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"Punto de quiebre"

La calma siempre llega después de la tormenta. Aunque no siempre sea de las mejores maneras.

El cielo empezaba a tornarse de un color anaranjado, el atardecer de un mal día.

Se alcanzaba apreciar una figura en el cielo, volando a una gran velocidad, pareciera estar escapando de algo... o alguien.

Cerca de ahí estaba ahora el castillo flotante de Nuevatopia, dejando ver una silueta del marco de una gran ventana, observando como sus objetivos huían.

-Tantos cabos sueltos- se le notaba en su voz una leve frustración mientras se volvía a colocar su corona -Con tan poco tiempo- dándose la vuelta para toparse a un ranabot listo para hacer el trabajo sucio -Eliminalos- ni si quiera dudo en sus palabras.

Este solo asintió dirigiéndose por el mismo camino que tomaron los fugitivos.

-En cuanto a ustedes dos-dirijiendo su vista hacia 2 tritones que quisieron pasar desapercibidos fallando en el intento, alterando a las mismas -¿Están conmigo o en mi contra?- Su mirada penetrante hacia que ambas no pudieran ni formar una oración.

-D-de su la-do mi-mi santísima reale-leza- la general muy nerviosa solo pudo tratar mantenerse al margen de la situación.

-¡Excelente!- Su actitud cambió repentinamente teniendo una gran sonrisa -Porfavor lleven a Marcy a la cámara de rejuvenecimiento- Dijo para empezar alejarse -Aun tengo planes para ella.-susurro.

*~*~*~*

Un ave surcaba los cielos, su armadura brillante como el sol, su plumaje rojo como la sangre, se desplazaba a gran velocidad, llevando en su lomo a sus 2 pasajeros, de no ser por el hubieran ido hacia una muerte segura.

-¡Que suerte la nuestra!, gracias a ti George Sparrow- Dijo con alegría el Capitán, aunque el nombre no le haya gustado mucho a su salvador que digamos.

La que estaba inmóvil era la rubia, que solo se limito a mirar hacia atrás, viendo como se alejaban cada vez más de aquel castillo, el miedo se apoderaba de ella, el saber como de un momento a otro se derrumbó todo por lo que lucho.

Que había perdido la confianza de las que decían ser sus amigas, el saber que por su culpa arrojaron a la pequeña rana que le molestaba, sin poder hacer algo para salvar a marcy...Sin saber que le ocurrió después a Anne...

Todo eso mientras veía como Nuevatopia era consumida por el caos, sus tropas siendo superadas por los imponentes Ranabots. Era todo un escenario, donde la muerte era la principal protagonista.

-¡Demonios!- gruñó Mugre -Con nuestro ejército acorralado, debemos retirarnos y reagruparnos- Dijo volteando a verla -¿Alguna idea de donde podemos quedarnos?- Pregunto.

Sasha solo regreso su vista hacia al frente, tenía un lugar en mente, uno donde Andrias no tenga idea.

-Tengo uno- dirigiendo su vista hacia su acompañante -Es mejor que estar en medio de la nada- dandole unas palmadas en el lomo del ave para que este le prestara atención -¡Hacía bosque barruga!- esta solo escucho un gran grito proveniente del ave para afirmar su siguiente curso y así perderse en los cielos.

*~*~*~*

Poco a poco se comenzaba apreciar el pueblo, desde arriba la vista era excelente, lastima que no era momento de centrarse en eso.

El ave descendía dejándolos en la entrada de Bosque berruga, llamando la atención de los habitantes al ver el acompañante de la otra humana de cabellera oscura pero teniendo como pasajeros a los que alguna vez les causaron muchos problemas, haciendo que muchos se acercasen con curiosidad.

-¿Que esta sucediendo aquí?-Pregunto una rana de avanzada edad.

-¿Donde están los Plantar?- esta vez fue una rana de cabellera roja.

-¿Que no se supone que iban a regresar a casa?- Cuestiono el alcalde.

La rubia volteaba a ver a su acompañante en busca de alguna solución, lo cual el se percata.

Este se aclara la garganta -¡Atención! ¡Ciudadanos de bosque berruga!, nosotros estamos aquí por ordenes directa de la humana Anne, ya que partió nos dio la tarea de proteger los en su ausencia- terminó, dudando si estoy le iban a creer o no.

-Típico de anne, siempre preocupándose por nosotros- respondió la rana mayor.

-¿Pero y que hay de- El alcalde no pudo terminar su pregunta, siendo interrumpido.

-¡Dicho eso!, nosotros tenemos que instalarnos, hay que acomodar algunas cosas para estar listos si queremos darle al pueblo la protección que se merece- Comento soltando una sonrisa que asusto a más de uno.

*~*~*~*

Dicho y hecho, Ambos se dirigieron rápidamente al que era hogar de los Plantar.

Tan silenciosa, sus cultivos maltratados por las constantes plagas, y su fachada parecía algo descuidada.

Posándose frente a la puerta, Sasha llevando su mano lentamente a la perilla, más sin embargo esta no lo abrio, algo la detenía al hacerlo.

-¿Pasa algo?- Pregunto su acompañante.

Esta no le respondía, tenía su mirada perdida en aquella puerta, esta solo pudo retirar su mano y bajar su mirada.

-Creo que esta vez paso- soltando un suspiro -Estaré en el granero por si me necesitas- Terminó para darse la vuelta empezando a caminar.

-¿Y es todo?- Pregunto haciendo que la rubia se detuviera -¿Vas alejarte del mundo ahogando tus penas en un granero?-

-¿Hay algo de malo con eso?- Pregunto irritada sin voltearlo a ver.

-Que esa no es la Sasha que conozco- Respondio.

-¡¿Ah si?! ¡¿Entonces como es la Sasha que conoces?!- Grito dirigiendo su mirada a Mugre, revelando pequeñas lágrimas que empezaban a salir.

-¡Ella es una gran guerrera Temible!, ¡no se deja intimidar por nada! ¡Trataría de solucionar las cosas para que estuvieran a su favor!-

-¡¿Comó mierdas pretendes que ponga las cosas a mi favor?!- sin soportarlo más, retomo su camino hacia el granero ignorando los gritos de su amigo.

Azotando la puerta dejando en claro que no deseaba que la molestasen. Al entrar solo se quedó viendo a una caracol de gran tamaño acompañada de uno mucho más pequeño.

Soltando un suspiro, se les acercó sentándose a un lado suyo mientras se quedaba a ver a la nada.

¿De verdad estaba mandando todo por la borda?, todo lo que le costó conseguir, el apoyo de los sapos, por todo lo que lucho, ahora no significaba nada.

Cuando de la nada sintió la cabeza del caracol, frotándose con su hombro, sasha la acaricio con extremo cuidado y cuando menos lo pensó, cerraba lentamente sus ojos, recostadose junto con ambos caracoles, quedándose profundamente dormidos.

El viento que acompañaba la noche, la volvía un ambiente tranquilo, digno de quedarse admirando las estrellas, una noche relativamente de paz.

Poco a poco el amanecer de un nuevo día se hacia presente, los rayos del sol colándose por la ventana de aquel granero, haciendo que sasha despertase lentamente, viendo como la puerta se deslizaba dejando ver a Mugre sosteniendo un plato.

Este aclaraba su garganta -Yo em, te hice el desayuno- se acercó estando frente a la rubia.

Esta solo se dedico a verlo, con cierta duda, llevo lentamente sus manos hacia el plato aceptandolo llevando su vista nuevamente al suelo.

El sonido de la armadura chocando contra el suelo llamo la atención de la rubia al ver a su lado sentado a su compañero de batalla, quien no se ha apartado de ella, quien aún le tenía fe, su al parecer...Su único amigo.

-Escúchame bien teniente- dejo salir un leve suspiro -Desde el principio sabías que no iba a resultar bien- Dirijiendo su mirada al techo -El ver como se desmorona todo a tu alrededor... Es la peor parte del trabajo- bajo su mirada para enfocarse a la rubia con la mirada apagada, una que pedía a gritos en silencio que se detuviera -Lo que sucedió allá, no podemos cambiarlo- se levanta para tenderle la mano a la chica -Pero si podremos enfrentarlo juntos- una sonrisa se dibujo en su rostro.

Unas lágrimas se hicieron presentes recorriendo sus mejillas, dejando caer el recipiente de comida, se lanzó abrazando con fuerza a su amigo, cosa que sorprendió en cierta manera a Mugre, ya que Sasha no era de expresarse mucho que digamos.

Su llanto era silencioso, apenas escuchable, sentía como las pequeñas gotas caían en su hombro, llevando su mano hacia su cabeza acariciándole.

Son de esos pequeños momentos donde alguien se rompe, tras haber soportado cosas que jamás imagino, pero pocos tienen la suerte de tener a alguien para consolar lo.

Mugre iba separándose lentamente para que ambos quedarán frente a frente mientras ponía sus manos en los hombros de la chica.

-Ahora entra a la casa, has lo que tengas que hacer-

Sasha solo se limpio las lagrimas para dirigirse a la salida del granero, deteniendose en la puerta.

