. Con una ligera vacilación, Steve finalmente cedió.

Los dos bailaron juntos en un movimiento tan fluido, completamente en el tiempo, el uno con el otro. Steve repentinamente la agarró por la cintura, haciéndola reír salvajemente.

Los dos estaban empapados, con la ropa pegada a ellos como una segunda piel, el pelo pegado a sus frentes y riendo con cada movimiento que hacían.

Mientras la lluvia caía con más fuerza, y la pareja seguía bailando, Rose de repente miró la forma de los vibrantes labios rosados ​​de Steve de una manera coqueta. 

Observó como la chica miraba su boca, y con escalofríos recorriendo su cuerpo, bajo su mirada. Los ojos de Rose se movieron hacia él con un brillante y alegre brillo.

―Sabes que siempre he admirado tu...―Rose se apagó, su suave voz sonó en un susurro. Steve asintió lentamente, sin llegar a un acuerdo con sus palabras ya que estaba demasiado ocupado mirando lo hermosa que se veía con las gotas de lluvia brillando en su cabello y en sus largas pestañas.

Rose se inclinó ligeramente, su cuerpo tenía una mente propia. Steve vacilantemente copió sus acciones, inclinando su cabeza instintivamente.

Cuando sus labios se tocaron, nada más importaba. La lluvia cayó fuerte esa noche, las tropas estaban más borrachas que nunca, y lo más importante, los dos amigos de la pequeña ciudad de Brooklyn se besaban.

Una vez que Rose y Steve se separaron del dulce beso, el soldado la miró completamente sorprendido. 

―¿Acabo de besar a mi mejor amiga? ―él susurró. 

Rose se rió, luego asintió con una alegre sonrisa.

―Sí, sí lo hiciste. ¿Y sabes qué?―Rose le susurró al atónito capitán, con la alegría evidente en su tono.―Estás a punto de besarla otra vez.

Y con el último comentario de Rose, ella lo atrajo hacia otro beso largo y dulce. Entonces, los dos mejores amigos estaban de pie bajo la lluvia, empapados, fríos y completamente felices.

____________________

[N/T]

LOS AMO, Y LOS SHIPPEO MUCHO, BSTA.

¡Hola! Chicas, lamento mucho la demora. Sé que lo habían estado pidiendo, y aquí está.

La verdad, este capítulo fue algo divertido de traducir, creo que ya saben el por qué.

Les quiero avisar, que a esta novela le quedan muy pocos capítulos, i'm sorry. Les juro que sufrí igual que ustedes en su momento.

AVISO SPOILER.

La verdad, no es un spoiler en sí, pero les recomiendo que disfruten mientras puedan, por que el final está cerca y ufff.

Y eso girls, see yah.

-Danna.

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