Capitulo 54.
-¿Es la fuente de tu poder humana? - Preguntó Afrodita con una sonrisa en los labios, si eso era así, ella misma la mataría, la diosa del amor centró su poder en sus manos y una luz blanquecina las envolvió sanándolas inmediatamente, Afrodita quería matar a esa maldita chica con sus propias manos.
-No... es... tu funeral... -Respondió An aflojando el cuerpo en una actitud sorpresiva, las dos diosas se miraron sin entender y menos entendieron el rugido que escucharon en las afueras, luego un golpe de descomunal fuerza hizo temblar la estructura entera, a la vez que un gruñido fue llenando el ambiente, un cosmos sumamente agresivo y poderoso se estaba haciendo presente, un cosmos de oscuridad extremadamente poderoso, aquel no podría ser otro que Hades, debía ser Hades en persona el que estaba afuera del templo y al parecer estaba rompiendo las barreras mágicas que tenía y pronto tumbaría las paredes para entrar, pero eso era imposible ¿o no?
-Pero ¿qué...? - Afrodita no pudo terminar la frase porque en el centro del salón se empezó a formar una bola de energía la que relucía dando un poco de iluminación a la estancia, una luz tenue azulada se hizo visible y luego una explosión mandó a las dos diosas a volar.
La estructura tembló una vez más y una vez más, hasta que se formó un agujero en el techo, Antonella logró ver a su abuelo que estaba luciendo la sagrada armadura del averno, sobrevolar sobre un dragón negro, el dios saltó y cayó muy cerca de su nieta, concentro su poder y un denso humo lo cubrió todo, las diosas que habían estado moviéndose por el salón, sintieron como si millones de agujas les penetrara por todo el cuerpo, era dolor como nunca antes lo habían sentido.
Artemisa hizo brillar su cosmos y disipó en gran medida el humo negro que Hades había creado, y ahí lo vio, el Dios de los muertos estaba acuclillado en el suelo tratando de despertar a su espía que estaba casi inconsciente en ese punto.
-¿A qué has venido Hades? esto no es asunto tuyo. -Artemisa materializó un hermoso báculo en su mano con el que creo una espada.
-Si que lo es. -El Dios de los muertos se incorporó parándose delante de An que abría y cerraba los ojos, no necesariamente consciente de nada, la chica solo se quejaba bajito.
-¿Por qué no puedes dejar de meter tus narices en los asuntos de otros? -Artemisa hizo brillar su cosmos y una bola de luz envolvió a Hades lanzándolo hasta que se chocó y rompió uno de los pilares del lugar, la claridad lo cegó y por eso no pudo evitar el descomunal golpe que lo lanzó contra el otro lado de la pared en donde se chocó nuevamente con violencia.
-Creo que lo rompimos. -Dijo Afrodita con una sonrisa de satisfacción, dio un paso hacia Hades que estaba en el suelo, pero algo se le enroscó en la pierna, Afrodita sin tomar en cuenta ello se soltó y siguió su camino hasta Hades que se estaba incorporando, Artemisa iba junto a ella e hizo brillar nuevamente su cosmos, pero el dios del inframundo tocó el lado derecho de su frente y el casco que estaba usando cambió de forma cubriéndole completamente la cara protegiéndolo de la luz, se puso de pie y estiró los brazos a tiempo de que el suelo tembló bajo los pies de las dos diosas que esta vez se vieron forzadas a detenerse ya que ramas torcidas y monstruosas emergieron de suelo y se enroscaron en sus cuerpos a una velocidad vertiginosa, sujetándolas y deteniéndolas.
-Se necesita mucho más que sus trucos baratos para poder detenerme a mi. -Explico el dios harto de esas diosas. -Hypnos quédate con ella. -Ordeno cuando el dios del sueño se materializo en el lugar, no tardó ni dos segundos en ir con Antonella para tomarla con suavidad entre sus brazos, le hablaba suave y bajo intentando curar cualquier herida que está tuviera en su cuerpo, pero el no podía hacer mucho por los signos vitales de esta, Hades encendió su cosmos provocando así que aquellas ramas tomaran presas a las diosas.
-¿Quién te crees que eres? suéltame. -Se quejaba Artemisa, sentir como la fuerza se iba de su cuerpo no era una sensación agradable.
-¿Qué demonios nos estás haciendo? -Preguntó Afrodita que tenía dificultades para respirar, no podía moverse en lo más mínimo y la visión se le empezaba a nublar.
-El árbol de la vida y de la muerte tiene largas las raíces y estoy seguro que disfrutará mucho su fuerza vital y energía, dulces sueños. -Contento con una media sonrisa, era lo mínimo que se merecían esas dos por haberse metido con su nieta.
-¿El árbol de la vida y la muerte? eso está prohibido desde hace unos años, no puedes usarlo a placer. -Se quejo Artemisa abriendo mucho los ojos.
-¿Ah si? ¿y quién me va a detener? ¿tu? no me hagas reír. -Cuestiono con gracia el dios pelinegro.
-Mi padre... escuchará sobre esto, no te saldrás con la tuya Hades, si lo haces serás encerrado en una urna y tú lo sabes. -Afirmo Artemisa sintiéndose desfallecer, Hades se acercó a ella.
-Será muy difícil que Zeus se entere si tu estás atrapada en el árbol en el centro de la tierra, pero si se llega a enterar. -Comenzó a hablar con un tono amenazante. -Me gustaría que pudieras probar que fui yo el que lo hizo, después de todo según sus conocimientos él único que puede hacerlo es mi hijo mayor, su hijo adorado al cual no sería capaz de hacer nada, anda pruébalo, te reto. -Hades volvió a tocar su casco y su rostro fue visible una vez más cuando el visor subió, su sonrisa le llegó al alma a Artemisa que estaba forcejeando inútilmente, ella sabía que no podría soltarse y que solo aceleraba el proceso de su muerte, el árbol de la vida y de la muerte era un recurso que se había usado en la antigüedad por los titanes, sus raíces absorbían la fuerza vital y el cosmos de quien lograban atrapar, no había forma de vencer, matar o desaparecer al árbol por eso había sido confinado al centro de la tierra y por muchos años se habían olvidado de su existencia, hasta aquel día que el primogénito de Hades había enfrentado a Athena, era el único del cual se tenía conocimiento claro que podía controlar como quisiera el árbol, de Hades se sabía que podía manipular este cuando su hijo ya había llamado al árbol, no había ningún registro de que Hades lo pudiera controlar a placer como Artemisa y Afrodita a su costa lo comprobaron, eso lo complicaba todo y ahora ambas diosas sentían como la vida se les iba de las manos y la impotencia era desgarradora, inevitablemente ambas diosas se hundieron en la inconsciencia.
Hades caminó hasta su nieta y se agachó para revisarla, puso la mano en su pecho y cerró los ojos, concentró su poder y sintiendo como los latidos del corazón de An se estabilizaron al igual que su respiración, ella abrió los ojos y de ser posible se puso un poco más pálida al ver las raíces del monstruoso árbol que tenía sujetos entre sus ramas a Artemisa y Afrodita, lucían muertas porque colgaban de una manera nada natural, Antonella había escuchado leyendas sobre el árbol, sabía que en teoría podría controlarlo como su mamá y su abue, pero una cosa era suponerlo, otra muy diferente era verlo, a Hades le había costado poder hacerlo como lo hacía su hijo mayor, pero finalmente lo logró, que Perséfone fuera su aliada había sido fundamental para ello, el dios pelinegro miro al dios del sueño agradeciéndole que cubriera con su propia capa el cuerpo de An para luego concentrarse del todo en su nieta.
-Perdón abuelo... traté de detenerlas... traté... de que no me hicieran daño... traté de que no supieran quien soy yo... traté abue... te lo prometo... -Hablo An tratando de explicarse con desesperación, pero Hades sonrió con tristeza y negó con su cabeza, alzo su mano dejando una caricia en la mejilla de su pequeña nieta.
-No debiste enfrentarlas tu sola y debiste dejar fluir tu cosmos antes, debiste usar el anillo que te dio Hypnos antes, llamarnos y yo hubiera venido enseguida, así no te hubieran lastimado, pero ya no te preocupes, ya estoy aquí... ya estoy aquí... -Pasó su mano suavemente por el cabello de su pequeña.
-No les dije nada... te lo juro... Hypnos... gracias por llamar... a mi abue... -Guío sus ojos al dios del sueño, pudo notar la desesperación de este y preocupación.
-Lo sé, no tienes que seguir dando explicaciones. -Pidió Hades soltando un suspiro, todos casi perdieron la cabeza cuando se enteraron que An había sido secuestrada, fueron horas desesperantes de búsqueda.
-No podía dejar que te llevaran lejos de nuestro lado. -Hypnos tomo la mano de la menor dejando un beso en su dorso. -Ahora será mejor que descanses nena, no te preocupes mas por nada. -Coloco con suavidad su mano en su frente para ayudarla a dormir y asegurarse que no tuviera pesadillas de ningún tipo, miro de reojo a las diosas provocando una sonrisa en su rostro. -Ellas serían una linda adición a las raíces del árbol, un muy buen festín.
-Si, pero no puedo dejarlas allí por mas que me encantaría hacerlo, se lo merecen, pero no debo hacerlo. -Hades hizo un movimiento con su mano y lentamente las diosas fueron liberadas del fuerte agarre de las raíces que las sujetaban, cayeron al suelo sin menor cuidado mientras las raíces volvían a desaparecer en la tierra.
-¿Lo dice por Zeus? -Cuestiono el dios del sueño.
-Si, no tengo motivo que pueda justificar lo que hice ante él, no puedo dar a conocer la identidad de mi nieta, no es momento aún, si ellos compruebas la identidad de Antonella irán directamente tras mi hijo y ella no nacerá en este tiempo, todo porque nos verían como amenaza. -Suspiro negando con su cabeza, lo había estado pensando mucho todo ese tiempo. -No podemos complicar mas las cosas, necesito acabar con ellos bajo la aprobación de Zeus y los otros dioses, es la única manera, si lo hago por mi cuenta me puede explotar todo en la cara y no puedo arriesgar a mi familia, es complicado todo esto. -Deposito un beso en la frente de su nieta y se puso de pie. -Por favor, encárgate de cuidarla en Guidecca, pero Hypnos no creas que has terminado de pagar besar y rechazar a mi nieta, pero... le importas mucho, así que te salvas esta vez... Ah Hypnos, por favor deja de verla como una niña de cinco años, se que es difícil por la forma en que se comporta, pero ella es una señorita ya, tiene 15 años y se que no celebramos eso con ella, pero si quieres que deje de enojarse contigo, deja de verla como una niña pequeña por favor. -El dios del sueño asintió y abrazando contra su pecho con cuidado a su preciada carga desapareció con está de ese lugar.
Hades pasó sus manos por su cabello y respiro profundamente, miro a su primer juez aterrizar un poco más lejos de donde el dios estaba, Radamantys sonrió al ver a las diosas caídas que se estaban empezando a mover.
-Radamantys sabes que hacer. -Ordeno Hades y se desapareció de donde estaba en una nube negra, el primer juez avanzo con pasó seguro hasta las dos diosas que aún no volvían en su y de las manos de Artemisa tomó la cadena perteneciente a Antonella, luego abandonó la edificación, se montó a su dragón y sin perder tiempo dio la orden, los dragones que estaban sobrevolando el abandonado templo atacaron al unisono reduciendo el lugar en pocos minutos a cenizas, las diosas apenas lograron salir de ese infierno, solo para maldecir a Hades ¿Como demonios llegó a ellas? ¿Quién era realmente esa chica? ¿Como es que Hades causo tal destrucción en tan corto tiempo?
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