Admiración
Su entrenamiento no había sido de años, su falta de experiencia y temor a lo que podría pasar en medio de esa batalla, era un terror comprensible y agonizante, y a pesar de tener el único objetivo de seguir con vida, no podía dejar de dudar de si mismo en esa situación.
Protegían temporalmente una de las fronteras de su cuidad, la última que se iba a atacar según lo esperado, pero por un simple error de sus superiores, ahora decenas de novatos, incluyéndolo, eran asesinados uno a uno por balas enemigas. Seokjin a penas tenía dieciocho años cuando vio como incontables vidas con sueños y esperanzas, eran acabadas como si no valieran nada, por personas corrompidas que no sintieron siquiera lástima por ellos.
Todo fue rápido, su última bala fallida cayó, y la falta de munición y muerte de todos sus compañeros, fue el fin del ataque. Se cubrió como pudo, los enemigos comenzaron a acercarse, y sabía que debía recurrir a su última opción, por lo que sin dudar manchó su informe de sangre ajena, y fingió un muerte de lo más sencilla en base a la enseñanza de que un solado humillado por la huida, servía más que un honrado cadáver en guerra.
No supo como ocurrió, su fue una respiración, un movimiento, no estaba seguro, pero ellos lo notaron, y crueles como la misma guerra los hizo, dispararon a su pierna sin piedad alguna, victoriosos de oír su agonizante grito de dolor escapando con desespero de su garganta.
Temeroso de lo que pasaría al ver esas tétricas sonrisas felices, cerró los ojos esperando oír un disparo fatal que terminara con su agonizante vida, sintiendo la sangre fluir dolorosa por su herida, y despidiéndose mentalmente de su familia en cada recuerdo. Pero el ruido de una bala y un cadáver sobre él, le obligó a volver a su tragica realidad, una donde un enemigo muerto, cayó sobre su su cuerpo.
Respiró con terror, una y otra vez, intentando recuperar el aire mientras oía más disparos y ruidos pesados a su alrededor. Lo único que logró hacer con su poca fuerza fue quitar ese cadáver que cubría su visión, encontrándose de frente con el rostro de su esperanzadora salvación.
—De verdad, ¿quién les enseñó a los nuevos a fingir su muerte? Nuestros enemigos lo notaron desde hace bastante tiempo, es inútil—Él sonrió por sus propias palabras, y atentó a sus movimientos, limpió la tierra y el sudor que sentía en su rostro, por esa ajetreada batalla improvisada —Bien, niño bonito, esa herida se ve fatal, siéntate, muerde mi hombro y respira profundo, porque va a doler.
Obedeció, claro que iba a hacerlo, no tenía otra opción. Él se acercó a su espacio, sus brazos débiles rodearon su pálido cuello, sus labios sutiles se acercaron a su hombro con dolor por su movimientos, y logró oír muy cercanl como la tela de su pantalón se rompía, y el sonido alarmante de una navaja abriéndose.
Casi desfallece cuando la punta de metal entró a su herida, su dientes certeros se desviaron al suave cuello descubierto de ese hombre, y mordió tan fuerte como el dolor cruel que le provocaba su miembro inferior. Solo fueron minutos, pero se sintió a poco de desgarrar la piel ajena, podía jurar que iba a perder la conciencia, y se embriagó con el sutil aroma al perfume contrario con tal de aguantar el sufrir.
Escuchó un sonido metálico que supuso, era la navaja tocando la bala, por suerte, ese soldado fue veloz con sus acciones, y cuando terminó de sacarla, con la tela sobrante de su sucio pantalón roto, cubrió su herida como si fuera un vendaje.
—Lo hiciste bien, chico, casi llegas a mi yugular, y posiblemente tenga tu marca por semanas, pero ya no perderás la pierna. Vamos, te llevaré al campamento más cercano, podrás recibir mejor atención médica allí— Nuevamente volvió a sonreirle, estirando su mano para levantarlo y segundos después pasando su fuerte brazo por su cintura, obligándolo a sostenerlo por los hombros para caminar juntos, uno al lado del otro.
—Su... Su nombre, ¿Cuál es su nombre?— No podía hablar del todo bien y con claridad, la perdida de sangre y todo lo que minutos antes ocurrió, eran suficiente escusa para su falta de vocalización, y aún así, ese atentó soldado sonrió al escucharlo y lo comprendió.
