Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 53.

Kanon caminó con Julián y se unió a Camus que hablaba con su esposo y Shaka, el rubio lucía preocupado, bastante como para dejar solo unos pocos minutos a su novio, Saga a su lado lucía divertido cuando sus ojos se posaban en cierto general marina que parecía descompuesto, estaba algo pálido y parecía muy molesto, muy muy molesto, la noticia de que su antiguo
amante era ahora el esposo de Hades le cayó como bomba, ahora de seguro Isaac entendía los sueños tan raros que había tenido últimamente, entendió la racha de "accidentes" y mala suerte que había sufrido, empezaba a pensar que tenía una maldición encima y al parecer no había estado tan lejos de la realidad, debió suponerlo Hypnos por supuesto o Hécate fueron mandados a hacerlo.

-¿Que pasó? ¿hay algún otro problema? -Preguntó Kanon al ver la cara de preocupación del grupo entero.

-Solo que Apolo no está nada contento, a mi la verdad me preocupa. -Dijo Camus mirando a Apolo que hablaba con Artemisa y Ares, la furia le salía por los poros al Dios del sol, esto no era bueno, él usualmente no tomaba partido por nada, pero esta vez estaba indignado con Hades y todo lo que había pasado con Kanon.

-Que no te preocupe tanto, porque algo de lo que dijo si es verdad, los lazos entre el santuario con el templo marino y con el averno se han afianzado mucho más de lo que ya estaban, si él intenta algo en contra de la tierra, nosotros seremos tu apoyo, asumo que Hades también te apoyará sin pensarlo un segundo, así que tranquilo, que con la tierra nadie intentará hacer nada, en especial si formamos un frente unido. -Julián sonrió cuando dijo esto, la verdad no lo había hablado con su esposo, pero era obvio que esa sería su posición, Kanon amaba la tierra, a su familia y amigos que estaban allí en el santuario, sabía que haría lo que fuera por protegerla y ese sentimiento era compartido por Seiya.

-Lo sé... -Solto un suspiro dejándose abrazar por Milo que intentaba calmarlo, con tanto estres y tantas cosas encima, menos se podían encargar de traer a su séptima hija al mundo.

En los días que siguieron a las reuniones, una tensa calma se había asentado en todos los reinos, Hades estaba ocupado y sumamente entretenido con su nuevo consorte, su llegada causó revuelo en todo el averno y en contra de todo pronóstico Seiya estaba bastante tranquilo en su nuevo hogar, todos los jueces, espectros y personal que transitaba por Guidecca todo el día, eran sumamente amables con él y eso se debía en gran medida al cambio de humor en el siempre austero dios del averno, que ahora tenía una disposición diferente hacia todo, se notaba que estaba feliz y su motivo principal era Seiya y su hijo que venía en camino, el castaño había quedado en buenos términos con sus padres luego de que estos bajaran para hablar con el y arreglar las cosas, todo se había solucionado favorablemente, sus padres le habían repetido muchas veces que solo deseaban felicidad para él, que lo iban a extrañar en el santuario, pero que lo visitarían, además de que le hicieron prometer que cuando pudiera iría de visita al santuario, se notaba bastante que le había hecho bastante bien arreglar las cosas, no quería guardar resentimientos y mucho menos a sus padres. 

Kanon también se había terminado de adaptar ahora a ser regente en el templo marino, para el las cosas fueron mas sencillas porque ya estaba acostumbrado a ese lugar, además que le había tomado el gusto a poder vengarse cada que podía dándole mas trabajo a Isaac del que debería tener, su relación con los demás marinas había cambiado notoriamente a pesar de que el le había exigido a su esposo no quitarle su lugar como uno de ellos, eso no quitaba que el fuera el consorte de Poseidón y que por ende estaba mucho mas por encima que el resto, pero hasta el momento todo había ido bastante bien. 

En el santuario las cosas habían vuelto a la normalidad luego de que finalizaran las reuniones, Antonella estaba constantemente yendo del santuario al templo marino o al averno, además de que estaba emocionada con su ya nacido sobrino, Hyoga ya tenía a su bebé en sus brazos y era un pequeño que lo único que tenía de su padre biológico era el color de sus ojos, lo demás era idéntico a el cisne, su ayuda les venía de maravilla con el pequeño bebé que parecía muy a gusto cuando su tía Antonella iba de visita y cuidaba un rato de él, permitiendo así que tanto Hyoga como Aioria pudieran descansar un rato, Milo y Camus habían podido disfrutar de pasar tiempo con su hija sin revelar su verdadera identidad, le habían ayudado a manejar de mejor forma sus poderes para que estos no le dieran tantos problemas como otras ocasiones. 

