Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

IX

Al abrir los ojos, Dante creyó que había muerto y se lo habían llevado a los Elíseos. Frente a él, un apuesto hijo de Apolo tomaba vendas y parecía estar poniéndolas en alguna parte de su cuerpo. Poco después, el chico le alzó la cabeza y levantó una botella de plástico a la misma altura. Dejó caer un par de gotas de lo que él saboreó como malteada de fresa, y pronto comenzó a sentirse mejor. Sin embargo, el sueño volvió a apoderarse de él.

Su sueño fue muy extraño. Parecía más un recuerdo que un sueño. Uno que él ya había olvidado.

Will, su hermana y él corrían por el parque junto a otros niños. Parecían tener no más de cinco años de edad. Jugaban a un inocente juego que a él en particular le encantaba: al escondite.

Veía a los niños pasar a su alrededor, corriendo como si sus cortas vidas dependieran de ello. Mientras tanto, un niño que parecía un poco más grande que los demás se mantenía de frente a una pared, soltando números en voz alta, esperando a llegar a uno en específico lo más rápido posible.

Will lo tomó de la mano. Estaba seguro de que era Will. El niño era exactamente igual al de la fotografía que él poseía. Incluso sin ella, nunca olvidaría su rostro, y era un tanto obvio que se trataba de él. Con la otra mano, Will tomó la de su hermana, y los tres juntos salieron corriendo hacia detrás de un automóvil. Prácticamente, era trampa que se escondieran ahí, ya que sólo podían jugar dentro del parque, no en la carretera, pero a ellos no les importó.

El niño que había estado contando ahora estaba buscando a todos. Encontró a un par, luego a otro, y otro. Ninguno se salvaba de ser descubierto, pero tampoco parecía importarles en lo más mínimo.

De pronto, Dante escuchó un sonido extraño. Volteó hacia atrás justo a tiempo para ver a su hermana tropezar y caer hacia atrás. Su corazón se detuvo: un auto se acercaba a gran velocidad, y parecía no darse cuenta de que había una niña a mitad de la calle.

Sin dudarlo, el pequeño Dante saltó desde su lugar y se interpuso entre el automóvil y su hermana. Dio un fuerte grito al mismo tiempo que el auto llegaba hasta él, y luego todo se puso blanco.

"¡Tranquilo, hombre!"

Dante despertó de la misma manera. Gritando, desorientado y cubierto de blanco. Miró a la persona que le había hablado. Junto a él, Will sostenía sus hombros para mantenerlo quieto.

Se levantó lo suficiente para estar sentado, y luego sacudió la nieve en su ropa.

"¿Qué es lo que pasó?" preguntó una vez que Will lo soltó.

"Eso es exactamente lo que intentamos descubrir," respondió él. "Te desmayaste después del extraño rayo de hielo que le lanzaste a ese grifo, y desde entonces sólo has estado haciendo ruidos extraños y..." Will señaló a su alrededor, "soltando copos de nieve por todas partes. Hasta que gritaste y despertaste hace justo veinte segundos."

"No recuerdo bien lo que hice," admitió Dante. "Sólo recuerdo que luchaba contra unos pajaritos demasiado grandes."

El chiste pareció divertir a Will, pero rápidamente quitó la sonrisa de su rostro.

"Al menos ahora estás despierto." Volteó hacia Nico, quien observaba desde unos metros atrás. "Pueden comenzar a explicar cuando quieran."

Nico había decidido hablar primero, cosa que Dante agradecía, puesto que aún no creía ser capaz de redactar una historia.

"Debiste haberme hecho jurar por el Río Estigio," dijo Nico en voz burlona. "Sabías que no me iba a quedar con los brazos cruzados mientras tú ibas a una misión, amor." Sí, lo último había sido intencional.

"No me hagas-" comenzó a protestar Will, pero Nico lo interrumpió.

"¿Qué? ¿Seguir adelante? Te seguiremos. ¿Devolverte? Te seguiremos. Al menos yo lo haré."

"Pero-"

"¿Recuerdas, Will? ¿En las buenas y en las malas?"

Esa última frase lo hizo pensar. Will puso los ojos en blanco y se sentó en el suelo. "¿No lo entiendes, Nico? Esta misión es peligrosa. Especialmente para cualquiera que no sea hijo o descendiente de Apolo."

"I don't give a dam!" exclamó Nico desesperado. "Ya te lo dije: prefiero ir contigo a quedarme sentado a esperar."

Will, cansado de discusiones, se dio por vencido y alzó los brazos. "Bien, has lo que quieras. Me voy ahora mismo al inframundo."

Ese fue el llamado de Dante para hablar. "¡No!" exclamó mientras Will se levantaba de su lugar.

"¿Qué?" preguntó Will sorprendido. "¿No qué?"

"No puedes ir por ahí," respondió Dante.

Nico, a pesar de estar viéndolo extrañado, asintió. "Tiene razón, Will. No podemos ir por ahí."

Will los observó despistado, pero luego recordó lo que el hijo de Quíone le había advertido unos días atrás. "No me digas que enserio crees que tu madre-"

"Sí," contestó Dante rápidamente. "Lo creo, y prefiero que me odies por hacerte ir por el camino largo a esto."

Nico se vio confundido un momento por las palabras de Dante y Will. "¿Tu madre? ¿Qué tiene que ver su madre?"

"Eso no importa ahora," dijo Will molesto. "Voy a ir al inframundo ahora, no importa si les gusta o no."

Will se dirigió a la gran roca en la que se suponía que estaba la entrada al inframundo. Comenzó a buscar algo en su mochila. Nico supo qué era lo que necesitaba: un instrumento.

"Te amo," dijo Nico en voz baja.

Will se detuvo y volteó a verlo. Al principio no sabía cómo responder a eso, pero no lo necesitó.

"Y no quiero perderte. Por favor, ve con nosotros a Hollywood. Rachel... me advirtió que algo malo pasaría si no lo hacías."

Will sostuvo la mirada de Nico por un largo tiempo, hasta que se dio por vencido y suspiró al cerrar los ojos. "Está bien," cedió por fín. "Iré a Hollywood."

Nico y Dante se dedicaron una sonrisa de triunfo, que después de darse cuenta de quién se trataba se convirtió en un momento incómodo para ambos.

"Bueno," dijo Will comenzando a caminar. "A Hollywood."

"¿Cómo piensas ir?" lo alcanzó Nico y tomó su mano.

"Fácil," respondió Will. "Por tren."

La estación de trenes no estaba tan lejos. Will sabía que sería más rápido llegar si dejara a Nico utilizar sus poderes, pero ya lo había hecho una vez y Will odiaba que lo hiciera muy seguido.

Eventualmente llegaron a la estación y entraron a comprar boletos. El tren los llevaría a un pequeño pueblito que quedaba a unos cuantos minutos de Hollywood. Si nada iba mal, deberían estar ahí para la noche del día siguiente.

Aunque era demasiado tarde, las 3 de la mañana para ser exactos, había una cantidad considerable de personas esperando el tren. La mayoría eran adultos en trajes que probablemente viajaban por negocios. El resto eran jóvenes y mujeres que de vez en cuando cargaban a un niño.

Will, Nico y Dante esperaron el tren aproximadamente diez minutos, luego abordaron junto a la mayoría de las demás personas.

Incluso un par de horas después, todo estaba tranquilo. La noche era cálida. Incluso estando junto a Dante, Nico podía ver el calor en la cabina sacar un par de gotas de sudor de la frente de Will.

"¿Por qué no bebes agua, amor?" le sugirió Nico a Will.

"Quiero reservarla para emergencias," contestó él.

"No creo que sea necesario," insistió Nico.

"Está bien," cedió Will por fin. "Sólo un trago..." sacó de su mochila una botella transparente llena de agua y la llevó a su boca para beber.

Nico pudo ver cómo la botella salía disparada hacia un lado justo antes de tocar los labios de Will. Con una fuerte sacudida, él mismo salió disparado hacia el mismo lado, chocando con Will y aplástandolo contra la pared del tren al mismo tiempo que fuertes sonidos comenzaban a atormentar sus oídos.

Nico se levantó y notó que el tren se había volcado completamente hacia la derecha. Pudo ver a Dante levantándose poco a poco, pero al voltear la vista hacia Will el corazón se le detuvo. Yacía inerte contra la pared del tren, un pequeño caminito de sangre se había formado desde su labio superior y bajaba lentamente hasta chocar con los restos de ventana rota en el suelo.

Nico intentó levantar a Will, pero el chico no mostraba señal alguna de vida. Vio a Dante intentar salir de la cabina y fallar. Estaba demasiado alto como para salir, y no había manera de ver hacia afuera para saber qué era lo que sucedía.

"Es inútil," dijo Dante en voz alta seguido de un fuerte sonido que hizo que ambos cubrieran sus oídos con sus manos. Una explosión. Gritos. Pánico por doquier. Nico no podía ver qué sucedía, pero sabía que se debía tratar de algún monstruo.

"Dame tu mano," le ordenó a Dante, quien obedeció sin dudarlo. Nico se concentró y en cuestión de segundos ya se encontraban fuera del tren.

Los ojos de Nico debían estarle haciendo una broma. En el mismo momento en que aparecieron ahí, Nico deseó haber ido mucho más lejos. No importaba donde, ningún otro lugar le resultaría menos placentero que eso.

El tren estaba completamente volcado. Personas salían por las ventanas, intentando desesperadamente salvar sus vidas y las de aquéllos que los rodeaban. Algunas manchas de sangre salían de por debajo del tren, provocándole nauseas a Nico que ningún Pepto-Bismol podría remediar.

Junto al tren, dos grandes figuras, cíclopes, según Nico, levantaban sus puños y los estrellaban contra las paredes del tren.

Le tomó un momento reaccionar. Vio a Dante salir disparado hacia ambas figuras, y él se obligó a imitarlo. Volteó preocupado hacia su esposo, quien seguía tirado en el suelo, y logró verlo hacer un pequeño movimiento. Al menos seguía vivo.

Siguió al hijo de Quíone a paso veloz y pronto llegaron hasta donde los cíclopes se encontraban.

"¡Hey, feo!" escuchó gritar a Dante. El chico había tomado sus espadas dobles y las agitaba en el aire para intentar llamar la atención de ambos.

Nico se concentró unos momentos antes de escuchar el suelo partirse frente a él. Al abrir los ojos, tres figuras esqueléticas le sonrieron con sus gélidos rostros blancos antes de salir disparados hacia los cíclopes. Sacó su propia espada de Hierro Estigio y corrió a toda velocidad detrás de sus esqueletos.

Sin duda alguna, la batalla sería difícil. Mientras Dante congelaba los pies de uno, los esqueletos intentaban subir a la espalda de otro, con Nico haciendo cortes profundos en el pecho del mismo.

Las personas parecían ignorar la batalla e intentaban ayudar a quienes seguían dentro. En algún momento dado, un fuego había comenzado dentro del tren. Lo único que animó a Nico a seguir fue ver a lo lejos una figura anaranjada sacando a un niño de una ventana rota. Will se había levantado y ahora intentaba ayudar.

Dante y Nico siguieron luchando con todas sus fuerzas. Corrían, saltaban, golpeaban, pero, sobre todo, esquivaban. Los cíclopes eran rápidos para su tamaño, y al parecer los esqueletos lo descubrieron de la mala manera, ya que pronto se habían vuelto polvo bajo los puños de aquéllos gigantes.

"¡Nico!" escuchó a Dante gritar. Volteó en su dirección y lo observó apuntando en dirección al fuego, que sólo parecía hacerce más y más grande.

Nico asintió entendiendo lo que Dante quería decir. Esquivó otro ataque del cíclope y comenzó a correr hacia el gran fuego. Era algo arriesgado, pero debían hacerlo pronto.

Mientras corrían, Nico se permitió un rápido vistazo hacia las demás personas. Pudo ver que la mayoría estaban tirados sobre el pasto, pero parecían estar bien. Will, un pequeño punto naranja en la distancia, corría de un lado a otro a toda velocidad.

Aceleró el paso y se detuvo a unos metros de las enormes llamas que se extendían poco a poco hacia los lados. En unos momentos, los cíclopes llegaron hasta ellos, comenzando el segundo round de la pelea. El sonido de puños chocando contra el suelo comenzó a cansar a Nico. Debían hacer algo pronto, a menos que quisieran ser pure de semidios.

"¡NICOOOOO!" Un poderoso grito llamó la atención del hijo de Hades. Volteó en aquélla dirección sólo para encontrarse con la imagen de Will corriendo hacia él con el arco en alto, una flecha lista para ser disparada. "¡CORRAN A MÍ! ¡VIAJE SOMBRA!"

No se negaron. Nico golpeó a un cíclope en una pierna, haciéndolo caer al suelo. Dante congeló los pies del otro. Corrieron hacia Will, quien se había detenido a unos metros de ellos. Nico tomó la mano de Dante y se preparó para desaparecer de ahí. Pudo ver la punta roja de la flecha pasar volando junto a su cabeza justo antes de llegar a Will. El sonido de una explosión amenazó con alcanzarlos, pero los tres semidioses se internaron en las sombras una última vez.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro