24. Meses
Capítulo 24
Meses
—No era necesario, Kim.
—Si lo era, tienes semanas sintiéndote así—dijo llevándome la contraria. Estábamos sentadas en la sala de espera, de niña nunca me habían gustado los hospitales, uno de los sueños de mamá era ser enfermera o doctora. Le habría gustado trabajar con los niños o estar presente en los partos, tanto ella como papá me animaron para escoger la carrera de medicina pero aquello no era algo que me gustara.
—¿Cómo van las cosas con Carlos?—me atreví a preguntar para calmar la tensión.
—Hace días que no sé nada de él—se cruzó de brazos mirándome—¿Cómo te sientes?
—Vamos, Kim, no sabes nada de él, ¿Enserio estás tranquila?—sonreí un poco. Rodeó los ojos sabiendo por donde iba el tema.
—Me preocupa un poco—admitió sorprendiéndome. Dejé que siguiera hablando—Es extraño, no me había pasado antes, por lo general disfruto tener sexo con ellos y listo. Con Carlos resultó ser diferente, me gusta cuando se ríe, cuando hace bromas estúpidas, cuando está conduciendo y se concentra en el camino, cuando me toma de la mano para tenerme cerca...—suspiró sonriendo—Hasta el más estúpido detalle me sorprende.
—Estás enamorada—resumí—Mientras más lo niegues peor será.
—Supongo—se encogió de hombros—Es algo agradable sentirse así.
—¿Por qué no le escribes?—intenté animarla cubriéndome más con el suéter. El aire acondicionado de la sala estaba fuerte, por lo menos no tenía nada en el estómago que pudiera vomitar—Quizás está esperando.
—¿Eso crees? Carlos es el hombre, siempre ha sido atento...
—Algunas veces las mujeres debemos ser atentas con ellos—admití—No todo el tiempo estarán dispuestos a conquistarnos, ¿Por qué no devolverles un favor? Quizás sorprenderlos por primera vez.
Kim sonrió ante esa idea, asintió estando de acuerdo, aquello me hizo pensar en Matt. Una parte de mí quiso saber cuando se iría. Nuevos resultados llegaron a la recepción, al escuchar mi nombre dejé que Kimberly fuera por mí. Regresó revisando cada detalle, su rostro fue más de sorpresa y alegría. Eso quería decir que estaba bien.
—Bueno...tu salud está bien—dijo dudosa. Me levanté acercándome a ella caminando a la salida—Pero...hay otra cosa.
—Kim—reproché. No me gustaba que jugara con eso.
—Aquí dice que estás embarazada, Susan—me detuve fijando mi vista en ella—No estoy bromeando, mira—señaló mostrándome la parte de los resultados que lo indicaba. Mis ojos se abrieron de par en par.
¿Qué clase de juego macabro es este? ¿Qué tiene la vida conmigo que no me deja tranquila?
—Tal vez hubo un error en el exámen, sí, debe ser—controlé mi sorpresa. No sentía nervios pero si estaba en shock.
—No lo creo—tomó los resultados sonriendo—No puedo creer que serás madre, oh, espera—tomó mi mano—Debes decirle a Matt.
—¿Qué? No—sonreí divertida—Kim, hubo un error, no estoy embarazada.
—¿Estás segura?
—Completamente.
—Iremos a una farmacia, compraremos dos pruebas y si ambas salen positivo entonces no hay ningún error—jaló de mi mano guiándome.
Las dos pruebas de embarazo estaban sobre la mesa del centro, Kim se mantenía sentada a mi lado, no recordaba el tiempo necesario para que dieran resultados. Mordía mi labio estando nerviosa ahora, ¿Si era posible que estuviera en estado? ¿Cuántas veces estuvimos juntos? Intenté contarlas pero detuve la cuenta, temía saber el número.
—¿Nunca se cuidaron?
—Kimberly—me levanté. No era tiempo para bromear.
—Sólo pregunto, si estás convencida de que no existe ningún bebé entonces debe ser cierto—se encogió de hombros. Me acerque a la mesa sentándome en el suelo—¿Qué dice?
—Revísalas tú—sonrió divertida acercándose. Ante su rostro adiviné—Te odio.
—¡Oye! No tengo culpa de saber leer resultados—bromeó—Tendrás un bebé de Matt quieras o no.
Pasé mis manos por mi cabello respirando profundo, bajé la vista a mi vientre, de acuerdo, piensa con claridad Susan. Coloqué mis manos allí intentando acostumbrarme a la idea de que una criatura comenzaba a crecer en mi interior, miré a Kim quien parecía tan ansiosa y emocionada como si fuera la madre.
—¿Por qué no pudo pasar antes de que le dijera al chico que me dejara en paz?
—Algunas cosas no tienen explicación—me abrazó con fuerza—Felicitaciones. ¿No te alegra?
—En estos momentos no lo sé—se separó mirándome seria—Kim, si le digo a Matt sobre el embarazo no se irá.
—¿Vas a abortarlo?
—¡No! Claro que no, por Dios, no soy capaz de eso—respiró aliviada llevando una mano a su pecho—No puedo decirle, no quiero impedirle su sueño de ser chef. Puedo mantener al bebé sola.
—Susan...
—No quiero verlo ahora, no después de lo que dije—intenté hacerle entender.
—¿Nunca se lo dirás?
—En un futuro tal vez, le contaré a nuestro hijo las estúpidas acciones de su madre—hice una mueca. Kim volvió a abrazarme—Sólo espero no conseguirme de nuevo a su hermano.
—¿Crees que sea capaz de lastimar al bebé?
—Todo es posible—me encogí de hombros.
4 meses después
La noticia del embarazo se había esparcido por el trabajo gracias a Kim que no contuvo la emoción, muchos se alegraron, la señora White se ofreció para cualquier cosa, me había permitido quedarme en el apartamento por todo el embarazo pero sabía que me aburriría, prefería mantenerme activa haciendo algo, por lo menos mientras mi vientre no estuviera tan grande.
Teresa no sabía nada, era la última que quería que se enterara, Max tampoco estaba al tanto o eso esperaba. La semana siguiente después de los resultados, Aris me escribió, creí que me pediría que volviera con su primo pero no, la chica mantuvo contacto conmigo sin nombrar a Matt. Quizás sabía que sería lo mejor para ambos.
Hace dos meses se había ido a París, me sentí incompleta y triste cuando lo imaginaba subiendo a ese avión. Algo mejor le esperaba allá, estaba segura. Por las noches, Aris charlaba conmigo por videollamada, dudaba sobre contarle del embarazo, sentía que iba a juzgarme por no haberle contado a su primo. La amistad entre ambas había crecido mucho en este tiempo.
Mis padres no estuvieron contentos con la noticia, hace cuatro meses que no se nada sobre ellos. Para mi sorpresa no me sentí mal, no me arrepentía de tener al bebé, era lo que menos pasaba por mi cabeza. Kim había notado en este tiempo que mi "obsesión" por Max y Teresa había disminuido hasta desaparecer. No tocaba el tema de ellos, prefería pasar el tiempo pensando en lo bien que le iría a Matt en París.
Algunos clientes que me conocían desde hace mucho me felicitaron por el embarazo, un grupo de mujeres que siempre iba por las tardes y me conocían desde mi primer día de trabajo solían saludar al bebé acariciando mi vientre algo abultado. Debía admitir que era increíble las muchas personas que apreciaban lo que hacía.
—¿Qué crees que sea?—preguntó Kim cuando estábamos en los vestidores. El turno había acabado—Voto por una niña aunque mamá está segura de que será un niño.
—Sabe más de estas cosas—sonreí un poco guardando el delantal para cerrar el casillero.
—¿Has pensado los nombres? No cometas el error de mis tíos, le colocan unos nombres de extraterrestres a sus hijos, espantoso—reí sentándome en el banco. La miré divertida.
—¿Tan extraños son?
—Lo son, créeme—cambió de blusa.
—No he pensado en eso, quisiera saber el sexo primero—me encogí de hombros revisando mi bolso—Me gustaría que fuera un niño—tomé mi celular colocándome mi chaqueta luego, el invierno había llegado eliminando todo rastro de otoño—Hace poco tuve un sueño.
—¿Era bueno?—recogió su cabello. Me incorporé para verme en el espejo unos segundos, mi cabello rojizo había crecido bastante, llegaba hasta mis pechos, intentaba mantenerlo liso el mayor tiempo posible, con este clima tan frío me había acostumbrado a llevarlo suelto.
—Había un bebé en la cuna, cuando me acerqué era exactamente igual a Matt—sonreí un poco colgando mi bolso en mi hombro, Kim me miró con algo de tristeza—Desde allí he querido que sea niño. Aunque si es niña será bien recibida también.
—¿No sabes nada sobre él?
—No. Espero que esté bien.
—Deberías preguntarle a Aris como por curiosidad—opinó.
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