El único cambio negativo que estaba presente era la creciente amenaza que representaban los ejércitos de Apolo y Ares que en las últimas semanas habían hecho incursiones no autorizadas en varios rincones de la tierra, en el santuario, en el templo marino y el averno, esto mantenía a todos alertas y les impedía poder disfrutar de sus vidas en totalidad. 

Antonella se encontraba en estos momentos escondiéndose de los gemelos torbellino como ella les había puesto, Draco y Ethan disfrutaban de jugar con An, pero a veces eran muy traviesos, todos lograron notar lo buena que era con los niños la chica, estos simplemente la adoraban, pero eso a veces no le gustaba a An, quedaba totalmente agotada debido a que siempre trataba de jugar con todos y darles la misma atención, debido a eso ahora les había dicho que jugarían a las escondidas, pero en lo que subía las escaleras apartándose de donde estaban jugando los niños, sintió algo extraño, sentía que alguien la estaba mirando constantemente, algo bastante perturbador que solo se iba incrementando cada segundo que pasaba, comenzó a apresurar sus pasos, no era prudente que se desapareciera en esos momentos debido a que quien sea que le estaba vigilando tan detenidamente podía sospechar mas de quien era realmente, tenía que llegar pronto a uno de los templos, cuando estaba cerca del templo de Capricornio comenzó a sentir un poder extraño en el ambiente y la situación fue tan obvia que Shura había salido a lo alto de las escalinatas usando su dorada armadura, buscaba al igual que An la fuente de la perturbación en el ambiente, pero ninguno daba con esta, An alzó la mirada y Shura le hizo una seña haciendo que la menor se volteara, pero ninguno tuvo tiempo de hacer algo, un torbellino que se formó de la nada la levantó por los aires, la fuerza de este era de tal magnitud que An simplemente se hizo bolita para no hacerse daño, escucho a lo lejos el grito del caballero dorado y también de los gemelos que habían tenido una visión extraña lo que les provoco subir, pero una corriente eléctrica la envolvió por completo electrocutándola, Antonella podía jurar que nunca había sentido un dolor como este, el sonido del viento que la había levantado del suelo era ensordecedor y una presión horrible comprimió su cuerpo entero hasta que cayó pesadamente al suelo, ahora todo era silencio roto solamente por su agitada respiración, oscuridad la rodeaba y frío como jamás había sentido. 

-Tenías razón, no es humana realmente, si lo fuera ya habría muerto. -Una voz femenina llenó la estancia, Antonella le costó algo de tiempo lograr reaccionar y abrir sus ojos, al final del salón estaba Artemisa y hablaba con Afrodita, ambas diosas lucían expresiones divertidas en sus rostros, An no tenía la menor idea de donde estaba, parecía algo así como un sótano, no había ventanas o luz solar de ningún tipo, apenas estaba iluminado por antorchas en las paredes. 

-Si, pero no quería tener razón en esto. -Afrodita se acerco lentamente hasta donde estaba la menor y con el pie la volteo. -Estás despierta, eso es nuevo. -An estaba demasiado débil como para moverse y respiraba con dificultad, algo debía haber en ese lugar que estaba casi anulando su poder. 

-¿Qué dices Afrodita?  ¿qué hacemos con nuestra invitada tan especial? -Artemisa estaba caminando por la estancia y miraba a la indefensa chica con una expresión extraña en el rostro. 

-Deberíamos ablandarla un poco ¿crees que este dispuesta a hablar con nosotras? o ¿será que le es fiel a Hades? bueno solo hay una forma de averiguarlo. -Afrodita estiró la mano y An se contorsionó en el suelo del dolor, sentía como si un millón de dagas atravesarán su piel, sus gritos llenaron la estancia ante la desinteresada mirada de las diosas que la estaban torturando. 

-Basta... no... no... por favor... -An balbuceaba quejas y súplicas, jamás en su vida había sentido lo que estaba sintiendo ahora, Afrodita sonrió de medio lado, eso era lo que estaban buscando, levantó su mano y el cuerpo de la menor levitó en el aire como si se tratara de una marioneta, ella respiraba con dificultad, sudaba y casi no podía tener los ojos abiertos. 

-¿Quién eres? -Cuestiono Artemisa con tono calmado. 

-No soy... nadie... soy... solo una... sirvienta... -Respondió con dificultad manteniendo la cabeza baja. 

-No lo creo ¿a quién sirves? -Presiono Afrodita. 

-Hécate... mi diosa es... Hécate... 

-¿Qué poderes tienes? -Cuestiono Artemisa frunciendo el ceño, se le había extraño eso, Hécate no tenía aprendices ni sirvientes por muchos años como tal, pero si les había llegado el rumor de que una chica estaba pasando tiempo con la poderosa hechicera, así que en cierto punto estaba diciendo la verdad. 

-Ninguno... no tengo... no soy... nadie... -Sentía su pecho presionarse. 

-El tornado no te hizo mayor daño, eso no es algo normal ¿quién eres? y no me mientas porque sabré si lo haces. -Afrodita se acercó mas a An que seguía flotando en el aire, tenía los brazos extendidos y la cabeza gacha, pero la diosa le levanto por la barbilla para poder ver sus ojos, An esquivó su mirada y trato de volver a bajar su cabeza. -Dime quién eres y que es lo que hacías en el santuario. -Puso su mano en el pecho de la chica y está gritó de dolor, sintió sus pulmones comprimiéndose desde dentro y se volvieran cenizas. 

-Mensaje... solo debía dar un... mensaje. -No era una mentira porque fue a eso al santuario, que terminará jugando con los niños era otro tema. 

-¿Para quién? -Artemisa tiro de los cabellos de la menor y expuso de esta forma su rostro que estaba cubierto de sudor y lágrimas.

-Escorpio y Sagitario. -Pensó que si la habían estando vigilando para luego secuestrarla tuvieron que haberla visto salir de estos templos, no tenía sentido mentir sobre esto. 

-¿Qué decía el mensaje? 

-No sé... no leí la carta... no sé... -Negó con su cabeza y lloró, solo esperaba ser lo suficiente convincente en este punto, sino tendría que despedirse de su vida. 

-¿No tenías un poco de curiosidad siquiera? bueno no importa, yo lograré que me digas todo lo que sabes, no eres rival para mi, eres muy joven y se te nota la inexperiencia, Hades debería entrenar de mejor manera a sus súbditos, te crees muy lista ¿verdad niña? -Artemisa sujetó con fuerza la barbilla de An y volteó su rostro para poder mirarlo, la menor pudo ver la furia en los ojos de la diosa y eso la asusto aún mas. 

-No... no soy lista... no soy nadie... solo soy una sirvienta... no soy nadie... por favor...

-Si no eres nadie y eres solo una simple sirvienta que posiblemente no sabe ni leer, dime ¿qué hacías en el santuario durante las reuniones de los dioses? ¿por qué lo recorrías en las noches? ¿por qué Hypnos te acompañaba? ustedes buscaban algo ¿verdad? ¿qué buscaban? -Afrodita jaló con fuerza la ropa de la chica provocando que la parte superior que cubría su pecho se rompiera, dejando su pecho desnudo y mientras hablaba paseaba una fina daga por su piel haciendo a un lado un dije que estaba en una fina cadena, An podía sentir la fría hoja rasgar su piel y la diosa complacida al ver el miedo en sus ojos. 

-Nada... yo no buscaba nada... 

-¿Y qué hacías con Hypnos entonces? -Pregunto Artemisa con furia. 

-Nada... nada con él... yo solo caminaba... escalaba... no podía dormir y salía... yo no buscaba nada... nada se los juro... nada... -Suplicaba y lloraba, se veía muy indefensa y pequeña, frágil y vulnerable, eso hizo que Afrodita frunciera el ceño ¿será que en verdad solo era una sirvienta y esas dos se equivocaban?

-No... ustedes buscaban la laguna ¿la encontraron? ¿encontraron el artefacto? ¿dónde esta? -Artemisa cerró su mano en el cuello de la chica que se empezó a poner roja, no podía moverse y por eso pataleó, pero casi se desmaya por la falta de aire, Afrodita la detuvo y An tosió cuando pudo volver a respirar un poco. 

-Muerta no nos sirve. -Dijo la diosa del amor a una impaciente Artemisa que volvió a caminar de lado a lado en la habitación. 

-Tampoco nos dice lo que queremos saber. -Miro con rabia a la chica que seguía suspendida en el aire. 

-Tal vez yo pueda ayudar. -Otra voz femenina bastante dulce aparentemente que provenía de uno de los oscuros rincones del salón lo llenó todo, el inconfundible sonido de pisadas en el piso de piedra llamo la atención de Antonella que abrió los ojos y reconoció a Athena que se acercaba con una antorcha en la mano, pero no venía sola, dos hombres corpulentos venían con ella, An no los había visto antes tan de cerca, pero si había escuchado muchas historias, en el futuro no se había llegado a enfrentar con ellos, pero habían acabado con Shaka y Death, Adrien solía decir que con esos dos dioses había que tener precaución y el hecho de que los hubieran llamado no era nada bueno para ella, su vida y su salud mental peligraba mucho mas que antes. 

-Eres brillante querida hermana. -Artemisa sonrió hacía la pelimorada que recién llegaba y camino junto a Afrodita dejando a los dioses del dolor y del miedo, Deimos y Fobos. 

Los gritos de Antonella llenaron esa inmensa estancia, los hijos de Ares no se especializaban en castigos físicos, ellos eran mas sutiles, pero mas efectivos, ellos destrozaban las mentes de sus víctimas, provocaban que vieran visiones aterradoras lo que los llevaba inevitablemente a la locura, era una forma horrible de morir. 

Antonella estaba echa bolita en el polvoriento suelo de aquel lugar en el templo abandonado, Deimos y Fobos habían jugado cruelmente con su mente en las últimas horas, la chica tenía la mirada desenfocada y repetía palabras inentendibles una y otra vez, apretaba con todas sus fuerzas el dije que colgaba en su cuello y tenía los ojos cerrados, Artemisa al volver a la estancia se acerco a estos. 

-¿Dijo lo que queremos? 

-No, no creo que sepa nada a resistido todo nuestros intentos, pronto ya no quedará nada de ella. -Respondió Fobos con una perversa sonrisa de satisfacción en su rostro. 

-¿Es posible eso en una humana? -Cuestiono la diosa mirando a la chica que temblaba y seguía hablando ausentemente, su murmullo no era entendible.

-No, ella debería haber muerto. -Dijo Deimos considerando por primera vez desde que había llego eso, su hermano y él habían torturado a este muchacho por varias horas y no habían conseguido nada de ella. 

-¿Por qué sigue viva entonces? -Pregunto molesta Artemisa. 

-No lo sé. -Deimos dio un paso hacía la chica que estaba en el suelo y se agachó para poner su mano en la frente, pero al intentarlo su mano pasó a través de la figura de la chica como si de un fantasma se tratara, Artemisa abrió los ojos con indignación y empezó a buscar infructuosamente por el salón. 

-¿Dónde estás? muéstrate. -Exigió con rabia. 

-Si ese es tu deseo, será un honor cumplirlo. -Una voz muy distinta a la que habían estado escuchando habló desde uno de los rincones oscuros del salón, la chica estaba de pie y en sus manos sostenía una de las antorchas de la pared. 

-¿Cómo escapaste?

-¿Por qué habría de revelarte mis secretos? -Cuestiono imitando a la perfección cualquier movimiento que hiciera la diosa, sus ojos estaban vacíos a como realmente eran, actuaba como un espejo reflejando exactamente los movimientos de la diosa, Artemisa no se había dado cuenta, pero la mirada de esta chica a pesar de haber cambiado en estos momentos se le hacía familiar. 

-¿Quién eres?

-¿Por qué habría de decirte? -Antonella se seguía moviendo hábilmente imitando sus movimientos sin quitar la mirada de encima. 

-Mísera mortal, has encontrado tu fin. -Artemisa abrió la mano y lanzó una ráfaga de luz, la cual Antonella saltó y esquivo con maestría, miro a la diosa, juntó las manos en su pecho y las abrió completamente cuando extendió sus brazos, la diosa no notó nada extraño al principio, luego sintió como sus músculos se entumían, una densa niebla se empezaba a formar en el amplio salón paralizándolos a todos, Deimos y Fobos yacían en el suelo y sangraban, Artemisa sangró por la nariz y se llenó de furia, una simple humana no podría haberla atacado así que concentró su poder y logró disipar la nube tóxica que los había envuelto. 

-¿Sabes? la confianza es la clave de tú fracaso, no debes confiar las tareas importantes a dioses menores, Deimos y Fobos cayeron con mis ilusiones al primer contacto, eso fue muy divertido si quieres que te diga la verdad, no pensé que sería tan fácil engañarlos, las leyendas de su poder y habilidades no son del todo ciertas por lo que veo. -El tono de An era calmado y a Artemisa le parecía que era de burla. 

-¿Crees que tus trucos baratos permitirán que salgas de aquí con vida? -Artemisa estaba recuperando su movilidad y había una llama creciendo en sus ojos, estaba buscando a esa chica, pero en esos momentos ya no estaba jugando al gato y al ratón y había optado por esconderse en las sombras. 

-Me han funcionado bastante bien hasta ahora, así que ¿buscas la antigua reliquia? es una lastima que desperdiciarás el tiempo, no es tu destino tenerla en tus manos. -Antonella buscaba distraer a Artemisa y lo estaba consiguiendo, un muy útil truco le permitía proyectar su voz la que sonaba desde distintos puntos del amplio lugar, así Artemisa no la podría localizar por el sonido.  

-¿Entonces ya la tienes?

-No, solo la encontré, pero no, no la tengo yo -Explico An, ella se estaba moviendo en la oscuridad, no era conveniente permanecer en un solo lugar, si Artemisa le ponía un solo dedo encima si sería su fin, en eso la diosa tenía razón y sus trucos no la mantendrían viva si se enfrentaba directamente con ella o con cualquiera de ellos y hasta ahora no había podido encontrar la forma de salir de ese sótano, había intentado desmaterializarse, pero no era posible hacerlo, estaba en una especie de templo abandonado o algo así, tal vez esa era la razón de que no pudiera hacerlo, no quería contactar a su abuelo o a sus padres porque eso daría a conocer su identidad y eso no era conveniente bajo ningún concepto, no podía darle armas a ellos para atacar a su familia y su identidad era una de ellas.

-¿Y dónde está? -Artemisa estaba furiosa, esa niña estaba jugando con ella y eso no lo podía permitir ¿desde cuándo los míseros humanos podían levantar el puño hacia los dioses?

-Perdón, no puedo decirte lo que no sé, aunque pensándolo bien, si lo supiera tampoco te lo diría la verdad. -Comentó con un tono pensativo, seguía caminando sumida en la oscuridad pegada a una de las paredes, su corazón latía con violencia en ese punto, no podía salir y eso la estaba empezando a desesperar, pero se le heló la sangre cuando una mano la tomó con fuerza del cuello y la zarandeó levantándola del suelo y ahorcándola.

-Eso... es una pena... ellos se divertirán contigo ahora, si antes los engañaste, ahora no correrás con la misma suerte. -Afrodita había llegado en esos momentos, An se estaba quedando sin aire, la diosa del amor la había tomado por sorpresa. 

Afrodita tenía la intención de ahorcar a Antonella, estaba apretando su cuello viciosamente, pero sintió un dolor en sus manos como no había sentido antes, esto provoco que lanzara con violencia a Antonella contra uno de los muros, el sonido del golpe fue horrible y la chica quedó atontada, Afrodita se miro sus manos y no lo podía creer, estaban quemadas como si las hubiera sumergido en ácido, Artemisa no desaprovechó la oportunidad y le piso el cuello a An para mantenerla indefensa, allí fue que Afrodita vio la fina cadena que estaba en su cuello, se agachó y se la señalo a Artemisa, sus manos estaban al rojo vivo así que no podía hacerlo por si misma, Artemisa fue la que jaló la cadena hasta que un dije junto a un anillo se hicieron visibles, también los había visto antes, pero ahora fijó su atención en ellos y en sus observaciones determinó que el dije no era importante, era una baratija sencilla y gastada de plata, pero el anillo tenía una piedra bastante rara y en apariencia mágica.

-No... -Logró decir Antonella tratando de impedir que le quitaran la cadena, pero Artemisa la arrancó de su cuello para ver de mejor manera el anillo. -"Hypnos... por favor... dile a mi abue... Hypnos..." -Pidió con toda su fuerza interior que le quedaba, sintió sus ojos cristalizarse deseando que aquel anillo aún funcionará como le había dicho hace unos días el dios del sueño, que sí alguien se lo quitaba enseguida iría a ayudarla. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro