Capitulo 44.
Zeus estaba en el salón principal escuchando el ir y venir de las discusiones, estaba fastidiado porque Hades se había desaparecido desde el día anterior y no había dado señales de vida, esto era por demás extraño en él, el Dios de los muertos si se iba de rato en rato a ocuparse de emergencias que surgían en el Averno, pero nunca se había ido más de una tarde entera o una mañana entera, era precisamente él uno de los dioses que más tiempo discutió y debatió los diferentes temas, había sido Hades el que había impulsado varios de los acuerdos a los que ya se habían llegado y ahora no estaba por ninguna parte, Zeus estaba fastidiado porque su ex pareja estaba en un lugar desconocido para el y no escuchando las palabrerías de los otros dioses y ni siquiera tenía a su hijo con ese dios a su lado para distraerlo.
Otro que estaba desaparecido era Poseidón, él se había ausentado desde el día anterior al igual que Hades y ahora no estaba por ninguna parte, Apolo tampoco estaba, Hera estaba aburrida, Hefestos y Afrodita estaban discutiendo, Perséfone charlaba con Deméter al igual que Hermes y Camus que siempre estaba acompañado por su esposo, Ares estaba inquieto, el clima de las reuniones estaban cambiando, Artemisa se mostraba molesta mientras charlaba con Dionisio, Hefestos estaba hablando sobre el futuro de la humanidad, Camus defendía vehementemente la no participación de los dioses en los asuntos humanos, en la libre voluntad y acción del ser humano, de dejar que aprendan sus lecciones por su propia cuenta, que puedan avanzar y evolucionar, pero ese tema había sido explotado muchas veces hasta el cansancio, jamás lograban ponerse de acuerdo.
De pronto las puertas fueron abiertas por donde ingreso Apolo, este se encontraba de verdad muy molesto, todos se quedaron en silencio notando el cosmos de aquel dios encendido, el cielo se iluminó con múltiples rayos y truenos.
-¡HADES! ¡¿DÓNDE ESTÁS MALNACIDO?! -Vociferó Apolo dejando a todos casi como piedras en el salón.
-Hijo contrólate, esa no es forma de mencionar a uno de los tres grandes. -Pidió Zeus arqueando una ceja.
-¡Tú ex amante me debe una explicación, lo que hizo no tiene nombre! ¡¿dónde está?!
-Mi madre no a venido hoy, cálmate y bájale a tu tonito antes de expresarte de esa forma de el. -Camus se cruzo de brazos mirando a el otro dios con el ceño fruncido.
-Hazle caso a tu hermano, por favor. -Pidió nuevamente Zeus intentando que las cosas se tranquilizaran.
-No padre, este es precisamente el momento de que todos se enteren ¡Hades ven aquí y muéstrate si tienes valor! -Grito al viento obteniendo el resultado que buscaba, en medio de una nube negra que se presentó en el salón, apareció el dios de los muertos que lucía muy molesto, su tono era frío como el hielo cuando comenzó a hablar.
-¿Te atreves a buscarme luego de lo que hiciste? -Guío sus ojos hasta encontrar a su hijo mayor y pedirle disculpas por lo que posiblemente tendría que presenciar, de la misma forma miro a su yerno pidiéndole que no se apartara de Camus por ningún motivo.
-¿A dónde te los llevaste? -Reclamo Apolo volviendo a encender su cosmos.
-Donde no podrás volver a intentar hacerles daño. -Respondió con un tono apenas un poco mas alto que un susurro, pero era aquel tono de voz que lo hacía sonar mucho mas amenazante.
-¿De qué están hablando? -Zeus se puso de pie y se posiciono en medio del salón, los demás miraban todo en silencio, algunos entretenidos debido a la nueva discusión, en especial porque el dios de los muertos solo reñía usualmente con su ex pareja, lo contrario a este momento que se notaba su intención de sacarle la cabeza a Apolo.
-Hades se robó a un humano que yo había escogido para mi, eso es lo que pasa padre. -Explico el dios del sol, Zeus rodó los ojos, lo que menos necesitaba ahora era un pleito entre dioses debido a un simple amante mortal.
-No seas cobarde y cuenta las cosas como son, yo no te he robado nada, simplemente los saque de tu lado porque tu sabías que esos dos están bajo mi protección. -Todos los presentes arquearon una ceja, Hades no era conocido por tomar amantes humanos, jamás lo había hecho y ahora hablaba de dos seres, no de uno.
-Siempre pasa lo mismo ¿por qué debe tener Hades poder sobre mi en este asunto? el mortal es mío, lo tomé y ahora es mío. -Insistía ante el silencio de la sala, Hades cruzo los brazos y seguía viéndolo con rabia.
-Tomaste lo que no te pertenecía, yo te advertí muchas veces, tu no tienes derecho de tomar a la fuerza a nadie, en especial porque ninguno de ellos quiere ser tuyo. -Hades trataba de tranquilizar su tono de voz, sabía perfectamente que quien se enoja primero pierde, tenía que lograr serenarse para resolver esta situación a su favor.
-¿Y desde cuando nos interesa la opinión de los humanos en esto? el debería sentirse honrado porque un dios puso sus ojos en él y que mayor honor que el que se haya fijado sea yo.
-Tan vano como siempre. -Hades soltó un suspiro.
-¡Ya basta los dos! -Zeus intervino y caminó hacía Apolo para preguntar. -¿Por qué Hades habla de dos y tu de uno? ¿y qué es ese humano para Hades? ¿cuál es el problema realmente.
-Hades quería a ese marina para amante, pero yo me adelanté, estoy seguro que prefiere la luz y el calor del sol a estar en la oscuridad con el. -Se encogió de hombros evadiendo la primera pregunta, la respuesta no tiraría de la balanza a su favor.
-¿Marina? -Cuestiono Milo en un susurro recordando lo que les habían informado sucedió el día de ayer, sintió una presión en su pecho. -Cam, se refieren a Kanon. -Susurro cerca del oído de su esposo para que solo el fuera a escucharle, este asintió habiendo pensado lo mismo, pero eso solo significaba que también... no, no quería creer eso.
-Él no es mi amante, simplemente es alguien importante para mi hijo, es parte de su familia y amigos, por ende es importante para mi, el vale mucho como para ser mancillado por alguien de tu nivel, mucho menos cuando estabas dispuesto a hacerlo en contra de su voluntad. -Nuevamente la ira se comenzó a encender en sus ojos, pero aún así mantuvo su tono tranquilo. -Además la razón de que no quiere decirte quien es el otro, es porque se atrevió a secuestrar a mi hijo menor, nuestro hijo Zeus.
-Por todos los dioses... Kanon... Shun... -Camus se llevó una mano al pecho al confirmarse que efectivamente estaban hablando de dos de los tres que habían desaparecido ayer, su preciado amigo y su hermanito mas pequeño. -¡¿Cómo te has atrevido a esto Apolo?! -Se acerco amenazante a este, en el exterior los cambios abruptos de clima que solían ocurrir cuando alguien se atrevía a enojar al primogénito del averno e hijo adorado de Zeus comenzaron a efectuarse, truenos, rayos y relámpagos, además que la tierra comenzaba a moverse lentamente bajo sus pies.
-Si, me atreví ¿y qué? tu madre ya no debió haber intervenido, pero no, mandó a su perro del infierno ¡ese monstruoso animal que se atrevió a atacarme! -De no ser por Zeus que se atrevió a tomar a su hijo adorado por la cintura, estaban todos seguros que habría estampado a Apolo contra el muro, todos miraron la túnica del dios del sol que estaba rota en la parte baja, Cerbero debía de haberlo mordido en defensa de sus protegidos, esto claramente a Hades tuvo que haberle divertido por el recuerdo de lo que hizo su fiel can.
-¡No puedes culpar a Cerbero! es un perro guardián cumpliendo con su trabajo ¿qué esperabas? ¿qué te mostrará la panza? -Camus intentaba soltarse del agarre de su padre. -¡Papá suéltame!
-No hasta que te des cuenta de tus acciones, cálmate por favor. -Zeus sabía lo poderoso y capaz que era de muchas cosas su retoño, pero no lo creía capaz de hacerle daño a alguien, al contrario de Apolo que de seguro no le pesaría nada hacerle daño a su hermano menor, por mas que hasta hace un tiempo atrás parecía quererlo tanto, es más, Apolo jamás toleraba cuando algún dios intentaba hacerle algo al de cabellos aquamarina, pero en estos momentos parecía otro.
-¡Ese maldito perro debe ser sacrificado! -En ningún momento volteo a ver al aquamarina, este había logrado "calmarse" un poco solo para que su padre lo soltará, recordó lo que le había dicho su hija del futura en otras ocasiones "parece ser que los del futuro tenían debilidad ante mí, tal vez los de ahora la tengan hacía ti mamá"
-Atrévete a repetir eso mirándome a mí. -Exigió Camus poniéndose a un lado de su madre, pero efectivamente, Apolo hacía todo por no mirarle, analizo los ojos del dios del sol y no eran del color que debían de ser. -"No eres realmente tú, Apolo ¿quién te hizo esto" -Pensó y volteo a ver a su esposo comunicándose con este por la mirada, Milo asintió y se concentró en llamar a su padre biológico sin que nadie le pusiera atención a eso.
-Exijo que traigan a ese monstruo ante mi, quiero su cabeza en bandeja de plata ¡es lo menos que me debes! -Extendió su mano y una espada se materializó, aquella espada que su hoja estaba en llamas, el quería humillar a Hades matando a su mascota favorita con su espada, pero no contaba con que este pudiera reaccionar tan bien.
-Nadie va a matar a mi perro, si te mordió fue porque te lo buscaste, si tanto quieres matarlo con tu espada lo justo sería que lo mates en su forma mitológica, si quieres puedo llamarlo, pero no verás al pequeño perrito que te mordió, verás a mi poderoso can con sus tres cabezas, te advierto que ni yo puedo con el en su forma real cuando se pone violento o se siente amenazado. -Expreso con una sonrisa de medio lado, esto solo ofendía cada vez mas al dios del sol.
-Ese ni siquiera debía de estar aquí, eso no es justo, yo no traje conmigo a mis caballos de fuego, si hubiera sabido los habría traído.
-Eso no es mi culpa y mucho menos mi problema, Cerbero no era la única criatura que estaba aquí, los hipocampos de Poseidón están en la laguna detrás del templo de piscis y si, no trajiste a tus caballos de fuego, pero si trajiste dos de tus dragones rojos que han estado sobrevolando sobre nosotros todo este tiempo, también en los bosques he visto a los unicornios de Afrodita, cíclopes traídos por Hefestos y también faunos traídos por Dionisio, no estes satanizando de esa forma a mi can, el a estado tranquilo y alejado de todos, nadie se a dado cuenta de su presencia. -Para ese punto ya estaba comenzando a molestarse y cansando de las palabras de Apolo. -No te hubiera atacado si tu no lo hubieras hecho primero, todos los dorados lo recibieron muy bien y hasta se alegraron que estuviera en el templo de aries, mi perro es completamente inofensivo hasta que lo provocas, eso hiciste entonces debes atenerte a las consecuencias.
-¡Tú no puedes estar siempre haciendo lo que se te venga en gana, pasar por sobre todos y disponerlo todo a tu favor, a tus caprichos!
-¿Tú sí? -Hades se volvió a cruzar de brazos, su tono seguía siendo amenazante y esta discusión no estaba llevando a ninguna parte.
-¡Basta dije!-Zeus volvió a intervenir y sonaba cansado, no podía simplemente elegir un bando.
-¿En dónde están Kanon y Shun, mamá? -Pregunto Camus sintiéndose angustiado por no saber donde estaban exactamente, de por sí aún no tenía la menor idea de donde estaba el tercer desaparecido.
-Estan bien en un lugar seguro, haré todo lo posible para ayudarte a que ellos puedan superar lo que han vivido. -Tomo con suavidad la mano de su primogénito apretando suavemente esta.
-¿Esto les traerá consecuencias graves? -El corazón de Camus latió con fuerza ¿qué le habían hecho a sus chicos? Hades al ver los ojos de su retoño cristalizarse lo abrazo contra su pecho dejando caricias en su cabello, no es que el no estuviera afectado por todo esto, pero sabía como controlar mejor sus emociones.
-Ese mortal debería sentirse honrado de que quisiera compartir mi lecho con él. -Insistio nuevamente Apolo, Hades volteó a verlo furioso.
- Claro, los humanos toman de la mejor manera que los dioses juguemos con ellos, que usemos sus cuerpos como nuestro parque de diversiones personal, que tomemos sus almas y las desechemos cuando ya no nos sirvan, ellos se sienten honrados al ser considerados nuestros títeres o meros objetos sexuales que usamos para satisfacer nuestros impulsos. -En sus palabras destilaba sarcasmo, sabía perfectamente al contrario de la mayoría de los presentes que eso no era para nada de esa forma.
-De eso ya hemos hablado Hades. -Dijo Zeus con cansancio, una de las razones por las que se habían separado había sido precisamente esa.
-Si, pero parece que no lo hemos hablado lo suficiente, estas reuniones no nos están llevando a ninguna parte si no nos podemos poner de acuerdo en algo tan simple como la libertad de acción y pensamiento, es cierto que somos dioses, pero... ¿qué tipo de dioses somos si en lo único en lo que pensamos es en nuestros intereses mezquinos? -Cuestiono recordando lo que hace muchos años le había cuestionado Destiny.
-Bájate de la nube de dignidad en la que estás subido Hades, que tu también los veías como basura. -Reclamó Apolo sin desaparecer su furia.
-No lo niego, pero esos mismos que alguna vez mire como si no valieran nada, fueron los que cuidaron, amaron e hicieron feliz a mi hijo los años que fue apartado de su lado, son los mismos que me abrieron las puertas a sus vidas cuando estuve dispuesto a entenderlos. -Paso sus ojos en estos momentos por cada uno de los presentes. -Es de eso de lo que estoy hablando, tenemos que evolucionar, aprender de los errores pasados, debemos cambiar nuestras actitudes nocivas, debemos pensar en los otros seres que también tienen derechos y sentimientos.
-Que noble Hades, entonces lo que estás diciendo es que, si ese muchachito humano quisiera ser mi amante ¿tú no te opondrías y lo dejarías venir conmigo? -Preguntó Apolo todo incrédulo.
- Si, dudo que lo haga, pero si, eso es lo que estoy diciendo. -Se encogió de hombros restándole importancia.
-¿Por qué no lo traemos entonces y le preguntamos a ambos afectados? -Hera se puso de pie, esta discusión le había parecido por demás entretenida, ella odiaba en términos generales los amoríos que tenían los dioses con los humanos, y en este punto estaba curiosa de ver al chico que era la manzana de la discordia entre Hades y Apolo, además de que quería asegurarse de que realmente el tercer príncipe del averno no resultará dañado.
-Me parece bien. -dijo Artemisa dándole un mordisco a una pera, Perséfone a su lado estaba preocupada, nada bueno saldría de esto, lo presentía.
Hades asintió y unió sus manos, una nube negra apareció en el salón y cuando se disipó, tanto Kanon como Shun estaban allí, al ver a todos los dioses palidecieron e instintivamente dieron un paso hacia atrás, Hades puso con suavidad una mano en sus hombros y les sonrió para darles confianza de que nada sucedería, Camus se acercó enseguida a ambos para asegurarse de que no hubieran pasado por tanto daño al menos físico.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro