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VI

Rachel Elizabeth Dare podía ser aterradora. Normalmente era una dulce damisela que rondaba por el campamento cuando no tenía escuela, pero sólo bastaba con pedir una profecía para que se volviera el ser más atemorizante que habitaba ahí.

Will había presenciado su extraño don sólo un par de veces, así que la sorpresa volvió a él cuando vio a la chica brillar en un intenso verde.

"Encontrarás al ladrón cerca de la corriente del olvido," el Oráculo le dijo a Will.

"La estrella pide su venganza, con el tiempo la conseguirá.

Aprenderás que hay que hacer sacrificios para alcanzar la felicidad.

Si no los cumples, algo más valioso que la memoria perderás."

Rachel terminó su turno como lámpara nocturna y se desplomó en el suelo. De no haber sido por su confusión momentánea, Will la habría atrapado.

Rápidamente, dos chicos que se encontraban cerca corrieron en auxilio del oráculo. Levantaron a Rachel y la llevaron apresuradamente en dirección a la casa grande.

Will no hizo más que quedarse ahí, perplejo, meditando las palabras de la chica. Para él, nada de lo que había dicho tenía sentido. ¿Una estrella quería venganza? ¿La corriente del olvido? Nada era claro para él.

Después de un par de minutos meditando el asunto, Will decidió que era hora de volver con Nico. Caminó distraído por el mismo camino por el que había ido. No se encontraba muy lejos de la fiesta. Después de todo, había encontrado a Rachel cerca del comedor.

Sólo dio un par de pasos más antes de chocar con algo y caer bruscamente al suelo.

"¡Auch!" escuchó a un chico gritar. "Ten más cuidado por dónde caminas, Will."

Cuando por fin volteó en su dirección, se encontró con nada más ni nada menos que Dante Sáenz.

"Lo siento, Dante. Venía distraído."

"Me di cuenta de eso," respondió el chico. "Por eso te dije que tuvieras más cuidado."

Ambos se levantaron del suelo. Dante se sacudió su ropa, pero Will no le puso importancia a la suya.

"Debo decir que siempre has sido así," agregó Dante. "No has cambiado tanto, después de todo. ¿Me equivoco?"

Will frunció el ceño amtes de responder. "Claro que he cambiado. Es sólo que venía pensando en lo que acaba de pasar."

"¿Y qué es lo que acaba de pasar?" preguntó Dante. "Digo, si es que aún me confías tus secretos como antes."

"Ya no confío en ti, Dante."

El chico se vio dolido por un momento, pero luego sonrió. "Eso supuse. Después de todo, han pasado muchos años desde la última vez que nos vimos."

"Exacto," se limitó a responder Will.

"Aunque yo confío en ti. Después de lo que pasó hace todos esos años, logré perdonarte."

"Ni siquiera comiences," le advirtió Will. "No quiero hablar de eso."

Dante negó con la cabeza. "Ya no te echo nada en cara," le dijo y sonrió. "De hecho, hace mucho que ya no pienso en eso. Hasta lo que pasó hace poco, claro. Pero es por eso que estoy aquí. Para olvidar y comenzar de nuevo."

"¿A dónde quieres llegar con esto?" le preguntó Will cansado. No le importaba él. No le importaba su pasado. Tantos años intentando olvidar no habían sido en vano. Sólo quería que el chico desapareciera de una vez de su vida.

"Quiero que puedas volver a confiar en mí," insistió Dante. "¿Qué razón tienes para no hacerlo?"

"No te conozco," dijo Will, convencido de que eso era suficiente.

"Eso es mentira," replicó Dante. "Me conoces bien."

"Te conocía," lo corrigió Will rápidamente. "Eso era antes. Ahora no sé quién eres. Y después de lo que pasó en mi boda, no pienso que sea buena idea confiar en ti."

"Traté de evitarlo," le espetó Dante abriendo los brazos como para demostrar que no tenía ningún arma. "Yo lo único que quería era prevenir lo que mi madre me dijo. Que tú no escucharas es algo diferente."

Will se quedó pensando por un momento. Era cierto que Dante no le había hecho daño alguno desde su llegada. También era cierto que le había advertido sobre el peligro que corría, apesar de que la carta pareciera una amenaza más que una advertencia. Pero, aun así, era difícil decidir si Dante era el enemigo en esa situación.

"Lo que dije en mi carta era cierto, Will. Mi madre no juega con esas cosas."

Will sólo se quedó callado.

"Sé que Apolo vino a encomendarte una misión."

Eso llamó la atención de Will.

"Y sé que acabas de ver a la oráculo. Sólo quiero ayudarte. ¿Crees que es una coincidencia?"

"Puede ser."

"Puede, pero, ¿Y si no lo es? ¿Qué pasa si está relacionado?"

"¿Qué es lo que quieres, Dante?"

"Déjame ir contigo."

La petición del chico lo despistó. ¿Ir con él? ¿Después de todo lo que había pasado en el pasado? ¿Después de la advertencia que le había dado?

"¿Por qué quieres ir conmigo?" le preguntó Will.

"Porque, tal vez, si voy yo pueda evitarlo. Las misiones se hacen de tres, ¿No es así? Déjame ir contigo en esta."

"Esta vez no," respondió Will. "Apolo fue muy claro al decir que debía ir sólo."

"¡¿No entiendes que podrías morir?!" Dante se había desesperado. Todo lo que él intentaba era ayudar, pero Will no colaboraba.

"¡¿Y a ti qué te importa?!" le disparó Will. "¡Tú y yo ya no somos nada!"

Dante miró al suelo, como si se sintiera apenado. "Como digas. Yo sólo intentaba evitar que otra tragedia le ocurriera a una de las pocas personas que me han llegado a importar." Dicho eso, Dante se alejó a paso rápido de ahí.

Will observó al chico mientras se alejaba, un poco melancólico por las últimas palabras de Dante, pero aliviado de haber terminado con ese asunto. Suspiró y continuó caminando en dirección a la fiesta, donde no tardó mucho en encontrar a Nico.

Will se percató de que ya estaba oscureciendo. A su alrededor, la fiesta ya se estaba acabando. A pesar de la música, ya nadie bailaba. Los pocos chicos que se veían se encontraban ayudando a Reyna y a Nico a recoger los diferentes objetos esparcidos por el suelo.

Al verlo llegar, Nico le sonrió y fue junto a él después de arrojar un objeto a una bolsa negra.

"¿Cómo te fue, amor?" le preguntó Nico al tomar su mano.

"El oráculo no podría ser más confuso," respondió Will.

"Suena normal," comentó Nico sonriendo. "Siempre ha sido así."

"A veces me pregunto si tendrá algo que ver con que sea mujer," dijo Will. El comentario hizo a Nico sonreír aun más. "Como sea," continuó Will, "dijo cosas que no entendí, así que estoy igual que antes de ir, o peor."

"Tal vez te pueda ayudar a descifrar las misteriosas palabras de Rachel," se ofreció una voz detrás de ellos. "Después de todo, tengo experiencia con las profecías."

Era Percy Jackson, el hijo de Poseidón. Sonreía detrás de ellos mientras tomaba algo de un vaso, apoyado en la mesa de bebidas. Sólo él sabe cuánto había escuchado de la conversación, pero en realidad no importaba.

"En eso tiene razón," concordó Nico.

"Aunque, eso sí, te daré una pequeña pista de lo que he descubierto con el paso del tiempo: las profecías están hechas para que no las entiendas. Normalmente, entenderlas significa querer cambiarlas, y eso puede resultar en una catástrofe."

"Pero, Apolo dijo que el oráculo me diría por dónde empezar la misión."

"En ése caso tal vez sí debas descubrir lo que dice." Percy se acercó a ambos y bebió de su vaso. "Dime, ¿Qué recuerdas de la profecía?"

Will le contó todo lo que había dicho Rachel un par de minutos antes. Le dijo desde el ladrón hasta la perdida de memoria si no lo lograba. Percy escuchó atentamente hasta el final. Una vez que hubo terminado, Percy acarició su barbilla, mirando al vacío.

"No tengo ni la más mínima idea de qué se trate todo eso del ladrón y la estrellita," dijo el hijo de Poseidon. "Pero creo que tengo una idea de lo primero."

"Pues adelante," contestó Will. "Somos todo oídos."

"La corriente del olvido," comenzó Percy. "Sólo conozco un lugar en toda la mitología que podría ser representado con ése nombre."

"Y ese es..."

"El río Leteo," respondió Percy como si fuera lo más obvio del mundo. "El río del olvido."

"Por supuesto," dijo Nico, llevando su palma a su frente como diciendo 'por qué no lo supe antes'. "El famoso río Leteo en el que Percy venció a Bob."

"¿Percy venció a Bob en el río del olvido?" preguntó Will confundido.

"Larga historia," contestó el hijo de Poseidón. "El punto es que esa es la única idea que se me viene a la mente cuando dicen 'corriente del olvido'."

"Y tiene sentido," agregó Nico. "El río es una corriente, y si es del olvido tiene que ser el río Leteo."

"Supongo que tienen razón," aceptó Will. "Pero, ¿Quién roba una lira y se esconde cerca de un río del olvido?" preguntó.

Percy se encogió de hombros. "Dioses locos."

Will miró a Nico y asintió. "Entonces debo comenzar a preparar mis cosas para el viaje." Comenzó a separarse de Nico, pero él apretó su mano y se acercó a él.

"Tú prepara las medicinas, yo iré por las armas y ropa, y..."

"Nico," lo interrumpió Will. "Tenemos que hablar." Will le dirigió una mirada a Percy y él captó el mensaje. Alzó las cejas y casi escupe la bebida que se había llevado a la boca. "¡Por supuesto!" exclamó él. "Yo me voy, hablen todo lo que quieran, ¡Bais!" y salió disparado, no sin antes tomar un par de galletas azules de un tarro en la mesa.

Una vez solos, Will volteó hacia Nico y abrió la boca para hablar, pero Nico ya se le había adelantado.

"No," dijo el hijo de Hades con voz firme. "Ni lo pienses, Solace."

"¿Al menos sabes lo que diré?" repuso Will.

"Estás apunto de ir a una misión peligrosa al inframundo y me dices que tenemos que hablar en privado justo después de haberte dicho que prepararas las cosas mientras yo llevaba la ropa," dijo Nico, muy seguro de sus palabras. "Creo que sé qué es lo que me quieres decir."

"Entonces... ¿Estás en contra?"

"¡Claro que estoy en contra! ¿Crees que dejaría ir solo? ¡¿Al inframundo?!" Nico puso una expresión de 'Duh' en su rostro mientras hablaba.

"No fue mi idea," se excusó Will. "Sabes que me encantaría que fueras conmigo."

"Pues iré, ¡Problema resuelto!"

"¡No puedes, Nico!" le dijo Will sosteniendo sus hombros. "Mi padre me lo advirtió," explicó. "El oráculo también dijo algo parecido en la profecía. Mi padre dijo que cualquiera que vaya conmigo estará en grave peligro, especialmente si no tiene sus raíces. Creo que tiene algo que ver con que la lira es suya."

"No me importa lo que haya dicho tu padre, Will." Nico se había acercado a él bastante, hasta qus sus rostros quedaron a centometros de distancia. "Con todo respeto, no sería la primera ni la última vez que un dios se equivoca."

"¿Qué hay del oráculo?"

"La mayor parte de las veces las profecías tienen más de un sentido. Podría significar algo más."

Will suspiró. "No lo sé," dijo viendo a Nico a los ojos. "No quiero que te pase algo. No lo podría soportar."

"¿Y crees que yo sí podría soportar perderte sin haber intentado evitarlo?" argumentó Nico.

Con eso último, Will no pudo contenerse más y se acercó a Nico para darle un beso en los labios. El beso duró unos segundos solamente, pero fue tan reconfortante como siempre.

"Nico," susurró Will frente a frente con él. "Sé que quieres ir con todo tu corazón. Pero esta es mi misión. Tengo que completarla por mí mismo." Le dio un beso en la frente, a pesar de que Nico tenía una expresión molesta en el rostro. "Te amo. Por eso no permitiré que vayas."

Nico desvió la mirada, obviamente tocado por las palabras de Will. Sin embargo, no dijo una palabra. Se cruzó de brazos y bufó.

"Promete que no irás," le dijo Will. Al ver que Nico ignoraba sus palabras, lo repitió. "Promételo."

Nico suspiró y dejó caer los brazos a los lados. "Lo prometo," susurró él.

"¿Tengo que hacerte prometerlo por el Río Estigio?" preguntó Will, no convencido.

"No," respondió Nico. "Lo prometo. Sólo... promete que volverás en una pieza."

Eso hizo a Will sonreír. "Lo prometo." Will le dio un último beso a Nico en los labios y comenzó a alejarse caminando en reversa. "Iré por las cosas, me iré en un par de minutos. No quiero que se aleje el ladrón."

Nico sonrió al verlo alejarse, y una vez que se perdió entre las cabañas, golpeó la mesa detrás de él con los puños. A lo lejos, vio una sombra desaparecer entre los árboles del bosque. Decidido a no darle importancia, se fue hacia su cabaña, pensando en varias cosas a la vez.

Una vez que Nico se despidió de Will al verlo cruzar la entrada del campamento, su mente comenzó a pensar a la velocidad de la luz, intentando descubrir la mejor manera de salir de ahí desprevenido. Una voz detrás de él lo sacó de sus pensamientos.

"Piensas ir detrás de él, ¿Cierto?" Era Dante. El chico sonreía detrás de Nico mientras observaba el camino por el cual Will había desaparecido.

"¿Eso a ti te incumbe de qué manera?" le respondió Nico.

"Claro que no me incumbe. Sin embargo, tengo una idea que podría hacer su viaje mucho más fácil y seguro que lo que planea hacer."

"¿A qué te refieres con eso?" preguntó Nico confundido.

"Sé qué ruta piensa tomar, pero es peligroso que vaya por ahí."

"¿Por qué sería peligroso?"

"Créeme, lo es. ¿Quieres que Will termine su viaje seguro? Llévame contigo. Si te tengo que explicar todo para convencerte, lo haré."

"¿Todo qué?" Nico no entendía una sola palabra del chico. Bueno, al menos hasta que dijo las últimas palabras.

"La razón por la que me drogaste. La historia entre Will y yo."

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