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Capítulo 17.

Aparecieron en el jardín de las Hespérides, fue entonces que Adrien soltó a su hermana menor que apenas se vio liberada comenzó a golpear con pocas fuerzas en el pecho a su hermano, este se dejaba sabiendo de ante mano lo que haría, sentía que ella nunca podría perdonarle que la apartara de su padre, pero eso sonaba a que no conocía a su hermana menor. 

-¡¿Por qué lo dejaste allí?! -Cuestionaba entre sollozos sin dejar de golpear el pecho de su hermano, este solo la miraba pidiendo disculpas silenciosas, no tenía mas opciones. -¡Tenía que decirle algo importante a papá! -Detuvo lentamente sus golpes, cubriendo sus ojos con sus manos, ella quería decirle lo que había descubierto minutos antes, pero ya no podría hacerlo. -¿Por qué... me lo quitas? -Se dejo caer de rodillas, su corazón amenazaba con empezar a romperse como ocurrió en otra línea, Adrien apenas lo noto se arrodillo para abrazar a An, no podía permitir que eso ocurriera ahora.

-Perdóname, pero fue decisión de papá quedarse. -Tomo el rostro de la mas pequeña acariciando con suavidad sus mejillas intentando eliminar sus lágrimas. -Entiéndelo, mientras tu estés a salvo todo estará bien. -Sintió su corazón apretarse, jamás estaría acostumbrado a tener que pedirle eso a su hermana menor. -Si quieres volver a verlo, volver a ver a todos tienes que sobrevivir y viajar, yo estaré contigo. -Mordió el interior de sus labios, sentía que fallaba a su cargo como dios de la verdad, pero necesitaba que An fuera al pasado. -Vamos. -Tomo su mano con suavidad y asintió hacía la mujer, esta los guío por el jardín hasta donde estaba Hécate esperándolos.

Hécate estaba de pie en el frío de la noche en medio de aquel jardín, sus ojos estaban cerrados debido a la concentración que necesitaba, tenía un altar que estaba rodeado de un círculo con distintas plantas y cosas que delimitaban ese altar, en sus manos estaban esos polvos que pertenecieron alguna vez al dios del tiempo, frente a ella había una reliquia de este que habían encontrado entre lo que quedaba de sus pertenencias, al parecer esa profecía que debían escuchar Adrien con An era mucho mas antigua de lo que podría parecer, pues esta cuando la habían encontrado vieron una nota dejada por aquel dios, en esta especificando que solo debería ser usada para viajar en el tiempo por quien sería diosa del destino, alguna de sus bis nietas, cuando la diosa sintió una corriente de viento salió de su concentración, volteo para ver a quienes esperaba provocando que sonriera ligeramente al acercarse. 

-Pronto, ya casi no tenemos tiempo. -Tomo la mano de An para llevarla al centro del circulo, pero esta jalo consigo a su hermano, miro cuestionando al peliazul el cual le explico con la mirada que esa sería la única forma en que Antonella accedería, a pesar de que ellos sabían que no podía viajar con ella, la hechicera asintió entendiendo esto, le entrego aquella reliquia que parecía solo ser una simple pelota, pero al ser tocada por la de cabellos multicolor se ilumino, su forma cambió a ser un juguete sin perder su forma de esfera, pero ahora imitando la apariencia de un conejo algo caricaturesco, los tres mayores fijaron sus ojos en la mas pequeña que abrazo ese objeto contra su pecho, soltaron un suspiro, si Antonella no tuviera esa esencia tan pura, inocente e infantil, estaban seguros que se convertiría en algo mas practico como una llave o un arma, pero no cambiarían eso de ella. 

-¿Estás segura que funcionará? -Cuestiono aquella hermosa mujer, ante las dudas que azotaron su cabeza debido a que la menor había vuelto un objeto mistico en algo tan infantil como un juguete.

-Si Deméter, funcionará. -Aseguro Hécate con tono firme. -Es precisamente la esencia de ella lo que necesitamos para que todo cambie. 

-Y si estás tan segura ¿por qué no es el mismo Hades quien lo hace? -Volvió a cuestionar, tal vez si se habían unido a su causa, pero le costaba comprender como era que una niña pequeña iba a ser la salvadora del mundo. -¿Por qué tenemos que enviar a una niña? ¿no entienden lo que está en juego? es solo una niña, mírala. -Señalo hacía An que se oculto detrás de su hermano.

-Ella es la única que tiene aquello que hará débiles a inmortales como también mortales, por so debe tomar su lugar como diosa del destino y hacer esto, confía en mi, en Hades y en ellos, en nuestro plan, todo saldrá bien, los astros se alinearon para esto, ten confianza Deméter, si un dios como Cronos pudo tenerla, no tenemos otra opción. -Dio un apretón en el hombro de la diosa, este soltó un suspiro rindiéndose. 

-Esta bien. -Se acerco mas a Hécate para tomar su mano, con tal de poder ver otra vez a su hija con vida hacía que ella ayudará en esto a Hades, en especial en esta extraña petición, a la cual solo accedió por la promesa de recuperar a su amada hija.

Las diosas sin soltar sus manos comenzaron a recitar un cántico antiguo y extraño, el altar que había preparado Hécate comenzó a emitir una tenue luz que lentamente iba tomando fuerza, Antonella aún estaba insegura sobre esto, pero al menos no estaría sola, su hermano dijo que estaría con ella, era lo único que lograba darle mas confianza a la pequeña, pero toda calma que pudieron tener durante unos momentos desapareció cuando pudieron ver a Ares llegar donde estaban. 

-No esperaba que estuvieran aquí, buscaba a su padre y a su abuelo, pero... no tengo problemas, hace tiempo que quiero deshacerme de los estorbos. -Ares sonrió con anticipación, tenía su espada entre sus manos, Adrien no tardo en actuar y protegió con su cuerpo a su hermana menor. 

-No somos tan fáciles de matar, Ares. -Materializo una espada en su mano, miro de reojo a las diosas que seguían con su cántico, el altar lucía cada vez más iluminado y una forma difusa comenzaba a aparecer, ya se lo habían explicado antes, pero necesitaban hacer tiempo, debía distraer a Ares hasta que su abuelo o su padre llegarán, por si solo no podría vencerlo, pero su misión era proteger a Antonella y hacer que viajara al pasado. 

-Tenías que ser tu quien arruinará mis planes niño del demonio, si no te hubieras interpuesto en mi camino nada de esto habría pasado, la destrucción del mundo y de la realidad como la conocemos es solo culpa tuya, espero que estes consciente de eso, si yo me hubiera casado con tu hermana, tendría el control del inframundo y la tierra no se estará cayendo a pedazos ¿tienes una idea de la cantidad de vidas que tomo tu preciada guerra de libertad? -Sus ojos los tenía fijos en Adrien, en ningún momento los puso en Antonella, ella comenzaba a sospechar que Ares estaba pasando por lo mismo que Apolo, alguien tenía control sobre ellos.

-¡Tú no tienes derecho de hablar de mi hermana! -Gritó con furia el peliazul empuñando su espada de mejor forma al salir de aquel circulo. 

-Aileen... ella debía de ser mi esposa, ahora su sangre baña la tierra como la sangre de millones de personas que ustedes asesinaron. -Sonrió de medio lado y alzo la mirada, pero al hacerlo diviso la figura de Antonella, ella pudo ver como sangre quería caer de los ojos del dios, pero aún no tenía esa pelea interna.

-¡El único asesino eres tú! -Encendió de golpe su cosmos comenzando a atacar con su espada al dios, este esquivaba sin problemas sus ataques. 

-No niño, todo esto lo causaron tus padres por volverse los guardianes de la tierra, ellos y tu abuelos que deseaban desposar a un mortal, eso fue lo que sacó todo el balance, tus padres que se atrevieron a tener descendencia, ustedes no deberían haber nacido, nunca debieron existir seres que fueran nietos de los tres grandes. -Lanzo lejos al menor, este choco contra uno de los árboles, pero no se dio por vencido. -Los mortales jamás debían de llegar a ser parte de nosotros, por ellos perdimos a Hades, perdimos a Poseidón, sino fuera por eso nada de esto habría pasado. -Ares hablaba con odio, Adrien tembló en su lugar debido a la furia. 

-¡No tienes derecho de hablar de mis padres! -Volvió a acercarse para atacar. -¡Ni de mis abuelos, tú los separaste, tú los acabaste!

-Me temo que estás equivocado, no fui yo, aunque no te voy a negar que me hubiera gustado hacerlo, la historia es una cosa curiosa y tiene esa particularidad de repetirse así misma. -Tomo del cuello al menor apretando lentamente su agarre. -Por mas que intenten cambiar las cosas, todos estamos condenados a revivir los hechos que marcaron el curso de nuestra historia, esto no es la primera vez que va a pasar, no puedo creer que Hades sea tan ciego y no se de cuenta, el ego y el orgullo le jugaron malas pasadas otra vez. 

-¿D-de qué... hablas? -Trato de hablar lo mejor que podía debido a la falta de oxigeno en sus pulmones, tenía que seguir distrayendo al dios, su objetivo lo estaba logrando haciendo que este hablara, miro de reojo donde estaba el portal que casi estaba formado, le gustaría decirle a An lo que decía el dios, pero no lograba entenderle en realidad. 

-No tiene caso que te cuente, eres hombre muerto Adrien, espero que lo sepas, luego de matarte a ti, mataré a tu pequeña hermana que tanto han hecho por proteger y así restauraré el balance, ustedes no debieron de nacer, ahora yo los acabaré, así como acabé con tus hermanos. -Apretó mucho mas el agarre en su cuello y lo lanzo lejos haciendo que se golpeara contra una de las rocas, sin embargo los ojos de Adrien brillaron en furia al notar esa daga en manos de aquel dios, aquella daga tan hermosa y distintiva, la misma que quito la vida de sus hermanos, debido a esto no pudo contenerse mas, la ira y el rencor se adueñaban de su ser, eso era lo que el dios de la guerra estaba esperando. 

Adrien levanto su espada y atacó, Antonella sentía como su corazón latía cada vez mas rápido, estaba asustada, extremadamente asustada, su hermano era muy hábil con la espada, pero Ares seguía siendo el dios de la guerra, miro hacía las diosas que seguían con sus cánticos que iban fortaleciendo poco a poco la forma difusa de un portal, momentos angustiosos estaba viviendo mientras su hermano luchaba con Ares, el peliazul estaba entregando todo de sí, pero no era suficiente, se notaba a leguas la superioridad del dios de la guerra, en cuestión de segundos logro desarmar a su oponente y lanzarlo al suelo, este no lograba incorporarse. 

-¡No! -Salió de aquel circulo y corrió hacía ellos, se puso frente al dios que estaba a punto de enterrar aquella daga a su hermano, apenas vio aquellos ojos como paso con su hermano, se quedó estático en su lugar. -Por favor tío Ares... no lo mates... -Fue entonces que vio esas mismas lágrimas de sangre, esa lucha interna que comenzaba a tener aquel dios, aquel que siempre jugaba con ella, que siempre dejaba que ganará cuando luchaban con espadas de madera, aquel que siempre la consentía y no era capaz de decirle que no.

-Princesa... -Sintió su pecho doler, esos ojos que por años intento ver solo reflejando felicidad, que solo expresaban amor para quienes estaban a su alrededor, que nunca temió de él como otros, ahora lo veían con suplica, tristeza y temor, esos recuerdos se presentaron en su cabeza, todas esas veces que ella jugaba a "cazarlo" y terminada abrazándolo por el cuello, esas veces que le regalaba dibujos diciendo que era para alegrar su aburrido día cumpliendo deberes, cuando intentaba preparar algún dulce como regalo para el, cuando le pedía que se quedará hasta que pudiera dormirse, que siempre que llegaba de alguna batalla lo recibía con abrazos y sonrisas sin saber lo que había estado haciendo, que esas noches que no podía dejar de trabajar siempre iba a decirle buenas noches. -Vete... por favor... no me dejes... no dejes que te haga daño... Antonella... 

-Tío Ares por favor, vuelve a mi... ¡no tienes que hacer esto! -Miro con suplica al dios, podía ver como con Apolo la batalla interna que tenía, necesitaba descubrir quien era realmente el enemigo.

-Princesa vete... viaja y... sálvanos a todos... -Suplicó el dios luchando por mantener su brazo con la daga quieto. -Espero que... puedas perdonarme... y sentir aunque sea... una pizca de apreció por mi... jamás me perdonaré hacerte llorar... mi princesa... -Adrien estaba atónico escuchando al dios, entendiendo apenas un poco se movió para ponerse de pie, miro hacía el altar donde las diosas seguían repitiendo el cántico, el portal ya estaba a punto de estar listo.

-Corre An... sabes que hacer. -Empujo a su hermana hacía el circulo donde antes estaba, pero esta se quedo quieta antes de llegar, no se iría sola, él le había dicho que ambos irían. 

-No... ¡no me iré sin ti! -Miro con suplica a su hermano, el efecto que había logrado en el dios de la guerra disminuía, este perdía contra quien fuera esa lucha interna y apenas noto que intentaban escapar de sus manos decidió actuar. 

-Entendieron mal, nadie saldrá vivo de este jardín. -Ares con furia se acercó a estos, pero seguían cayendo lágrimas de sangre por sus ojos. 

-¡Vete ahora! -Adrien se acerco a su hermana lo mas rápido que pudo y la empujo con todas sus fuerzas para que fuera absorbida por el portal con aquel "juguete" An gritó con todas sus fuerzas y estiró sus manos para intentar jalar con ella de su hermano mayor, obligarlo que fuera con ella, pero no pudo hacerlo, lo último que vio la menor de los nietos de Hades antes de ser envuelta por ese remolino de luces y colores, fue a Ares atravesando por la espalda con la daga a Adrien, su hermano modulo con sus labios "perdónanos... te amamos hermanita... tú puedes" para luego dejar escapar un gemido al caer pesadamente al suelo, Ares lo miro un segundo e intento seguir a la menor por el portal, pero este no lo dejaba avanzar para seguir a An, este portal se cerró y una fuerza descomunal le llevo a su siguiente destino.  

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