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Capítulo 15.

El olimpo estaba ardiendo entre llamas.

No quedaba nada de aquellos hermosos jardines que alguna vez fueron la envidia de tantos, los templos de los dioses estaban casi totalmente destruidos, se alzaban sobre las nubes columnas de humo, el ruido de las explosiones ensordecían a todos y en medio de todo ese caos, confusión y masacre, corría lo mas rápido que podía una chica de largos cabellos multicolor. 

El corazón de An latía con violencia y solo pensaba en lograr llegar, era lo único que quería en esos momentos, llegar con su hermano, ya para este punto no podía pensar claramente, todo lo que estuvieron viviendo las últimas semanas había sido devastador para ella, teniendo ese peso en sus hombros de que dependían de ella para cambiar todo.

Cada que cerraba los ojos veía nuevamente los cuerpos sin vida de sus hermanas y su hermano, los tres caídos en batalla, veía los montonares de cadáveres en la tierra, los ejércitos caídos, las ciudades totalmente destruidas, infantes llorando en medio de los escombros, un panorama aterrador que invadía su ser inocente, esta guerra azoto con violencia a todos los reinos, los caballeros del santuario habían caído dando su vida por protegerla, los mares se agitaban con furia arrasando todo desde que Poseidón fue asesinado, ese mismo destino que habían tenido Hypnos, Thanatos, Hermes, Hefestos, Dionisio, Perséfone, el caos estaba invadiendo los mares lo que ayudaba para destruir a la tierra, sentía que presenciaba el fin de todas las razas, el fin de todo lo que conocían, pero ella debía ser fuerte, tenía que llegar con su hermano Adrien, viajar en el tiempo era la única esperanza que tenían, ella era la última luz de esperanza. 

Sabiendo todo esto  para cualquiera se haría claro que la parte oscura de Antonella iba tomando terreno, su inocencia y su pureza fueron arrebatadas, que su sonrisa ya no iluminaba, pero no, ella seguía siendo la misma que todos conocían, con un poco mas de temores y experiencias, pero no había cambiado, su inocencia y pureza estaban intactas, su cosmos seguía siendo tanto de luz como de oscuridad, su firmeza para conseguir su sueño si había cambiado debido a que aún no sabía como, pero nadie lograría detenerla para cumplir con este.

Seguía corriendo sin parar hacía el templo de Apolo, de ahí venían los estruendos que escuchaban, allí debían de estar su padre, abuelo y hermano o por lo menos ella esperaba que aún estuvieran allí. En el cielo incrementaba la guerra entre dragones, dragones negros del inframundo y rojos de Apolo, las furias volaban despedazando a sus enemigos sin compasión, evitando lo mejor posible que fueran vistas por la última de sus princesas, los ejércitos de Ares luchaban con las fuerzas invasoras que les salían al paso, los ejércitos de los cielos cayeron presos de las llamas de An, con Zeus que se había retirado apenas tuvo que enfrentar a Hades y a Antonella, el panorama no era mucho lo que podían hacer, los cíclopes de Hefestos estaban destruyendo todo, por lo que la menor corría cuidando de que nada fuera a caerle encima, no quería distraer a las criaturas de su trabajo, ella sabía que los minotauros, pegasos, centauros, gorgonas, hidras, cíclopes, canes, quimeras, grifos, sirenas, satiros, arpía, caribdis, erinias, esfinges, león de meneas, equidna, grayas, lamia, ofiotauro, tifones, escilas, ictiocentauros, ortro, pitón, cerbero por ningún motivo intentarían hacerle daño, esa había sido sorpresa para los amos de estas criaturas, debido a que estás respetaban y trataban con total delicadeza a Antonella.

Finalmente llegó a su destino, entró lo mas sigilosamente que pudo por el templo de Apolo, pedazos de mármol pertenecientes al techo estaban en el suelo, columnas rotas, cuerpos por todas partes, respiró profundamente tratando de tranquilizarse, cerró unos segundos sus ojos para concentrarse en encontrar a su hermano, no tardó demasiado en sentir su cosmos con claridad en el siguiente piso, Adrien lo esperaba en el siguiente piso, volvió a abrir sus ojos y sin mirar a su alrededor para no recordar esta escena con detenimiento, corrió lo más pegada a los muros que pudo, no podía ser descubierta, no por el momento, tenía que llegar a reencontrarse con su hermano, así podrían arreglar todo, con el podría hacerlo. Subió aquellas gradas evadiendo todos los obstáculos que se atravesaban en su camino, se apresuro al llegar a los pasillos hasta que llego a una de las recámaras del fondo, entro en esta encontrando a su hermano que miraba con intensidad a una chica que estaba en el suelo, no sabía si estaba desmayada o muerta. 

-Ellos están en camino ¿dónde está papá y el abuelo? -Pregunto con urgencia apenas llego junto a su hermano, sentía su corazón acelerarse mucho mas al no encontrar con la mirada a su padre cerca, tampoco podía encontrar a su abuelo por ningun lado. 

-Fueron a buscar a Hécate, ella esta preparando todo. -Dejo de mirar a la chica que acababa de hechizar minutos antes que llegara su hermana, agradecía internamente que ella no lo hubiera visto de esa forma. -¿Estás bien? ¿te hicieron algo? -Envainó su espada, tomo por los brazos a su hermanita revisándola, no veía mayor daño físico en ella que unos pocos golpes, eso lo alivió un poco. 

-Estoy bien, pero todos... pues... -Hizo una pequeña mueca, Adrien atrajo a An a su pecho dejando caricias en sus cabellos, si le hubieran dado la opción de que ella no tuviera que observar esa masacre no lo hubiera pensado dos veces para tomarla. -¿Qué se supone que debemos hacer aquí?

-Solo tenemos que esperar un poco. -Apegó mas a su hermana a su pecho debido a un fuerte estruendo que venía de la planta baja, An se aferro al cuerpo de su hermano cuando el suelo comenzó a temblar bajo sus pies con violencia. -Aguanta, tenemos que esperar a ella. -Señalo a la chica que estaba en el suelo, en cuestión de segundos esta abrió los ojos y les miro, su mirada estaba vacía, An sintió deseos de ayudarla, pero su hermano la retenía entre sus brazos.

Durante las últimas semanas todos se habían encargado de narrarles historias del pasado, tanto de su familia como de otros dioses, de la importancia que tenían las profecías y como estas afectaban de tal forma a los dioses, pero nada la había preparado para lo que vio, ella pensaba que no podía hacerse, pero se equivoco, su hermano tuvo que haber usado una poción de Hécate y algún cantico para forzar la visión en el poderoso oráculo de Apolo, eso estaba prohibido por todos los dioses, pero a tiempos desesperados, medidas desesperadas. 

Aquella chica que usaba una fina túnica blanca de seda comenzó a moverse de formas inhumanas, casi como si fuera un títere, era como si hilos invisibles controlaban su cuerpo de la manera mas horrible, sus ojos estaban completamente blancos y de su boca salían solo sonidos guturales, espantosos. An se ocultó para no seguir viendo en el pecho de su hermano, quería salir de ese lugar lo antes posible, pero antes de que expresara ese deseo, la chica se quedo quieta cayendo al suelo, en cuestión de segundos se incorporo con mucha gracia para hablar con una voz densa, algo monstruosa que no podía ser su voz real.  

Pasado, presente, futuro

se disuelven en la línea del tiempo

dioses, humanos y bestias

alzarán sus puños en lamentos

la corrupción del poder

infectará a los mas ardientes corazones

serán hundidos en sus pasiones. 


Mano de hierro, mantendrá el balance

para hacer que la vida avance

unirá los cuatro reinos

cielo, mar, tierra e infierno

su debilidad se hará presente.


Tiempos turbulentos

se entrelazan en los serpenteantes caminos

reducirán a sangre y cenizas

si conserva aquel cruel destino

busca y hallarás 

instrumento que dejo huellas en el destino

la legendaria laguna

aquella que no refleja las estrellas. 

Se quedó en silencio, hecho su cabeza hacía atrás lanzando un grito de desesperación, cayendo de golpe pesadamente en el suelo, An se aparto de su hermano para acercarse a esta y sentir su pulso, este era fuerte y muy rápido, la chica comenzó a llorar y al abrir sus ojos se quedo observando a An apenas le reconoció. 

-Salvanos... por favor... sálvanos diosa Destiny... -Era lo único que era capaz de pronunciar con su verdadera voz, An correspondió el abrazo sintiendo que era lo único que podía hacer por ella. 

Adrien sonreía incrédulo, por un momento pensó que no resultaría, pero allí lo tenían, una de las piezas del rompecabezas estaba en sus manos, aquellas que sus abuelos Hades y Poseidón les habían recalcado eran necesarias para su victoria, con esto entendían de cierta forma lo que había pasado, como surgió aquel engaño, poco a poco estaban pudiendo juntar las armas para evitar esto que estaban viviendo, para que esto no fuera el destino definitivo, una dirección concreta en donde debían de buscar, pero primero debían saber donde estaba la legendaria laguna que no refleja las estrellas. 


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