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Capítulo 20.

Antonella salió lentamente de su escondite y miro con detenimiento su alrededor, no, esto no debía de estar pasando, estaba en la fecha equivocada, las edades eran erróneas, todo estaba siendo erróneo, si mal no recordaba las reuniones para lograr paz entre los reinos en el santuario habían sido hace cuatro años atrás y su madre debería estar ya en estado por cuarta vez para ese entonces, casándose con su padre y meses después ella nacería y pasaría todo eso, se acercó a la ventana para poder calmarse, quejándose con un puchero al golpearse con esta debido a que se acerco demasiado al notar esos extensos jardines con muchas flores, árboles frutales como solía contarle su hermano Adrien... Adrien... se estremeció de solo recordar a su hermano con mayor concentración, busco entre sus ropas y acaricio una muy sencilla pieza de madera que su hermano había tallado para ella cuando tenía cinco años, era un pequeño conejo, pensaba que lo había perdido, pero hace apenas dos días su hermano se lo había entregado de nuevo cuando la vio llorando escondida recordando la muerte de sus hermanas, Adrien le pidió que no hiciera eso, que no debía esconderse para llorar, que estaba bien sentirse mal, pero si todo salía como ellos esperaban no tendría que llorar su ausencia ni una sola vez mas, que ella podría cambiar el destino y devolver todo a su lugar, su hermano había sido tan optimista, confiado y sincero en esos momentos como siempre, el como todos confiaban en que las cosas se podrían arreglar, en todo eso pensó An y no pudo evitar que el dolor y la desesperación se apoderarán de su ser, ahora estaba sola, en un lugar extraño, sin saber que debería de hacer, se dejó caer en el suelo y comenzó a llorar, trataba de no provocar desastres debido a sus emociones como en otras ocasiones, simplemente quería llorar para poder dejar salir todo eso que llevaba dentro, los horrores que habían vivido las últimas semanas, no podía seguir fingiendo que era fuerte, ya no podía más, pero fue justamente ese pensamiento el que lo obligó a levantarse, estaba en sus manos impedir que todas esas desgracias arruinaran sus vidas, lo primero que debía de hacer era pedir ayuda y sabía a quién hacerlo, miro su juguete conejo que la seguía a todas partes, al menos tan sola no estaba teniendo ese juguete. 

-Tendrás que soportar muchas cosas por estar a mi lado. -Tomo entre sus manos aquella esfera conejo y la abrazo contra su pecho, era todo lo que necesitaba, ser abrazada o abrazar algo para poder subir sus ánimos, tenía que encaminarse a las cuevas de lo profundo del averno donde debía de estar Hécate, ella podría ayudarle.

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Precisamente en una de esas cuevas estaba aquella diosa, trabajaba muy concentrada en una de sus pociones cuando escuchó pasos cerca, la hermosa mujer levanto enseguida la cabeza, pero solo vio a los perros guardianes que salieron corriendo para interceptar a quien fuera el intruso, pero en eso escucho una pequeña queja y muchas risas, alguien debía de estar fuera de la cueva, pero no entendía porque entonces los canes no estaban haciendo algo en su contra y en ves escuchaba reír a esta persona, la diosa no perdió tiempo en salir para ver que se trataba de una chica de un cabello sin igual que acariciaba a los tres canes los cuales lamían su cara y sus manos. 

-¿Quién eres tú? -Alzo la voz para llamar la atención de la intrusa, pero la apariencia de esta llamo tanto su atención y recuerdos de haberla visto, entonces recordó ese día hace tantos años. -¿Destiny?

-Un gusto verte en esta época Hécate. -Sonrió sinceramente y se lanzo a abrazar a la diosa, esta le recibió aún confundida. -Necesito tu ayuda, estoy metida en un gran lío y no se que hacer. 

-¿Qué necesitas? -Cuestiono analizando detenidamente a la joven.

-Tu me enviaste aquí al pasado y dijiste que si me perdía en que debía de hacer te diera esto. -Le entrego una nota que la diosa leyó con detenimiento. 

-Dice que tu cosmos no debe ser expuesto en su totalidad ante nadie perteneciente al olimpo. -Solo narro una parte, An asintió siguiendo entretenida una vez mas con los canes, fue entonces que Hécate comprendió que esta Destiny debía de tratarse de otra a la que había conocido, en la nota su yo del futuro le explicaba lo que había sucedido y que prácticamente esta era la primera vida de esta Destiny por lo que sería muy diferente en todo. -¿Me dirás ahora quién de los príncipes es tu madre o padre?

-Camus es mi madre. -Respondió dejando unos momentos de acariciar a los perros los cuales trataron de recuperar su atención. -Milo es mi padre y si, eso significa que soy nieta de los tres grandes. -Sonrió al decirlo, la diosa se sintió extrañada, se había acostumbrado tanto a la forma de ser de la Destiny de la otra línea temporal que no se esperaba que la actual fuera tan... diferente. -Papá dijo que cuando apareciera frente a el me reconocería, pero tengo un problema con eso.

-Por las reuniones. -Murmuro entendiendo que si era un lío enorme teniendo en cuenta que no debía ser vista como una amenaza por alguien perteneciente al olimpo, dejó a la menor jugando con los canes para poder sacar aquello que estaba escondido en la nota, conociéndose tan bien sabía perfectamente que tuvo que ocultar algo, se concentró hasta que logro repetir unos cánticos que salían escondidos entre líneas, fue entonces que obtuvo una carta algo extensa entre sus manos, podía notar que esta había sido escrita por su señor Hades. 

"Querida Hécate. Se que debes estar ocupada con tus asuntos, pero esto te lo pido como un favor muy especial, Antonella no tiene recuerdos de lo que vivió en otras líneas temporales mas que lo que hemos llegado a mencionarle, aún es una novata en esto de ser la diosa del destino, es una niña, ya tienes que haberlo notado." 

La diosa volteó a ver a la menor jugando con los canes entre risas, asintiendo inconscientemente a las palabras que acaba de leer provenientes de esa carta, solo era una niña a pesar de tener 14 años, si esta era su primera vida significaba que su forma de ser iba a ser similar a lo que todos creen solo pueden encontrar en niños o bebés, esa pureza que solo había conocido debido a los padres de esta misma. 

"Es tan inocente, tan fácil de engañar o de utilizar que simplemente no puedo dejarla sola en esto, te preguntaras entonces ¿por qué dejamos que fuera ella? porque Destiny, la que nosotros conocimos lo intento tantas veces, probó todas las formas posibles para arreglar las cosas que su alma se fue oscureciendo llegando al punto que en la anterior línea ella estuvo a punto de acabar con todo, fue Antonella quien la detuvo, solo ella puede usar el poder de las canciones como mi hijo, por favor que no este a solas jamás con Ares y Apolo, ella insiste en que con ellos tiene bellos recuerdos, pero mi temor es que solo haya sido parte de su pan para utilizarla en nuestra contra, todos saben que ninguno de nosotros sería capaz de hacer algo como lastimarla, es la debilidad tanto del cielo, mar, tierra e inframundo, por eso tenía que ser ella, necesito que se gané el aprecio, el cariño de los dioses para que a la hora que deban ir al campo de batalla las perdidas sean menos, solo ella puede hacer latir el corazón dormido de los dioses con su inocencia, su dulzura, sus juegos... no sabría exactamente como explicártelo, pero se que entenderás apenas pases unos momentos con ella, las criaturas de todos los reinos se sienten atraídas hacía ella es algo inimaginable, tiene tanto poder y puede hacer tanto sin tener necesidad de usarlo, mi padre Cronos hace muchos milenios dejo para ella un artefacto que se volverá en cualquier cosa la primera vez que Antonella lo toque, puedo decir sin temor a equivocarme que será algún tipo de juguete, pero entiendes mi punto ¿cierto? hasta mi padre sin conocerla, solo sabiendo de una profecía sintió debilidad por ella, esta es nuestra última oportunidad Hécate, no habrán nuevas oportunidades si fallamos y ya no merecemos esto... An no merece no tener recuerdos con sus padres y hermanos"

La diosa pudo notar rastros de lágrimas en aquel pergamino encantado, pudo notar la desesperación de su señor en el futuro, toda la preocupación que sentía por enviar a su nieta sola a un mundo desconocido. 

"Es muy posible que cuando ella llegué muchas cosas hayan cambiado, que los años no sean exactos, se supone que ella nacería cuando mi nieto Ethan tenía tres años, pero estoy muy seguro de que eso no será así, que debido a todos estos cambios, todos estos juegos con el destino ella llegará muchos años después de lo que debía haber llegado, sinceramente es preferible de esta forma, tendremos así mucho mas tiempo para salvar a todos, te estamos dejando la protección de nuestra última esperanza Hécate, se que puede sonar una misión pesada, pero verás que valdrá la pena y no es tan difícil complacerla, además de que cierto yerno mío quiere dejar indicaciones de como deben cuidar de ella, me despido de ti mi leal amiga, espero que la lista de indicaciones sea de ayuda para todos"

La carta se ilumino desapareciendo su escritura para dar a lugar una lista con indicaciones, supuso enseguida que esto debía venir de parte del joven Milo del futuro.

Sus horarios son muy precisos, necesita tomar aunque sea una vez al día una siesta sino su desempeño no será el mismo y puede quedarse dormida en cualquier momento aunque este hablando con alguien mas. 

Para convencerla de que haga algo enseguida es cosa de darle una manzana y un vaso de leche.

Puede distraerse fácilmente en cualquier cosa que llame su atención, pero eso no significa que no esta atenta a lo que sucede a su alrededor.

Suele pasar por cambios de temperatura, puede que todos tengan un calor enorme, pero ella este totalmente congelada o del caso contrario, todos muriendo del frío y ella estar como si nada.

Es extremadamente necesario que en al menos tres días llegué a mi, no puede estar mucho tiempo lejos, soy el único que sabe como ayudarla a controlar sus poderes, sus momentos de inestabilidad, ella necesita de mi para mantenerse estable, sino todo el plan fracasará. 

Me gustaría que pase tiempo con los niños, eso hará que recuerde el porque esta haciendo todo esto y no debe rendirse.

Es algo torpe, suele provocarse heridas sin darse cuenta en que momento o como paso.

Tiende a llorar mucho, pero mientras que no encienda su cosmos o utilice todas sus fuerzas para esto no causará ningún desastre, normalmente llora y ella misma logra auto consolarse en cuestión de segundos.

Le prometí que su premio al lograr viajar al pasado sería una taza con leche y miel, pero los únicos que pueden dársela es Camus o yo, es algo quisquillosa con eso y en serio, aunque suene increíble, se da cuenta cuando la prepara alguien mas, ella dice que es porque cuando se la preparo yo es especial, entonces con Camus debe ser lo mismo. 

Por favor, por ningún motivo del mundo debe ver que me hacen daño, si ella ve eso es posible que su parte oscura tome el mando durante unos momentos dejando un desastre, sí, así como solía hacer Camus.

La carta volvió a iluminarse para ocultarse dentro de aquella nota, supuso que era para que en el momento necesario pudiera mostrarle está a los demás, guardo muy bien esta dentro de su collar para que nadie pudiera robarla, soltó un suspiro preparando una poción que necesitaba en esos momentos solo para enterarse de todo, no es que sintiera que realmente con ella debería usar una poción para la verdad. 

Antonella alzo la mirada cuando sintió a la diosa acercarse, bebió el liquido que le entregó sintiendo lo amargo de este que provoco una mueca, pero ya le habían advertido en el futuro que era muy probable que la diosa hiciera esto para saber toda la historia, sentándose junto a los canes comenzó a relatar todo lo que sabía, todo lo que vivió, lo que sus hermanos le habían contado, no se guardo nada. 

-No lo puedo creer. -Dijo finalmente la diosa conmoviéndose tanto que tuvo que limpiar un par de veces una que otra lágrimas que se le terminaba por escapar, sintiendo casi propio el dolor y desesperación de la menor al hablar de sus hermanos que habían muerto intentando protegerla, de sus tíos, su abuelo paterno y su otro abuelo que con su padre se habían quedado en medio de esa cruel batalla, también se sorprendió mucho cuando le conto sobre Ares y Apolo diciéndole que sospechaba que serían controlados, sino fuera por la poción no le habría creído al respecto de esto debido a lo que leyó de su señor, todo era un caos del lugar que había venido, allí solo reinaban la desesperanza y la destrucción, el futuro del que le hablaba era completamente aterrador lo que azotaba en su mente la pregunta ¿cómo podía seguir siendo tan... ella? cualquiera luego de vivir todo eso se volvería la persona mas fría, seria y hasta cruel en el mundo, pero ella simplemente era distinta. 

-Pero es la verdad, bebí esa cosa que sabe muy feo y no me paso nada. -Se cruzo de brazos formando un puchero con sus labios. -¿Sí me ayudará? -Suplico mirándola con ojos brillosos, no tanto como para estar cristalinos, pero si era un espectáculo brillante que observar. 

-Si te ayudaré princesa, no tienes que intentar convencerme haciendo ojitos como tus padres. -Miro hacía otro lugar, su señor tenía razón, era prácticamente imposible no caer rendido ante ella. 

-¡Si! -Dio un pequeño salto poniéndose de pie, los canes la siguieron celebrando junto a ella la emoción que sentía, no sabían porque estaba así, pero estaba feliz y eso hacía feliz a los canes. -Pero... ¿qué vamos a hacer? -Ladeo su cabeza quedándose quieta en su lugar, los canes no tardaron en imitarla.  

-Tu padre dejo dicho que en mínimo tres días debías llegar con el sino podías desestabilizarte. -Miro con atención a la menor y soltó un suspiro. -Según dijiste en este tiempo es que tu hermano mayor debería estar esperando un bebé y comenzando una relación con el guardián de leo, además de que mi señor encontrará a su verdadero amor en el santuario.

-Sip. 

-Te advierto que no podemos intervenir mucho en eso, todo lo que suceda ahora puede poner en riesgo tu existencia, ya se a retrasado demasiado tu nacimiento de por sí, pero las cosas pasan por razones ajenas a nuestro entendimiento. -Paso sus manos por su rostro, había decidido no tener hijos para no tener que hacerse cargo de niños y poder estar ocupada solo con sus asuntos y llega su señor sin preguntarle, ordenándole que se haga cargo de su nieta que aún no nace en el presente, ese favor sería muy caro. -Yo debo ir con la comitiva del averno al santuario, pero no se que tan conveniente es que vayas, todos los dioses están allí y puede que te reconozcan. 

-Pero yo no puedo quedarme sin hacer nada, tengo que buscar algo muy importante, el plan era que debía buscar en los sitios que nadie mas intento buscar y si es verdad que debo ver a mi papá en al menos tres días, pero que estén los dioses complican todo. -Inflo sus mejillas pisando con uno de sus pies con fuerza el suelo, la cueva tembló unos segundos, Hécate hizo una nota mental de no molestar a la niña. 

-Acompáñame. -La hermosa hechicera tendió su mano hacía la joven, esta la tomo para ser guiada fuera de la cueva, caminó a su lado por la planicie hasta que llegaron a un claro donde habían todo tipo de flores extrañas y muchas plantas, la hechicera tomo las manos de la menor para comenzar a recitar unas palabras extrañas, An no sintió nada hasta que dentro de unos minutos su rostro comenzó a hormiguear, era una sensación bastante molesta, pero fue cuestión de segundos para que desapareciera. -Listo, no podrás ser reconocida por ningún dios exceptuando a tu familia directa claro, aunque eso no afectará tu poder sobre ellos. 

-¡Entendido! -Abrazo a la diosa con una gran sonrisa. -Debo irme ahora ¿te veré allí?

-Sí, ve con mucho cuidado y si te preguntan entrégales esto, así sabrán que vas con la comitiva del averno. -Le entregó un pergamino con el sello del inframundo, en este decía que era alguien importante para Hades y que ya luego explicarían quien era. -Será difícil luego explicarle a tu abuelo, pero fue el mismo quien nos metió en esto, por favor se lo mas prudente que puedas y por sobre todas las cosas, no interfieras en lo que no debas interferir. 

-No lo haré, tengo que cumplir con mi misión y así será un futuro mejor para todos. -Beso la mejilla de la diosa para alejarse, se despidió de los canes los cuales querían ir con ella, pero les ordeno que se quedarán, otro día jugaría con ellos.

Salió del lugar donde se encontraba y respiro profundamente, tenía que llegar pronto al santuario, tenía que encontrar ese artefacto que decía la profecía, pero... ir sola a un santuario que si bien en el futuro conoció, apenas fue unos minutos y este estaba destruido, en este tiempo debía estar como sus hermanos le contaban... dioses... nada estaba siendo tan fácil como le hicieron creer. 

La chica de cabellos multicolor al igual que sus ojos, cerro sus ojos para concentrarse en pensar en el santuario, pensó en la tierra y en los polvorientos caminos que conducirían a aquel lugar, en segundos fue allí donde llegó a parar, abrió sus ojos encontrándose en esas interminables escaleras que conducían a las 12 casas de los caballeros dorados, debía de ser cerca de la media noche porque todo era quietud y silencioso en ese lugar, así que sigilosamente se dirigió a la derecha, no subió las escaleras sino que tomo el camino hacía el coliseo, podía sentir dos poderosos cosmos que sentía familiares, estos ardían y estaban cerca, muy cerca. 

Camino un poco mas hasta que llego al borde del coliseo, pudo notar a dos chicos concentrados en un singular combate, tenían una lanza en sus manos y se movían con gracia en la arena, An sabía que todos fueron entrenando desde pequeños, pero ver ahora con sus propios ojos esto, su corazón comenzó a latir con fuerza, sabía que no era buena idea interferir en nada, que tal vez ellos no deberían de verle aún, pero aquí se encontraban vivos, en medio de ese lugar se encontraban dos de sus hermanos, sus tíos y sus "primos", fundidos en combate estaban Shun y Seiya, el sonido de sus respectivas lanzas al chocar en el aire lo llenaba todo. 

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