Sesenta y siete
— Hey, Fred. ¿Se siente bien? — preguntó Bonnie entrando al salón encontrándose con el castaño casi dormido recargado en el hombro del azabache —.
— Buen día, Bonnie. Y sí, se siente bien, solo tiene sueño.
El pelimorado pensó un momento frunciendo el seño; — ¿No sé quedo a dormir en tu casa?
— Sí.
— ¿Pues qué hicieron?
— Nasa, Bonnie. Nos acostamos temprano, como a las once, estábamos viendo una película.
— Oh...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro