12. Casi lo mismo
Capítulo 12
Casi lo mismo
Caminaba junto a mi carrito lleno de cosas por los pasillos del supermercado, Kim se había quedado con Carlos y no quería imaginar lo que estaban haciendo. Tomé algunas cosas salteadas que faltaban en la casa, mi carrito chocó con el de alguien más.
—Lo siento—me disculpé pero luego me arrepentí. Frente a mí estaba Teresa.
Por lo menos prefería verla a ella que a Max.
—¡Susan! Hola—sonrió con entusiasmo—Vaya, segunda vez que nos encontramos.
—Sí, así parece—recordé lo que Matt había dicho. Ella trabajaba con él, ¿Acaso también seducía al hermano del ex prometido de su mejor amiga? ¿Acaso ella recordaba que eramos buenas amigas?—¿Muchas bocas que alimentar?
Su carrito estaba más lleno que el mío, ella nunca comía de más, se cuidaba bastante.
—Por ahora no, sólo somos dos.
—Oh, ¿Estás viviendo con alguien?—pregunté con cierto aire inocente.
—Desde hace un mes realmente, fue imprevisto pero no me quejo—empujó su carrito un poco para alcanzar una bandeja de carne, me preguntaba si Max sabía algo de esto.
—¿Trabaja contigo?
Rió un poco negando con la cabeza. ¿Qué era tan chistoso?
—Todavía no estoy segura pero prometo avisarte antes, nadie lo sabe hasta ahora—indicó caminando junto a mí. Fruncí el ceño sin entender pero tampoco quería ser entrometida en sus asuntos—Estuve esperando a que me escribieras, ¿Has estado ocupada?
—Sí—mentí. Ni siquiera me había acordado de su número—He tenido la mente en otro lado, disculpa.
—¿Qué te parece si este fin de semana te invito a mi casa? Ya sabes, como los viejos tiempos.
—Claro, te escribiré luego para que guardes mi número.
¡¿Por qué había dicho eso?!
—Así hablaremos mejor, tenemos mucho de que hablar.
Salí del supermercado lo más rápido posible, preferí tomar un taxi que me llevara a casa. En el camino, mi celular vibró. Era un mensaje de Matt preguntando por mí.
"Bueno, acabo de salir del supermercado y me encontré a una de tus mejores amigas. A ver si adivinas"
No pasó mucho tiempo en el que obtuve respuesta.
"¿Qué te dijo? Por favor, dime que no está a favor de mi hermano, Susan"
"No parecía estarlo, nunca lo mencionó, al contrario, ¿Adivina quien tiene una invitación a casa de la mentirosa este fin de semana? Sí, ¡Yo!"
Ni siquiera sabía porque había aceptado, tal vez su pareja no le agrade esa idea, aunque sería perfecto decirle lo que le espera con su querida novia. ¡No! Nada de maldad, Susan, tienes una pésima suerte para seguir ganando más porquería en la vida. Suspiré mirando por la ventana, ¿En qué momento algo bueno llegará?
El auto giró en una curva, en ese momento mi teléfono vibró.
"Puedo acompañarte si eso quieres, así puedes dejarla boca abierta"
"¿Sabías algo sobre su nueva pareja? Me dijo que estaba viviendo con alguien desde hace un mes"
"¿Viviendo con alguien? No, realmente no. En el trabajo no hablamos mucho, no puedo tratarla después de lo que hizo"
"El hecho de que yo la odie, no significa de que tú también lo harás, Matt"
En cuanto el taxi se detuvo en el edificio, pagué al hombre recogiendo las bolsas, aproveché que el ascensor estaba disponible. Dentro de él, un nuevo mensaje llegó a mi celular.
"Pensé que no querías que la tratara, ¿La invito a mi casa también?"
Esa posibilidad me molestó, imaginar a Teresa con Matt, riendo mientras beben un buen vino, después aparecen caricias, besos, furiosa con mis pensamientos decidí no responderle. En el departamento saqué todo lo que había en las bolsas acomodándolo en su lugar.
Era más allá del mediodia y Kim no había llegado. Decidí escribirle para sentirme más tranquila, justamente el timbre se escuchó, me levanté abriendo la puerta.
—Creí que no ven...—al ver quien era no pude terminar lo que iba a decir.
—¿Estabas esperándome?—pareció algo sorprendido. Sonrió de lado mirándome.
—No, creí que era Kimberly—cerré un poco la puerta—¿Qué estás haciendo aquí, Max?
—Decidí pasar, salí temprano de la ferretería y...pensé en ti—rodeé los ojos. ¿Estaba hablando enserio?—¿Puedo pasar?
Lo pensé unos minutos. Miré el departamento y luego a él, su cabello más corto que el de su hermano estaba despeinado, algunos rulos noté en las puntas, miré sus ojos oscuros dejándole entrar. Kim me mataría por esto.
—Vaya, no ha cambiado nada.
—¿Quieres algo de beber?—le indiqué el sofá. Antes de que se sentara tomé mi celular.
—No, estoy bien.
Me mantuve en silencio unos minutos, tal vez si actuaba indiferente no me afectaría tanto su presencia. Respiré profundo sentándome en el pequeño sillón que estaba cerca al televisor. En los cristales de la ventana noté las gotitas que comenzaban a caer.
—Así que...—pensé que decir.
—¿Estabas viendo una de tus series de asesinos en serie?—sonrió un poco mirando la pantalla y luego a mí. El problema de ser amigo de un ex o intentar serlo es que el muy idiota conoce todo de ti. Sonreí de lado sacudiendo la cabeza—Siempre solías verlas, por lo menos cuando llegabas tarde de la cafetería.
—Lo sé, también me asustabas fingiendo ser uno de ellos—ambos reímos recordando esos momentos—Eras malo.
—Debes estar preparada para todo.
—¿Sí? Bueno, al parecer eso no funcionó mucho—miré mi celular entre mis manos. Max se levantó acercándose, se arrodilló frente a mí al no tener espacio en el sillón, hace mucho que no lo tenía tan cerca. Su perfume salvaje era tan distinto al de su hermano, éste provocaba cierta adrenalina en mí, el de Matt era más calmado, más suave y dulce.
Acarició mi mejilla relajándome, mi cuerpo seguía acostumbrado a sus caricias, quiera o no, Matt no provocaba eso en mí.
—Susan—miré sus ojos oscuros—Lamento mucho lo que hice, lo digo enserio.
—Ya no importa—susurré bajando la vista pero de nuevo me obligó a mantenerla en él.
—Si importa, ambos estábamos enamorados, ibamos a casarnos, ¿Recuerdas?—sonrió un poco—Estaba ansioso de verte caminar al altar con tu vestido de novia...
—Todo pasa por algo—contesté colocando mis manos en su cuello.
Terminando con la distancia, se acercó besándome. Creí que sería capaz de alejarlo pero no pude, no podía hacerlo. Lo extrañaba, lo extrañaba tanto. El beso era tan apasionado como los de antes, sus labios se movían al mismo ritmo que los míos, el celular entre mis piernas comenzó a sonar, Max se separó colgando la llamada sin darme tiempo de ver quien era. Lo dejó a un lado volviendo a donde estábamos.
Su chaqueta comenzaba a molestarme, me deshice de ella dejándola caer al suelo, sonrió con cierta picardía levantándose. Se sentó en el sofá dejándome sobre él, mientras el beso era más intenso mis manos se encargaron de su camisa, un jadeo se escapó de mis labios al sentir sus manos subir y bajar por mis muslos. Rodeé su cuello con mis brazos sin querer dejarlo ir.
No sabía que estaba haciendo sólo sabía que lo estaba disfrutando. Los labios de Max en mi cuello causaron un cosquilleo agradable, estaba perdida en sus caricias, no quería que se detuviera, comenzó a subir mi camisa junto a sus manos, al escucharme jadeando agitada recordé esa tarde con Teresa. Detuve sus manos al instante.
—¿Qué sucede?—su voz ronca y sus ojos deseando poseerme me hicieron sonrojar más de lo debido.
—No puedo—intenté calmar mi corazón. Mi celular volvió a sonar.
—Susan—detuvo mi mano. Me levanté recogiendo mi teléfono contestando la llamada.
—¿Diga?
—Estaba llamándote, ¿Te molestó mi mensaje?—la voz de Matt me hizo sentir peor. Miré a su hermano molesta, ¿Él sabía que el chico me estaba llamando y aún así siguió besándome?—¿Susan?
—No puedo hablar ahora—colgué—¿Sabías que era él?
—Vamos, Susan, lo estábamos disfrutando—se levantó—Lo estabas disfrutando—coloqué mi mano en su pecho deteniendo su cercanía.
—¿Qué planeas, Max? ¿Jugar conmigo de nuevo? ¿Demostrarle a tu hermano que tienes lo que quieres?
—Eso no es cierto...
—¡¿Entonces por qué no me diste el celular?!
—¡Por qué él no puede tenerte!—alzó la voz. Levanté mis cejas sorprendida por su confesión.
—¿No puede tenerme?—sin contenerme. Golpeé su mejilla en un bofetada—Si él no puede tenerme tampoco tú, ¿Crees que soy una mascota a la que puedes pasear por allí cuando te de la gana? ¡No! Vete de mi departamento, Max.
Lo miré colocarse su camisa y tomar su chaqueta, al estar sola de nuevo contuve las lágrimas. Ni él, ni Matt ni nadie más va a engañarme de nuevo. Me dejé caer en el sofá sollozando.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro