「 Capítulo 2 」
La pelirroja había escuchado todo mientras estaba robando ropa de una vivienda. Había encendido la televisión en caso de que hubiera novedad sobre el tridente rojo.
"Los hombres además aseguran que la chica, tenía la marca del Tridente Rojo en el tobillo. Está organización terrorista está involucrada en experimentos peligrosos que pueden poner en riesgo la vida de las personas. Sumando el hecho de que también cometen actos de sicariato y uso de productos piromanos ilegales."
Se apresuró a salir por la parte trasera al escuchar que el propietario abría la puerta. Volvió al edificio abandonado y se cambió la ropa, la cual consistía en un abrigo blanco de cuello de tortuga, pantalones negros algo ajustados, una chaqueta verde con un relleno que la protegería más del frío; también aprovechó para traer consigo unas botas negras y unas medias largas que le llegaba hasta la rodilla, obviamente dejándolas detrás del pantalón.
Sacó de su mochila una navaja bastante afilada y se cortó el cabello hasta los hombros. Debía irse del lugar antes de que las autoridades la encontraran, o que el Tridente Rojo venga por ella, ahora que probablemente saben de su ubicación.
Eider sentía la garganta algo extraña, ha pasado tiempo desde que dijo alguna palabra, el frío y la lluvia probablemente afectaron a su salud. Trato de emitir alguna palabra mientras caminaba por los callejones, pero solo emitía algo parecido a un quejido débil.
Volvió a sentir hambre, apenas disfruto su última comida, no podía seguir saqueando más lugares, podrían descubrirla. Seguía temblando de frío, la ropa le cubría muy bien, pero había un viento fresco que golpeaba su rostro mojado por la llovizna ligera.
Una vez que llegó a una abertura de la muralla del poblado paso por ahí y se dirigió al bosque. Su espalda le dolió antes de lo esperado, el dolor punzante era demasiado. Apenas se estaba acostumbrando a su nueva condición, sabía que no debía atacar a los hombres de esa manera.
Sentía un hormigueo, como una lombriz moviéndose.
"Te costará manejarlo" Dijo el Doctor Lucke, después de que ella despertara de aquella cirugía que le hicieron. La prepararon toda su vida para ello.
Esto era un infierno.
Sentía que alguien andaba detrás de ella desde hace horas, miró el pueblo y no parecía haber alguien más saliendo, ni siquiera por el bosque.
Después de otros metros, cedió al dolor y se sentó debajo de un árbol con las raíces grandes, una ceiba, era extraño tener esas especies en el país, pero ese era otro tema. Eider sacó de su mochila la inyección, solo le quedaba un frasco, pero al menos tenia más del calmante, eso le ayudaría un poco. Solo dejo un mililitro, uno pequeño, para tratar de replicar algo similar más tarde.
Emitió un quejido cuando la aguja atravesó su piel, una vez que se tomó el calmante escuchó pasos lentos yendo hacia ella. Miró el espeso bosque a su alrededor. No hay personas. ¿Cuándo se detuvo el sonido del bosque? escucho con más atención, olvidó que estaba en territorio de osos.
La luna iluminaba lo suficiente para ver unos metros a su alrededor, entonces notó la figura del oso dando vueltas, no la vio, pero la buscaba, la ropa nueva tenía un olor demasiado fuerte. Se levantó sin hacer ruido, con un dolor extremo volvió a liberar su espalda. El oso escucho los quejidos y olió la sangre que brotaba de su espalda. Se acercó peligrosamente, saboreaba el olor de su presa, no le dio importancia a lo que veía saliendo de su espalda.
Eider estaba dotada en un par de alas metálicas, inmensas para compensar su tamaño y peso, brillaban con la luz de la luna, el dolor que estas le causaban era por los minúsculos nanobots que le implantaron en la espalda, los cuales se encargaron de moldear las alas.
Cuando el oso fue por ella, la chica dio un fuerte aleteo elevándose unos segundos, esquivó su ataque y antes de caer golpeo al animal con el ala izquierda. Este retrocedió, pero estaba decidido a obtener su presa, así que emitió un gutural y amenazante gruñido y volvio a acercarse.
La chica de dio una fuerte patada que lo desoriento, seguido de girar en el aire con sus alas metálicas causandole un gran corte al oso.
Este retrocedió, no era una presa indefensa y no quiera poner en peligro su vida, así que él oso se alejó.
Eider escucho paso detrás de ella seguido de una voz.
—Sorprendente, ahora tendrás que responder a los soldados de halcón plateado —Era una vos gruesa, obviamente masculina, volteó y no pudo reaccionar cuando sintió el impacto se un dardo tranquilizante.
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