-Gracias- Susurro lo suficientemente alto para que Mugre la escuchara, para continuar su camino hacia la casa, haciendo que el sapo suspirara aliviado.

Pero dándose cuenta de algo muy importante.

-¡Por todos los sapos!- Dijo levantando lo que quedaba en el plato -estos chicos desperdiciando buena comida- dejando salir su lengua comiéndose lo de un bocado.

La suave brisa del aire hacia que la coleta de Sasha se moviera ligeramente, mientras ella caminaba a paso lento, aun podía sentir esa sensación que la detenía, que no la dejaba si quiera llegar a la habitación donde se hospedaba Anne.

-¡Sasha de verdad eres tu!-

Pequeños fragmentos empezaron a llegar a su cabeza, como aquella vez que se volvieron a encontrar después de meses de haber llegado a Amphibia.

-¡No permitiré que sigas controlando mi vida! ¡No más!-

No fue el mejor momento para ambas, al ver como su amiga prefería salvar a un grupo de ranas que estar con ella, fue algo que hasta para Sasha la tomó desprevenida.

-¡¿Que?!, ¡¿Acaso estas loca?!, ¡Jamás te soltare!-

Y aun así, ella jamás tuvo la intención de abandonarla, incluso las ranas que tenían cautivas la ayudaron.

-¿S-sasha? ¿Porqué estás haciendo esto?-

Aquella expresión... no dejaba de rondar en su cabeza, le reflejaba la tristeza y decepción, fue en ese momento que reacciono, en verdad había vuelto a confiar en ella, ¡de verdad lo hizo!, pero como siempre, termino hechandolo a perder.

Debía buscar alguna forma de remediarlo, tenía que buscarla y haría todo lo que estuviera en su poder para hacerlo. Pero por ahora, necesitaba despejar su mente, enfrentar sus demonios internos o de lo contrario, se volvería a hundir en lo más profundo de su ser.

De un momento a otro, abrió las puertas que llevarían al sótano, viendo todas las cosas regadas de anne.

-Vaya, aun estando fuera de casa, sigue siendo la misma chica desordenada- soltando una pequeña risa al ver como mantenía Anne el lugar.

Observaba detenidamente cada pequeño detalle, desde unas revistas tiradas, hasta sus posters mal pegados.

Hasta toparse con un cuaderno estando este sobre su cama, al acercarse por la curiosidad se vio el grabado en su pasta, "Diario", dudaba si estaría bien invadir la privacidad de su amiga, pero en verdad no podía dejar de llamar su atención.

Terminando por ceder, tomo la pequeña libreta llevando lentamente sus dedos en la delicada pasta para dar un último aliento y así finalmente abrirla.

-¡Este mundo tiene toda una historia que contar!, aunque por el poco tiempo que vague por mi cuenta no fue lo mejor, me acogieron una familia de ranas que forman parte de un pequeño pueblo, ¡Uno que intento comerme pensando que era un monstruo!, ¿pueden creerlo? Se que no soy la octava maravilla del mundo ¡pero no es como si ellos si lo fueran!-

Este pequeño fragmento había logrado sacarle una pequeña carcajada que provenía de la chica, parece que tampoco le fue tan bien como a ella cuando recién llegaron a Amphibia. Terminó por seguir ojeando unas páginas más, quería saber si había escrito sobre ella y no se iría hasta averiguarlo.

-Logre reencontrarme con sasha, pero no en las mejores circunstancias... Ella quería llevarnos a un banquete y cuando menos nos dimos cuenta, quiso ejecutar a Abu-hop, porque según el sapo espeluznante, era un peligro político, creí poder hacer entrar en razón a sasha, cosa que fue totalmente en vano... Tanto que tuvimos un duelo uno que terminó con ella colgando de una torre al punto del colapso, no supe que hacer, todo paso tan pero tan rápido, solo espero que se encuentre bien en donde quiera que se encuentre.-

Un cambio en su expresión se hacia presente en su rostro, el recordar nuevamente ese momento, no la ponía muy bien que digamos, aun con las diferencias que tuvieron, la discusión, su enfrentamiento, su manipulación hacia la morena, ella le deseaba de corazón que estuviera bien, eso solo la hacía ver la clase de basura de quien era en realidad.

Con pesadez y sus ojos cristalizados, ojeo una vez más para toparse la foto que se había tomado las 3 hace un tiempo en la escuela, aquella fotografía que llevaban a todas partes y guardaban como un tesoro, por unos instantes se quedó admirandola, las extrañaba... De verdad lo hacia.

-Vivimos grandes experiencias estando en este mundo, nos hizo crecer como personas, extrañare tanto el pueblo, a los Plantar, pero llego la hora de volver a nuestras vidas en la tierra, ¡Santas ranas mis padres no me creerán si les dijera donde estuve en los últimos meses!, pero eso es lo que menos me importa, ¡solo quiero verlos una vez más y poder abrazarlos con todas mis fuerzas!, gracias por aceptarnos en su mundo chicos, no podré olvidar todo lo que pasamos juntos, pero llego el momento de decir adiós... Adiós Amphibia.-

Pequeñas gotas caían sobre el ahora arrugado papel, las manos de la adolescente temblaban y en un intento de hacerlas parar arrugaba las hojas del cuaderno. Al darse cuenta de eso simplemente lo arrojo hacia la pared, esta guiaba su vista a sus manos aún temblorosas, ella había causado esto, era la culpable de que su amiga no pudiera reencontrarse con su familia que tanto extrañaba, solo por su anhelado deseo de tener el control sobre todo.

Dirijiendo sus manos a sus oídos, escuchaba pequeño susurros, tan sutiles que pudiera haberlos ignorado si no fuera por el hecho que retumbaban en su mente.

Has sido tu!- Retumbó.

-N-no- Su voz se escuchaba quebrada, trataba de retener sus lágrimas más sin embargo algunas lograban filtrarse.

-¡Fue tu culpa!- Volvió a sonar.

-¡No!- Grito.

-¡La condenaste! ¡Nos condenaste a todos!-

-¡Cierren la boca de una vez!- sus piernas le fallaron haciendo que cayera de rodillas, sentía su respiración acelerarse.

-¡Ella estaría mejor sin alguien como tu!-

Las voces por más que deseaba que se detuvieran solo hacia que se escucharan más fuerte sin poder percibir nada más que esas voces.

Su desesperación fue tal que empezo a jalar su propio cabello tan fuerte que retenía sus gritos, no quería que nadie la escuchase, no merecía la compasión de alguien, no quería hacerle saber que el esfuerzo de su amigo en tratar de animarla fuera en vano.

De la nada las múltiples voces se detuvieron, haciendo que poco a poco a nivelara su respiración, sus manos por otra parte, aún seguian sin parar de temblar.

Sin embargo algo la sacó de su pequeño trance, escuchaba algunos gritos llamando a alguien. Esta solo se limpio las lagrimas levantandose para seguir la fuente de esos gritos.

Para encontrarse a una pequeña rana de piel amarilla, overol azul y un gorro de este mismo color solo que algo descuidado sosteniendo una canasta con algunos panes.

La rana se percata de su presencia haciendo que se quedarán unos momentos viéndose fijamente, mientras el silencio reinaba su entorno acompañada del viento.

-¿Se te ofrece algo?- Pregunto Sasha rompiendo así el hielo.

-¡Ah! Es que em veras- Su voz empezaba a temblar -Solo venia a dejarle algo a los Plantar, escuche que habían regresado de Nuevatopia y quise venir a dejarles esto- mostraba la canasta llena de panes.

Sasha solo podía sentir un nudo en la garganta al escuchar ese apellido.

-Pues te informaron mal- contesto -Ellos no volverán durante un tiempo y me encargaron su hogar mientras tanto, así que, puedes irte a jugar a otro lado- terminó mientras sacudía su mano en señal de que se fuera.

-¿Al menos me podrías decir cuando volverán?- Pregunto irritada por la forma de hablar de la rubia.

-Escúchame bien mocosa, no tengo tiempo para est- No pudo ni siquiera terminar siendo interrumpido por un estruendo llamando la atención de ambas.

A unos metros de estas, el polvo de la tierra cubría gran parte donde aterrizó aquella figura de gran tamaño. Unas luces rojas era lo único que se veia dentro de ese muro de polvo. Las pisadas que retumbaban en el lugar, revelando así la fuente de aquel alboroto, un ranabot de gran altura y su metal resaltaba por los rayos del sol.

Sasha se quedo viéndolo, por alguna razón sentía algo diferente en ese robot, no era como los que peleo en el castillo, emanaba un aura imponente, que implantaba miedo a cualquiera que lo viera.

Sin dudas un enfrentamiento se aproximaba, uno en el que tendrá que luchar por su vida una vez más, pero por alguna extraña razón, no sentia miedo al verlo, sentía un vacío, ¿que sentido tendría al enfrentarlo?

Muy fácil, aun tiene cosas por arreglar, personas con quien vivir experiencias únicas, lugares a donde ir, una chica la cual encontrar. No podía darse ese lujo de desaparecer como si nada, si lo hiciera ¿Donde quedaría el drama?

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