—¡Eh! Tienes voz, creí que ese ataque te había hecho perder el habla. Bueno, soy el capitán mayor, Min Yoongi, estoy al mando de la tropa dos, e iba dirigir a tu escuadrón temporalmente hasta su división...— Sus pasos fueron lentos, acostumbradose al caminar de su débil compañero, mostrándose más paciente que preocupado —Se me ordenó entrenarlos antes de su primera batalla. Es una lástima... Lo bueno es que llegue a tiempo para ayudarte, que alivio.
—Capitán, usted no solo me ayudó, salvó mi vida... Muchas gracias— Yoongi quiso reír al ver su extraña emoción y hasta sonrisa, pero hizo lo posible para ocultar esa acción en ese mal momento.
—Aguantaste demasiado, soldado, te aconsejo recibir tus propios meritos ya que está guerra acaba de comenzar para ti...
Ese día Yoongi ayudó en todo lo que pudo a ese soldado novato, sintiendo cierta lástima por él, ya que se notaba en su mirada el sufrir, la perdida de sus compañeros en su primer día, un ataque sorpresa sin preparación alguna, fue demasiado. A veces dudaba de la cordura de sus superiores por enviar a jovenes tan inexpertos a la guerra, pero no había nada que pudiera hacer contra ello más que amenar la situación para cualquier nuevo.
Se aseguró de visitarlo constantemente, llegando a dormir en la principal base solo para monitorear su mejora. Fue paciente con su recuperación, y a pesar de que su tropa debió abandonar el campamento para continuar con su trayectoria, Yoongi se negó a seguir sin el que ya, llamaba nuevo miembro de su escuadrón, también, porque quería verificar su estado anímico, al final del día, no le servía de nada unir a sus fuerzas a un soldado afectado.
Pasó todo un mes para recibir definitivamente el alta de la base, su nuevo soldado aceptó con apreció su petición de integrarlo a su escuadrón, y le agradeció muchas más veces de las que Yoongi pudo soportar, que lo recibiera a pesar de su inexperiencia.
—Capitán, supe del retraso que ocasionó mi herida, me disculpe con cada miembro del escuadrón por ello, también verifiqué nuestro equipaje y armamento, todo esta listo, podemos irnos...— Ese chico no dudó ni un segundo en hacer una reverencia perfecta para mostrarle respecto, denotando nervios en sus acciones y un temblor ligero en su cuerpo —Y quiero disculparme con usted por todos los problemas que le he ocasionado, además de agradecerle por el cuidado y atención que ha tenido conmigo, y el pase directo a su tropa.
—Vamos Kim, cuerpo firme y mírame. No tienes nada que agraderme, no de nuevo; estoy al mando de esto, es lo que debo hacer, y como lider... Quiero saber cómo te sientes— Sus palabras, a pesar de ser firmes y duras, denotaban compresión, y llegaron a ser un golpe fuerte para el joven militar que tenía en frente —En mis guardias nocturnas escuche como murmurabas los nombres de tus amigos, es un detalle, pero no puedo llevar peso muerto conmigo, necesito que prometas entregar tu vida a nuestra guerra, a tu país, y a mí, tu capitán. Si no puedes hacerlo, lo entenderé, te he tomado cariño, así que moveré conexiones y haré que vuelvas a tu hogar con tu familia sin problemas, nadie lo sabrá y...
—Lo prometo, capitán Min, le entregaré mi vida y corazón, no por esta guerra, tampoco por este país, lo haré por mi familia y por usted, mi salvador...— El recibió un suave golpe en su pecho que no fue para herirlo, fue con tacto, uno que daba a entender algo no dicho pero que la mirada de Seokjin reflejaba, era una promesa, estaba decidido a que así fuera, y Yoongi no podía estar más satisfecho con ello —Ahora vámonos y ganemos esto.
Le sorprendió lo decidido que se mostró, el joven tembloroso y al borde de la muerte que había encontrado hace semanas, parecía haber recapacitado y pensado mucho en todo eso, y de cierta forma lo entendía, estar días y días es una camilla sin nada que hacer, es tiempo desperdiciado en pensamientos que nadie quiere tener. Fuera cual fuera el cambio, Yoongi se enorgullecía de su soldado mientras que a pocos metros, el mismo quebraba su compostura por su atrevimiento tan audaz e informal hacía su capitán.
Mentiría si dijera que no se encontraba como un niño conociendo a su héroe, o mejor conocido como su salvador. Min Yoongi era un hombre llenó de historias, un ícono en esa guerra cruel, unos de los mejores soldados, el líder del escuadrón mejor capacitado. Se habían formado hasta inimaginables leyendas alrededor de su persona; que logró la muerte de un gran escuadrón solo con una granada, que debajo de su uniforme había más cicatrices de guerra que muertos en batalla, que su manejo en armas ers el más rápido y certero del país, que es considerado el As principal para ganar esa guerra. Fueron tantas historias las que escuchó en su recuperación, que Seokjin no podía encontrarse más cegado de admiración por ese hombre increíble; lo mínimo que podía hacer para compensarlo, era jurarle devoción por sus cuidados y atenciones.
Admitía que se sentia confundido y aterrado por su cruel primer encuentro con un enfrentamiento que no ocasionó, pero no tenía más opción que seguir, y así lo hizo. Continuó días y días un camino duro a su primera emboscada, dándose tiempo para conocer a fondo la vida de toda esa tripulación, la misma que lo aceptó sin protestar, e hizo lo posible para enseñarle consejos para sobrevivir, con tal de compensar su falta de experiencia y evitar problemas cuando tuvieran su primera batalla.
—Hey, Seokjin, ¿estás despierto?— su voz se oía suave, casi lejana, pero para Jin, fue una alarma que aturdió a sus constante terrores y recuerdos nocturnos, por lo que fue inevitable que no se despertara —Al parecer no lo estabas, lo siento, no quise despertarte...
—¿Capitán? Está bien... ¿ocurre algo? ¿nos atacan?— Su preocupación repentina le pareció adorable, y para no alterarlo más, negó al verlo aún adormilado.
—Todo esta bien, solo quiero hablar contigo, soldado. Encendí de nuevo la fogata, no hagas ruido y ven conmigo— Su despedida fue rápida, y por su cansancio no supo si había ocurrido de verdad, o sus sueños habían cambiado de terrores, a la compañia amable del capitán Min.
Solo le tomó segundos alistarse y presentarse emocionado a esa repentina reunión, una emoción demasiado evidente para Yoongi. Esperó a que el joven se pusiera cómodo, le ofreció un caliente té en una de las viejas tazas de metal que guardaban, y comenzó con su repasada plática.
—Seokjin, lo harás bien mañana, sé que básicamente es tu primer ataque, pero ahora no estás al borde de la muerte y todo esta adherido a un plan— Su voz se oía firme, y notó el ligero temblor en el cuerpo del chico al frente suyo por lo que había dicho —Aunque los planes fallan, en ese momento no necesito emociones, no necesito bajas, necesito a un soldado con la cabeza fría, ellos no tendrán piedad y nos matarán a la primera oportunidad— Su mirada estaba perdida, y por un momento Yoongi volvió a recordar lo malo que era con las palabras —Sin embargo, los sentimientos son lo que nos vuelve humanos. Tu preocupación, tus pesadillas, tu mala alimentación, tus distracciones constantes, noté cada una de ellas, todas las veces, y todo porque aún te pesan tus recuerdos...— Le tomó segundos quitarse su chaqueta mientras hablaba, y notó de inmediato la sorpresa en su mirada cuando colocó la ligera vestimenta sobre sus hombros, en un intentó vago por envolver su cuerpo claramente desabrigado y tembloroso —Eres un humano Seokjin, como tu capitán te pido que te concentres mañana, pero como persona, te digo que haré lo posible para protegerte hasta que estés listo para esta guerra.
Vio un brillo crecer sutil es sus ojos, que podía jurar, era desición, y se alegro por ello, extrañamente se había expresado bien esa vez. Hasta vio las manos ajenas sostener con fuerza su abrigo y ajustarlo más a su cuerpo con extrema aceptación, lo que fue un total alivio para Yoongi.
—No tendrá que protegerme, capitán, en nuestra batalla tendrá a un soldado eficiente. Por favor no me subestime por mis actitudes, le prometí entregar mi corazón, y asi será— Compartieron entre ellos una calida sonrisa, y lo último que Yoongi le dijo antes de dejar ir el tema, fue un Gracias tan suave, que a penas logró oírlo.
Su conversación luego de ello se volvió mucho más amena, y en la intimidad de su solitaria noche delante de esa fogata, Seokjin afirmó un vez más que su héroe no solo era un soldado increíble, sino también una persona maravillosa con un corazón de fieles convicciones e ideales. Se prometió a si mismo que jamás lo defraudaría, y que haría hasta lo imposible para cuidar su vida.
Esa mañana, con el frío aún latente y un sol apenas saliente, caminaron el tiempo suficiente para divisar a lo lejos a un campamento contrario, tal y como Hoseok había advertido, con el don de leer las tacticas y predecir las acciones enemigas, Yoongi confiaba por completo en sus habilidades, que una vez más, eran correctas.
El ataque comenzó sutil, con dos balas directas a las cabezas de los enemigos, dadas por la agil puntería del rifle de Taehyung. Lo ruidos lastimosamente advirtieron a su enemigos, pero les dio el tiempo suficiente para que el grupo se dispersara para su planeado ataque.
Yoongi estaba atentó a cualquier cambio, Namjoon, Jimin y Taehyung atacarían desde la izquierda, Hoseok, Jungkook y Seokjin desde la derecha, y él por el frente, como un señuelo visible para dar con los escondites enemigos. A pesar de estar atento a recibir algún asalto cuerpo a cuerpo por si los disparos de sus compañeros fallaban, sus ojos se fijaron en su joven novato, procurando que estuviera seguro y no hubiera sido herido de ninguna forma por algún enemigo.
Su vista se perdió en él lo suficiente para ser atacado de frente, sus amigos no podían ayudarlo, algunos no lograban verlo y otros se ocupaban de no permitir que se le acercarán más enemigos por la espalda. En un principio fue fácil sostener la mano que intentaba apuntalarlo con una navaja, pero cuando su atacante dio un mirada tonta hacía su espalda, supo que lo iban a atacar. Su movimientos fueron rápidos para evitarlo, pero un tercero lo fue aún más.
Al acabar con su atacante principal y voltear a ver a su salvador, vio a ese joven vivaz, con el rostro salpidado en sangre ajena y sobre un cadaver que aún mantenía una navaja en su cuello. Seokjin había asesinado para salvarlo.
—Lo lamento, capitán, hubiera deseado que fueran balas, pero se me acabaron. ¿Usted se encuentra bien?— Lo estaba, pudo fácilmente encargarse de esos dos hombres, pero la determinación que mostraba en su brillante mirada, y la alegría que reflejaba para la situación, era suficientemente satisfactoria, para no regañarlo por dejar su puesto ordenado.
—¡Capitán, neutralizamos el área sin ningún herido!— La llamativa voz de Jimin los alertó a ambos, y como si viera una extraña situación de íntima, continuó —¡Ya pueden besarse!— Yoongi solo sonrió con sarcasmo por ello, pero notó el claro sonrojo en el joven que estaba frente a el, por lo que fue inevitable que no se lo explicará.
—Lamento eso, Park cree que hay algo entre nosotros desde que vio la marca en mi cuello— Aún con la pena del momento, intentó pasar por alto ese mal comentario y estiró su mano hasta Seokjin con tal de alejarlo de esa cadaver —Ahora vamos, Seokjin, es hora de limpiar tu rostro y celebrar, tal vez estos soldados tengan algún vino entre sus suministros.
El día continuó en ese campamento con una improvisada celebración que duro hasta el anocher, en donde Seokjin se encontró rodeado de cinco muchachos ebrios, y sin la compañia de preciado capitán que minutos antes había salido.
Intentó salir del lugar en su busqueda al ver que no regresaba, pero fue imposible con el brazo de Hoseok rodeando su cuello, mientras cantaba y se tambaleaba, siendo el centro de atención de todos en ese espacio.
—Hoseok, puedes soltarme... Es solo un segundo, quiero ir a...
—Ver al capitán ¿verdad? Lo noto en tu mirada, picaron— Ese ebrio hombre comenzó a reir al ver el sonrojo abismal que cubrió su rostro de repente. por ser tan evidente —“Oh Capitán, no fue nada dejar a mis compañeros, ocultar mi munición, e ir a salvarlor, pero puede besarme para compensarlo”— El ebrio hombre de cabellos castaños acercó sus labios a él, fingiendo unos irritables besos luego de su mala imitación, besos que Seokjin se negaba desesperadamente a recibir.
No supo donde esconder su pena por lo que había hecho, no creyó ser tan evidente con su plan, pero en ese momento su mente fue directo a ayudar a Yoongi, no podía siquiera pensar en la idea de que su capitán fuera herido a sabiendas de que pudo hacer algo para evitarlo, muy a pesar de que aún cargaba con la mínima culpa de dejar a sus compañeros sin protección por ello.
—Lamento mi comportamiento... Hoseok, es solo que... Debía ayudarlo— El joven alegre solo dio unas ligeros palmadas en su espalda, animándolo, como si no le importara en lo absoluto su fallo.
—No hay nada que perdonar, es pesado tener a dos enamorados como compañeros, pero no puedo hacer nada al respecto— Su confusion fue clara, y al notarla, Hoseok se alejó leve de las miradas y atención ajena junto al chico que aún mantenía abrazado por los hombros, obligándolo segundos después, a sentarse a su lado —Jungkook también es como tú. ¿Sabés? Él es parte de nuestras fuerza por Namjoon. De alguna forma confundió el edificio donde residían los soldados con la secretaría el día de que se iba a inscribir, y entre habitación y habitación, encontró a Nam en ropa interior— Hoseok murmuró cada una de sus divertidas palabras, mientras la intrigada mirada de Seokjin, fue directo al afamado soldado del que le hablaban —Él nunca habla de lo que paso luego, pero Namjoon me confesó que lo único que logró preguntarle fue la fuerza en la que estaba, y dónde se encontraba secretaría. Claramente hizo lo posible para estar con Nam porque se enamoró de él, siempre dice que es admiración y aún asi me dejo tantas veces solo para salvar a su amor, que pude haber muerto en más ocasiones de las que me gustaría recordar, de hecho, tengo una cicatriz de bala a la que le puse su nombre— Entretenido por la expresión de sopresa, Hoseok bajo leve su pantalón hasta la cadera, mostrando una vieja cicatriz como si fuera lo más gracioso que hizo —No puedes decir que este recuerdo es causado por la admiración... Su admiración y su amor no son muy diferentes— Su hablar se notaba divertido, casi juguetón, era una insinuación tonta pero notó como caló en ese novato —Vamos Kim, no tienes que tomarte muy en serio las palabras de un ebrio... Aún asi, esperaré recibir una bala por tu admiración para ponerle tu nombre también— Su brazo cayó del hombro ajeno y su entusiasmo se volvió aún mayor mientras se levantaba junto a Seokjin y lo empujaba por la espalda hacia la salida —Puedes irte con él, esto es una fiesta y eres demasiado serio para estar incluido— Fue una broma, lo supo por su tono y por los empujones sutiles que le dio mientras reía.
Seokjin no dudo en seguir ese indirecto consejo, y buscar a su capitán sin quitar de su mente la idea que Hoseok había formado. Se planteó de inmediato que no debería dejarse llevar por presión ajena, no porque Hoseok y Jimin afirmarán que el capitán y el tenían un relación, iba a crear sentimientos amorosos por Yoongi. Podría creer que Jungkook estuviese enamorado de Namjoon, parecía ser algo muy evidente, y más porque muchas veces lo había notado en sus acercamientos, pero él no quería de ese modo a su capitán, lo admiraba y no mucho más. Los meses que llevaba de conocerlo, no hizo más que ganarse un espacio en su corazón, como lo sentiría con un buen profesor o ídolo, era su salvador y lo mínimo que podía hacer por él, era ser leal y fiel a sus órdenes.
—Hey Seokjin, ¿me buscabas?— su voz le sorprendió, Yoongi se encontraba en la oscuridad apenas iluminado por la luz de la luna y notable, por el humo que le rodeaba —Lo siento, apagare esto, el olor nunca es el mejor— Jin vió atento como su delgada mano sostenía un cigarrillo encendido, que luego arrojó al suelo y pisó para apagarlo, muy a pesar de que aún se encontraba a medio terminar.
—No debió hacer eso por mí... Lamento haberlo interrumpido— Él se vio claramente nervioso por lo que ocasionó, nervios que se apaciguaron cuando sintió una mano tranquila acariciar su castaño cabello —No sabía que fumaba...
—No te preocupes, y no suelo hacerlo, pero creí que era un buen momento. Mis soldados suelen pensar que es por estrés, así que no permito que me vean fumando para no preocuparlos— El alejó su mano del espacio ajeno, mientras observar a un lugar no específico del bosque que los rodeaba, sin mucha atención —Que seas mi favorito no te vuelve la excepción Seokjin, por ello lo apagué— Su sorpresa se reflejó en su rostro, y sintió un fuerte calor crecer en su pecho por esas simples palabras.
—¿Favorito?— Su voz tembló, sutil pero clara para Yoongi, hasta en esa oscuridad tenue, podía jurar que vio un sonrojo que le parecio adorable.
—En este tiempo tu determinación ha sido de admirar, y no solo lo note hoy, lo veo en ti desde el día que te conocí, no dudas ni un segundo y pareces tan decidido, tengo una marca que me lo recuerda...— Sintió un frio viento en su rostro, ocultó sus manos en sus bolsillos, y continuó con sus acogedoras palabras —¿Puedo contarte una historia, Seokjin?— El asintió sin dudar, denotando una emoción evidente en su afirmación, que provocó una risa en Yoongi —Hace algunos años, cuando mi primer escuadrón fue asesinado y solo quede yo, huí de todos mis problemas e hice lo posible para conseguir un permiso para salir de está guerra por una enfermedad que no tenía, estaba decidido a dejar todo por el terror que me provocó ese momento... Pero un día antes de irme, me reportaron que mi hermano fue uno de los primeros soldados caídos al otro lado de la cuidad— Su anécdota solo escapaba de su boca como si fuera común hablar de ella, y sin ningún dolor de por medio al contarla —Por él decidí quedarme, para vengar su muerte. Fue fácil dar con los culpables, y asesinar a todo el escuadrón culpable por mi cuenta, lo que fue una gran hazaña para los superiores, porque me ascendieron a capitán por ello, y me dieron la elección de elegir los soldados que yo quisiera para mi escuadrón, solo así conocí a esos chicos— Sabía a quienes se refería, hasta Yoongi se atrevió a apuntar con una sutil seña la gran tienda de campaña que se encontraba a algunos metros, con ellos dentro —Namjoon es mi mano derecha, Hoseok, un planificador perfecto, Jimin, un organizador ideal, Taehyung el mejor francotirador de toda esta guerra, y Jungkook, es el soldado de oro. Todos cambiaron mi vida, la humanidad que perdí el día que jure venganza, la encontré en ellos; personas que vieron el dolor de la guerra, y aún mantienen sueños, esperanzas, y pasión, todos son tan admirables... Tu eres admirable, Jin...
Seokjin se encontraba al borde de un emotivo llanto por el trasfondo del denominado Hombre más fuerte de la guerra, pero aguantó firme sus lágrimas, y olvidando sus formalidades, abrazó a su capitán, intentando transmitirle tranquilidad, y siendo correspondido pocos segundos después.
—Gracias capitán... Yo... lamento mucho lo que ocurrió y...— El susurró todas sus palabras a su oído, procurando evitar el quiebre de su voz.
—No tienes que lamentarlo, es algo pasado, y lo he superado— Su voz sonaba tranquila, intentaba volver amena la conversación ya que notó la excesiva preocupación que provocó en el joven entre sus brazos —En todo caso, yo lo lamento... Te conte de repente mi vida intentando agradecerte... Gracias por ser como eres, y por salvar mi vida hoy— Solo con ello, Seokjin rompió su abrazó, y mirándolo directo a los ojos, asintió contento por recibir sus agradecimientos —Bien, ahora puedes presumir con los demás chicos, te lo permito...
—¿Presumir? ¿qué cosa?— Sintió como si no pudiera hablar, y por un segundo temió que su pronto llanto fuera evidente para Yoongi.
—Persumir que eres mi primer soldado favorito, Seokjin... Además de ser el único que sabe de mi pasado. Tienes suerte, chico.
Todo tomó sentido en ese momento, era como si el frío de su ambiente, el viento leve, el ruido de los arboles, el escándalo lejano de sus compañeros, todo a su alrededor, desapareciera. Nada más existía al ver esa gran sonrisa que mostraban sus encias, que lucían sus blancos dientes, y que cerraba sus pequeños ojos de forma hermosa. Era la primera vez que veía su sonrisa.
Fue atacado lo suficiente con sus halagadoras palabras, se encontra totalmente sensible a cualquier acción, y ese gesto tan sencillo que jamás había visto tan natural y genuino, fue suficiente para que su agitado corazón retumbara a sus sonrojadas orejas, y provocara un temblor en todo su cuerpo.
Se despidió de él en cuanto pudo, y logró volver a la gran tienda de campañan en la que se encontraban sus compañeros, con el único fin de acercarse a Hoseok, apoyar su sonrojado rostro sobre su hombro, y con toda la pena y timidez que su cuerpo logro, habló.
—Me gusta el capitán Min...
💐
La historia original de Soldado de Guerra, era un OS con una extensión de cinco mil palabras, y solo esta primera parte ya tiene 4,400, lo es que mucho considerando que seran tres en total.
También, les recuero que el OS original se encuentra en el perfil compartido Usersinner, específicamente en el libro “Cry for me”, donde hice la historia con un final completamente diferente y más corto.
Eso es todo, y gracias por leer. ❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro