Veintinueve
Parte de lo que ponía en depresión a Fred era no saber si el castaño podía sentir lo mismo por él.
No quería perderlo.
No sabía sí demostrarle lo que sentía, por qué era lo mejor que le había pasado.
Pensaba todo esto mientras miraba de reojo a Freddy escribir las diapositivas del profesor de música.
La mirada del castaño se desvió posándose sobre la de Fred, quien no aparto la mirada.
— ¿Qué? — sonrió Freddy —.
Fred le devolvió la sonrisa pesadamente.
Y Freddy acaricio su mejilla.
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