Capitulo 22
Las imágenes una a una se arremolinaban en sus recuerdos, aquellos con sus hermanos y de los días en los que compartían algún momento juntos, libres y tranquilos sin alguna preocupación en Guidecca, de su padre y sus otros hermanos, ese sentimiento tan especial que la llenó cuando los conoció por primera vez, sus abuelos, sus tíos, todos, de Adrien muriendo frente a sus ojos y el dolor que sintió mientras era tragada por aquel portal, sus hermanos muertos en el campo de batalla, su padre gritando de dolor y frustración al sacar esa daga de sus pechos. Todo eso acumulándose en sus recuerdos hacía que se removiera inquieta y su aceleración se acelerara.
-Shh... tranquila, respira... eso es... respira. -Una voz familiar llegó a sus oídos intentando calmarla.
-Adrien... ayuda... no me dejes sola... -Balbuceaba bajito, intentando calmar sus signos vitales.
-Shhh... vamos abre los ojos, despierta.
-Ah ¿qué? -Abrió un poco sus ojos, pero la luz le molestaba por lo que los tenía entrecerrando refregando estos con sus manos.
- Creo que si fue demasiado fuerte el golpe en su cabeza, sigo algo ida, habla a ratos, se mueve a ratos, pero principalmente solo esta dormida. -Explico el castaño soltando un bostezo, se había turnado con su tío y su madre para cuidar de la chica, miro a los chicos que se encontraban ahora haciéndole compañía y esperar a tener novedades.
-Tienes que tener mas control con tus poderes, Adrien... pudo ser peor. -Miro Hyoga a su hermano menor que se encogió en su lugar.
-Ya tuve con los regaños de nuestros padres. -Arrugo su nariz. -No fue tan fuerte.
-¿No fue tan fuerte? eso es para nuestros estándares, no significa que esta chica pueda soportarlo, ósea mírala se ve muy delicada, muy frágil y se nota que solo es una niña. -Frunce el ceño unos segundos Ikki mirando a su segundo sobrino.
-Suerte la nuestra que no muriera. -Murmuro Shiryu mirando hacia la chica que se notaba hacía un gran esfuerzo por mantenerse consiente.
-¿A ustedes también les toco regaño? -Cuestiono el castaño mirando a sus amigos que asintieron, un extendido regaño les había tocado.
-Mejor ustedes vayan ya a comer, yo me quedo con ella. -Les dijo el rubio a lo que estos asintieron yendo a desayunar, Hyoga había quedado algo extrañado de que la chica llamará entre sueños a un tal Adrien, así como se llamaba su hermano, luego de unos minutos cuando pasaba un pañito humedecido por la frente de la chica de cabellos multicolor, vio que esta lograba comenzar a despertar finalmente. -¿Ahora si estás despertando o seguirás jugando con nuestros sentimientos? -Pregunto viendo que la chica abrió sus ojos y se sentó de un salto en la cama, lucía asustada y adolorida, se había llevado una de sus manos a su pecho tomando un collar que se le hacía familiar al rubio y su otra mano a su cabeza.
-Auch... -Se quejo haciendo un puchero con sus labios y arrugando su nariz, el rubio sonrió enternecido ante esto, por alguna razón le recordaba a alguien, pero no sabía exactamente a quien.
-No tan rápido, recuéstate despacito. -Ayudo a la chica a acomodarse con cuidado en la cama otra vez, tomo un vaso con agua que tenía una pajilla que habían traído para cuando ella despertará y le ayudo a tomarla. -¿Recuerdas lo qué te paso?
-No... ¿dónde estoy? -An mira a todos lados con curiosidad, pero también para no ponerse a llorar teniendo a su hermano mayor frente a sus ojos.
-En el santuario de los dioses guardianes, en el templo de Sagitario, Grecia, planeta tierra ¿algo de eso te suena? -Cuestionó sentándose en una silla, puso con suavidad su mano en el cuello de la chica para tomar su pulso, era bastante fuerte, eso le dio mayor tranquilidad.
-Santuario... guardianes... tierra... -Abrió mucho sus coloridos ojos recordando lo que se suponía debería de estar haciendo allí, enfoco sus ojos en Hyoga que le miraba con preocupación. -"No... por favor... no me mires así como solías hacerlo..." -Sintió sus ojos comenzar a cristalizarse por lo que evito la mirada al intentar levantarse, pero el contrario no se lo permitió.
-¿Qué parte de que no te muevas no has entendido? nena apenas estás reaccionando.
-¿Ah? -Lució confundida, en eso comenzó a percatarse de mas cosas, que por segundos le hizo creer que todo había vuelto a ser como antes de aquel día del escape, lo sintió tan así que por segundos pensó que todo solo había sido una pesadilla, pero no, todo eso era la realidad, esa pesadilla era su vida y continuaría si no hacía lo que debía de hacer, salvarlos a todos.
-Sigues bastante perdida. -Soltó un suspiro, acomodo un mecho de la contraria tras su oreja con delicadeza, An sintió una opresión en su pecho al recordar todas las veces que en las últimas semanas su hermano solía hacer eso. -Me llamo Hyoga y soy el primogénito de los guardianes de la tierra, tú ¿cómo te llamas? -Cuestiono con suavidad, con tantos hermanos menores y niños en el santuario sabía como actuar en momentos así, pero por alguna razón sentía que debía de ser incluso mucho mas cuidadoso con ella, que debía protegerla, eso lo hacía sentirse raro, mas cuando ella le miro de esa forma tan peculiar, estaba seguro que sería capaz de perderse en los ojos coloridos y tan expresivos de aquella extraña.
-Antonella. -Mordió su labio internamente cuando se dio cuenta que dijo su primer nombre sin pensar, cuando debió haber dicho el segundo.
-Okey Antonella. -Por alguna razón que no comprendía al pronunciar ese nombre sintió un vació dentro de el, un repentino anhelo de tener una hermana que se llamara de esa forma, pero movió su cabeza en negación para cuestionar a la chica. - ¿qué hacías en medio de la noche husmeando en el coliseo? te pudo pasar algo peor ¿sabías? y ¿cuántos años tienes? juraría que tienes la edad de mis hermanas o quizás un poco mas.
-13 años... casi 14... espera ¿qué me pasó? -Se incorporó lentamente siendo ayudada por el mayor que le acomodo otra almohada y la arropo de mejor manera, An se llevo una de sus manos a su pecho, su corazón dolía de recordar que así precisamente era como la trataba su hermano desde el día en que la conoció.
-Sobre eso me disculpo por mi hermano menor, no era intención suya atacarte, pero se asustó porque se suponía que no teníamos que estar entrenando a esas horas y menos sin uno de nuestros maestros o padres. -Explico algo incomodo recordando el regaño que les llegó a ambos por parte de sus padres por romper las reglas.
-Oh no te preocupes, hay cosas que duelen mucho mas que un golpe. -Sonrió entrecerrando sus ojos queriendo tranquilizar al contrario, este por segundos se sintió hipnotizados por la calidez que le expresaba su sonrisa, pero volvió a reaccionar cuando An volvió a hablar. -Eres cisne ¿no? -Cuestiono con interés y ansiedad, esperaba que al menos eso no hubiera cambiado como otras cosas si lo habían hecho, trataba de contener lo mejor posible sus ansias de lanzarse a abrazarlo, pero no sabía cuanto tiempo podría contenerse de esa forma.
-Si... -Respondió algo confundido de que ella supiera aquello, pero teniendo en cuenta de que estaba espiándolos, alguien tuvo que haberla enviado a eso. -¿Necesitas qué te traiga algo?
-¡No!... no te vayas, por favor... -Tomó su mano mirándole con suplica cuando este había intentado ponerse de pie, Hyoga podía jurar que sintió la angustia y desesperación de la chica, fue eso lo que le hizo quedarse.
-Esta bien, pero tranquila que aquí estás segura. -Dejo una caricia en el cabello de la chica como solía hacer su padre cuando quería que se quedará tranquilo, al parecer tuvo el mismo efecto con ella. -¿Me dirás por qué espiabas el combate de Shun y Seiya?
-Shun... Seiya... -An no pudo evitar abrir mas sus ojos al escuchar sus nombres dejando ver el anhelo en estos.
-Si... andromeda y pegaso ¿te han hablado de nosotros? -Frunció un poco el ceño, la actitud de la chica era extraña, pero no percibía que esta fuera malvada, mas bien solo sentía que debía protegerla.
-Si... me han contado historias, yo... -Mordió su labio inferior jugando con sus manos. -No puedo creer que estoy aquí, frente a ti... es tan irreal... como si fuera un sueño. -Bajo la mirada al sentir el picor de lágrimas retenidas.
-¿Irreal? -Murmuro extrañado. -Pero aún no me dices como llegaste aquí, como pasaste la seguridad o como fuiste hasta el coliseo en la oscuridad.
-Yo... etto... bueno... yo me perdí... -Titubeo no sabiendo realmente como mentir, jamás había sido buena en eso, su mente estaba totalmente en blanco, sentía que su corazón latía cada vez con mas fuerza y no podía pensar bien, era buena inventando historias que luego leía con sus hermanos, pero no sabía mentir.
-¿Te perdiste? aja... -Arqueo una ceja con incredulidad.
-Es en serio. -Formo un puchero, en parte era cierto, no conocía nada a su alrededor.
-No insultes mi inteligencia, no te conviene mentirme porque si lo haces puedo decirle a mi hermano que lo confirme en cuestión de segundos. -El tono que uso se volvió un poco mas amenazante en cuestión de segundos, esto asusto a la menor que se encogió en su lugar y cerro sus ojos con fuerza, en estos se acumularon lágrimas mas visibles que preocuparon al rubio. -Espera, no tienes que llorar, no voy a hacerte daño solo quiero saber la verdad.
-No te esta mintiendo mi querido niño. -La puerta se abrió dando paso a Hécate, el rubio se puso de pie al verla haciendo una pequeña reverencia como le habían enseñado, esta se acerco dejando una palmada pequeña en sus cabellos, An respiro mas aliviada al ver que Hécate logro encontrarla, esta se acerco mas y tomo con suavidad la mano de la mas pequeña.
-Perdón, no era mi intención asustarla así, yo solo tenía que saber quien era y de donde venía. -Explico algo rápido, no quería ganarse ahora un regaño por parte de la diosa o de su abuelo.
-No te preocupes cariño, es tu deber como primogénito de los guardianes y mas ahora que están ocupados, Antonella es alguien muy especial y es parte de nuestra comitiva, le pedimos que viniera para que diera aviso de porque nos tardábamos, llegamos apenas hace un ratito y ya aclare las cosas con todos. -Hécate acarició la mejilla del menor y volteo a mirar a la menor sentándose a su lado.
-¿Ya llegaron todos? -Pregunto refregando sus ojos para quitar las lágrimas que tenía en estos.
-No preciosa, solo vinimos Hypnos y yo, mi señor Hades llegará en un rato con el resto, lo que me recuerda que tengo un favor que pedirles. -Aioros había entrado a la habitación preocupado, tenía mas dudas ahora que Hécate le había explicado un poco la situación hace unos minutos.
-Lo que usted desee. -Se encargo de hablar el castaño.
-De lo que tengo entendido es que todos los niños del santuario se quedarán en un mismo templo ¿cierto? -El guardián de la novena casa asintió. -Me preguntaba si podrían cuidar unos días de Antonella, ella siempre se la pasa entre adultos, pero creo que le haría bien estar con compañía más agradable para una niña como ella. -Miro a el castaño y al rubio que no se lo vieron venir, pero estando la chica entre ellos tal vez podrían descubrir quién era realmente.
-Supongo que no habrá problema. Mordió su labio inferior el castaño luego de responder.
-Me alegra oír eso, yo me haré cargo de hablar con el joven Camus y su esposo si es eso lo que les preocupa.
-No Hécate, con los chicos cuidaremos bien de ella en el templo de aries. -Se adelanto a responder Hyoga entendiendo el plan de su abue.
-Perfecto, entonces así será, les dejo a esta pequeña a su cuidado mientras estoy en el templo principal, necesito hablar de asuntos importantes que no pueden esperar, iré a verte luego como te encuentras bonita, compórtate y recuerda lo que te dije. -Deposito un beso en la frente de la menor que asintió con una pequeña sonrisa. - Muy bien, ha sido un gusto verlos, hasta pronto.
La hermosa diosa se puso de pie y se desapareció en humo, Aioros le hizo una seña a Hyoga para que se quedara en la habitación y el dorado guardián salió con rumbo a la cocina para avisarle a su hijo y al resto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro