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Capítulo 7.

En un pestañeo estuvieron de pie frente al lugar donde descansaba quien fuera el escorpión dorado, Antonella se soltó de su hermano dando unos pasos mas para poder verlo mas cerca, Adrien y Aileen miraban expectantes a la menor, ella no lo conocía, no debería reconocerlo supuestamente.

-Papá. -Murmuro lo suficientemente entendible para ellos, se quedaron helados en su lugar, An avanzo un poco mas hasta llegar a aquel lecho intentando tomar la mano de quien reconocía como su padre, ese por el que tantas veces pregunto. -¡Papá! -Sintió las gélidas lágrimas caer por sus mejillas, pero retrocedió ante unos cristales de hielo que le impidieron lograr su objetivo.

-¡Espera detente! -Adrien y Aileen no fueron tan rápidos como Death, este en un parpadeo tomo entre sus brazos a la más pequeña para apartarla de ese lugar y que no saliera herida, sabía que el causante de ese ataque por defensa no se perdonaría si le hacía daño a su pequeña hermana, aquella que juraban todos muertas desde el día en que nació.

 -¿Adrien? ¿Aileen? -Un chico de tez trigueña y cabello rubio hasta un poco mas bajo de los hombros, ojos celestes tan claros como alguna vez fue el cielo hace tantos años. 

-¡Hyoga! -Ambos corrieron hacía su hermano mayor abrazándose a este. el rubio los recibió agradeciendo su buen equilibrio, durante 14 años juraba que había perdido a sus hermanos menores, sintió su pecho llenarse de un calor momentáneo que desde hace tanto no lograba sentir.

-¿Cómo es que...? -Miro a ambos al separarse viendo que estaban bien, que no tenían ninguna herida, estaban bien alimentados, no parecían descuidados, pero noto en sus ojos esa misma tristeza que el también cargaba. -Ellos dijeron que... -Sintió sus ojos cristalizarse, por 14 años a estado intentando a hacerse a la idea de que sus hermanos menores ya habían partido muy lejos de su alcance, así como lo hizo su hermano mas pequeño en ese entonces que solo contaba con 3 años, tanto el como su otra hermana juraban que no volverían a verlos. 

-No solo nosotros. -Adrien señalo hacía atrás suyo, Hyoga fijo sus ojos en Death que dejaba con cuidado de pie a una pequeña, apenas la luz baño su cuerpo sintió como si su alma se fuera al suelo, su corazón se aceleró luego de detenerse durante unos escasos segundos.

-Antonella... pequeña... -Sintió sus ojos llenarse de lágrimas que solo querían salir, su hermana mas pequeña estaba viva, aún podían hacer algo por sus vidas.

-¿Te conozco? -Ladeo su cabeza la menor mirando con temor hacía quien había ataco, el rubio sintió una opresión al ver el miedo en los ojos de ella, pero era normal luego de que la atacara. 

-Fue hace tantos años. -Se aparto de sus hermanos para correr donde su hermana mas pequeña azaindole entre sus brazos al abrazarla, esta se dejó hacer aún confundida, pero un aroma familiar llego a su nariz.

-Lavanda. -Arrugó su nariz, era ese mismo aroma que recordaba percibir el día de su nacimiento, aquel que por momentos dejaba que recordara pequeñas imágenes. -¿Hyoga? -Recordó los relatos de sus hermanos sobre el mayor de ellos, recordando sus cabellos rubios similares a los de Aileen, pero con ojos celestes como el cielo. 

-¿Me recuerdas? -Miro con un rayo de esperanza a la mas pequeña, esta negó con su cabeza sintiéndose mal por romper esa ilusión. 

-No, pero hueles a lavanda como el cabello de mamá. -Bajo la mirada jugando con sus manos, todos los presentes sintieron los recuerdos llegar a sus cabezas de todas las veces que vieron a cierto aquamarina realizando aquella misma acción.

-No importa, solo eras una bebé de apenas horas. -Sintió sus lágrimas caer por sus ojos, esas que tantas veces contuvo para verse fuerte ante todos. -Mamá te dejo en mis brazos, pero yo no podía abandonar la batalla. -Sintió su voz quebrarse, An alzo una de sus manos pasándola con suavidad bajo sus ojos para quitar esas lágrimas. 

-No llores, yo estoy bien ¿no? -Sonrió entrecerrando sus ojos, todos se quedaron quietos en su lugar al ver a través de esa sonrisa y ese pedido inocente a la madre de esos chicos, aquel que sin importar que pasaran los años mantenía su inocencia intacta. 

-No lo haré mas, estás tan grande. -Volvió a abrazarla contra su pecho, luego de tanta oscuridad podía ver asomarse un sol de medianoche. -"Mamá, papá si logré salvarla, no les fallé como creía hacerlo" -Hablo en sus pensamientos esperando que sus padres supieran esto de alguna forma, se separo de la mas pequeña llamando con su mano a los otros dos para tener un abrazo grupal, cuando Camille llegará no lo iba a poder creer, pero aún faltaba la presencia de un hermano que no corrió la misma suerte que ellos. -Tengo que llevarlos con Shun y los chicos, no podrán creerlo. -Refregó sus ojos haciendo de lado las lágrimas.

-Pero... -An fijo sus ojos en el cuerpo de su padre que seguía descansando en aquel lecho, quería sentirlo, aunque fuera por unos pocos segundos. 

-No se irá a ningún lado, vamos. -El rubio tomo la mano de An para atraerla hacía donde debían ir. 

Death los condujo dentro del templo manteniendo en alto una antorcha para alumbrar el camino, allí encontraron a un peliverde que estaba de rodillas, su cosmos estaba encendido mientras entregaba en una oración parte de sus fuerzas a la tierra, era la única forma que tenían para que no terminará de colapsar debido a la perdida de sus verdaderos guardianes, los caballeros divinos de Fénix y Pegaso estaban a su lado, ambos intentaban entregarle parte de su cosmos lo mejor que podían, pero solo el cosmos de Andromeda era lo suficientemente similar al de su hermano difunto. Tanto peliazul como castaño voltearon a ver a las visitas, no era común que el caballero de cancer llegara a esas horas con cuatro personas mas. 

Shun abrió los ojos al mismo tiempo que apagó con lentitud su cosmos, An abrió su boca y sus ojos como platos, era el peliverde que recordaba le hizo entrega de aquel collar, aquella esencia que logro calmar su llanto ante la separación con su madre, aquel cosmos que despedía un sentido divino de paz, era tan reconfortante como un calor que mantenía cálido su interior, este se puso de pie con ayuda de su hermano mayor Ikki, cuando logro enfocar sus ojos en los tres chicos la sorpresa en su rostro no se pudo ocultar. 

-Por todos los dioses ¿cómo es que ustedes están aquí? ¿cómo siquiera escaparon de ellos? -Se acerco no pudiendo creer que estaba frente a sus sobrinos, esos que ya daban por muertos desde hace mucho tiempo atrás.

-Con mi ayuda joven Shun. -Hécate fue la que respondió y se acercó a este abrazándolo con suavidad para luego hacer lo mismo con los otros dos. -Perdón por no decirles que estaban bien, pero no podía salir sin traerlos conmigo.

-Hiciste bien. -Se acerco a ellos para poder saludarlos como ansiaba desde hacía tanto tiempo hacer, cuando quedó frente a la adolescente mantuvo la distancia, ella no los recordaba, al menos eso era lo que suponían, pero esta sorprendió a todos acercándose a abrazar por voluntad al peliverde que no negó su contacto, dejando pequeñas caricias en su cabello. -"Camus hermano... como dijiste ella volvería a nosotros". -Miro hacía el exterior unos segundos, se separo con cuidado para ponerse a su altura. -¿Me recuerdas?

-Tú me salvaste, hacías que dejará de llorar cuando necesitaba a mi mamá cerca. -Sonrió dejando ver sus perlados dientes. -Ustedes eran hermanos ¿no?

-Si, así era. -Sintió tanto alivio de que su descuido no provocara la perdida de la última esperanza que tenían para recuperar esa vida que alguna vez tuvieron llena de felicidad. -No te hicieron nada ¿verdad?

-Adrien y Aileen siempre me cuidan. -Se encoje de hombros sin borrar su sonrisa, al parecer la tierra sentía el regreso de uno de sus guardianes elegidos pues en distintas partes del mundo los desastres naturales parecían disminuir. 

-Shun necesitamos tu ayuda. -Se acerco Adrien rompiendo el abrazo entre ellos.- También la de Ikki, es nuestra única salida. -Miro a su otro tío que había permanecido en silencio junto al castaño.

-¿Qué necesitan? -Cuestiono Ikki que tenía abrazada a Aileen, habían sido demasiadas emociones en cuestión de horas.

-Necesitamos de ustedes para quitar el sello que ata nuestro cosmos. -Miro suplicante a sus tíos, pidiéndoles un favor mas también con la mirada, estos miraron a Pegaso que asintió entendiendo que era lo que quería que hiciera. 

-¿Te gustaría ir a tomar un poco de chocolate caliente? -Se acerco a la más pequeña en edad y tamaño, apoyando sus manos en sus rodillas para inclinarse un poco, esta miro a sus hermanos que asintieron por lo que tomo la mano del castaño para irse con este al interior de sus aposentos. 

-Aún no sabe quién es del todo ¿cierto? -Pregunto el cisne viendo por donde se había ido An. 

-Apenas hoy se a enterado de todo lo que han estado haciendo Ares y Apolo, su realidad, la única que conocía se esta cayendo a pedazos, no podíamos seguir empujando a que llegue al borde y colapse otra vez. -Aileen soltó un suspiro recordando el desastre que armo Antonella cuando discutían con aquellos dioses. -No hicimos caso a su llamado, su poder exploto de tantas cosas que la abrumaban y provoco esos desastre que solo mamá solía hacer.

-Eso quiere decir que el cosmos de ella no está del todo atado, solo lo está superficialmente. -Ikki había presenciado un par de veces esos arrebatos de su hermano mayor, eso le había enseñado desde muy joven a jamás hacer enfadar a tal punto al acuariano. 

-Debemos liberar a nuestro abuelo, su madre. -Adrien miro a ambos, sabía que esos hermanos extrañaban a su madre y se arrepentían en parte haber dejado que encerraran en una urna a Hades, pero en ese momento era la única salida que encontraron. -Hay que recuperar el reino de mi abuelo, nuestro reino. -Hablo con un tono tranquilo y sereno, en eso llego el caballero géminis, se quedo estático en su lugar alejado al reconocer a esos niños, con tan solo verlos una tristeza inmensa lleno todo su ser, ente el estaban los hijos de dos de sus pequeños, aquellos que llamaba sus hijos, de dos de sus compañeros de armas, la ausencia de ellos en tiempo de guerra se sentía mas desolador, esos niños eran su legado, pero no veía la pieza faltante que era la única que podía hacer un cambió real en el destino. 

-¿Qué hacen aquí? -Su voz que alguna vez fue tan reconfortante se escuchó fría, desinteresada y casi asfixiantes, como les había contado Death, Saga de Geminis no era el mismo que alguna vez fue. -¿Tan difícil es entender que perdimos? no hay nada que hacer, la última esperanza que teníamos no está con nosotros y ninguno de nosotros puede volver en el tiempo para arreglar lo que sea que hayan hecho. -El pesimismo que destilaba comenzó a bajar los ánimos y esperanzas de todos.

-¡An te voy a atrapar por mas que corras! -Escucharon la voz del caballero de pegaso que venía corriendo tras Antonella, esta tenía una mejilla manchada con un poco de chocolate y migajas de galletas. 

-¡No me atraparás! -Reía a carcajadas la menor ignorando a los demás adultos, Seiya miro al resto pidiendo disculpas silenciosas, paso a un lado de su padre para ir por Antonella, Saga sintió que el tiempo se detenía, que el tiempo giraba hacía atrás. 

"Camus, Milo, aunque corran sin parar no escaparán de mi"

"No nos alcanzas Aioros"

-Aioros... pequeños... -Por uno de sus ojos cayó una solitaria lágrima que solo era el aviso de muchas mas que se avecinaban, durante 14 años no habían vuelto a ver llorar un solo día al ahora solitario caballero de Geminis, solo aquel día que lloraba la muerte de su amado, su gemelo y quienes consideraba sus hijos, desde entonces se había vuelto un hombre solitario y frívolo, apenas les dirigía unas cuantas palabras a sus hijos.

-Abuelo Saga. -Aileen se acerco a este para abrazarlo, ocultando su rostro en su pecho, sentía de alguna forma todas las emociones que invadían a su abuelo paterno, todo había sido tan duro para cada uno. -Antonella aún vive abuelo, podemos cambiar las cosas con su ayuda, no estamos perdidos.

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