Orquesta
Irrumpió en mi habitación
y en mi vida a la par.
¿No sé quién diablos le dió el permiso
de creer que con una mirada
se adueñaría de mi?
Pero lo hizo.
Se adueñó del espacio,
de la cocina,
de la cama,
del alma.
Y ponía la música
como si todos los días
cumpliese veinte años.
Así que le arranqué la ropa,
y me arranqué los miedos.
Apagué el reproductor y le dije:
- Lo siento Spotify
pero me suenas aburrido.
Le llevé sus labios a los míos,
y sonó un playlist
que transmitía en vivo
toda una orquesta de gemidos.
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