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3. Máquina o Humano

"Ya es la segunda noche que paso en éste puente que me llevará a la única esperanza que tengo para liberarme del todo. Es una terrible carga llevar este pasado, pero cómo me dijo Green, no tengo otro. Por otra parte, escribir ésto me ayuda, consigo liberarme aunque sea por unos minutos y así lucho contra lo que debo luchar.

Tengo la sensación de que ayer hice el ridículo quedándome toda la noche de guardia por una simple prueba que me hicieron pasar. Todo había acabado pero... siempre está ese impulso mío que no me deja otra elección que sacrificarme por los demás. Incluso si era todo una mentira para probarme. Mi mente reacciona cómo una máquina y acabo tomándome en serio algo que no lo era. Por lo menos del todo.

Siempre he funcionado así, sin pararme a pensar que pasaría si no lo hiciese. Probablemente porque sé la respuesta, muy al fondo de mí. Que papá se volvería a enfadar conmigo.

¿Que soy?... ¿una máquina...o un humano? Soy capaz de pensar, de distinguir el bien del mal, de emocionarme, de sentir cosas, de ser empático... pero sigue habiendo algo dentro de mí que me oprime y me hace ser cómo realmente me han enseñado a ser. Servicial y férreamente disciplinario. Sin importar quién sea quien me lo dicte. Sin importar cuales sean los peligros o los obstáculos. Sin importar en que situación me encuentre.

Pero, según Green, pocas personas tienen todo ésto cómo lo tengo yo. Me lo esta recordando todo el tiempo. Pero lo que me falta es mi propia personalidad, mi propio yo.

Doy gracias a Dios por, al menos, poder pensar sobre ésto y no mecanizar mi mente por completo. O más bien gracias a mi padre. Pero poco le puedo agradecer."

Miles debía darse prisa si no quería llegar tarde a la cocina. Tras el entrenamiento de ésta mañana, no podía mover un sólo músculo, pero ya estaba acostumbrado y solía ponerse hielos para aliviar la hinchazón del esfuerzo.

Con apenas seis años no había parado de hacer duros ejercicios para la musculatura de todo el cuerpo durante todas las mañanas desde que los había cumplido.

Cuándo llegó a la cocina su padre le esperaba con cuatro cubos llenos de patatas, lechugas y zanahorias. Miró a Miles desafiante, con una mirada que chorreaba rabia y rencor. Era bastante propio de él. Parecía que en cualquier momento iba a gritar. Y lo hizo.

– ¿¡Por que no estás firme!? - dijo con la voz más grave que ha podido oir Miles en su vida -

Miles se puso en un segundo firme, asustado y mirando hacia abajo en todo momento.

– Pela las patatas, lava las lechugas y las zanahorias. Cortalas. Cómo ayer. - dijo mientras se retiraba de la cocina. - Y espero, por tu bien, que en media hora.

Mientras lo hacía, con cara de desesperación, oyó que su padre le volvía a llamar. No quería ir, pero volvería a enfadarse.

Su voz provenía de fuera de la casa, dónde le esperaba con dos carros llenos de leña.

– ¡A que esperas! ¡Mueve el culo y entralas! ¡Ahora! - gritó acercándose a él imponentemente

– Pero... en media hora dijiste que la ...

– ¡¿Te atreves a replicarme?! - dijo gritando aún más - ¡Eso ha sido lo peor que has podido hacer! ¡Otro día más sin cenar! Y además, doble sesión de carrera.

Con cada palabra que pronunciaba su padre, Miles se venía más abajo. Sus piernas no aguantaban y acabó por quedarse de rodillas en el suelo.

- ¡¿De rodillas?! ¡Levántate ahora mismo! ¡He dicho, que te levantes! -

- ¡Me levanto, si, me levanto! - dijo Miles mientras se incorporaba de la cama, sobresaltándose del sueño -

Se quedó unos minutos en silencio asimilando que era otra vez una terrible pesadilla de su infancia. Se veía la luz del sol entrar ya por la ventana y observó que a su lado, desperdigados entre las sábanas, se encontraban el papel y el boli dónde apuntaba la noche anterior sus pensamientos. Se habría quedado dormido mientras escribía aquello.

Lo peor es que, aunque fuese una pesadilla, no estaba muy lejos de la realidad que había sido. Después de aquello sucedió todo de manera automática. Cuatro años en los que Miles Fleischer se convirtió en una verdadera máquina debido a su padre. Poco a poco iba acatando las órdenes de su padre a la perfección. Adoptó la mente de un mecanismo inteligente.

Un soldado perfecto.

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