Treinta y ocho
— ¡Vayamos a los helados! — sugirió emocionado Freddy —.
— Vamos. — respondió Fred caminando al puesto —, ¿de qué sabor?
Freddy lo pensó un momento, hizo una mueca y llevó su mano derecha a la barbilla en pose pensador; — Fresa, no no, vainilla.
— Okey, vainilla será.
— Sí, gracias.
Fred pidió los helados, y en cuanto le entregó el suyo al castaño este extendió la mano toamdolo y con la otra extendió dinero. A lo que Fred no pudo evitar hacer una desagradable mueca; — Vamos, ¿es en serio? Ay Freddy, yo pago.
El mencionado hecho una risilla por lo bajo, luego volvió a agradecer.
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