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Un pequeño paso en un mundo nuevo


Gina Dupain no era una persona difícil de comprender.
Ella amaba a su familia, amaba a sus pokémon y amaba viajar. No en ese orden. Todo por igual. Eran las cosas más importantes en su vida.

Criarse en AltoMare fue maravilloso. La ciudad era preciosa con sus múltiples canales de agua, calles adoquinadas, puentes hermosos y el museo de fósiles. Por no hablar del Tour Acuático cada año, que atraía competidores y visitantes de todas partes del mundo, con la ciudad vestida como para un carnaval.

Gina tenía un lugar especial en su corazón para su ciudad natal, pero el mundo entero era su hogar y ella iba a donde el destino la llevara.

Ciertamente, nunca esperó enamorarse de un hombre en las tierras dónde los pokémon no estaban permitidos. Ella solo había tenido curiosidad por ese lado del mundo que parecía mucho más lejano de lo que en realidad era.
Pero sucedió. Se había enamorado, casado y dado a luz a un fuerte y maravilloso niño.
Gina sabía que su corazón no había estado en un mal lugar cuando Roland había accedido a viajar con ella y su hijo de vuelta a su hogar algunas veces al año, superando su aversión por las "cosas nuevas" una vez que Gina le contó la historia de la guerra y cómo, antes, las personas y los pokémon vivían en armonía en todos los rincones del mundo.

Su hijo Tom se acostumbró a su mundo como un Marill recién evolucionado al agua. Le encantaba pasar las vacaciones en AltoMare, jugar con los pokémon de su madre y aprender toda clase de recetas con sus abuelos maternos.

Parecía que había pasado una eternidad desde eso.

Ahora era el turno de su nieta para aprender todo lo que este magnífico mundo tenía para ofrecer.
Y Gina estaba más que feliz de compartirlo con ella.

Sentada en el borde de la piscina tras el Centro Pokémon de ciudad Cañadorada, con su más antiguo compañero, Blastoise, descansando en el agua, Gina balanceó suavemente una pokéball entre sus dedos.
Después de escuchar a su pequeña hada, sobre todo lo que había estado viviendo los dos últimos años, la enorme responsabilidad que tuvo que asumir y todos los problemas que trajeron para ella, Gina estaba segura de cuál pokémon conseguir como regalo de bienvenida para su nieta.

Miró de nuevo su teléfono y decidió que era un buen momento para ponerse en marcha.

—Vámonos, Blastoise —el pokémon parecido a una gran tortuga nadó hacia ella —El avión donde vienen Marinetta y sus amigos debe estar aterrizando pronto —Blastoise asintió con la cabeza mientras Gina sacaba su respectiva pokéball de un soporte como dije de una sencilla cadena que colgaba por su cuello —regresa —luego de ajustarse sus botas de tacón, Gina se encaminó fuera del establecimiento para dirigirse al aeropuerto local.

~∆~

Movimientos inusuales estaban interrumpiendo el sueño de Marinette. No es que fuera un sueño agradable de todos modos, pero estaba tan cansada que no podía despertarse aunque quisiera.

Y, de repente, algo más la obligaba a despertar.

— ¿Marinette? Mari-hime, despierta. El avión está aterrizando —la mano en su hombro -consecuente con la voz de Kagami- y el beso en su mejilla desde el otro lado, la persuadieron a abrir los ojos.

Blanco fue lo primero en su vista. El techo blanco de un avión. A su lado, entre ella y la ventana, estaba Luka, dándole una sonrisa enamorada. Al otro lado, Kagami todavía tenía una mano en su hombro, dándole una mirada suave con sus ojos almendrados.

Marinette cubrió un bostezo, descubriendo que llevaba una manta encima que claramente no recordaba — ¿Él avión ya está bajando?

—Sí, Mari-hime. Dormiste durante las cinco horas del vuelo —informó la esgrimista. Ella misma solo había logrado dormir unas tres horas.

Luka tomó la mano de Marinette, acariciando el dorso de la misma con su pulgar — ¿Dormiste bien?

Marinette se frotó los ojos y pasó una mano por su cabello suelto —no diría que bien —movió su cabeza de un lado al otro, sintiendo su cuello tensó crujir —sueños incómodos y eso, pero al menos dormí.

—Seguro parecía que lo necesitabas. Adrien sigue durmiendo también.

Al otro lado del pasillo estaba Amelie, tratando de despertar a su sobrino, quien iba dormitando sobre el hombro de Félix. El rubio de ojos más oscuros estaba al lado de la ventana, luciendo como que había despertado hace poco también, y tratando de despertar a su primo.

—Despierta de una vez, hermano —Félix había empezado a llamar a Adrien 'hermano' no hace mucho, y era fácil ver lo feliz que hacía al portador de Plagg esa simple palabra.

En eso, el pequeño avión se sacudió cuando las llantas tocaron la pista de aterrizaje, lo cual hizo que Adrien se despertara un poco aturdido, y que Marinette apretara tanto la mano de Luka como la de Kagami.

Finalmente habían aterrizado.

El avión se deslizó un poco hasta el área designada para el desembarque antes de que la voz del capitán anunciara que podían retirar los cinturones y tomar su equipaje.

Los seis únicos pasajeros se levantaron, estirando la tensión de ocho horas de vuelo mientras recogían maletas y bolsas con sus respectivas pertenencias. Marinette se aferró a su bolsa deportiva de lona como si fuera un salvavidas. Después de todo, la caja de los miraculous estaba dentro, oculto en su caja de costura alterada.

El señor Kyler, un hombre en sus cuarenta con porte firme, pero sonrisa amistosa bajo un pequeño bigote castaño, los encontró en la puerta del avión, después de darle instrucciones a su copiloto —permítanme guiarlos fuera —ofreció, levantando ligeramente la gorra azul oscuro con blanco y un bordado de alas plateadas que hacía parte de su uniforme —me gustaría saludar a Gina también.

Kyler ayudó gentilmente a Amelie a bajar las escaleras antes de traer un carro-maletero para colocar el equipaje más grande.

Los cinco adolescentes bajaron las escaleras por su cuenta, mirando alrededor. No parecía muy diferente de otros aeropuertos que habían visto, eso sin contar las criaturas -pokémon, se corrigieron mentalmente- que acompañaban a algunas personas en su desembarque, y otras que parecían ayudar a transportar equipaje.
Estaba a punto de atardecer, y pokémon parecidos a cuervos y pichones cruzaban el cielo en pequeñas parvadas de vez en cuando.

Adrien se preguntó, distraídamente, si su alergia también se activaría con las plumas de esas criaturas.

—Bueno, permítanme darles la bienvenida oficial a la ciudad Cañadorada —ofreció gentilmente el hombre, mientras los guiaba a través del interior del aeropuerto.

Todos le agradecieron genuinamente. Amelie parecía atenta al lugar, tratando de buscar señalizaciones que la orientaran, mientras que los chicos miraban con más interés a su alrededor, asimilando cuán similar y diferente a la vez era su nuevo entorno. Los pokémon que podían ver eran todos de diferentes colores, tamaños y formas, algunos podían compararlos con animales, otros no sabían exactamente qué parecían.

Si Marinette no estuviera tan cansada y aturdida, estaría tomando referencias de todos los colores y formas nuevas para diseñar.

—Gina, me da gusto verte —saludó el piloto, haciendo que todos volvieran su atención al frente.

Gina estaba de pie, cerca de la entrada al aeropuerto, con un pokémon tortuga que la superaba en altura, de piel azul, caparazón café, panza y mandíbula de color crema, y un pañuelo rojo alrededor del cuello. Algo que llamó la atención era que parecía tener algo como tuberías o cañones que salían desde el caparazón en su espalda.

—Me alegra verte también, Kyler. Gracias por esto —Gina estrechó la mano del hombre antes de girarse hacia el grupo, abriendo los brazos para su nieta.

Tal vez fuese porque hacía meses que no veía a su abuela en persona, tal vez fuesen todos los cambios que había estado atravesando en tan poco tiempo, tal vez fuese la conmoción de saber que ya no tenía que reprimir sus emociones nunca más. Lo que fuese, Marinette casi soltó su bolsa y corrió directamente a abrazar a su Nonna, con lágrimas en los ojos — ¡Abuela!

—Bienvenida, mi hada. Estoy tan feliz de tenerte aquí —Gina le devolvió dulcemente el abrazo, acariciando su cabello con una mano y colocando la barbilla sobre la cabeza de la niña.

—Fue un placer, Gina. Tienes una nieta muy dulce —Kyler sonrió al verlas. A pesar de haber interactuado muy poco con Marinette, era evidente que era una chica de buenos modales y muy gentil. La niña lo había saludado con una sonrisa brillante y le había agradecido por siempre transportar a salvo a su abuela a través de los años, incluso se ofreció a coser una rasgadura en la manga de su chaqueta, de la cual ni se había percatado hasta el momento —bueno, debo despedirme. Fue un placer —nuevamente inclinó su gorra mientras se dirigía al resto de sus pasajeros.

Amelie le estrechó la mano mientras Luka, Adrien y Félix agradecían por el viaje y Kagami ofreció una reverencia.

—Gracias por esto, Gina —Amelie sonrió al ver las Dupain abrazadas —el próximo viaje corre por mi cuenta. Tengo entendido que nos iremos mañana por la noche.

—No hay necesidad, querida. Me da gusto que todos hayan llegado sanos y salvos. Ahora ¿Por qué no vamos a dejar su equipaje y luego podemos conseguir algo de cenar? —Gina fue interrumpida por un suave empujón. El frío cañón de Blastoise presionando su hombro —oh, claro. Les presento a mi compañero pokémon, Blastoise —finalmente soltó a su nieta del abrazo para palmear suavemente el caparazón de su amigo.

Blastoise, al igual que el resto del equipo, conocía a Marinette por todas las fotos que Gina tenía y lo mucho que hablaba de ella. Habían estado emocionados cuando la niña nació, esperando poder jugar con ella como lo habían hecho con Tom años antes, sin embargo, la oportunidad nunca se había dado, hasta ahora.
Así que, mientras todos veían asombrados al gran pokémon de agua, Blastoise se inclinó hacia Marinette, saludando con voz suave.

Asombrada, Marinette se tardó un poco en responder, pero levantó lentamente una mano hasta que pudo ahuecar la mandíbula pálida de Blastoise. El pokémon marisco sonrió y se inclinó hacia su toque con un retumbar suave que hizo que Marinette sonriera ampliamente.

—Es asombroso. Estoy feliz de conocerte, Blastoise —Marinette no pudo evitar arrullar un poco ante lo dócil y agradable que parecía el pokémon de su abuela. Blastoise lucía tan grande y fuerte, pero era tan dulce como los kwamis.

"Blas. Toise" el pokémon procedió a saludar a los otros adolescentes, levantando un brazo.

Adrien saltó primero al lado de Marinette para acariciar también a la enorme tortuga, absolutamente encantado y con una sonrisa de oreja a oreja. Luka estaba un poco asombrado, porque podía sentir el más suave ritmo de flautas y agua corriendo, lo que le recordaba al Río Sena, de vuelta en casa; no era tan claro como la melodía de las personas, pero podía oírlo, lo que significaba que estás criaturas eran capaces de sentir y emocionarse igual que los seres humanos. Gentilmente, se posicionó al otro lado de Marinette y colocó una mano en las placas que formaban el pecho de Blastoise, eran duras pero no tan ásperas como esperaría. El pokémon lo aceptó de buena gana y Luka sonrió también.
Félix y Kagami se quedaron un paso atrás, también observando al pokémon, impresionados con el poder que parecía emanar. Amelie observó las interacciones de cada uno de los niños, sonriendo de ver qué parecían asimilarlo con facilidad. Se preguntó vagamente cómo hubiera sido para ella y su hermana, si hubieran aceptado la invitación de sus familiares tanto tiempo atrás.

—Bueno, pongámonos en marcha. Estoy segura de que sus padres esperan una llamada para confirmar que llegaron con bien —animó Gina, recogiendo la maleta de Marinette.

"Blas. Blast" Blastoise movió sus manos hacia la bolsa de lona de Marinette, haciendo que la niña se sobresaltara un poco.

—Quiere saber si necesitas ayuda, Marinetta —la calmó su abuela.

—Oh. Eh, no te preocupes, no pesa mucho. Gracias, Blastoise —negó con una pequeña pero gentil sonrisa.

Blastoise asintió con la cabeza, recibiendo una última caricia antes de que el grupo se encaminara fuera del aeropuerto.

Los colores cálidos empezaban a llenar el cielo a medida que el sol bajaba. La ciudad parecía ser grande, tomando en cuenta la cantidad de rascacielos que podían ver al levantar la vista. Había autobuses, autos y motocicletas circulando en la calle con normalidad, al igual que había personas andando por la calle con pokémon sobre sus cabezas, hombros, brazos o caminando a lado y lado.

—Es increíble, hay tantos diferentes —murmuró Adrien.

Gina se rió entre dientes —Se acostumbrarán. Hasta donde sé, hay más de novecientas especies oficialmente descubiertas hasta ahora, y quién sabe cuántas más por descubrir aún.

—Eso es asombroso —comentó Amelie.

—Por cierto ¿Dónde nos vamos a quedar, abuela?

—En un Centro Pokémon, querida, el más cercano está a un par de cuadras más, no muy lejos —la mujer respondió, pasando un brazo sobre los hombros de su nieta.

—Disculpe, Gina-san ¿Qué es un Centro Pokémon? —Kagami había estado un poco incómoda cuando Gina insistió en que la llamara simplemente por su nombre, así que decidió ocupar los honoríficos de su lengua materna.

—Es como un cruce entre un hotel de paso y un hospital, querida —explicó fácilmente —Allí, las personas van para que sus pokémon reciban atención, sean revisados o curados y los entrenadores viajeros pueden solicitar habitaciones mientras están de paso en la ciudad.

Kagami asintió en comprensión —Entiendo.

—Esta ciudad es tan grande que hay tres de ellos instalados. Ya pueden ver desde aquí el más cercano, es ese techo rojo —Gina señaló un edificio alto y redondeado, con una gran 'P' en la parte superior —puede que haya mucha gente en el vestíbulo —advirtió —mañana es el Concurso Pokémon y están llegando muchos coordinadores a participar.

— ¿Y qué tipo de concursos son? —preguntó esta vez Amelie, justo cuando dieron la vuelta hacia la puerta del edificio.

Gina les indicó que le respondería en un momento mientras se acercaba al mostrador, dónde la enfermera pelirrosa y su Chansey estaban entregando las pokéballs de dos jóvenes. Después de un breve intercambio, y de un vistazo al grupo, la enfermera a cargo le entregó dos tarjetas-llave a Gina, quien guio al grupo al piso superior, después de darle a Luka una de las dos llaves para la habitación que les correspondía a él, Félix y Adrien.

Las habitaciones parecían las de un hotel estándar. Paredes en color canela claro, molduras blancas y doradas en las coyunturas al piso y techo. Dos literas, un armario empotrado, un escritorio alargado, un ventanal que daba paso aún pequeño balcón -cuya vista daba a la piscina y a las arenas de combate en la parte trasera- y una puerta que conducía al baño.
Luego de que todos dejarán sus maletas y sacarán solo lo esencial para pasar la noche, se reunieron en la habitación de las mujeres, dónde Kagami y Marinette compartían una litera, con la franco-china en la cama alta, mientras que Amelie tomó la cama baja de la litera opuesta.

—Ahora, para responder a la pregunta —Gina re-atrajo la atención una vez que todos se acomodaron —los concursos pokémon son una de las actividades más populares en estas regiones. Los entrenadores participantes son llamados Coordinadores, y compiten para ganar Listones de concurso. Una vez que obtienen cinco de estos listones, pasan a la competencia regional llamada El Gran Festival —Gina acercó a los chicos una revista con fotografías del último Gran Festival de Hoenn. Cómo esperaba, Marinette estaba encantada viendo los atuendos de los participantes —los concursos se dividen en dos partes: la primera ronda es de exhibición. Los entrenadores crean rutinas junto con sus pokémon para demostrar al público y los jueces la belleza, el ingenio, el carisma y otras cualidades de los pokémon participantes, así como sus habilidades naturales, va más allá que solo lucir al pokémon más bonito —especificó —si pasan de la exhibición, sigue la segunda ronda: allí, los participantes que quedaron, se enfrentan en batallas.

— ¿Ellos pelean? —preguntó Luka, un poco sorprendido.

Gina asintió —las batallas pokémon son parte muy importante de nuestra cultura. Casi todas las personas que tienen un pokémon han tenido batallas al menos una vez en la vida.

Marinette ladeó la cabeza —Pero ¿Por qué pelean? — Después de dos años enteros de luchar para mantener la ciudad en pie, no podía entender a la gente que peleaba por qué sí, es decir, ella puede entenderlo de competencias como la esgrima y artes marciales, pero...

—Oh, Marinetta. Es una de esas cosas que tienes que ver para comprender. A través de las batallas, entrenadores y sus pokémon forman y refuerzan vínculos increíbles —Gina se inclinó para palmear el caparazón de Blastoise, quien se había echado entre la litera y el escritorio en la otra pared para no estorbar. Solo entonces, Marinette se fijó que el guante de su abuela tenía una perla extraña, muy bonita, que hacía juego con una en la pañoleta de Blastoise —además, es natural para los pokémon. Tienen batallas para obtener experiencia, hacerse más fuertes y evolucionar.

— ¿Evolucionar? —Adrien y Félix preguntaron a coro, sacando algunas pequeñas risas por la coincidencia.

Gina sacó su teléfono para buscar una imagen, luego se las enseñó. En ella, había dos pokémon además de Blastoise, en una secuencia unida por flechas. Ambos parecían tortugas más pequeñas y compartían leves similitudes en los caparazones y forma del vientre.

—La mayoría de los pokémon experimentan cambios físicos a medida que crecen y se vuelven más fuertes. Eso se llama evolución —Amelie y los niños se juntaron para apreciar a detalle la imagen —Blastoise, por ejemplo, empezó como un pequeño Squirtle cuando nos conocimos —los oyentes asumieron que Squirtle era la tortuga más pequeña, de piel celeste y caparazón rojizo, con una cola enrollada —a medida que entrenamos y teníamos batallas, evolucionó en Wartortle y finalmente en lo que ven ahora.

—Entonces ¿Cambian de nombre en cada evolución? —preguntó Adrien.

Gina asintió al rubio —así es. También aprenden nuevos movimientos, a veces incluso adquieren nuevas habilidades.

Félix dirigió una mirada al pokémon de agua con un mayor interés y admiración —es asombroso —su madre lo miró con cariño al verlo expresar tan abiertamente sus emociones.

—Estaba pensando que fuéramos todos a ver el Concurso mañana por la mañana. Les servirá para aprender muchos detalles básicos de la forma en que las personas y los pokémon conviven —sugirió Gina. Los cinco adolescentes afirmaron con similares grados de emoción e interés; Félix y Adrien miraron a Amelie en busca de aprobación y la mujer no dudó en afirmar que también estaba curiosa —bueno, antes de que empiecen a llamar a casa, Marinetta —la niña levantó la cabeza al llamado de su abuela, regresándole su celular —tengo algo para ti. Un regalo de bienvenida.

La niña se sorprendió levemente —oh, abuela. No tenías que molestarte.

Gina negó con la cabeza mientras sacaba la única pokéball que llevaba en el bolsillo de sus pantalones, le dio un toque para agrandarla antes de colocarla en las manos de su nieta —es un orgullo para mí darte tu primer pokémon —no solo Marinette, todos los adolescentes estaban sorprendidos ante estás palabras —pasé muchos años pensando cuál sería el compañero perfecto para ti cuando finalmente pudiera compartir esta parte de mi vida contigo —Gina sonaba obviamente nostálgica en sus palabras, mientras acariciaba las manos de Marinette entre las suyas —sin embargo, después de saber lo que has estado viviendo estos últimos años, fue una decisión instantánea... vamos, conoce a tu nuevo compañero de aventuras, mi pequeña hada. Estoy segura de que se llevarán de maravilla.

Cuando Gina le soltó las manos, Marinette miró atentamente la esfera entre ellas. Se preguntó brevemente qué era y cómo funcionaba, pero el botón en medio de la parte roja y la blanca parecía ser la respuesta, así que se levantó de la litera y, nerviosamente, presionó el botón en el centro del artefacto.

Una luz blanca, que a Marinette le recordó levemente a la forma en que los kwamis salían de sus miraculous, se desplegó en un rayo cuando el artefacto se abrió.

Tikki, Plagg, Sass, Longg y Trixx eligieron ese momento para salir de los bolsos de mano de sus portadores, acurrucándose en la litera superior para mirar.

Una criatura que solo podía describirse como una catarina muy grande se materializó en el suelo de madera de la habitación. Tenía el caparazón rojo anaranjado con motas negras, la cabeza del mismo color, dos antenas gruesas, aunque pequeñas de color negro, mandíbula y vientre color crema, y seis brazos color púrpura que terminaban en manos blancas redondeadas.

Adrien se hubiera reído si no estuviera tan impresionado.

"¿Ledy, Dy?" El pokémon como un insecto miró a su alrededor, ubicando a Gina antes de mirar a la niña que sostenía su pokéball. Era la niña que Gina había mencionado, la que sería su compañera.

Emocionado, el pokémon insecto extendió las alas blanquecinas que normalmente descansaban bajo su caparazón y voló a la altura de los bonitos ojos azules de Marinette, esperando una reacción de ella.

Marinette se sorprendió de ver al pokémon. Su pokémon, le recordó su mente. Su abuela lo había elegido para ella y podía ver el por qué. Era adorable, igual que Tikki, y tenía ojos grises que le recordaron un poco a su madre; tenía una voz suave cuando se elevó para estar a su altura, y sus alas tenían un zumbido muy débil realmente lindo.

—Su nombre es Ledyba, Marinetta.

"¿Ledy?"

La voz del pokémon y de su abuela sacaron a Marinette de su asombro. Lentamente, tal como lo hizo con Blastoise, extendió una mano y la colocó contra la parte inferior de la cabeza redondeada del pokémon insecto —H-hola, Ledyba —el pokémon pareció animarse ante el sonido de su voz, dejando que ella lo acariciara con una sonrisa —yo... estoy muy feliz de conocerte, yo- —Marinette respiró profundamente para estabilizar sus nervios y no tropezar con sus palabras —yo no sé mucho sobre los pokémon, pero quiero ser tu amiga, y si realmente quieres quedarte conmigo estaría muy feliz.

Ledyba miró a los ojos azules de Marinette, le gustaba mucho porque le recordaban a algunas flores. Marinette también tenía una sonrisa gentil y en general parecía una chica agradable, como Gina había dicho. A Ledyba le gustaba como Marinette acariciaba su cabeza, así que voló hacia su pecho y se frotó contra ella en aceptación. Era cálida y olía dulce como las flores. A Ledyba le gustaba su nueva entrenadora.

Marinette dejó escapar solamente dos lágrimas de felicidad mientras respondía al abrazo de su pokémon, evitando cuidadosamente sus alas.

Entonces, se dio cuenta de que Félix la estaba apuntando con su celular —Félix Graham de Vanily ¿Qué cosa crees que estás haciendo? —ella siseó, avergonzada. Ledyba trepó desde su pecho hasta su hombro, cuando la atención de su entrenadora se centró en las otras personas.

Félix se rió desde su lugar en la cama —lo siento, ma Chérie, pero si no grabo esto para tus padres, Madame Sabine se enojará con nosotros —se miró con Luka, quien asintió en apoyo. Amelie se rió entre dientes, aunque le dio una mirada de disculpa a su futura nuera.

Marinette bufó al ver a sus novios confabulando contra ella, sin embargo, respiró profundo para disipar el rubor en sus mejillas y recogió al Ledyba de su hombro entre sus manos —Abuela... gracias, es maravilloso.

Gina sonrió —sabía que ambos se gustarían. Encontré a Ledyba anoche, creo que estaba perdido después del aguacero que cayó en la tarde —ella explicó —Se acercó a uno de mis pokémon y me di cuenta de que tenía frío y hambre, así que lo acogimos, luego le platiqué sobre ti y le dije que pensaba que harían un gran par. Ledyba parecía de acuerdo en conocerte y me dejó atraparlo para ti.

—Me debes queso, SugarCube —Plagg se burló, mientras los kwamis descendían de la litera para conocer al pokémon de su guardiana.

—Eso no cuenta, Plagg. Marinette no lo escogió, se lo obsequiaron.

—Claro que cuenta. Dije que conseguiría un tipo insecto, no importa el cómo, ahora lo tiene.

Adrien y Marinette se rieron de la interacción de sus kwamis mientras que Tikki ignoró a Plagg para presentarse con Ledyba, a quien pareció gustarle de inmediato.

— ¿A qué se refieren con 'tipo insecto'? —preguntó Kagami, mirando entre los kwamis y Gina.

— ¿Por qué no llaman a casa primero, niños? —recordó con una sonrisa —Luego podemos seguir hablando de todas las dudas que tengan.

Las llamadas fueron bastante bien. Anarka, Juleka y Rose estaban aliviadas de ver qué Luka había llegado a salvo a su destino y las chicas pidieron fotos de los pokémon, que juraron guardar bien, Juleka bastante más curiosa de lo que demostraba.
Tomoe también parecía haber perdido la tensión cuando escuchó a Kagami, y parecía complacida con el arreglo de las habitaciones, lo cual avergonzó a su hija.
Tom, Sabine y Roland también estaban felices de ver a su niña feliz con Gina, Marinette estaba sonriendo más de lo que sus padres la habían visto en los últimos meses -sin contar cuando estaba con Luka y Félix, o su grupo de verdaderos amigos- y estaban emocionados con el nuevo compañero de la adolescente.

Roland sorprendió a toda su familia al comentar, con un toque de diversión en la voz —llevabas años esperando ese momento ¿No es cierto, querida?

Gina se rió antes de guiñarle un ojo a su marido a través de la pantalla —lo sabes bien, Roland.

Tom, Sabine y Marinette vieron felices ese pequeño intercambio.

Una vez que todas las llamadas fueron hechas, y los parientes tranquilizados, Gina se levantó de la cama y se estiró brevemente, su chaqueta abandonada en su cama alta —de acuerdo ¿Qué tan cansados están? —preguntó de buen humor, atrayendo miradas interrogantes — ¿Tomamos la cena en la cafetería del centro pokémon y damos por terminada la noche o les gustaría ver un poco de la ciudad? Hay un centro comercial a unas pocas cuadras dónde preparan unas pizzas fantásticas.

El grupo intercambió miradas, estaban un poco cansados del vuelo, pero la emoción de descubrir todo lo nuevo que los rodeaba estaba a la par.

Después de llegar al consenso, Gina recuperó su chaqueta y agarró la pokéball de Blastoise para regresar a su compañero dentro.

—Abuela, quería preguntar ¿Qué son estos? —Marinette miró entre la pokéball de Ledyba y la de Blastoise.

—Se llaman Pokéballs, se usan para atrapar nuevos pokémon y ayudar a transportarlos más fácilmente. Además, si tu pokémon está fuera de tu visita, otro entrenador no puede capturarlo si ya está vinculado a una pokéball —la mujer explicó.

—Anteriormente, los humanos le daban a sus pokémon collares o arneses para que los demás supieran que ya estaban vinculados a una persona —añadió Tikki —estos parecen más prácticos cuando el pokémon está cansado o herido —la kwami roja se posó sobre la pokéball de Blastoise mientras los otros cuatro kwamis flotaban alrededor con curiosidad.

— ¿Y qué era eso de tipos? —Félix retomó la pregunta de Kagami mientras todos se preparaban para salir. Los kwamis regresaron a los bolsos o bolsillos de sus portadores, poniendo atención a la conversación.

—Como ya escucharon, los pokémon tienen poderes especiales. Estos poderes están categorizados por tipos —empezó a explicar la mayor —Blastoise, por ejemplo, es un pokémon de tipo agua, y muchos de sus movimientos ocupan dicho elemento. Mientras que el Ledyba de Marinetta es de tipo insecto y volador. Los pokémon pueden ser de uno o dos tipos máximo.

— ¿Y cuántos tipos hay? —preguntó Adrien con emoción, dándole una segunda mirada curiosa al Chansey de la enfermera mientras salían del centro pokémon.

—Hay dieciocho.

— ¿Los conoces todos, abuela?

Gina asintió mientras los guiaba a través de las calles ampliamente iluminadas por farolas —claro, es indispensable conocerlos para las batallas pokémon, ya que existe una correlación de ventajas, desventajas e inmunidades entre ciertos tipos —la mujer tomó aire y los enumeró —Tipo normal. Volador. Lucha. Psíquico. Fantasma. Siniestro. Insecto. Planta. Fuego. Agua. Eléctrico. Tierra. Roca. Veneno. Acero. Hielo. Dragón. Y Hada.

—Wow.

Gina les sonrió —como dije, se acostumbrarán.

Marinette miró hacia arriba, su Ledyba estaba posado sobre su cabello — ¿Entonces Ledyba puede hacer movimientos de tipo insecto y volador? —el mencionado se desanimó un poco, lo que confundió a la chica — ¿Eh?

Gina negó suavemente —Tu Ledyba aún es muy joven, Marinetta. Por ahora, solo conoce movimientos de tipo normal, que tiende a ser lo básico que los pokémon pueden usar al nacer —explicó —sin embargo, los tipo insecto tienden a crecer y evolucionar más pronto que la mayoría de otros pokémon así que, si empiezas a entrenarlo, Ledyba pronto aprenderá nuevos movimientos.

Marinette tarareó reflexivamente —entiendo.

—Ledyba ¿Por qué no le enseñas a Marinetta tu ataque Rapidez? —sugirió.

Entusiasmado por impresionar a su entrenadora, Ledyba voló sobre la cabeza de Marinette, atrayendo los ojos de todos, y lanzó una ráfaga de cinco estrellas y viajaron unos seis metros antes de desvanecerse.

— ¡Wow! ¡Eso es tan bonito! —chirrió la franco-china. Orgulloso de sí mismo, Ledyba regresó a su posición sobre la cabeza de la chica mientras arrullaba ante los halagos y sonidos de sorpresa del grupo —Ledyba, eres genial.

"Ledy. Dy"

La charla se mantuvo con Gina respondiendo preguntas mientras llegaban al centro comercial y al local específico en la plaza de comidas al que la mujer mayor los llevó. Gina y Marinette hicieron el pedido de dos pizzas para el grupo y regresaron a la mesa a esperar. Mientras, les explicó sobre las diferencias entre los ataques físicos, especiales y de estados, así como posibles efectos de estado y qué repercusiones traían.

No era muy tarde cuando regresaron al centro pokémon, sin embargo, el grupo recién llegado estaba algo agotado de su viaje, a pesar de haber dormido en el avión, especialmente los adolescentes que habían tenido una semana previa muy saturada.

Derrotar a ShadowMoth y compañía. Lidiar con la prensa y la corte. Y confrontar a compañeros de clase después de que Lila cayera... Había sido, por demás, agotador.

Así que todos estuvieron de acuerdo en irse a dormir pronto.

~∆~

Era algún momento temprano en la madrugada cuando Marinette se despertó por un incesante zumbido cerca de ella. A ciegas, agarró su teléfono de donde sea que lo había dejado por la noche (no estaba segura si estaba en el colchón o sobre los cajones junto a la cabecera, que servían como mesita de noche) y lo desbloqueó.

Fue cegada por un minuto allí mientras sus ojos se adaptan a la luz. Por suerte, Tikki estaba en la dimensión de los kwamis con todos los demás y Ledyba estaba enterrado bajo las mantas contra su vientre.
Cuando pudo ver algo, se dio cuenta de que el zumbido había sido provocado por una avalancha de mensajes de Alya.

Marinette no había sido capaz de bloquear los números de sus ex-compañeros de clase. Luchando por guardar los viejos y buenos momentos en su corazón... pero tal vez debió escuchar a Félix y solo dejar a sus verdaderos amigos: Alix, Nath, Juleka y Rose, además de Marc, Aurore y Mireille de la otra clase.

Mirando la hora, el cerebro cansado de Marinette notó que debía ser las 11 o las 12 en París. La chica aún no estaba segura de si la diferencia horaria era de dos o tres horas.
Alya estaba hablando sobre cómo había sido tan exagerada para realmente irse de la ciudad. Que si estaba haciendo las cosas más complicadas de lo que realmente eran. Que si solo los quería rogando su perdón. Y sobre cómo demonios ella y Luka habían permitido que Félix se 'metiera entre ellos'.

Marinette, tanto como apreciaba su tiempo para dormir, estaba muy tentada ahora mismo de darle su teléfono a Félix para que respondiera a su ex-mejor amiga en su lugar y finalmente la bloqueara.

Alya volvió a la carga con otra pequeña avalancha de mensajes cuando notó que ella había leído los primeros.

Marinette suspiró. Enchufó su cargador y dejó cargando su teléfono antes de sentarse en la cama despacio, consciente de su pokémon acurrucado y de su verdadera mejor amiga dormida debajo suyo. Bajó despacio la pequeña escalera de su litera hasta el piso, revisando a la dormida Kagami antes de volverse hacia la puerta...

...Solo para que Ledyba aterrizara suavemente en su pelo suelto.

"¿Ledy?"

Marinette hizo una mueca, antes de hacerle a su pokémon una seña para que hiciera silencio mientras salía cuidadosamente de la habitación.

—Lo siento, Ledyba, no quise despertarte —murmuró la franco-china, tomando al tipo insecto/volador en sus manos —creo que me hace falta un poco de aire fresco antes de volver a dormir.

Ledyba agitó sus seis miembros mientras señalaba más adelante en el pasillo. Había una ventana más allá de la puerta de los chicos, otras dos puertas más, y un pequeño balcón en la esquina del pasillo.

Marinette le sonrió a su pequeño pokémon —sí, parece un buen lugar. Vamos —la chica dejó que Ledyba volviera sobre su cabello mientras caminaba en silencio hacia el pequeño balcón. Era una esquina al final de dos pasillos, descubierta, y bordeada solo por una cerca de metal, en lugar del muro sólido en el balcón de su habitación.

La niña se paró allí y cerró los ojos, disfrutando de la brisa fresca que revolvió suavemente sus cabellos. Ledyba estiró sus alas, haciendo ese bonito zumbido que Marinette empezaba a adorar justo antes de girarse para mirar detrás de ella.
Marinette no tuvo tiempo de voltearse antes de que dos manos se asentaran en sus hombros. Sus instintos de lucha o huida tampoco tuvieron tiempo de reaccionar cuando una voz tranquilizante y familiar la aplacó.

—Nette, ma Chérie, ¿Qué haces despierta? —la voz ronca y somnolienta de Félix hizo que un escalofrío agradable se deslizara por su espalda, lavando toda la tensión de su cuerpo.

El rubio entró en su campo de visión desde la derecha, mientras la cabeza de Luka se apoyaba en su hombro izquierdo —Pensé que seguirías de largo hasta media mañana —añadió el oji-azul.

Marinette suspiró —cometí el error de no poner mi teléfono en silencio para dormir y me despertó. Ahora necesito un poco de aire fresco para volver a dormir.

Sus novios supieron inmediatamente que había más de lo que les estaba diciendo.

Félix tomó una de sus manos y entrelazó sus dedos — ¿Alguien de la clase te escribió o llamó? —Marinette desvió la mirada hacia la piscina tras el Centro Pokémon y esa fue toda la respuesta que necesitaban — ¿Césaire? —la chica se mordió los labios y, de nuevo, su falta de respuesta hablaba por ella —debiste bloquearlos. Al menos a ella. No te dejará en paz por un tiempo.

—Estoy muy tentada a dejarte hacerlo ahora —murmuró ella, dándole una temblorosa sonrisa.

Félix sonrió de vuelta —Bien —Luka movió sus manos para abrazar a su novia alrededor de los hombros, mientras que Félix se unió al abrazo, colocando su mano libre en la cintura de la franco-china.

— ¿Qué hacen ustedes dos despiertos? —cuestionó ahora Marinette, ladeando la cabeza con cuidado de no molestar a Ledyba pero lo suficientemente para mirar a Luka.

—Estaba hablando por mensajes con Juls, cuando escuché un pico inusual en tu melodía, supongo que fue cuando pasaste frente a la habitación, así que salí a ver y desperté sin querer a notre Lune —Luka explicó.

Félix se sonrojó ligeramente, como solía hacer cada vez que cualquiera de ellos lo llamaba por un apodo lindo, haciendo que los dos oji-azules sonrieran de ternura.
Marinette se movió para esparcir besos en la mejilla colorada de Félix, mientras que Luka inclinó su cabeza para presionar su frente contra la del rubio, por sobre el hombro de Marinette.

Félix no pudo hacer otra cosa que derretirse en sus afectos.
Era fascinante cómo encajaban los tres juntos. Como si estuvieran hechos para abrazarse.

Después de un minuto o dos así, Luka fue distraído por un sonido diferente a la oda de amor hecha sinfonía que los tres juntos creaban. Era una canción ahogada, un poco deprimente, que luchaba por animarse, pero sin conseguirlo.
A Luka le recordó un poco como sonaba Adrien cuando vivía con su padre y el sentimiento lo tocó un poco, haciendo que apretara inconscientemente su abrazo alrededor de Marinette.

— ¿Estás bien, Rockstar? —Marinette preguntó, sintiendo el cambio en él. Félix irguió su cabeza para mirar con atención a su novio.

—Escuché... una canción muy triste y oprimida... me distrajo por un momento.

Félix y Marinette se miraron antes de revisar su alrededor. ¿Quizás alguien estaba teniendo un mal momento en medio de la noche o necesitaba ayuda? Pero no vieron a nadie en los pasillos cercanos ni en el patio trasero, así que se limitaron a concentrarse en su novio.

—Tal vez alguien está teniendo pesadillas —sugirió Félix, soltando la cintura de Marinette para acariciar la mejilla de Luka. Había aprendido que el don empático de Luka a veces podría llegar a afectar sus propias emociones.

Luka tarareó sin comprometerse. La canción sonaba ligeramente ahogada, al igual que las de Blastoise y Ledyba, pero él tampoco podía ver otros pokémon alrededor, así que no tenía caso perseguir el asunto —tal vez —murmuró como respuesta.

Marinette se movió para que ahora fuera Luka a quien ella y Félix abrazaban, solo para que un aleteo la sobresaltara —uh ¿Qué?

"Ledy-dy" Ledyba voló de su pelo a la cerca que bordeaba el balcón, a un lado de otro pokémon que se había posado allí.

La triada miró al nuevo pokémon con atención. Estaban seguros de que era un ave, parecía mucho algún tipo de loro, con un pico rojo-rosado, pequeño y curvo, plumaje blanco y esponjado alrededor del cuello corto, el pecho era mitad amarillo y mitad verde mientras que las alas eran azules, tenía pequeñas patas amarillas, pero lo más destacable probablemente era su cabeza negra, cuya parte superior tenía forma de plica y corchete, como si imitara una figura musical, y su cola, también negra, asemejándose a un metrónomo.

Marinette se volvió hacia el nuevo pokémon, emocionada —bueno, hola —lo saludó con una sonrisa.

El ave levantó una de sus alas, dejando ver que la parte interior tenía plumas amarillas —hola —la voz era un poco rasposa y, de nuevo, recordaba a un loro.

— ¿Habla? —Luka se inclinó hacia el pokémon. Gina les había mencionado que había una pequeña cantidad de pokémon que eran capaces de usar algo llamado telepatía para comunicarse con los humanos.

Félix dudó —se parece un poco a los loros, Star. Tal vez también es capaz de imitar palabras.

—Quizás... ¿Puedes decirnos cómo te llamas? —Marinette preguntó, aun así.

— ¡Chatot! —cacareó la criatura.

— ¿Chatot? —repitió la niña, recibiendo asentimientos gemelos del pokémon ave y su propio Ledyba —Chatot entonces, mucho gusto.

—Mucho gusto, mucho gusto —cacareó de vuelta Chatot, haciendo reír a los tres adolescentes, mientras el ave empezó a agitar su cola con cierto ritmo.

Luka se detuvo para ver el movimiento. Tenía un tiempo pausado y suave, no idéntico, pero le hizo recordar a... de repente, Luka se encontró tarareando la canción triste de antes, y Chatot muy rápido ajustó el ritmo de su cola para ir acordé al parisino. Incluso empezó a tararear junto al chico después de un momento.

— ¿Conoces la canción? —Marinette preguntó a Félix en voz baja, no queriendo interrumpir lo que se sentía como un momento de conexión entre Luka y Chatot.

—El ritmo no me es familiar, ma Chérie —negó el rubio.

Cuando Luka dejó de tararear, Chatot también se detuvo y simplemente lo miró —es... es la canción triste de hace un momento —explicó. Despacio, levantó una mano hacia Chatot; el pokémon ave lo dejó acariciarlo sin un solo intento de picotearlo ni alejarse.

En ese momento, una ráfaga fría los hizo estremecer a todos. El aire empezó a oler un poco a lluvia, así que Ledyba voló a los brazos de Marinette en busca de su calor.
Luka levantó a Chatot del balcón por puro impulso, cuando las primeras gotas de agua empezaron a caer.

—Llueve. Supongo que debemos volver a la cama —suspiró Marinette.

Luka miró al ave colorida en sus manos — ¿Quieres venir? Seguramente no quieres mojarte —ofreció suavemente.

Chatot ladeó su cabeza un par de veces antes de volar hasta el hombro de Luka —Gracias, Star.

Félix se rió entre dientes, al darse cuenta que estaba usando su apodo para Luka. El más alto negó con la cabeza —me llamo Luka —corrigió.

Chatot asintió con la cabeza —gracias, Luka —se corrigió.

Luka volvió su mirada a su novio y novia — ¿Creen que esté bien? —pensó de repente.

Marinette y Félix se encogieron de hombros —no creo que haya nada malo. Mañana por la mañana, podemos preguntarle a mi abuela sobre él.

—Ya solo te falta el parche en el ojo, Luka —bromeó Félix, mientras caminaban de vuelta por el pasillo, a lo que el de puntas azules resopló con una pequeña sonrisa.

Marinette los besó a cada uno en la mejilla cuando se detuvieron en su puerta —Buenas noches, mes amours.

Ambos le regresaron miradas cálidas —Descansa, my dear.

—Dulces sueños, ma mélodie.

Marinette los vio entrar en la habitación que compartían con Adrien, tomados de la mano, e hizo un pequeño mohín. Ellos podrían compartir una cama y acurrucarse si lo desearan. Adrien probablemente solo bromearía al respecto si los descubriera.
Ella, por otra parte, no podía.
Suspiró un poco triste, pero el movimiento de Ledyba en sus brazos le recordó que aún tenía un compañero para dormir.

—Volvamos a la cama, Ledyba. Con suerte, no hará mucho más frío esta noche —le murmuró antes de abrir cuidadosamente su puerta, y subir aún más silenciosamente a su cama.

~∆~

Afuera, en la tenue lluvia que hizo a todos los pokémon nocturnos volver a sus refugios por la noche, había una sola pequeña criatura aún expuesta al clima y a la noche.

Una pequeña figura azul había estado flotando en la piscina, pasando totalmente inadvertido en la quietud de la noche. Saltó fuera de la piscina cuando las gotas frías de lluvia empezaron a caer, resbalando por su cuerpo escamoso.
La criatura, parecida a un pequeño cocodrilo bípedo, empezó a bailar bajo la lluvia hasta que algo pareció detenerlo en seco. Agachó la cabeza y, con una mirada decaída, caminó despacio hasta la puerta trasera; una vez bajo techo, se sacudió el agua que goteaba por su cuerpo y entró, dirigiéndose lentamente de vuelta a la habitación en la que se suponía que debería estar durmiendo.

~∆~
~∆~

Apodos en francés
*Ma Chérie: mi querida
*Notre lune: nuestra luna.
*Mes amours: mis amores.
*Ma mélodie: mi melodía.

Apodos en inglés
*SugarCube: cubo de azúcar.
*Rockstar: estrella del rock.
*Star: estrella.
*My dear: mi querida.

*AltoMare: ciudad en la que se desarrolla la película 5 "Héroes Pokémon: Latios y Latias"
*Ciudad Cañadorada/ Ciudad Trigal/ Goldenrod City.
*Tiendo a usar la palabra pokéball en lugar de pokebola porque así está en los videojuegos y, bueno, solía jugar mucho en emuladores y es a lo que me acostumbré más que el anime n-nU

De nuevo, creditos a mi amiga MariCros por la ciudad elegida como natal de Gina, y por su inicial Blastoise. Te prometo que no es copia xD el resto de su equipo varia del tuyo, amiga. 

Miles y millones de gracias a las personas que se pasaron a leer el fic y a dejar un comentario. Sé que los crossovers generalmente no llaman mucho la atención al reducir el público a personas que conocen ambos universos, así que gracias a cada uno de ustedes, maravillosas personitas.

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