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Capítulo 6

— Top diez momentos más épicos del anime — dije con una voz robotizada para después estirarme y repartir las cinco bolsas de churros que compre.

— ¡Dije "Chocolate" en espanole — dice alegremente Itsuk, lo que se me hace tierno.

— Si, eso fue increíble — comente para que todos entraramos a la lavandería.

— La gente nos ve raro — dice Nino seria.

— Primero, hablan japonés en vez de español, segundo, todas tienen el tono pelirrojo igual, tercera son "hermosas" — dije sereno haciendo comillas en la última palabra.

— ¿Cómo que "hermosas"? — pregunta Yotsuba quien no entendía nada.

— Detalles — no dije más para entrar y explicar cómo funcionan las lavadoras que no tienen marca, con jabón que no es de marca, ni agua que es de marca.

¿Desde cuándo el agua tiene marca?

Siguiendo con los lapsos nos quedamos esperando a que la ropa se lavará mientras escuchaba murmullos por mi lado, podía ver como Itsuki y Nino comían aún churros que quedaban mientras que Ichika y Yotsuba usaban mi switch en modo portátil mientras Miku escuchaba música en sus audífonos, mientras yo, solamente miraba a la gente cómo vivía su vida sin ninguna preocupación.

Con una sonrisa en la mayoría de los casos, aunque haya viejas amargadas que vienen a lavar su ropa por obligación, aun así ver todo alrededor me hizo pensar en lo "afortunado" que soy, fue entonces que un chico lo escuche murmurar.

— Oye, ¿Vienes con ella? — me pregunta uno de los chicos a lo que asiento algo molesto.

— Si. — respondo serio, viendo que estaba viendo a Miku.

— Quiero ser su amigo — dijo el chico a lo que solo susurró.

— A no hermano consiguete la tuya, aunque si pudieras hablar japonés facilmente podrías hacerte su amigo — dije burlonamente a lo que le hable a Miku.

— ¿Crees que este tipo quiera ser tu amigo? hazme una mueca de asco para reirme ¿Si?— le pregunto a Miku para que este haga la mueca.

— Oh, ya terminaron los ciclos — le dije a las chicas quienes asintieron y se levantaron para irse a recoger la ropa.

— . . . — no decía nada el tipo a lo que se acercó a otra chica para hablarle

Mientras las quintillizas estaban distribuidas en varias tareas: algunas doblando ropa, otras esperando a que las máquinas terminan sus ciclos.

Yo estaba cargando otra máquina con ropa cuando la vi por primera vez. Mai Sakurajima, la chica que parecía una visión sacada de un sueño, entró a la lavandería con un aire de desconcierto. Su largo cabello oscuro caía en suaves ondas por su espalda y sus ojos, de un profundo tono morado, parecían buscar algo o a alguien. Su presencia era inconfundible, incluso en un lugar tan mundano como una lavandería.

Había algo en su mirada, una mezcla de confusión y determinación que me resultó extrañamente familiar. Sin pensarlo demasiado, me acerqué a ella, tratando de no parecer invasivo.

—Hola —dije suavemente, intentando no asustarla—. ¿Estás bien?

Sus ojos se encontraron con los míos y, por un momento, parecieron relajarse, como si mi presencia le ofreciera un pequeño respiro en medio de su confusión.

— ¿Qué quieres? — me dijo fríamente.

Asentí, comprendiendo perfectamente esa sensación que ella tenía, era defensiva. Le expliqué brevemente quién era y cómo había encontrado a las quintillizas Nakano, se sorprendió obviamente. A medida que hablaba, pude ver cómo su expresión se suavizaba, aliviada de saber que no estaba sola en su desconcierto.

—¿Te puedo solo llamar Mai, verdad? —pregunté, recordando su nombre de los muchos animes que había visto en mi vida anterior.

—Sí, solo llamame Mai —confirmó, con una leve sonrisa que destilaba gratitud.

Le ofrecí presentarle a las quintillizas, asegurando que ellas también habían pasado por una situación similar. Mientras caminábamos hacia donde estaban las chicas, le conté más sobre nuestra pequeña familia improvisada y cómo habíamos aprendido a vivir en este nuevo universo.

Las quintillizas la recibieron con la calidez y curiosidad que caracterizaban a nuestras interacciones diarias. A pesar de las circunstancias extraordinarias que nos habían reunido, había algo reconfortante en la unión que habíamos formado.

—Hola, soy Ichika —se presentó la mayor, con una sonrisa acogedora—. No te preocupes, entendemos perfectamente lo que estás pasando.

—Sí, todas nosotras llegamos aquí de repente y fue un gran choque —añadió Nino, mientras Miku, Yotsuba e Itsuki se sentían en acuerdo.

Mai parecía aliviada de encontrar empatía y comprensión. Se unió a nosotros mientras terminamos de doblar la ropa, y aunque era una tarea mundana, había un sentido de normalidad y compañerismo que hacía que todo pareciera más llevadero.

Vaya que me volvi alguien serio por toda esta situación que hasta mi narrativa cambio.

— Todo estará bien Mai, confía en nosotros — al ser los únicos hablando Japonés pudimos llevarla a casa.

Y así, en ese día aparentemente ordinario en la lavandería, nuestra "familia" se hizo un poco más grande. Con Mai entre nosotros, supe que las aventuras y desafíos estaban lejos de terminar. Pero también sabía que, juntos, podríamos enfrentar cualquier cosa que este universo nos arrojara.

— Bueno, ¿Cuántos días tienes aquí? — pregunte.

— Ehm...Llevo unos dos dias, intente lavar mi suéter por que cai en un charco de lodo, pero no pude ya que las monedas son diferentes — reveló la chica azabache, suspire y Ichika le dio su suéter limpio.

— Toma — le entrego la chica su suéter limpio.

— ¿Entonces ellas son de Japón igual? — preguntó Mai, sonreí y miré al techo.

Le explique de nueva cuenta lo que sucedió con ellas, el accidente que nos explicó el hombre, lo que era, dando mas datos importantes y acontecimientos de su vida

—No se que decirte para que confíes en mi Bunny — dije seriamente mientras caminábamos de regreso a casa.

—¿Bunny? — ella me miró extrañada.

— Si, Conejita — suspire, no veía forma de explicarlo otra vez — Supongo que no sabes que haces en México

— ¿Espera estoy en Latinoamérica? — dijo Mai sorprendida.

— Si, por eso no entiendes el idioma — estuve desviando la mirada chiflando.

—Oh, siempre quise visitar Latinoamérica porque suele ser mejor en el aspecto cultural — agradeceria ella.

— Ahm si nadamas que si te piden la hora te roban el celular — declare y ella se sorprendió de sus labios salió un "¿En serio?" — Si, pero luego te dejan quedarte con el chip

— ¿Qué tanta seguridad hay aquí? — preguntaría Miku.

— Un 60% de seguridad desde la pandemia mundial bajo este índice de delincuencia

— Bueno asi no se roban mi comida...¡Yotsuba! — gritaria la gordis.

— ¡¿Eh?! — gritaria ella con mermelada en la boca — ¿Khe?

— ¿Te comiste mi pan? — preguntaría Itsuki furiosamente comica.

— ¡Iré por algo a la tienda, vuelvo en diez! — grita la del moño y sale corriendo.

Y comienza una persecución entre las chicas, lo cual en teoría nunca pasaba en el anime o en el manga, aunque quizás se trate de temas fuera de cámaras aunque no me importaba y le daba un toque cómico a la casa, aunque después de un grito agresivo de Itsuki se abalanzó.

— Saben, pienso que el tema de situaciones incómodas que a su creador le gusta verlas en muchos aspectos, aunque a diferencia de Marin... — saldría mi comentario.

— ¿A qué te refieres? — Itsuki comentó confusa.

— Bueno que les gusta el fanservice — diría mientras ponía mis manos en mi cabeza.

No entendieron hasta que puse mi mano en su espalda, ella estaba encima mio simplemente ella me miró y se sonrojo pero no se quitó, al contrario solamente se recostó encima mío haciendo extraño el momento.

Sabroso...

— Galleta — diría tomando una y comiendole, la peor idea de mi vida al inicio.

Fin del Capítulo 6

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