7. Viejo rumbo
El zepelín dorado con un enorme diez pintado en la parte derecha del globo se elevó del suelo hacia un destino. Un destino, que algunos integrantes de la nave todavía no sabían.
- Sería una buena idea que aprendieses a ser el copiloto - dijo Lisa con aires de maestra - En ocasiones tengo que ir a hechar un vistazo a los mecanismos de la aeronave y se hace bastante costoso ocuparse de los dos cargos -
Miles asintió y empezó a escuchar atentamente las explicaciones de su compañera.
- El piloto, que es el capitán Hillman, se ocupa de manejar la dirección y altura en la que se dirige la nave, además de corroborar que todo funcione bien en los mecanismos y accionar la artillería cuándo sea necesario. El copiloto se encarga del radar de la zona, el cual indica cualquier vehículo volador o tierra etérea a varios kilómetros, el mapa de los cielos, las zonas más peligrosas... -
- ¿Más peligrosas? - preguntó Miles -
- Si, en realidad hace mucho tiempo que no ocurre nada fuera de lo común. Ni siquiera yo he vivido algún altercado... - se pausó esperando a que Byron hiciese algún comentario, sin resultado - El copiloto también suele ocuparse de parte de la artillería y de atender a la radiofonía de la central. Básicamente, a auxiliar al piloto. Ahora te enseñaré cómo se... -
En ese momento, Miles encendió las pantallas de los monitores del copiloto y accedió a cada una cómo si siempre hubiese estado ahí.
- Veo que...te las sabes apañar bien - dijo sorprendida riendo -
- En la escuela militar hicimos varias prácticas de la parte técnica de los zepelins, es bastante parecida a los aviones de combate -
- La gente suele decir que son zepelins. Pero ésto no lo es. Su verdadero nombre son Real Golds, es un prototipo del zepelin mucho más ligera y resistente hecha para el combate aéreo - saltó Byron mientras miraba hacia el ventanal -
-Siempre igual, capitán - dijo Lisa suspirando - Esta muy bien que se llamen de otra manera, pero son casi idénticos. Por eso la gente les llama así -
- Simplemente, hay veces que me molesta - dijo Byron mirándola de reojo - Miles, creo que te tendré más confianza que a Lisa mientras estés de copiloto tú -
- ¿Y eso por qué? - dijo levemente crispada -
- Porque se le ve más seguro y con más experiencia - dijo mientras se encendía una luz verde sonora del techo justo encima de Miles - Parece que tenemos una llamada de Jerry. Miles, cógelo tú.
Miles dió a un botón de al lado de un micrófono y se acercó a él.
- ¿Si? - dijo Miles -
- ¡RG10! ¡RG10! - le dijeron al unísono Lisa y Byron -
- ¡Ah, cierto! - dijo sonriendo por su despiste - Aquí RG10, cambio
- ¿Eh? ¿Quién eres? - dijo una voz sonada por todos -
- Miles Fleischer, soldado recién incorporado, señor -
- ¡Ah, Miles! Claro, el chico nuevo que trajo Hanen. ¡Soy yo, Jerry! Soy el comunicador radiofónico del RG1O.
Miles se quedó perplejo al enterarse de que era Jerry, rompiéndole todos sus esquemas de que probablemente fuera un teniente de la central, mientras Byron y Lisa se reían.
- ¿Algún problema, Jerry? - dijo Byron -
- No se si calificarlo cómo problema, capitán Hillman... - dijo dubitativo Jerry - Nuestros rastreadores térmicos han detectado un índice de calor bastante alto en la sala de artillerías de vuestra aeronave. ¿Ha pensado que sea posible que hayan ratones ahí abajo? -
- Eso es imposible - respondió con la contundencia propia de él - Mi nave no ha estado en el garaje interior desde hace cinco años, desde que se repintó -
- Pues... la verdad, no se que pensar -
- Lisa, ve a revisar la sala de artillerías - mandó inmediatamente Byron a la joven mecánico -
Mientras Lisa abría la puerta con la llave, le empezaron a temblar las manos y a helar la sangre por la voz que provenía del interior de la gran cabina. Era una voz irritante, pero a la vez familiar.
Después de encender los mecanismos que abrían unas compuertas para iluminar la sala, todavía temblando, suspiró aliviada y sorprendida por la presencia de Franklyn Heinrich sentado en el suelo quejándose y jadeando.
******
- ¡¿Heinrich?! - dijeron tanto Byron cómo Miles -
- ¿Que pasa? - dijo de fondo Jerry por los altavoces, sin que nadie le respondiese -
- Capitán Hillman, ehm... ésto... - se quedó dubitativo pensando en el nombre de Miles -
- Miles - dijo él -
- Ah, si, Miles -
- ¿Qué demonios hace usted aquí? - dijo Byron todavía sorprendido - ¿Y cómo ha entrado sin que le viéramos? ¿Cuándo? -
- Justo en el momento en el que despegabais - dijo con su particular cara de enfado - Sin ayudarme ni un sólo momento mientras estaba agarrado al ancla -
- Jerry, ya sabemos qué era, o mejor dicho quién era - dijo Lisa acercándose al micrófono - Era Heinrich -
- ¡¿Cómo?! ¡¿El señor Heinrich?! - dijo gritando mientras toda la central le miraba por su sobresalto - ¡¿Está bien?! ¡¿Herido?! ¡¿Por qué lo ha hecho?!
- Porque lo necesitaba - dijo dándo un par de pasos al frente serio - Necesito mejorar mis investigaciones, descubrir de una vez la verdad de todo lo que ha estado ocurriendo en el cielo. Y también, salvar mi honor. Quiero morir siendo el científico que logró explicar el por qué la atmósfera se ha ido expandiendo, no el científico que lo hechó todo por la borda pensando en su vieja edad - en ese momento pensó en Green - y al final, quedarse sin hacer nada. Emplearé hasta el último de mis alientos en conseguirlo -
Se hizo un silencio largo que rompió Byron con media sonrisa.
- Eso me suena a un discurso del viejo Hanen ¿no es cierto? -
- ¡Bueno, puede ser! - replicó Heinrich con cierto orgullo - ¡Pero la idea de venir fue mía!
El capitán Hillman se giró de nuevo a centrarse en el timón y respondió después de unos segundos seriamente.
- Pues coge asiento -
- Gracias - dijo Heinrich medio crispado por su actitud -
- No te preocupes, Franklyn - dijo Lisa con una sonrisa para aliviar la situación - Puedes ponerte por esta parte - le señaló la zona de mandos en la que había varias mesas y una gran pantalla - Aquí se muestran distintos datos sobre la temperatura exterior, velocidad, composición de la atmósfera... puedes manejarlo a tu antojo -
- Gracias, maja - respondió con verdaderas ganas de ponerse a trabajar mientras Lisa se quedaba un momento extrañada con un dato que había aparecido en aquella gran pantalla -
Con un giro de cabeza casi automático, dirigió su mirada hacia el ventanal de la nave, entrándole un sentimiento de mucha angustia. No quería creerlo. Solamente debía ser su imaginación.
Con cierto reparo se dirigió a Byron, que estaba completamente serio y centrado en pilotar la aeronave, de espaldas a ella.
- Capitán... nos estamos desviando de nuestra ruta de patrulla. Estamos cogiendo altura. - dijo con voz baja expresando miedo a su posible respuesta -
Tanto Miles cómo Heinrich miraron con atención a Lisa en cuanto dijo aquellas palabras, para después mirar a Byron y escuchar su respuesta.
Pero no respondió.
- Byron... te dije que estamos cogiendo altura. Nos hemos desviado. Desciende. - dijo algo más alterada por el nulo caso del capitán. -
Byron siguió sin responder y Lisa se acercó a él con esperanzas de que lo que pensaba que sucedía fuera una mentira producto de su mente.
- ¡¿Que estas haciendo, Byron?! - dijo gritando con los ojos humedos de lágrimas por la angustia que sufría en aquellos instantes -
- Dime que no estas pensando en volver, por favor. Sólo dime que no te lo replantearías - dijo esta vez con voz baja de súplica mientras aguantaba las lágrimas -
- ¡Byron, responde! - gritó esta vez - ¡Dijistes que no volverías a aquel lugar ni aunque te matasen! ¡Dijistes que...!
- Tienes miedo, Lisandra. Mucho miedo. - dijo con voz autoritaria el capitán, mientras los otros dos personajes permanecían sentados observando la situación, perplejos. - El miedo es para los débiles.
Se produjo un silencio tenso en el que Lisa no aguantó las lágrimas. Poco a poco varias gotas de lluvia empezaron a caer bajo las altas nubes grisáceas, antesala de lo que sería un aguacero.
- ¡Pues claro que tengo miedo! ¡Todos tenemos miedo de lo que pueda pasar allí! ¡Todos sabemos que allí, tanto unos cómo otros, son enemigos! ¡Y harán lo que sea por borrarnos del mapa! ¡Y precisamente tú eras el que más miedo tenía! ¡Vas a matarnos a todos! - dijo mientras intentaba tomar el control del timón sin éxito ante la imponencia de Byron -
- No voy a caer rendido por mis propios miedos. Lo que voy a hacer es lo que debí hacer hace mucho tiempo. Volver a insistir, una y otra vez, hasta que lo consiga. Recuperaremos lo que perdimos. Nuestra identidad.
- ¡¿Pero que estas diciendo?! ¡¿Te importa más el honor de un ejército que la vida de tus propios camaradas?! -
Byron dió un golpe fuerte al timón, con rabia.
- Has dicho algo que no debías, Lisandra. - dijo dándose la vuelta con cara de enfado - Sabes que eso me duele, y mucho. -
Se hizo un silencio tenso mientras Lisa continuaba asustada llorando.
- Volveremos allí arriba. Nadie morirá. Y conseguiremos salvar el honor de nuestro ejército. De nuestra familia. -
- ¡Ha sido el idiota de Hanen quién te ha dado la idea ¿no?! ¡Siempre con sus estúpidos sermones motivacionales que llevan a la ruina! ¡Sois idiotas los dos, moriremos por vuestra culpa! - terminó, yéndose corriendo de aquella sala. -
Byron se volvió hacia el ventanal y Miles hizo un ademán inseguro de ir a buscarla, no muy convencido de dejar su puesto de trabajo pero con la idea de que era lo correcto, topándose al levantarse de la silla con la mano de Byron que le impedía el paso.
- Déjala. Debe aprender. - dijo el capitán sin dejar de mirar hacia el frente -
Después de un gran rato de silencio sepulcral en aquella sala, Heinrich saltó rompiendo el hielo.
- Vaya, vaya. Quién iba a imaginar que nos íbamos a ir hacia los reinos del cielo. Me he metido en la peor nave posible. Será mejor que llame a mi familia para despedirme de ella. - dijo mientras se levantaba hacia un teléfono con resignación. -
Después de otro rato en silencio, fué esta vez Miles quién habló.
- Capitán Hillman... - le miró de reojo con cautela - ¿Podría informar acerca de lo que nos vamos a enfrentar? - dijo con curiosidad -
Byron le miró de reojo también, pensando la respuesta, la cual sabía, pero seguía sin concebir del todo bien.
- Un mundo nuevo - respondió a Miles mientras giraba la cabeza en su dirección y haciendo una breve pausa después - Que flota en las nubes.
Miles asintió sonriendo esperando a ver aquellos maravillosos parajes. Ya había oído hablar de los reinos etéreos, un mundo completamente nuevo construido en el cielo con la tecnología más punta durante muchos años, desde la expansión de la atmósfera.
Pero se le borró la sonrisa de la cara cuándo escuchó lo que le dijo a continuación el capitán.
- Contranosotros. -
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