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07 | time bomb

CAPÍTULO SIETE.

―¡MÁS RÁPIDO señoras! ¡Vamos! ―La agente Carter les gritó a todos, empujándolos a trabajar más duro. 

Los reclutas estaban haciendo una serie de entrenamientos, desde abdominales hasta flexiones y cada uno de ellos sobresalían enormemente, reformando los entrenamientos con facilidad. Excepto por un hombre, Steve Rogers. Se retrasó una vez más, tratando de mantenerse al ritmo del resto, pero lamentablemente no pudo, físicamente no pudo. 

―Mi abuela que en paz descanse tiene más vitalidad que todos ustedes ¡muévanse! ―La agente dijo bruscamente, empujando al grupo de reclutas hasta su límite. Steve no estaba seguro de si podía soportar más, estaba casi seguro de que se desmayaría en cualquier momento. Pero a pesar de la fuerte sensación de ardor en sus pulmones, a pesar de la posibilidad de que sus brazos en forma de ramita se partieran por la mitad, siguió avanzando, nunca se detuvo. Justo cuando el Doctor Abraham Erskine y el Coronel Phillips pasaron, discutiendo con mucha cautela como si fuera muy importante.

 Aunque el objetivo de Steve era dedicarse al duro entrenamiento, sus ojos azules de vez en cuando se desviaban para ver a los dos, observando su conversación. 

―¡Arriba! Saltando alto.― Peggy ordenó de nuevo, haciendo que todos los reclutas se pusieran de pie, y luego reformando tomas de salto fuertes y fluidas, todos sincronizados. Sin embargo, el chico rubio más pequeño en la parte trasera todavía estaba tratando de levantar su débil cuerpo de la tierra. 

Una vez que se levantó, comenzó a hacer lo que la agente exigía, pero descuidadamente. Mientras Steve continuaba con los ejercicios de entrenamiento, su respiración se volvió tan pesada que apenas escuchaba, solo murmuraba y mascullaba. ―¡Vamos señoritas! 

Steve no pudo evitar gruñir mentalmente, sintiendo todo su cuerpo crecer en dolor, pero nunca se dio por vencido, nunca. Pronto, Steve se sintió observado en el costado de la cabeza, miro a su alrededor, atrapando las miradas del doctor Erskine y el coronel Phillips.

El pequeño chico tragó saliva ante sus miradas intimidatorias, no estaba acostumbrado a ser el centro de atención, por lo que se sintió muy extraño cuando esos dos no apartaban sus ojos de él. Finalmente pudo soltar un aliento ronco una vez que los dos se miraron lejos de él, pero lo que sucedió después fue lo que lo sorprendió. 

―¡Granada! ―gritó Phillips, haciendo que cada recluta mirara hacia la bola negra de destrucción masiva que rodaba hacia el centro de su formación. Todos los soldados se escabulleron de la bomba, escondiéndose detrás de camiones, buceando bajo tanques o cayendo al suelo con miedo. Steve sintió la adrenalina correr por sus venas, y sin pensarlo dos veces, arrojó su cuerpo débil y enfermo a la granada, con la esperanza de que disminuya la explosión. No sentía miedo o ansiedad por sí mismo, solo por los demás a su alrededor. Lo único que le cruzaba la cabeza era el simple hecho de salvarlos. 

―¡Aléjense! ―Gritó Steve, advirtiendo a todos que se mantuvieran alejados del peligro. Sería mejor si sacrificaran a una persona para el bienestar de otras, ¿verdad? ―¡Vuelve! ―gritó de nuevo, viendo a la castaña agente acercarse a él con una expresión de asombro. 

Cerró los ojos con fuerza, esperando la explosión, pero nada ocurrió. Cuando sus rasgos se aflojaron, Steve se levantó de su posición sobre la granada y luego miró a su alrededor sin rumbo fijo. El chico despistado estaba confundido, ¿por qué no explotó la bomba? 

Miró a los asombrados reclutas que salían de sus escondites, luego miró a Abraham Erskine, que parecía muy presumido. Colonel Phillips, por otro lado, se quedó sin habla, sin encontrar las palabras adecuadas para decir. Se sintió avergonzado de que el doctor Erskine tuviera razón acerca de este hombre asmático de 45 kilos. El pobre rubio se volvió hacia Peggy, que tenía la misma expresión de todos, asombro. 

―¿Es esto una prueba? ―Preguntó Steve, la única pregunta que le surgió a la mente. Peggy fue a abrir su boca, pero rápidamente la cerró, todavía en estado de shock después de lo que sucedió. 

―Todavía está delgado. ―Steve oyó murmurar al coronel Phillips, haciendo que el rubio frunciera levemente el ceño. Sin embargo, la cálida sonrisa del doctor Erskine hizo que el ceño fruncido se le transformara en una sonrisa.

...

El resto de la tarde estaba más apagado de lo que a Steve le hubiera gustado. Cuando los reclutas regresaron a su cabaña después de que se suspendiera el entrenamiento, ninguno de ellos pareció hablar. No podía para de pensar si era por sus acciones del día de hoy, saltando sobre la granada. No tenía intención de causar tensión durante el resto del día, era su instinto. Tenía que proteger a la gente, sin importar quiénes o qué eran. 

Negando con la cabeza ligeramente, Steve caminó arrastrando los pies hacia una de las cabañas sin uso, con ganas de pasar un tiempo a solas. Sonrió una vez que vio que la carta de Rose ya había llegado. Mientras desplegaba delicadamente el papel, sus ojos azul claro aterrizaron en la primera línea de escritura. 

Querido Steven: 

Bueno, todavía no estoy segura de si me sentiré halagada por tu reacción de sorpresa o de decepción. Ahora soldado, sabe que siempre he sido alguien de cumplir mi palabra, sin importar el qué. No te rindas todo el tiempo, el mundo tiene suerte de tenerte, Steve, y además, tienes demasiados moretones como para agregar más a la colección. 

De todos modos, es una lástima que todos los hombres que están ahí contigo, sean todos unos idiotas. Hubiera sido agradable verte hacer otro amigo, pero no creo que pueda manejar a tres niños, probablemente explotaré y tendrás que limpiar el desastre. Pero mantén tu barbilla en alto como soldado, porque sabes lo que vales, no necesitas la opinión de nadie para decirte lo contrario. 

Hum ... Aunque no me gusta cómo suena, mis mejillas se ponen rojas. En el momento en que leo que mis cartas te están animando. En otra nota, tengo que encontrarme con ese doctor Abraham Erskine, porque quiero conocer al hombre que te está dando todas estas oportunidades, tendré que agradecerle por mi misma.

 Y no se preocupe soldado,  no he tenido ningún tipo de cita divertida con ningún hombre aquí hasta ahora, no soy tan tonta como tú para nunca huir de una pelea. 

¡Es una gran noticia saber que hay una mujer allí en la base militar! Chico, ella debe tener agallas para lidiar con esos cabezas hueca en el día a día. Definitivamente estaré deseando conocerla algún día, y descubrir sus secretos sobre lo que la mantiene cuerda cuando está cerca de cientos de hombres.

 ¡Y no te preocupes, Steve! Resulta que soy una bailarina muy fluida y habilidosa, podría enseñarte a bailar y todo, y antes de que te des cuenta, ¡estarás dominando la pista de baile como si no hubiera un mañana! Pero definitivamente tendrás que aprender a hacer las cosas básicas antes de volverte loco, no quisiera que te lastimarás a ti mismo. 

Las cosas aquí han sido aburridas sin ti, Steve, te extraño más que nada, y prométeme que tu  "Estaré a salvo" sea verdad. No podría imaginar vivir una vida sin ti.

 Hasta la próxima, Con amor, Rose x. 

Una vez más, una sonrisa tonta se extendió a lo largo de su rostro y llegó a sus ojos. De repente, un suave golpe resonó por el otro lado de la puerta, haciendo que Steve mirara atrás y viera al doctor Abraham Erskine entrando a la habitación vacía.

...

boom, no lo sé, pero, quiero un Steve a domicilio, plz.

bai bai

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