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Capitulo 48.

El dios del sueño quería hablar con ella esa noche, pero An no le dió la oportunidad, se fue con Hécate que estaba ocupada verificando la seguridad en el templo de sagitario, Antonella había podido ver a los hombres de Ares darse vuelta por el templo, normalmente Aioros cuidaba del perímetro, pero está noche estaba demasiado ocupado buscando de su hijo, Hécate estaba tratando de hacer algunos hechizos para proteger el templo y se llevó con ella a la menor al patio trasero, estaba enterada de la situación entre ella y el dios del sueño, apoyaba la idea de que Hypnos tendría que esforzarse si quería hablar con la pequeña de nuevo, pudo sentir que este se les quedo mirando a lo lejos mientras se preguntaba ¿por qué sentía su alma vacía? ¿Así se sentía el amor? ¿Era eso lo que sentía?

Tiempo después la poderosa hechicera se acercó a la puerta de la habitación donde estaban los amantes, respiro con tranquilidad al sentir que Seiya estaba correspondiendo de buena forma ante el nuevo método que usaba Hades en el, se alejo para seguir dándoles privacidad.

-Resultó tu cura milagrosa princesa, tu Bu ya está despierto. -Dijo Hécate con una sonrisa luego de acercarse a ella, la espera los estaba matando a todos ellos.

-¿Puedo verlo? -Preguntó An sonando aliviada.

-No creo que sea prudente, él y Hades están... ocupados... -Contestó la Diosa con un guiño de ojo.

-¿Siguen en eso? ¿en serio? -Cuestiono incrédula sintiendo sus mejillas arder.

-Si... mejor ve a descansar, la verdad no sé si Hades envíe a aries luego a tu Bu hoy mismo o lo hará mañana, cuando eso pase estarás a cargo de darle esto antes de que coma, que no se te olvide. -Le dió un frasquito con un líquido rojo a la menor que asintio, se despidió de ella y se fue a descansar enseguida, escapando de que Hypnos pudiera detenerla. -Tendras que esforzarte más si no la quieres perder. -Comento la diosa mirando al rubio que seguía viendo con anhelo por dónde se había ido la pequeña.

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-Hasta que nos honras con tu presencia Hades -El tono de Apolo era por demás molesto, Hades se había ausentado por un día entero y nadie supo nada de él, Zeus también estuvo molesto debido a eso.

- Tuve asuntos que atender, urgentes e impostergables, siento haberme ausentado. -Dijo el pelinegro tomando una copa de vino y sentándose junto a su hijo al que beso en la frente como saludo.

-¿Cómo está el marina? -Prosiguió Apolo, Hades se encogió de hombros.

- No lo sé. -Dijo cómo respuesta con sinceridad, en realidad si sabía, pero no por los motivos que ese dios creía.

-¿Cómo que no lo sabes? es tu amante ya deja de negarlo. -Apolo se puso de pie y empezó a caminar por la estancia.

-No es mi amante, y no sé cómo está porque hasta dónde yo sabía, se encuentra bajo el cuidado de Poseidón, no del mío - respondió Hades sin inmutarse, su tono era tranquilo

-¿Y dónde está él? -Inquirió Apolo señalando uno de los lugares vacíos en la mesa, Hades regresó la mirada y cayó en cuenta que Poseidón no estaba

-Eso tampoco lo sé...

-El tema que debemos hablar es de suma importancia y deberíamos estar todos presentes, la presencia de los dioses en las reuniones ha ido decreciendo, es hora de finalizarlas pero necesitamos establecer acuerdos para hacerlo - dijo Zeus y lo dijo con molestia, a la final su permanencia en la tierra había sido de meses, el dios de los cielos se había dado sus escapadas pero estaba harto de la persecución de Hera, la que había asesinado a una hermosa muchacha que moraba en el pueblo de Rodorio y que había calentado el lecho de Zeus en más de una ocasión durante ese tiempo.

-Me parece perfecto, ¿y a qué acuerdos vamos a llegar? -Preguntó Hades tomando un sorbo de su vino, lo único que el Dios del Inframundo iba a extrañar de estas reuniones, era el vino, prefería pasar tiempo en el santuario sin tener a todos los otros dioses encima.

-El primer acuerdo es el de paz. -Camus fue quien intervino y lo hizo de manera pausada, expuso los puntos que habían tratado en las últimas semanas y hubo un consenso general de asentimiento, la tierra no sería tratada como manzana de la discordia y los dioses debían respetar sus limitaciones con respecto a los reinos de los otros dioses.

-El segundo acuerdo es el del encierro de los dragones negros en el Inframundo. -Ese punto lo expuso Artemisa, los dragones negros volaban libres en el Olimpo, como había sido desde el inicio de los tiempos, pero eran animales salvajes que causaban destrucción a su paso, usualmente se mantenían alejados de los templos de los dioses, pero habían tenido problemas con ellos últimamente debido a su número, Hades había accedido de buena gana llevárselos para la paz y contento de todos, ese punto ya se había efectivizado, Hades se los había llevado desde el primer día de las reuniones, los dioses del Olimpo no vieron que algún día podrían arrepentirse de hacer esto.

-El tercer acuerdo, es que se cumpla la reprimenda para ese perro endemoniado guardián de las puertas del infierno. -Dijo Apolo y lo hizo con furia, la mascota de Hades lo había mordido y el dios del sol no podía dejar pasar semejante ofensa, él había pedido que corriera la sangre del animal, Hades había estado de acuerdo, siempre y cuando sea Apolo el que lo degúelle con sus propias manos, Apolo al negarse había pedido un escarmiento, Hades había aceptado encerrar a Cerbero en el Inframundo y lo había enviado inmediatamente, pero eso no le pareció suficiente a Apolo que no estaba contento con los resultados de su petición, él había quedado como cobarde, Hades se lo tomó a manera de broma y los demás dioses desestimaron el asunto.

-Cerbero ya fue enviado al Averno ¿qué más quieres? -Cuestiono Hades con toda la paciencia que pudo demostrar en esos momentos.

-Que pierda una cabeza por lo menos

- Muy bien, si así lo quieres así se hará, siempre y cuando seas tú el que se la corte. -Hades dejo ver su cínica sonrisa, Apolo se estaba preparando para contestar pero el Dios de los cielos levantó una mano y dijo en un tono que no dejaba lugar a discusión.

-Vamos a declarar esto como punto muerto, si tú te niegas a acercarte a ese animal, pues no se va a poder hacer nada, se decreta que Cerbero sea confinado al Averno y que no vuelva a salir de allí bajo ninguna forma, concepto o excusa ¿está claro? -Hades asintió sin decir nada más y Apolo en contra de su voluntad hizo lo mismo.

-Muy bien... prosigamos, el siguiente acuerdo es que se prohíben las incursiones de fuerzas, delegados o representantes de los dioses en reinos que no les corresponden, esto se ha hablado hasta la saciedad y hemos quedado de acuerdo en que se necesita que se solicite el permiso correspondiente antes de realizar incursiones, en la tierra, en el Averno y en el Olimeo. -Este punto lo determinó Hera, se determinó también que algunos Dioses tenían lugares propios en otros reinos y que esos lugares no entraban dentro de esta negociación, tal era el caso de Hefestos, que tenía sus talleres en una de las zonas montañosas de Grecia, Artemisa tenía el control de varios bosques encantados y a los que los mortales no tenían acceso, pero se encontraban en la tierra, Deméter que juntamente con Perséfone tenían el control de algunas las estaciones, entonces ellas si tenían el pase libre en la tierra, pero solo para asuntos que eran de su competencia, Hécate que vivía en el inframundo al igual que Hypnos y Thanatos, ellos habían compartido el espacio con Hades, pero entre ellos no habían problemas porque Hades era y siempre había sido el regente indiscutible del averno, el cual no ponía límites a los otros dioses porque nunca había sido necesario, ellos no se metían en sus asuntos y viceversa, más bien Hades siempre había encontrado ayuda, amistad y fidelidad en ellos, el averno era el lugar que menos problemas tenía en esos aspectos, y así se determinó lugares específicos para cada uno de los dioses en los distintos reinos, de los cuales podían disponer como propios sin inmiscuirse en asuntos que estaban fuera de su campo de acción determinado y aprobado, pero si los regentes de esos reinos no estaban de acuerdo con algo que estaban haciendo, tenían que saldar cuentas segun lo que se decida en un juicio.

-Y el último punto a tratarse es el concerniente a los amantes humanos, en este tema no se ha llegado a ningún acuerdo y luego de la discusión del otro día entre Hades y Apolo, creo que mi noción de que esto ya estaba tras de todos nosotros, está fuera de foco. -Dijo Hera y sonó molesta, no era secreto para nadie que ella era la que más resentía esta situación, porque las escapadas de Zeus eran legendarias, no sabían si el dios de los cielos alguna vez le fue infiel a Hades cuando estuvo con el, pero de que ahora que había vuelto con Hera y le seguía siendo infiel como siempre había hecho, todos estaban enterados.

-Ese asunto se resolvió ¿no está ese humano al cuidado de Poseidón? -Preguntó Hermes recordando la agria discusión entre el Dios del sol y el Dios de los muertos.

-Eso fue una solución temporal, en algún momento ese muchacho debe volver a cumplir sus servicios que muchas veces son fuera del templo marino y ahí es cuando estallarán los problemas otra vez. -Menciono Afrodita, ella había hablado con Hera y sus palabras eran ciertas, ese asunto no estaba del todo resuelto.

-No necesariamente. -Comento Apolo y sonó críptico, Hades frunció el ceño, sabía que algo se traía entre manos.

-¿A qué te refieres? -Cuestiono el de cabello aquamarina entrecerrando sus ojos.

-A que este humano, Kanon como lo llaman, ha sido escogido como mi nuevo oráculo, las señales en el cielo no se equivocan, eso fue lo que me guió a él.

-Eso no es cierto, tu solo querías hacerlo tu amante y no lo niegues. -Hades puso su copa en la mesa con un poco más de fuerza que la usual, el pelinegro no pudo ocultar su disgusto lo cual llamo la atención de los otros dioses.

-Claro que es cierto, si la vez anterior me hubieran dejado explicar realmente mis intenciones con el se los habría dicho, pero fui acusado de secuestrarlo, de intentar violarlo y de muchas cosas más, pero la verdad es esta... él posee el alma signada por las estrellas para develar los misterios del destino y del futuro, él será mi nuevo oráculo.

-Él no puede ser tu nuevo oráculo. -Repitió Hades recostándose un poco en su silla y estirando su mano que tenía su copa vacía, la que uno de los coperos llenó inmediatamente.

-¿Por qué no? vamos explícalo Hades... él no puede ser mi oráculo porque lo mancillaste, ¿verdad? él ya no es puro porque fuiste tú el que lo llevó a la cama, es eso ¿verdad? ¿ o me equivoco? -Apolo se puso de pie, si había perdido a Kanon por lo menos pondría a Hades en evidencia, era lo menos que podía hacer.

-Te equivocas... y no tengo por qué darte explicaciones. -Afirmo bastante relajado. -Pero ya que las quieres, el no puede ser tu oráculo porque tiene una particularidad que lo hace inútil para tus propósitos. -Sonrio de medio lado recordando lo que había hablado con su nieta luego que fuera a curar las heridas que Apolo dejo en el cuerpo del marina.

-¿Pueden parar con esto? Kanon va a seguir siempre bajo mi protección, el principalmente no puede ser tu oráculo Apolo, porque me es fiel solamente a mi, el va a seguir viviendo bajo mi techo lejos de cualquier dios o persona que quiera hacerle daño, el no se lo merece y no lo voy a permitir. -Julian se había presentado justo a tiempo para hablar de aquel tema. -Ademas quiero tomarlo como mi consorte, ya se lo propuse y el ya acepto, digo por si a alguien le interesa lo que el siente y piensa en estos momentos. -Hades se encargó en ese momento de cerrar las bocas semi abiertas de su hijo y su yerno, el ya sabía de eso, pero sabía que nadie se lo esperaba.

-¿Tu consorte? -Hera abrió mucho los ojos al enterarse de aquella noticia. -¿Y lo dices así tan tranquilo frente a tu hijo? -Señalo a Milo que seguía sorprendido por las palabras de su padre, al igual que su esposo, ninguno sabía nada sobre eso.

-A mi me parece muy bien. -Accedio Hades para sorpresa de todos, el dios de los muertos estiró nuevamente la mano a la muchacha que estaba rellenando las copas de vino por el salón, su rostro no mostraba expresión alguna.

-¿Te parece bien? ¿no te importa que Poseidón quiera desposar a tu amante? a ti... ¿a ti no te importa tomar las sobras de Hades? -Apolo habló primero dirigiéndose a Hades y luego a Poseidón, pero no les dio tiempo de contestar sus preguntas porque continuó hablando y mirando a Hades al decir: -¿No que lo cuidabas? o es que para complacer a tu hermano, a ti no te importa qué pase con él cuando Poseidón luego de usarlo ya no lo quiera. -Apolo se volteó y chispas salían de sus ojos, Julián iba a hablar, pero Hades levantó la mano y le hizo una seña al responder.

-Nadie está tomando las sobras de nadie, ese chico no es mi amante, eso ya lo he dicho una y otra vez, estoy harto de tener que explicarme, no que tenga que hacerlo. -Hades habló con fastidio ya en ese punto.

-Pero tú tienes un amante o ¿vas a negar que estabas besándote con uno de los que pasan tiempo en el primer templo? yo te vi con mis propios ojos en el patio del templo de aries y ahí estabas tú, en medio de la noche comiéndote a besos con él. -Expreso con rabia, Hades no se inmutó ante ello y se encogió de hombros.

-He dicho hasta la saciedad que ese muchacho no es mi amante y viste mal porque yo no tengo ningún tipo de relación romántica o sexual con Kanon, no es secreto para nadie que he tomado interés en él y lo he cuidado, eso no significa que haya algo o que alguna vez hubo algo entre nosotros, él es un ser especial que no merece el trato que le has dado, yo respeto sus decisiones y por eso si él desea desposarse con mi hermano, yo no le veo el problema. -Contestó Hades tomando un sorbo de su copa de vino, Camus miro a su madre con dudas, el no sabía que andaba en los romances con alguien.

-No vale de nada que lo niegues, yo te vi y te atreves a poner en tela de duda mi palabra. -Apolo miraba a Hades con profundo resentimiento en este punto.

-Lo siento, pero esa es la verdad y te lo repito cuantas veces quieras, yo no tengo nada con él y si no me quieres creer pues es tu problema, no el mío. -Hades sonó verdaderamente molesto en este punto, eso de explicarse ante los dioses no iba con él.

- Pero le vez todos los problemas cuando el que lo deseaba era yo ¿verdad?

- No... tampoco le hubiera visto el problema si él te hubiera deseado también, pero él no quería nada que ver contigo, y tu querías hacer tu voluntad con él, ese es el real problema de todo esto, somos dioses y eso no está en discusión, pero no deberíamos tener derecho de hacer con las personas lo que nos plazca, por algo los hicimos a nuestra imagen y semejanza, no son simplemente juguetes y por eso no debemos tratarlos como tal. -Rodo los ojos ya hastiado de seguir repitiendo una y otra vez lo mismo.

- Vaya el gran Hades poniendo los deseos de los otros por encima de los tuyos. -Dijo Apolo en tono de burla.

- Así es y este no es un caso aislado, si yo quisiera hacer mi voluntad atropellando a todo el mundo como propones tú, mi matrimonio no se hubiera anulado y Perséfone seguiría siendo la Reina del Averno, pero no... ella no quería seguir casada conmigo, ella quería ser libre y yo le concedí la libertad aunque eso me haya dolido en el alma y en el orgullo, pero lo hice porque no puedo construir mi felicidad sobre el sufrimiento de otros, mucho menos de una mujer a la que amo y respeto profundamente. -Perséfone se llevó una mano al pecho y sonrió, se mostró conmovida en extremo, Deméter también, Hades llevo su mirada directamente a Zeus. -Cuando estuve con Zeus y nuestra relación comenzó a arruinarse, no intente retenerlo a mi lado, el fue libre de separarse de mi, incluso es libre de casi no hacerse nunca cargo de sus hijos, pero eso fue lo que decidió el, no lo que yo impuse.

-Hemos escuchado suficiente de este asunto, si es deseo de Poseidón y de ese muchacho el desposarse, no debemos impedirlo, la boda deberá realizarse esta misma tarde y de esa manera pondremos una piedra a este asunto ¿están de acuerdo? -Cuestiono Zeus, hubo un murmullo generalizado de asentimiento, las sabias palabras de Hades los descolocaron a todos porque él era uno de los dioses más parcos del Olimpo, pero sus palabras estuvieron cargadas de sentimiento, así que el dios de los infrernos se puso de pie y sin decir nada más se dirigió a la salida, no deseaba estar en esos momentos presente en el salón recibiendo miradas de simpatía ni mucho menos.

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