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Capitulo 37

Hypnos quito el escudo protector y dejó que la menor se apartará solo un poco de su cuerpo ya que apenas pudo hizo que girará a verlo y la tomó con suavidad del rostro para verificar que estuviera realmente bien, An estaba más palida de lo normal, pero aún estaba algo estable ya que no fue expuesta al veneno directamente.

-Tenemos que irnos, pueden volver o venir más. -Miro hacia otro lado dejando que el dios la revisara.

-¿Te sientes bien? ¿No estás mareada o algo? -Cuestiono analizando con detenimiento que nada le hubiera ocurrido a la menor, mucho menos cuando estaba bajo su cuidado.

-No Hypnos, estoy bien aún, pero tenemos que irnos. -Tomo con suavidad la mano del dios del sueño y fue bueno que lo hiciera, porque apenas dio un paso sintió un mareo que casi provoco que cayera, Hypnos la tomó entre sus brazos enseguida para transportarse a la laguna y recostarla con mucha suavidad en el suave césped, puso su mano en su cuello para sentir su pulso, estaba latiendo con demasiada fuerza.

-Nena, princesa ¿Me escuchas? -Chasqueo sus dedos frente a los ojos de la menor cuando tardo en responderle. 

-Si... No te preocupes, estaré bien. -Respiro profundamente y cerro sus ojos unos momentos, alzó una de sus manos dejando una caricia en los cabellos del dios para tranquilizarlo, pudo escuchar en su tono que lo había preocupado demasiado esta vez, luego de unos segundos se le fue la sensación de mareo que había sentido, cuando intento levantarse, Hypnos la ayudo arrimando la al árbol más cercano dejando que tomara aire y descansará un poco más, An no pudo evitar sonreír al ver que tan preocupado y agitado estaba el siempre tan serio y calmado dios. 

-¿Mejor? -Cuestiono el rubio que había ido a mojar un pañuelo en la laguna para pasarlo por la frente de la menor que solo se dejaba atender.

-Si, no te estreses tanto, estoy bien. -Tomo sus manos con suavidad dejando una caricia en estas para luego sonreírle brillantemente al dios, eso hizo que al corazón de este se le escapara un latido, se miraron por unos segundos fijamente a los ojos, An se confundió y sorprendió porque vio algo nuevo en la mirada del mayor que se puso algo incómodo y se aparto para ponerse de pie rápidamente.

-¿Puedes caminar? -Hypnos había recuperado su habitual calma ayudando a An a ponerse de pie con lentitud, está movió su cabeza hacia los lados provocando que sonara un poco sus huesos, esto llamo enseguida la atención del dios que se acercó otra vez y puso con suavidad su mano en la nuca de la pequeña, de su mano desprendió un suave brillo y ella sintió un delicioso e inmediato alivio de su tensionado cuello que termino por aflojar su cuerpo entero, Hypnos en cuestión de segundos de estar seguro que ella ya estaba mejor se aparto dándole la espalda caminando con rapidez hasta el camino de piedritas que conectaba la laguna, An le miró extrañada y se acercó abrazándose a su brazo para detenerlo, pero el dios no se dejó tocar por mucho tiempo haciéndose del quite casi enseguida.

-¿Qué pasa? ¿Hice algo que te molestará? -Cuestiono confundida.

-No Antonella, no hiciste nada, solo debemos irnos y debo llevarte con tus padres que te esperan en el lugar que ellos se conocieron. -Esto la extraño mucho más, Hypnos jamás la llamaba por su nombre, siempre le decía nena o princesa.

-Se que debemos irnos ¿Pero qué es lo que te pasa? -Se sentía un poquito molesta debido a la forma en que se estaba comportando el dios, jamás se había comportado de esa forma con ella.

-Nada... No me pasa nada, solo me preocupe un poco y no me agrada preocuparme, eres frágil, demasiado frágil, eso es nuevo para mí, casi nos descubren y también... Simplemente eso hubiera sido terrible. -Hypnos no lograba expresarse y sus palabras debido a eso fueron fácilmente mal interpretadas. 

-Oh está bien, no hay problema. -Inflo sus mejillas y apretó sus manos, algo que no le gustaba nada era que la tratarán de frágil, casi haciendola sentir inútil, era de las pocas cosas que podía llegar a molestarla algo que muchos creían imposible y era justamente en esos momentos que demostraba que tanto se parecía a sus padres. -No tienes que seguir ayudándome, si soy una carga para ti pues vuelve a hacer tus cosas como antes, no necesito tu ayuda, yo me bastó y me sobró para cumplir mi misión, puede que siga siendo una niña como todos dicen, pero no soy ninguna damisela en apuros ni mucho menos... ¿Sabes que? Jodete Hypnos. -Se dio media vuelta para irse por el lado contrario al que iba el dios, se sentía mal, no toleraba que quien había estado allí para ella y le había entregado su confianza, con quién se había desahogado la viera como todos lo hacían, como el Hypnos del futuro la veía.

El dios se quedó allí quieto mirando a la menor irse por su propia cuenta a encontrarse con sus padres, no entendía que es lo que le había pasado a ninguno de los dos. 

Antonella bajo un tramo de escaleras intentando calmarse un poco para luego transportarse a aquella laguna donde se encontraria finalmente con sus padres de ese tiempo, donde finalmente conocería al menos a su madre de este tiempo.

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Espero durante unos pocos minutos hasta que finalmente los vio llegar, no tuvo problemas en reconocer a su padre que se veía tal cual lo recordaba, pero en cuento fijo sus ojos en su madre que solo había visto en fotografias y la presencia de su alma en un par de ocasiones sintió que el mundo a su alrededor se detenía, sintió sus ojos llenarse de lágrimas que se volvieron pequeños cristales cuando las dejó caer, tomó entre sus manos aquel collar que su padre le había puesto en el futuro y se lo quito alzandolo hacia ellos, Milo de Escorpio tomó este entre sus manos y enseguida la piedra se volvió turquesa como sus ojos siendo idéntico ahora el collar al que llevaba puesto, encendió su cosmos para hacer que la información guardada en el fuera transmitida al que llevaba en su cuello, en cuestión de minutos obtuvo toda la información sobre lo ocurrido en el futuro, todo lo que su yo de ese futuro tiempo deseaba que supiera, una vez termino con esto se aparto de su pareja para acercarse más a la que sería su hija, alzó su mano para acariciar su mejilla, en cuanto sus ojos se encontraron sintió aquel amor infinito y sin razón de ser por ella, An sentía sus piernas y brazos temblar, no pudo contenerse durante mucho tiempo hasta lanzarse a abrazar a su padre que dejó que se acurrucase en su pecho como tanto necesitaba.

-Te dije que podría reconocerte apenas te viera. -Susurro este dejando un beso sobre la frente de su pequeña, se hizo a un lado para que Camus quedará en frente de ella. -Se que ansiabas más verlo a él esta vez.

Madre he hija se miraron fijamente durante unos minutos, habían tantos sentimientos que se transmitían, tantas palabras con sólo eso, Camus respiró profundamente y dio el primer paso hacia Antonella, ella acorto el espacio que quedaba abrazándose con ansias a su cuerpo, con todas esas ganas que se había estado recervando por tantos años, el de cabellos aquamarina al igual que su esposo no tardó en sentir ese amor infinito sin razón de ser hacia Antonella, hacia quién sería su hija, su pequeña princesa que era la pieza que faltaba en sus vidas, era su falta lo que les hacía sentir aquel vacío a pesar de haber tenido tantos años felices junto a sus otros hijos, Antonella no pudo evitar sollozar contra el cálido pecho de su madre, no quería perder a su mamá de nuevo, no quería que ese horrible destino se hiciera realidad, quería lograr cambiar aquel destino para ser feliz junto a quienes más amaba, tal vez no tener una vida perfecta, pero si una vida donde estuvieran juntos por fin.

-Tenemos mucho de que hablar. -Camus rozó con suavidad su nariz con la de su hija, quito aquellas lágrimas tanto de los ojos de ella como de los propios, Milo abrazo a ambos contra su cuerpo para guiarles a las orillas de aquel lago que presenciaba un reencuentro y un primer encuentro.

-Esto es tan... irreal. -An refrego sus ojos con su manos, estaba frente a sus papás, los dos juntos luego de tanto que había deseado esto. -Casi no puedo creerlo.

-Esto es debido a ti princesa, ahora no estarás sola para arreglar esto que han hecho con nuestro destino. -Camus volvió a abrazar a su pequeña, podía ponerse fácilmente en su lugar, el había pasado algo similar con su madre, Milo los abrazo a ambos sintiendo ese pequeño vacío que no les permitia ser completamente felices comenzar a llenarse.

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