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Capítulo 1.

Guidecca la impresionante fortaleza que se erguía en una de las colinas del Averno, solitaria, inconmensurable, etérea y eterna.

Aquella impresionante fortaleza que desde hace tantos años jamás había estado tan repleta de gente que iba y venía en todas direcciones, pero tan vacía y carente de vida a la vez, ya no era la Guidecca que fue alguna vez, el panorama era irreconocible, los guardias y soldados pertenecientes al ejército de Ares y Apolo caminaban de dos en dos por los pasillos, vigilando cada movimiento, asegurandose que todo estuviera bajo control para evitar la ira de sus dioses que en esos momentos estaban en el estudio de la planta baja, aquel que alguna vez fuera el favorito del dios del Averno, pero debido a su ausencia, Ares con ayuda de Apolo había asumido sus funciones y su lugar.

Ambos dioses se encontraban analizando uno de los mapas más hermosos y antiguos que decoraba una de los muros del estudio, aquel mapa mostraba como alguna vez fue la tierra, los reinos caídos y las civilizaciones perdidas, se encontraban perdidos en sus pensamientos, tanto era así que se sobresaltaron un poco ante unos suaves toques en la puerta.

-Adelante. -Dio permiso el dios de la guerra, advirtiendo a su hermano que se comportará lo más amable posible, no debían arruinar sus planes logrando el despertar de aquella diosa.

-Siento interrumpir, pero... -Ingreso a la habitación una tímida chica que alguna vez su yo del futuro viajo al pasado para condenar a la antigua diosa de la tierra, pero nada quedaba más que la apariencia de aquella diosa que se suponía debía de estar siendo en esta época. -¿Puedo pedirles una cosita?

-Claro princesa, pasa. -Apolo señaló una silla para que aquella chica pudiera sentarse, está se acercó con algo de temor debido a lo que estaba a punto de pedir una vez más, sin saber que ambos dioses se sentían tan aliviados de que el cosmos de esta estuviera atado.

-¿Están muy ocupados? -Observo de reojo aquel mapa, no conocía nada de este más que por lo que narraban sus hermanos.

-Jamas estamos demasiado ocupados para ti Antonella. -El dios de la guerra fingió una sonrisa paternal cuando acaricio la mejilla de la chica, está sonrió ante esa acción.

-Vine porque tengo un problema, bueno... No es necesariamente un gran problema, solo un favorcito que quiero pedirles. -Ambos dioses se miraron ante la inseguridad al hablar que mostraba la menor, ya se hacían una idea de lo que pediría.

-¿Qué favor? -Cuestiono Apolo tamborileando sus dedos sobre uno de sus brazos cruzados.

-Adrien... -Apreto sus manos arrugando por esto el vestido que llevaba puesto.

-No, lo siento preciosa, pero tú hermano no puede ser liberado. -El tono antes calmo de Ares cambio drásticamente al escuchar el nombre del segundo hermano mayor de la chica.

-Debes comprender que tú hermano solo se la pasa desafiando nuestro poder, hemos tolerado eso durante años, de cierta forma podemos entenderlo, pero lo que hizo está vez rebasó los límites de la paciencia de ambos. -Apolo trato de hablar más calmado y tranquilo para contrarrestar la alteración de su hermano.

-Pero... Lo tienen en una celda de los sótanos, ese lugar es frívolo, no ha comido en días, por favor. -Miro a ambos dioses con ojos cristalinos, estos vieron reflejados en la menor a sus padres lo que les hizo sentir escalofríos, la temperatura del lugar estaba bajando lentamente, pero esto no era algo que ella lograra notar. -Tíos por favor... No lo pueden tener allí para siempre ¿O si?

-No, físicamente no son inmortales para hacer eso, pero ese no es el punto Antonella comprende, tu hermano debe entender que las reglas impuestas son por vuestra seguridad. -El dios del sol tomo con suavidad la barbilla de la chica. -Tu lo entiendes ¿Verdad?

-He hablado con el y está muy arrepentido. -Rogó dejando ver la tristeza en su mirada, ambos dioses no entendían porque siempre eran débiles ante ella.

-¿Por qué no podemos negarte nada? -Se quejo Ares pasando una mano por su cabello, ella le miro con una luz de esperanza en sus ojos. -Dejaremos que tú hermano salga, pero con dos condiciones. -Se sento junto a su hermano frente a la menor que asintió enseguida. -Se que tú lo harías enseguida, pero no quiero nada de ti, quiero que tú hermano se disculpe formalmente y prometa no volver a escapar, porque si lo vuelve a hacer tendrá que atenerse a medidas más extremas.

-Como atar completamente su cosmos permanentemente lo cual le impedirá seguir viviendo aquí. -Apolo oculto una sonrisa ante el terror que expresaban las facciones de ella. -Y está noche, tanto tus hermanos como tú deben cenar con nosotros en el comedor privado del segundo piso.

-No hay problema, hablaré con el ahora mismo. -Se puso de pie con una gran sonrisa, ella era la causante de que aún hubiera una mínima luz en todo el Inframundo. -Muchas gracias. -Abrazo a ambos dioses y beso sus mejillas para retirarse enseguida y sacar de ese horrible lugar a su hermano mayor.

-Sigue sin tener idea de nada. -Ares sonrió al ver salir a aquella chica que desconocía era la única que podría detener los planes que tenían.

-Con Destiny bajo nuestro cuidado y sin saber que posición como diosa, está guerra está ganada hermano. -Acerco una copa de vino al otro dios haciendo un brindis por su próxima victoria.

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