Ochenta y dos
Fred estaba en la sala, lo único que quería era tener a Freddy entre sus brazos.
Escuchó que tocaban la puerta, se sintió aliviado, corrió hacía allá y la abrió con intenciones de hecharse encima de su novio pero se detuvo bruscamente al ver que no era él.
Sino Allie.
— ¿Pero qué caraj...? Espera, ya. Te dije que no quería volver a verte. — hablo Fred retrocediendo un paso —, ¿a que viniste?
— En una semana es tu cumpleaños, y yo me voy a ir. Quería darte un presente. — La mujer alargo una caja forrada de azul con un moño plateado —, espero que te guste.
Fred lo miró unos segundos, no sabía si tomarlo o no.
Aunque en realidad no le entusiasmaba.
— ¿Fred? — escucho su dulce voz, supo inmediatamente que era Freddy —.
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